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El ‘defol’ de EzKenazi, la entrada de los bancos en YPF

por Marcelo ramal

 

 

La cesación de pagos de EzKenazi, por la deuda que contrajo para comprar el 25% de YPF, dejó al consorcio de bancos que le prestó la plata en condiciones de ejecutar las acciones, o sea de venderlas para recuperar el préstamo. Pero, según La Nación, los bancos acreedores quieren evitar que cada banco venda las acciones por separado. El propósito es "vender el 25 por ciento en bloque, tal vez a un tercero que desee asociarse con el Estado” (17/5). A partir de allí, una gran petrolera internacional podría quedarse con la cuarta parte de YPF.

La negociación de esas acciones, sin embargo, coloca al gobierno ante otra encerrona, porque determinaría el valor del capital de YPF en su conjunto. Los bancos pretenden vender las acciones cuando recuperen una cotización ‘razonable’, precisamente adonde apunta el esfuerzo de los interventores en la empresa. En este caso subiría también la indemnización que busca obtener Repsol.
En ese cuadro, los auditores de la comisión de valores de la Bolsa de Nueva York (SEC) advirtieron que la intervención a YPF "no estaba cumpliendo con los requisitos” para cotizar en Wall Street. De Vido respondió con un comunicado que dice que "no existe el interés de YPF de dejar de operar en bolsa (…) el comité auditor estará conformado en tiempo y forma según las necesidades de la SEC”. El gobierno también advierte que los acreedores de YPF interpretan a la nacionalización como "un evento de default”, por lo cual podrían exigir el pago de "parte o toda la deuda vigente como resultado del proceso de expropiación”. Esa deuda ascendería a 9.000 millones de dólares y se triplicó en los últimos tres años, el período de mayor desinversión. El reconocimiento de esta deuda fraudulenta conducirá a YPF, según lo admite el propio informe oficial, "a enfrentar problemas de liquidez en el corto plazo”.
Galuccio recorre los pozos petroleros del país prometiendo una "reactivación inmediata”, con "poca plata, pero mucha inventiva”. Una contradicción, porque la ‘inventiva’, bajo el capitalismo, se cotiza; si se recuperara la producción, subiría el valor de Bolsa de YPF y, por lo tanto, el costo de indemnización de Repsol. Mientras tanto, unos veinte grandes bancos han entrado como accionistas en el capital de la empresa "nacional y popular”.

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