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T r i b u n a c h i l e n a

Chile: La coyuntura del fin del mundo

Chile: La coyuntura del fin del mundo

Por Andrés Figueroa Cornejo
 
 
1. No importa que beba del gollete. Es una medida profiláctica. Pero como le infidenciaba, aquí en Chile la memoria es un bien escaso –habiendo tanto adelanto medicamentoso para retardar el olvido-. Por ejemplo, los muchachos de la Concertación desrumbada ahora están muy en contra de la privatización de lo que queda de las sanitarias en manos del Estado, algo así como un 35%, cuando el otro 65% fue vendido por el DC Frei Ruiz Tagle y el PS-PPD Ricardo Lagos Escobar cuando fueron presidentes. Otro avance muy promisorio para la reconquista española en curso. (¿Cómo será tener un rey? Mi amigo Avercio Parra, que es dirigente de los feriantes de Santiago y un poco más allá es el Rey de la Loza. Estuvo en el MIR en los tiempos duros, y como a Víctor Toro o al Ronco Rodríguez, no se le quita la tontera de andar luchando por la justicia. Pero no tienen pinta de sangre azul. Más bien hubo una temporada de pesadilla donde en los cuarteles de la dictadura los dejaron azules en medio de las torturas). La cuestión es que hoy uno enciende la radio y no distingue quienes son de la oposición y quienes oficialistas. A un diputado DC se le ocurrió la buena idea de que podrían plebiscitarse  algunos temitas, como la misma venta de las sanitarias, y otro de la UDI se manifestó de acuerdo. Naturalmente, no habrá plebiscito alguno, y si ocurre un milagro, en el mejor de los casos, resultaría como una encuesta más cara, no más. Lo cierto es que el agua y la electricidad, que después de la uruguaya es la más cara del Continente, subirán de precio a discreción de los privados. Si hasta los dueños de la industria productiva en el país organizados en la Sofofa (Sociedad de Fomento Fabril) están preocupados por los precios actuales y las futuras alzas. El costo de sus productos se está encaminando al cielo, con el agravante del fuerte precio del peso a la hora de pretender exportar, y frente a la marea de importaciones sin trabas y a precio que sólo beneficia al gran comercio.
 
2. También la memoria –su ausencia, claro- hizo que el derechista presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker participara en el Congreso del Partido Comunista y, a su vez, que los dirigentes del PC asistieran a  la Junta Nacional de la DC. Al menos en la primera los chicos de las Juventudes Comunistas pifiaron largamente a ese Walker. Dudo que ocurriera la misma cosa en la segunda. Le cuento esto porque la consigna de “todos contra la derecha”, tiene que ver con la ampliación de la Concertación para enfrentar las elecciones municipalidades juntos, como ejercicio preliminar al fortalecimiento de la candidatura presidencial de Michelle Bachelet para fines de 2013. Y como los fuertes de la nueva componenda en curso son los de siempre, y el PC, el MAS de Navarro y otros ofrecen unos cuantos votos y con su presencia en el Parlamento no hacen más que legitimar el binominalismo y, en general, el actual estado de cosas, no comportan peligro alguno para el proyecto que originó la Concertación: consagrar el sistema capitalista brutal inaugurado por Pinochet, y desmantelar el movimiento social para no espantar la inversión del capital transnacional. Qué cosa. Ojalá los jóvenes comunistas de las pifias pasen a acciones más concretas. El PC de Recabarren y sus padres fundadores fueron hijos luminosos del pueblo. Ahora, de esa luz, sólo va quedando la necesaria para unos segundos de televisión. Sin contar que, por lo menos dos de los tres diputados comunistas en el Congreso fueron probadamente subvencionados electoralmente por la Concertación. Le digo que en la dictadura, sin el PC la pelea popular habría sido infinitamente menor. Pero el antifascismo es insuficiente para que un buen día gobiernen los trabajadores y el pueblo.
 
3. Por otra, el hiperquinético de Marco Enriquez-Ominami está tomando más distancia de la nueva Concertación –aunque conversa y conversa atropelladamente con sus componentes-, porque él quiere ser la nueva Concertación. Ya formalizó sus relaciones con el Partido Socialista francés, que es igualito al nativo, y su programa y objetivos no se diferencian en nada a los de la Concertación. Incluso, matizadamente, que a los de la derecha pura y dura, que ya está de acuerdo con reconocer la unión de las parejas del mismo sexo, pero sin matrimonio, claro. Pero estamos hablando de la ultraderecha, del pinochetismo populachero, de los fascistas a la chilena. Al parecer existen temas, que ante la liberalización genuina de la juventud nacional, pueden concederse sin que en modo alguno se altere la tasa de ganancia de los grandes propietarios. Vaya a saber usted si al fin, Enríquez-Ominami –según las encuestas- se agrega a esa especie de Frente Neo Populista –disculpe los nombres que le pongo a las cosas, pero apenas comenzamos el 2011- a cambio de cargos, dos puntos verdes en el programa y la promesa de una candidatura presidencial  en el 2017, ahogando la de Carolina Tohá (actual coordinadora de la Concertación), después de un eventual gobierno de Bachelet.
 
4. Tiene razón, la Coalición por el Cambio no anda mucho mejor. Y no sólo por las encuestas. Piñera, el mal hablado, sufre presiones de la UDI a cada rato y sobre todo cuando levanta a su delfín, el ministro de Minería, Laurence Golborne que, efecto de su participación y sobreexposición mediática en el rescate de los 33 mineros en Copiapó,  después de Bachelet, lidera las encuestas. El tipo es un gerente como tantos, con sueldo más que reguleque, y que en una entrevista larga en el órgano oficial de los dueños de todo, El Mercurio del domingo 2 de enero, no dice nada, ni, aparentemente, tampoco sabe nada de política. Pobre colega que lo entrevistó. Me imagino el látigo del editor, tratando de sacarle alguna cuña presentable. No hubo caso. Para la UDI, el 2014 es su turno, y, por el momento, de Joaquín Lavín que ahorita mismo está imponiendo una reforma educacional –continuidad de las anteriores de la Concertación- donde las escuelas y liceos deben convertirse en empresas privatizadas y productoras de jóvenes irreflexivos y desintegrados. Si la Concertación pulverizó las asignaturas de Filosofía e idiomas –salvo el inglés-, Lavín hace otro tanto con Historia y Tecnología (la antigua Artes Manuales). Se va en picada contra los profesores, los convierte en ejecutivos de cuenta sujetos a metas imposibles y sin consideraciones contextuales de los alumnos.  Lo simpático es que en los colegios particulares pagados sí se enseñan esos ramos porque son los predestinados a conducir el paisito. Esos pocos sí deben bien alimentarse la sesera. El resto, la inmensa mayoría empobrecida, basta con que sepa decodificar un texto simple, escribir un memorando, sumar, restar y entrar en Internet.
 
5. Usted quería llegar a este punto: las revelaciones de WikiLeaks. Según mi modesta opinión, al Pentágono le convenía que ganara otra vez la Concertación, por las garantías que ofrece en materia de “paz social”  y porque, de acuerdo al embajador anterior a Piñera, Craig Kelly, “Tenemos que jugar con ese resentimiento (protagonismo de Hugo Chávez), fortaleciendo nuestros lazos con esos líderes (Lula y Bachelet), elogiando a sus gobiernos y fomentando amplio respeto público por los modelos progresistas que están intentando construir en sus sociedades”. Bien debe entender que el gringo por “progresista” entiende la subordinación a los intereses del gobierno norteamericano. Además, Kelly afirma que “Chile ofrece otra excelente alternativa a Chávez. El ministro de RR.EE. (Alejandro) Foxley busca integrar más plenamente a Chile en la economía global. Chile no sólo ha declarado, sino que ha demostrado –por ejemplo con la carta de Bachelet a la líder de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, expresando el apoyo chileno a la ratificación del Congreso de los acuerdos de libre comercio con Perú. Colombia y Panamá- su voluntad de ayudar a introducir a otros países de Latinoamérica a la economía global.” Obviamente, lo anterior significa intensificar la dependencia económica y política de Chile y otras naciones respecto de las grandes corporaciones y Estados que gobiernan el planeta para su beneficio. Kelly remata célebremente que “deberíamos buscar otras maneras de dar a Chile el liderazgo en iniciativas importantes, pero sin hacerlos parecer como que son nuestra marionetas o representantes”. Sin palabras. Tanto las solicitudes de apoyo al gobierno norteamericano de Bachelet como Piñera para enfrentar la lucha mapuche, fueron tomadas como alharacas y sobreactuadas. Por si las moscas, las cárceles podridas del país tienen 39 prisioneros políticos mapuche, y a otros 16 presos políticos mestizos por imputaciones sin pruebas.
 
6. Se lo voy a contar en general para que no se me duerma sobre la barra. La economía chilena depende del precio del cobre, que a su vez, depende de la demanda asiática, en especial de la China. Si un buen día el gigante oriental ralentiza sus máquinas porque sus mercados de arribo, como Estados Unidos, contraen aún más sus niveles de consumo, y, por otra parte, China ya considera que está bien aprovisionada de metal rojo, el precio  inflado del cobre cae verticalmente como sol de mediodía. En 1990 el cobre estatal era de un 70% y el capital privado tenía el 30%. Hoy es al revés. Las platas por concepto de impuestos que pagan las transnacionales cupríferas son ridículas, y las utilidades vuelan inmediatamente de Chile, sin invertir en el país. El otro lugar fuerte es la banca que funciona como plataforma financiera y custodia segura de capitales del mundo que no dejan nada en el territorio nuestro. De más está explicarle que la industria de la deuda en Chile es reina de la usura, se enriquece con ventas atadas y gastos operacionales, además de intereses que no guardan relación alguna con el precio del dinero que los bancos comerciales compran al Banco Central. Lo demás es harina de pescado –que Perú vende mucho más barata-, celulosa, vino –donde Argentina ya lleva la delantera-, y algunas frutas. Ahora, entre el cobre y luego la banca, las exportaciones que le enumero son simbólicas en la economía criolla. Es decir, seguimos siendo un paisito meramente exportador de una materia prima central, y mucho después, de algunos productos no procesados ni refinados. No hay industria que valga la pena y la mayoría de los chilenos venden formal o informalmente algo para vivir –servicios o barritas de chocolate barato-. Por eso también el trabajo es precario, la tercerización crece como la espuma que le disgusta, la rotación laboral resulta escalofriante y el desempleo es estructural.
 
 
7. Más allá de la chimuchina, lo cierto es que, aunque hace mucho tiempo que las cosas no van bien para la izquierda, ello no debería significar hipotecar principios, programas, militancia y horizonte de sentido, y subordinarse a los mismos administradores de la mala vida de las mayorías durante 20 años con el sólo fin de la sobrevivencia política, sin contenidos, salvo con propósitos reñidos con los intereses históricos de los explotados y oprimidos, como se dice. Aquí, le reitero que el meollo de la cosa misma es cómo los anticapitalistas alzan la cabeza y desde abajo, porfiadamente, con voluntad insobornable y una hoja de ruta construida con el pulso del pueblo, camina hacia la creación de la alternativa política independiente de los asalariados y los pueblos. Sin atajos, creando las condiciones de un paro general determinado por  los tiempos políticos de los desheredados, y al mismo tiempo –que están obligados a correr y mascar chicle sincrónicamente-, construyendo el instrumento político, la conducción de ese movimiento popular en ciernes. Porque, como ya se ve en las europas, el puro movimiento social  no alcanza para cambiar las cosas, hegemonizar políticamente, detener los mismos ajustes estructurales impuestos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que nos hicieron añicos en los 80 y 90 en América Latina, y mire usted cómo nos tienen. Sí, sí, sí, no hay que perder nunca de vista el poder. Por eso le explico lo de la conducción política, síntesis orgánica y disciplinada del propio movimiento social y popular. El asunto es que sin pueblo en lucha estamos fregados, condenados a testimoniar eternamente las injusticias del capitalismo, y no salir de las tapas, ni de la marginalidad donde nos quieren tener para siempre.  
 
Asimismo, le recitaba que la Central Unitaria de Trabajadores, y sobre todo su presidente, el socialista Arturo Martínez –cuyos intereses muy personales y muy partidarios que a esta altura, son la misma cosa- firmó solito la oferta mugrosa del gobierno contra los intereses y a espaldas de los empleados públicos en medio de una huelga que no se veía hace mucho. Le digo que a este respecto la cosa es más sencilla. Martínez es un cadáver sindical y habrá que inventar otra multisindical o mandar a buena parte a los que administran la que ya está –quizás salvar el edificio que, en verdad, está bien ubicado en el centro de la Capital y hasta ahora, del propio capital-. Los dirigentes sindicales más claritos e independientes de los empresarios y el gobierno y el Estado tendrán que meterse en buena parte sus rencillas individuales y poner cara y corazón de futuro, pegarse el alcachofazo de que el porvenir de los trabajadores y sus alrededores está en que se pongan de acuerdo lo antes posible. No tienen que darse besos de amor desesperado; bastaría con que miraran más allá de sus parcelas, de sus republiquetas sindicales, y copiarle a los dueños de todo, que van tan unidos haciendo de las suyas. El tiempo se acaba y no que me queda un veinte para financiarle otra cerveza. Si gusta cambia de parroquiano. Yo ya no celebro más.
 
 
Enero 3 de 2011

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