Por Andrea Dufournel
Pese a las multitudinarias movilizaciones, colegios y universidades tomadas desde hace ya más de tres meses, a pesar de que el apoyo ciudadano a los estudiantes llega al 80% y el apoyo al gobierno a un 26%, la derecha no da señales de querer ceder en su postura de defender el lucro en la educación, a ultranza. El presidente se reunió con la excrecencia empresarial para consultarles su opinión sobre las movilizaciones acordando, con ellos, no realizar la reforma tributaria que pudiera afectarles… pero no se ha reunido con los estudiantes.
Haciendo un poco de historia, desde que comenzó la carrera presidencial de Piñera, recordando sus eslogan de campaña, sus promesas en que, incluso, llamaba a los jóvenes a tomarse el país y ofrecía educación gratuita para todos, cual encantador de serpientes logra llegar a la Moneda y su mandato se parece más a una “comedia de equivocaciones” para quienes no le votamos, y los arrepentidos de haberle creído y votado, se multiplican.
Los problemas aparecen por doquier: damnificados del terremoto que aún viven en mediaguas, pasando un segundo invierno entre la lluvia y el barro, y si reclaman, se les reprime con la misma violencia con que los “profesionales carabineros” han reprimido a mapuche y estudiantes. El ambiente está enrarecido, qué duda cabe, más aún cuando hay niños, sí, niños que se encuentran desde hace más de un mes en huelga de hambre intentando, por ese medio, sensibilizar a la administración del gremialismo, que sólo tiene oídos para el dulce sonido del dinero, poniendo por sobre los intereses de todo un país su compromiso con el empresariado y las transnacionales que se llevan las ganancias del cobre pagando un royalty irrisorio, obteniendo billonarias utilidades.
El lucrativo negocio de la educación en Chile es tan rentable que, quienes están en el poder, no están dispuestos a perderlo, encontramos autoridades como el ex ministro de educación Joaquín Lavín relacionado con una universidad privada, el actual ministro de justicia dueño de otra universidad y que es quien tendría la obligación de fiscalizar el cumplimiento de la ley que regula el lucro, es decir será juez y parte. Los conflictos de intereses suman y siguen. La Iglesia, que, se ofreció como mediadora en el conflicto es, también, sostenedora de múltiples colegios, que reciben recursos del estado, ¿está en condiciones de mediar y buscar soluciones?, en el parlamento el problema no es distinto.
La lucha decidida que han iniciado los jóvenes chilenos es titánica, los poderes fácticos no cejan en su empeño por imponerse, llegando al extremo de amenazar con “sacar” a los militares a la calle según el alcalde de Santiago, para controlar los desórdenes públicos, ¿habrá sido un lapsus del alcalde de o alguna idea planteada en alguna reunión del gobierno que a él se le escapó?, más aún cuando se nos viene un nuevo 11 de septiembre que nos recuerda la ignominia cometida con la complicidad de quienes hoy nos gobiernan y que son los responsables del sistema educativo que se desea cambiar.
Así como el dictador benefició a sus colaboradores instaurando el lucrativo negociado de los fondos de pensiones, en desmedro de los trabajadores, lo hizo con la educación creando un sistema excluyente, clasista en el cual las diferencias sociales se han profundizado, pretendiendo imponer, por este medio, el control ideológico y de vigilancia donde, el Ministerio de Educación cumpliera el rol de una institución de carácter técnico.
La enorme diferencia con quienes nos formamos en dictadura y los jóvenes de hoy es que ellos no le temen a la represión, son hijos de la democracia, que, con todos sus defectos les ha permitido soñar con que son capaces de cambiar este sistema perverso que no les permite avanzar y les tiene prisioneros de la banca teniendo que endeudarse de por vida. Hoy en día nos vemos enfrentados a un sinnúmero de situaciones ante las demandas de parte de la comunidad estudiantil frente al tema de la educación, calidad y equidad en Chile, pero el ejemplo de entrega, de lucha y de compromiso de los niños y jóvenes que han optado por la huelga de hambre, que han puesto sus vidas en riesgo ha logrado que los ojos del mundo se vuelquen hacia Chile. Uno de los jóvenes declaró “yo sé que aquí me puedo morir y si tengo que dar la vida por la educación voy a hacerlo. Nuestro lema es ´la vida por la educación’ (…) Responsabilizamos al Presidente y a sus carteras de gobierno por no dar soluciones concretas a los secundarios”. Nuestros jóvenes están librando una gran batalla, la convicción que les impulsa es un ejemplo para la sociedad entera, Matías Ortega, Gloria Negrete y Felipe Sanhueza, estudiantes del Liceo A 131 de Buin, nos muestran el camino para generar los cambios y que debemos continuar marchando recuperando para todos una verdadera democracia.
fuente:Argenpress
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