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T r i b u n a c h i l e n a

Venezuela

Hugo Chávez o el testimonio de una batalla inconclusa

Por Miguel Mazzeo 

Hugo Chávez está bienaventuradamente muerto para el imperialismo y sus animales dóciles desparramados por todo el orbe.

Esos mismos que ya habían escrito su muerte en 2002, esos que nunca se cansaron de prodigarle insultos y odio de clase en sus versiones más descarnadas.

El comandante Hugo Chávez está desoladoramente muerto para el pueblo pobre, para los oprimidos, los luchadores, los soñadores, de Venezuela y Nuestra América. El desamparo se puede leer en sus rostros, en sus ojos empozados de tristeza.

Sus ampulosidades verbales, sus contradicciones, sus transacciones (algunas inevitables para quien ejercía el gobierno de un Estado periférico en este contexto histórico), las coexistencias pactadas que toleró, los funcionarios y figuras indefendibles que buscaron anular toda praxis antisistémica de los y las de abajo y que él, en ocasiones, arropó equívocamente, no deberían ocultarnos las porciones de Chávez más nuestras: los puntos de fisura en la dominación que él hizo posible, los ejercicios de des-alienación y las experiencias de contra-hegemonía que alentó (directa o indirectamente), las porciones de patria que puso a disposición de hombres y mujeres del pueblo que nunca habían tenido patria, el "nosotros" libertario que ayudó a fundar con cascadas de palabras y de acciones, su histórica contribución a la diversificación y enriquecimiento del campo popular en Venezuela y en Nuestra América.

En síntesis: el campo de posibilidades políticas que desbrozó para los y las de abajo, el proceso popular constituyente que supo inaugurar, las posiciones que ayudó a conquistar para los y las que luchan por la justicia y la dignidad en cualquier rincón del planeta. Algo que jamás le han reconocido los y las que se jactan de su inmunidad a las pasiones plebeyas, los y las que se detienen al borde la vida para conservar la fidelidad a algún pensamiento estático y cosificante o a los modelos pulcros como un teorema.

Por supuesto, estos aspectos son ignorados también por quienes entienden y practican el chavismo -dentro y fuera de Venezuela- como un camino apto para conservar los pilares del antiguo régimen, un camino que tapizan con retóricas inflamadas pero invariablemente negadoras de la lucha de clases. Se trata de aspectos sistemáticamente obviados por quienes ven en el chavismo una trinchera para conservar e incrementar sus privilegios; por quienes quieren hacer pasar lo contradictorio por lo distinto; por quienes quieren ocultar los actos de entrega y dominación con una boina roja, con retórica y épica revolucionaria; por quienes defienden nacionalizaciones a medias y desde arriba y un anticapitalismo en cuenta gotas y en los márgenes del sistema.

Empoderamiento y democratización desde abajo versus cooptación y clientelismo. Revitalización insurgente versus delegación y mediación estatista.

Socialismo de Nuestra América versus "posneoliberalismo" y perpetuación del capital globalizado bajo sistemas más o menos progresistas.

Así de paradójica continua la historia de Venezuela. Así de inconcluso permanece este proceso histórico. Así de indefinido lo deja Chávez. Pero... ¿Por cuánto tiempo? No hace falta ejercer el oficio de los augures para percibir que las tendencias libertarias, revolucionarias, antiimperialistas, anticapitalistas (y defensoras del poder popular como camino y meta), no podrán convivir por mucho tiempo con el proyecto del imperio y las clases dominantes, un proyecto que, en lo sustancial, no es antagónico con el de la "boli-burguesía" o la "burocracia bolivariana", un proyecto extractivista y rentista, (o neo-desarrollista, en el mejor de los casos).

Las alternativas no abundan. Todo indica que si no se dan pasos acelerados y significativos en pos de una transición al socialismo, el destino inmediato será el de una restauración imperialista, que podrá asumir los clásicos perfiles conservadores y reaccionarios o que podrá reivindicar horizontes de "desarrollo" y de "integración social" revestidos de parafernalia pseudo-socialista, incluso sin abjurar de algunas líneas de continuidad respecto del chavismo.

Acaba de morir el hombre que irradiaba fulgores, que encendió chispas de conciencia, que supo alentar el sueño de una vida más abundante en trabajadores, campesinos, estudiantes, vagabundos y poetas.

Acaba de morir el dirigente político herético que desde el lugar menos pensado, en el momento menos esperado, en medio de la inhospitalidad de la posguerra fría, corporizó -desde un gobierno, desde un Estado!- el sueño revolucionario, al tiempo que alentó la integración regional y la multipolaridad.

Acaba de morir el gran comunicador que más allá de las mistificaciones asumió un rol político clave para reinstalar la causa del socialismo en Nuestra América y el mundo, recuperando el valor estratégico del socialismo, reinstalando la idea de su vigencia histórica, retomado el proyecto de traducir Marx a Bolívar, socialismo a Patria, socialismo a Nuestra América. Nada más y nada menos que la cifra de cualquier proceso revolucionario auténtico en este costado del mundo, y no una "contradicción restallante" según la letanía de la izquierda dogmática y eurocéntrica. La izquierda sin sujeto y sin destino, convencida de la incompatibilidad entre el socialismo y la utopía de libertad, soberanía y unidad de los libertadores de Nuestra América.

Raro bonapartismo este que ayudó a convertir a un conjunto de organizaciones y movimientos de la sociedad civil popular en el eslabón más débil de la cadena de colonización y dominación.

Raro bonapartismo este que ayudó a que los oprimidos del país descubran su identidad como clase junto con sus capacidades para transformar la realidad. Raro bonapartismo este, aún considerando la flexibilidad de tan gastada e inútil categoría teórica. Raro y heréticamente descarriado.

Raro populismo este, si cabe la utilización de otra categoría igual de imprecisa y amplia. Raro, porque cabalgó (y cabalga) sobre una contradicción, y uno de sus polos abriga una potencialidad emancipatoria.

¿Qué rumbos tomará ahora la Revolución Bolivariana? ¿Será el Chávez símbolo tan importante como el Chávez de carne y hueso? ¿Podrá el joven mito conjurar la dispersión? ¿Se invocará su nombre como bandera del proyecto revolucionario y libertario original o será el signo del simulacro de socialismo que impulsan las corporaciones y la burocracia? ¿Se invocará su nombre sólo como sostén de proyectos liberadores o su nombre podrá ser invocado en vano y servir de soporte para una América Latina ajena, de factoría, estancia, fundo, shopping center, zona franca y cuartel policial? ¿Qué harán ahora el imperio y las clases dominantes para eliminar las ansias del pueblo venezolano de dirigirse a sí mismo?

No debemos olvidar el proceso histórico con el que se entrelaza indisolublemente la figura de Chávez. Un proceso histórico que arranca, cuanto menos, en el Caracazo de 1989 y que tiene un pico muy alto en puente Llaguno, cuando el golpe de 2002. Mencionamos los hitos más imponentes e históricamente determinantes, pero no pasamos por alto la existencia de infinidad de hitos pequeños, cotidianos y a veces imperceptibles. Este proceso histórico, seguramente, encontrará nuevos cauces. Porque aunque resulte una obviedad, no hay que olvidar que Chávez es también el nombre de una experiencia histórica realizada por el pueblo venezolano, una experiencia que está más abierta que nunca. Chávez es el testimonio de una batalla inconclusa. El sentido presente y futuro de su figura se dirimirá en la práctica, en la lucha de clases y en la lucha de calles.

De todas maneras, hoy nos resultan agobiantes los análisis históricos "macro". Hoy no nos sirven de consuelo las visiones totalizadoras. Hoy, nosotros, presuntamente inmunizados frente a las patologías caudillescas y las figuras volcánicas, no podemos evitar sentirnos abrumados por la angustia ocasionada por la perdida de una voluntad individual demasiado radiosa y excepcional. Hoy no podemos esquivar la certeza de sabernos más solos en un mundo que nos parece un poco más desencantado que ayer.

Hoy nuestro corazón endeble añora su presencia.

Mañana mismo, seguramente, habrá que comenzar a llenar este vacío: con pueblo brillando con luz propia, con pueblo organizado, unido y conciente, con discusión en la base, con formas de mando populares y democráticas, proyectando las mejores praxis antisistémicas desarrolladas por el pueblo venezolano en los últimos 25 años.

Hasta la victoria siempre, querido comandante.

Miguel Mazzeo (Escritor. Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Militante del Frente Popular Darío Santillán de Argentina).

Fuente: (LA HAINE)

Chávez: Muere el Hombre pero nace la Leyenda

Por Rudis Flores 

Tu muerte es la expresión de la última batalla que no pudiste vencer, tu muerte no tenia hora ni tarjeta de invitación y llegó en el momento en que tú pueblo alcanza un nivel de madurez sobre la construcción de la patria grande. Hoy miles y cientos de revolucionarios en todo el mundo te lloran y lamentan tu partida, están dispuestos a defender tus ideas, proyectos, tus sueños al igual que los de Bolívar, Martí y a escribir aun con su sangre desde distintas trincheras que alumbran la construcción de un nuevo tipo de sociedad.

Nunca un pueblo tuvo cosas tan sagradas que defender como su revolución, su patria, sus derechos, hoy más que nunca tu pueblo necesita tus ideas, tu virtud y todo lo que te hizo hasta hoy luchar contra la injusticia social, contra la oligarquía y la incesante forma de agresión de la política exterior del imperio.

Luchaste por los pobres, por los explotados, los oprimidos, por un mundo mejor, asumiste tu responsabilidad histórica, no miraste de qué lado se vive mejor sino de qué lado está el deber y que ese es el único hombre práctico cuyos sueños de hoy serán las leyes del mañana, le enseñaste el camino a tu pueblo y a los latinoamericanos, hoy nuestra responsabilidad es doblemente mayor y tenemos que cumplirla.

Desde joven demostraste impecablemente tu dolor ante la injusticia, soportaste las envestidas más grotescas del imperio, supiste encarnar en el corazón del pueblo que después del golpe de estado supo defender a su presidente y demostró la maduración de tu gente envestida de valor y fuerza contra quienes intentaron derrocarte.

Te convertirás en el guía eterno de tu pueblo y tu semilla germinara en todo el continente, tu legado no caducara jamás, en la medida que tu pueblo avance se agrandara la fuerza inspiradora de tu espíritu revolucionario, de tus sentimientos de unidad y solidaridad con nuestra América, de tus principios morales profundamente humanos, patrióticos y socialistas.

Es imposible no derramar una lágrima, te llora todo un pueblo y el mundo entero, ahora no estás físicamente, pero resucitaras en la sonrisa de los niños, de los campesinos, de la mujeres, de los trabajadores y en la patria grande que tu soñaste.

¡““ VIVA VENEZUELA!”” ¡““ VIVA AMERICA LATINA!”” ¡““VIVA CHAVEZ!””

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMANDANTE!

Hugo Chávez, Hasta la Victoria Siempre

Hugo Chávez, Hasta la Victoria Siempre

Por Gustavo Robles 

Hugo Chávez ha muerto. Estaba intentando escribir algo al respecto, pero no sabía muy bien por dónde empezar. Lo primero que tengo que decir es que estoy conmovido, más allá del desenlace previsible y temido, y de las críticas que pueda hacerle desde mi postura ideológica. Es que con el Comandante bolivariano no cabían medias tintas: podemos decir sin temor a equivocarnos que la realidad política de América Latina desde 1998 lo tiene como ineludible referencia, y aún la del mundo entero.

El desdén hacia el marxismo y el leninismo, la instalación a nivel mundial de esa rara acepción "del siglo 21" al socialismo, pero sobre todo casos como el del compañero Julián Conrado y la intromisión en la lucha de clases de nuestro país a favor del proyecto kirchnerista que claramente nada tiene que ver con el socialismo sino todo lo contrario, hacía que todo marxista con coherencia ideológica se incomodara ante esas posturas de Chávez.

Pero hay que saber leer los procesos. También hay que tomar en cuenta el tremendo huracán de sentimiento antiimperialista que desató y encausó la irrupción del líder venezolano, aún en los tiempos en que el neoliberalismo se pavoneaba soberbiamente en nuestro continente. Chávez fue el emergente del enorme descontento popular después de décadas de sufrimiento por la aplicación a rajatabla de las políticas del Consenso de Washington en los países de la región. Y lo hizo desde un discurso que asumía nada menos que a la Cuba Revolucionaria como guía continental para esa lucha, tal vez más en el plano de lo simbólico que en el ideológico, pero suponía un tremendo golpe a la comodidad de los “señores” que se creen los dueños de la Tierra. Hay que rescatarle la capacidad para construir poder y ponerse a la vanguardia de los sectores más humildes, para colocarse en el centro de la discusión política mundial desde un país subdesarrollado, para ubicarse a la cabeza de la resistencia latinoamericana al neoliberalismo, y para ganar todas las elecciones en las que se presentó, a pesar de lo cual la burguesía internacional lo tildó temerariamente de “dictador”.

Chávez marcó una huella indeleble en la historia de Nuestramérica. Hay un antes y un después de su figura. Sin él, las corrientes antiimperialistas que hoy se desarrollan en estas tierras sureñas marginadas de los placeres del Norte poderoso, no hubiesen sido posibles. Habrá que cuidar estos procesos de soberanía de los pueblos y radicalizarlos, porque cualquier paso atrás sería catastrófico para los que soñamos con un mundo diferente al desigual que hoy vivimos.

Sin temor a avergonzarme, puedo decir que, después de la desazón por la caída de la Unión Soviética, hubo dos hechos que yo sentí como aire fresco cuando parecía que todo estaba perdido: uno, la irrupción en la Selva Lacandona del Ejército Zapatista. La otra, en 2005 en Mar del Plata, cuando en medio de la lucha contra el ALCA, rodeado de mandatarios que se oponían al acuerdo continental propuesto por Bush desde identidades no definidas y pacatas, hubo alguien que desde las tribunas del estadio mundialista se atrevió a gritar una palabra que el establishment quiso borrar de la consciencia mundial: “Socialismo”, dijo Hugo Chávez.

Nunca me voy a olvidar de aquél momento histórico. Como tampoco de los discursos memorables en las Naciones Unidas, denunciando el “olor a azufre” que había dejado Bush a su paso. Aire fresco. Y eso merece el máximo de los respetos, al menos de mi parte

Hugo Chávez estaba ubicado claramente del lado de la lucha de los pueblos por su liberación. Era un compañero con el cual podía no compartirse sus políticas y hasta discutir su postura ideológica, pero los que hoy festejan su muerte están en las metrópolis imperiales y los que lloran son los más humildes de estas tierras

Compañero Chávez, Hasta la Victoria Siempre.

Hugo Chávez. El que abrió la cancha

Hugo Chávez. El que abrió la cancha

Por Juan Francisco Coloane 

Los procesos políticos en cualquier nación de América Latina han estado históricamente distorsionados por la intervención extranjera. Es así que uno de los grandes logros de Hugo Chávez como presidente de Venezuela fue haber abierto la cancha en la región del predominio casi absoluto de Estados Unidos. El concepto de que “Chávez abrió la cancha” es del sociólogo y político argentino Eduardo Bustelo Grafigna.

Pocas veces en el contexto de la región, la preocupación de Estados Unidos había estado más centrada en el fenómeno de la revolución bolivariana que encabezó Hugo Chávez. Para Estados Unidos representó el epítome del llamado peligro populista que antecede a la insurgencia. Según el SSI (Strategic Studies Institute. Pentágono), Venezuela es central en el control estratégico de América del Sur y el sur del Caribe. Desde su última reelección, el punto rojo en el mapa insurreccional del Pentágono se puso más reluciente aún y comenzó a titilar como si fuera una alerta roja permanente.

Más allá del petróleo, su ubicación geográfica privilegiada la convierte en enclave estratégico. También es conocida la trayectoria europea para tener influencia en ésta zona. El cruce de intereses europeos se observó nítidamente en las editoriales y columnas de opinión del diario El País de España que estuvo en la vanguardia mediática para contener la llamada influencia chavista en la región.

Consolida su ideario por la revolución bolivariana, cuando vence en la elección presidencial de 2006, con un 63.8 %, contra un 36.9 % del opositor Manuel Rosales. Aún así, los medios de oposición descalificaron la aplastante victoria a que se habrían distribuido listas de personas que perderían sus privilegios si no votaban por Chávez.

Sin embargo, pasó más que eso. Venezuela comienza a crecer económicamente con una tasa bordeando el 10%. El país es reconocido internacionalmente no sólo por su riqueza petrolera, sino por su capacidad de negociar y establecer proyectos de integración.

Hubo costos también. En función de la actividad económica, Venezuela optó por destinar una parte importante de su copiosa liquidez al capital financiero, a la inversión externa y a estimular el consumo suntuario desactivando en parte la manufactura local. Esta política generó desequilibrios que derivaron en disminución de empleos y un mayor gasto social para amortiguar. En todo caso fue la ruta elegida por la mayor parte de las economías que acumulaban volúmenes importantes de liquidez y que por las tendencias del mercado mundial no podían transformarse bruscamente en economías manufactureras. Después vino la crisis de 2008, que también Venezuela la sufrió aunque pudo absorberla por su petróleo.

El país no obstante estuvo siempre en la mira de la seguridad estratégica de Estados Unidos en el hemisferio occidental. Desde la batalla contra España (1898), para obtener la posesión de Cuba, Estados Unidos ha querido echar mano de Venezuela. Juan Vicente Gómez, comandante general del Ejército permanece en el poder 25 años (1908-1933) es el que coloca a Venezuela finalmente en una posición de dependencia de Estados Unidos.

Aunque nunca ocupada territorialmente por Estados Unidos, como República Dominicana en distintos períodos, o Cuba 1898-1908), Venezuela a partir de la explotación petrolera, comienza a ser invadida en todos los sectores de su economía y tejido social. Recibe una gran cantidad de inmigrantes de Europa, Estados Unidos y América Latina que se integran a la industria petrolera y ramas subsidiarias. Venezuela crece y se hace más cosmopolita convirtiéndose en uno de los países más complejos de la región.

Sobre Hugo Chávez se dijo de todo. Que fue un factor de desestabilización en la región fue lo más suave. Que tenía conexiones con el terrorismo internacional ha sido la más grave, como fueron los argumentos de los políticos de la derecha chilena contra la candidatura de Venezuela para ocupar una posición en el Consejo de Seguridad de la ONU

Internamente los detractores lo acusaron de haber polarizado el país. Teodoro Petkoff, miembro de la ultra izquierda de los años 60, era un furibundo anti Chávez como muchos otros miembros de la ultra izquierda venezolana. Con todo, la “vía de Chávez” nunca fue la “vía de Cuba”. Alberto Garrido un analista político venezolano la descartaba: “Chávez es un pragmático. Si ve que lo de Cuba no funciona para Venezuela, el no lo aplica. No tiene nada que ver con que admire a Fidel Castro”.

El gran legado de Hugo Chávez es como reformador político. Su mayor aporte es haber quebrado el sistema de los dos partidos que marginaba a gran parte de la población y aceleró el proceso de empobrecimiento. En este sentido abre el verdadero proceso democrático quizás como en ningún otro país de la región. Las afirmaciones del encargado regional de la agencia estadounidense Human Rights Watch, José Vivanco, en cuanto a que Venezuela no es democracia se desacreditan por el propio proceso democrático bolivariano abierto y discursivo. Vivanco, un abogado chileno, se resiste a reconocerlo por un subjetivismo propio de un anti reformista (o anticomunista), que distorsiona su racionalidad y no tolera una contestación al modelo existente.

Los partidarios señalarán que su mayor contribución fue hacer sentir a la gente más excluida que participaba en las decisiones. Claramente, la mayoría que apoya a Chávez piensan “que es su gobierno”. A pesar de que algunos analistas digan que Chávez polarizó, es claro que el fenómeno se debe más a la frigidez política de la social democracia convencional y la derecha para solucionar problemas políticos y sociales que ellos mismos fabricaron vía corrupción e incapacidad de generar mayor equidad y participación política efectiva, no de papel.

Hugo Chávez desordenó y reordenó “la cancha” de la política internacional en la región como nadie lo había hecho desde la década de 1960. En gravitación quizás solo comparable a Fidel Castro y su equipo con su revolución. Partidario o no de sus políticas, el que analiza debe reconocer esa nueva realidad que dejó Chávez.

¡Hasta siempre, Comandante!

¡Hasta siempre, Comandante!

Por Homar Garcés 

Es difícil resignarse ante la muerte de un líder que despertó pasiones, emociones y conciencias entre millones de personas como nunca había ocurrido antes, tanto en Venezuela y en nuestra América como en el resto del mundo. Un líder que supo interpretar las necesidades, el sentimiento y las esperanzas de un pueblo que fuera engañado, humillado, marginado y masacrado a lo largo de cuarenta años por las elites gobernantes.

Un líder que reavivó la confianza en el socialismo como alternativa revolucionaria frente a la depredación, el intervencionismo militar, las injusticias y las desigualdades generadas por el capitalismo cuando muchos aceptaron sin chistar el veredicto de sus apologistas al desmoronarse la Unión Soviética. Un líder, en fin, que supo comprender la trascendencia de su papel histórico y lo asumió a plenitud -sin mezquindad y a tiempo completo- en beneficio de aquellos que jamás perdieron la fe respecto a que él sabría y haría mucho por dignificar sus condiciones de vida. Por eso, decir que Hugo Chávez Frías ha muerto es una mala jugada de quienes, de una u otra forma, le acompañamos en este arduo camino de construir la patria nueva y la revolución bolivariana socialista. Sería concederles la razón a aquellos que, enceguecidos por sus apetencias personales de poder, mantuvieron posiciones de evidente lacayismo, subordinados siempre a los intereses del imperialismo gringo, con la vana ilusión de parecerse a sus amos capitalistas.

En retribución a esa dedicación de Chávez en hacer realidad los anhelos republicanos, independentistas, igualitarios, integracionistas, ciudadanos y democráticos de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, además de otros próceres de la amplia geografía latinoamericana y caribeña, a los cuales se sumaran (sin contradicción) los contenidos en el socialismo revolucionario; los chavistas tienen ante sí el reto de mantener, profundizar y consolidar los cambios necesarios para que la revolución bolivariana socialista no naufrague y no se pierda ese gran esfuerzo hecho por el Presidente. Para ello es fundamental que se alcance la unidad orgánica de los revolucionarios sobre un programa común, sin los sectarismos partidistas que desde siempre han obstaculizado este propósito que -ahora más que nunca- es harto necesario para la continuidad del proceso revolucionario bolivariano. Dicho propósito, sin embargo, no podrá cumplirse sin que exista sinceridad de parte de todas las organizaciones sociales y políticas que respaldaron a Chávez en cuanto a la promoción, activación, formación teórica y organización autónoma del poder popular, con énfasis especial respecto al pleno ejercicio de la democracia participativa y protagónica, en una primera fase, para luego convertirse, en una fase posterior, en democracia directa, transformando radicalmente todas las estructuras de la sociedad existente.

Ahora sólo nos resta exclamar ¡Hasta siempre, Comandante!, reafirmando con ello el compromiso revolucionario que debe caracterizarnos a quienes hemos luchado por forjar una sociedad de nuevo tipo bajo los ideales del socialismo revolucionario, poniendo todo nuestro empeño en que dicha sociedad (incluyente, de unidad en la diversidad e internacionalista) sea algo posible y no simple discurso de demagogos y oportunistas.

El Presidente Chávez en estrecha comunicación con su equipo de gobierno

El Presidente Chávez en estrecha comunicación con su equipo de gobierno

Caracas, 15 feb (PL)

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se mantiene en estrecha comunicación con su equipo de gobierno y al frente de las tareas fundamentales inherentes a su cargo, afirmó hoy el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas.

En un comunicado difundido por instrucciones del Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro, Villegas dio a conocer el estado de salud del mandatario, junto a dos fotos actuales del presidente venezolano con sus hijas, mostradas de manera paralela.





A continuación, PRENSA LATINA reproduce el texto íntegro del comunicado:

"El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela informa sobre la evolución de salud del Presidente Hugo Chávez, tras la intervención quirúrgica practicada en La Habana, Cuba, el pasado 11 de diciembre.

Después de dos meses de un complicado proceso post-operatorio, el paciente se mantiene consciente, con integridad de las funciones intelectuales, en estrecha comunicación con su equipo de gobierno y al frente de las tareas fundamentales inherentes a su cargo.

Como se informó oportunamente, la infección respiratoria surgida en el curso del postoperatorio fue controlada, aunque persiste un cierto grado de insuficiencia.

Dada esta circunstancia, que está siendo debidamente tratada, en la actualidad el Comandante Chávez presenta respiración a través de cánula traqueal, que le dificulta temporalmente el habla.

El equipo médico aplica tratamiento enérgico para la enfermedad de base, que no está exento de complicaciones.

El paciente coopera con el tratamiento y rehabilitación en estrecha coordinación con el equipo médico de trabajo.

El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela agradece al pueblo venezolano el amor, la serenidad, madurez y entereza con que ha acompañado al Comandante Chávez en esta batalla y lo invita a mantenerse en oración por su salud.

En este año, cuando se celebra el Bicentenario de la Campaña Admirable, esta actitud ejemplar del pueblo venezolano confirma que se trata, en efecto, del mismo pueblo admirable que luchó con nuestro Libertador Simón Bolívar por la causa de la Independencia.

El Gobierno Bolivariano ratifica, asimismo, su gratitud hacia el Comandante Fidel Castro y al Presidente Raúl Castro, al equipo médico y a todo el pueblo cubano, por el amor y los cuidados brindados a nuestro Presidente.

Confiamos, junto al pueblo venezolano y demás pueblos del mundo, que el Comandante Chávez superará más temprano que tarde estas delicadas circunstancias para acompañar a su pueblo en el camino de nuevas victorias en la construcción de la Patria Buena.

¡Que viva Chávez!

¿Será capaz el chavismo de emular a Chávez?

¿Será capaz el chavismo de emular a Chávez?

Por Homar Garcés 

La incógnita originada a raíz del estado de salud del Presidente Hugo Chávez y la perspectiva de unas nuevas elecciones presidenciales ante la imposibilidad que éste no pueda seguir dirigiendo el gobierno de Venezuela obliga a todos sus seguidores a plantearse seriamente si le darán o no continuidad al proceso revolucionario bolivariano, generando mayores mecanismos de participación popular y unas relaciones de producción que ayuden a erradicar la explotación capitalista.

Con mayor énfasis en ello debiera actuar la actual dirigencia chavista, tomando en cuenta que -tras más de una década ininterrumpida- el proceso revolucionario bolivariano produjo mejoras sustanciales de las condiciones de vida de una amplia gama de familias venezolanas (incluso de aquellas que son propietarias de grandes medios de producción, las cuales han incrementado sus ganancias anuales, y aun así siguen adversando abiertamente al régimen de Chávez). Pero ello no es suficiente ni debe ser lo máximo que se podría aspirar alcanzar, a imi.tación de cualquier otro proceso de carácter nacionalista y socialdemócrata. La interrogante, por consiguiente, tendería a despejarse en la misma medida que el chavismo sea capaz de asumir decididamente el compromiso histórico de construir el socialismo revolucionario del siglo XXI.

El chavismo entonces tendrá que comprender que la unidad lograda por el carisma de Chávez debe concretarse mediante la elaboración, el debate y la ejecución de propuestas revolucionarias viables, a fin de asegurar la transición que haga definitivo el socialismo, en las cuales se remarque y respete la vital importancia de los sectores populares en la sustentación y orientación del proceso revolucionario bolivariano. Tratar de convivir con el enemigo ideológico que ansía su fin, sería un error táctico que acarrearía graves consecuencias a este último para que se mantenga en el tiempo, acabando por reproducir los mismos vicios y corruptelas administrativos existentes al amparo del pacto de Punto Fijo. En vez de esto, aquellos que se hallan al frente del gobierno, de los partidos políticos y de las diferentes organizaciones de base tienen ante sí el reto de refundar la República venezolana en lo que implicaría una real transformación socialista de la sociedad en todos sus órdenes, de una manera revolucionaria verdaderamente radical. Para ello es imprescindible sistematizar, extender y profundizar la formación de una conciencia realmente revolucionaria y socialista (no retórica) entre los sectores populares, sin dogmas y en medio de un debate abierto y constante como elemento característico del pensamiento y la práctica del socialismo bolivariano. Al mismo tiempo, tendría que abocarse al establecimiento de una dirección colegiada del proceso revolucionario bolivariano, provista de un programa revolucionario común que incluya todos los criterios y expresiones de las diversas agrupaciones políticas y sociales que lo impulsan.

Toda esta coyuntura representa una extraordinaria oportunidad para que el chavismo -en todas sus vertientes existentes- demuestre hasta qué nivel está dispuesto a llevar a cabo la revolución socialista bolivariana en Venezuela, y si es capaz de emular o no a Chávez, dedicando todas sus energías vitales a dicha meta a tiempo completo, y de medir sus potencialidades creadoras frente a las amenazas enemigas, jugándose no sólo el destino del país sino el de todos los demás pueblos de nuestra América que confían en su ejemplo y perseverancia.

Fuente: Argenpress

Venezuela: Los perdedores que siempre ganan

Homar Garcés 

Una de las características particulares más resaltantes de los grupos opositores a Hugo Chávez y al proceso revolucionario bolivariano es la tozudez con que se niegan a admitir la realidad imperante en Venezuela desde hace más de una década ininterrumpidamente.

Tal tozudez -producto de una inducción constante a través de medios informativos parcializados y carentes de toda objetividad periodística, además de redes de difusión creadas por internet- les ha hecho convencerse, por ejemplo, que son víctimas de reiterados fraudes electorales, por lo que en Venezuela habría entonces un régimen de tipo autoritario y/o dictatorial, con secuestro de la autonomía de los poderes públicos, una libertad de expresión cercenada y una subordinación política respecto al gobierno de Cuba. Todo esto lo han repetido una y otra vez, persuadidos de conseguir que los gobiernos extranjeros y el pueblo venezolano terminen por desconocer y derrocar -algún día- a Chávez. También se han hecho eco de las matrices generadas desde Washingt.on que dan cuenta de los vínculos estrechos que el gobierno chavista tendría con grupos narcotraficantes y terroristas, etiquetando como tales a los movimientos insurgentes de Colombia y al gobierno islámico de Irán, con el deliberado propósito de desacreditar al gobierno de Venezuela ante la comunidad mundial y así obtener un resultado intervencionista similar al de Panamá en 1989.

Esta falta de sintonía de la oposición con la realidad nacional le ha hecho sumarse y celebrar sin rubor alguno al golpe de Estado y al sabotaje empresarial que se escenificaron en 2002 y 2003, así como a buscar asesoramiento y financiamiento en Washington en una clara demostración de sumisión a las directrices e intereses imperialistas estadounidenses. A tal grado ha llegado su irracionalidad que no le ha importado desatar -prácticamente- una guerra civil, al mostrar un total desprecio racista y clasista hacia los sectores populares que apoyan mayoritariamente a Chávez, en un juego suicida del cual no parecen tener conciencia alguna. A ello se han unido quienes podrían integrar lo que sería el extremo democrático y consciente de la oposición, quizás entendiendo que cualquier asomo de aceptación de la legitimidad del gobierno de Chávez y de sus medidas sería interpretado como signo de debilidad y no como realismo político.

Así, con todas las derrotas sufridas a manos de la gran mayoría popular -en una realidad virtual que hace de los perdedores quienes siempre ganen, a pesar de las contundentes evidencias en contra- los grupos opositores no cejan en su empeño por liquidar en todos sus aspectos al proceso revolucionario bolivariano, ahora utilizando argucias leguleyas, acusando de inconstitucional al nuevo período presidencial de Hugo Chávez; de manera que se produzca eventualmente un escenario de protestas aparentemente ciudadanas, lo mismo que un pronunciamiento militar que termine con la “inestabilidad” política existente. Algo que exterioriza la disociación de la cual han sido protagonistas recurrentes.

Fuente: Argenpress