Apuntes, reflexiones y utopías: Ante la creciente polarización social y política
Por Bernardo Veksler
Cuando las opciones que se plantean parecerían ser dos discursos únicos y existe una fenomenal presión para que te definas por una u otra postura. Cuando los argumentos de los que se encolumnan toman en cuenta sólo la parte de la realidad que más les sirve para sostener sus posiciones e ignorando todo aquello que puede debilitar o contradecir su prédica. Cuando veo como se reduce la realidad a simples ecuaciones donde el debate queda en el terreno del intercambio de epítetos y descalificaciones. Además de desaliento siento que cada vez estamos más lejos de encontrar un camino como sociedad para afrontar las verdaderas discusiones que pongan los problemas de las mayorías en primer plano y nos lleve a resolver las contingencias impostergables y dramáticas que afectan a millones de personas.
1- No soporto el discurso único de Clarín y sus adláteres, la distorsión descarada y amañada de la realidad. No creo en la convergencia entre el derecho a la información y el objetivo de maximizar el lucro empresario sin ningún tipo de escrúpulos, sin respeto a las leyes, en la búsqueda permanente de la connivencia con todo aquel que le resulte funcional, ya sea tránsfuga, corrupto, asesino o dictador.
Creo que la importancia que han adquirido los medios de comunicación debe plantear más tarde o más temprano que estos pulpos mediáticos deberán ser expropiados y puestos bajo administración de sus trabajadores, con la participación de distintos representantes sociales en los consejos editoriales. Además, se debería alentar la constitución de cooperativas y el desarrollo de organizaciones sin fines de lucro que brinden la mayor cristalinidad posible al tratamiento informativo y a la libertad de expresión.
Esto también debería hacerse extensivo a los medios públicos, para que en ellos puedan expresarse la mayor diversidad de opiniones y se produzca la tan saludable confrontación de ideas sin ningún tipo de restricciones, deberían funcionar fuera de la órbita de los gobiernos de turno y con un consejo editorial representativo de la sociedad.
Entonces los medios de comunicación van a estar al servicio de los grandes debates nacionales y el intercambio estará definitivamente despojado de intereses subalternos y será un vehículo por demás enriquecedor de la sociedad.
2- Tampoco me satisface el discurso único oficial, donde el monopolio excluyente y la única corporación a la que hay que atacar es al Grupo Clarín. Siento que mientras invertimos nuestras energías en estos enfrentamientos nos quedan en el camino infinidad de monopolios y corporaciones que siguen usufructuando sus posiciones dominantes alegremente sin que ni siquiera les prestemos interés al condicionamiento cotidiano que ejercen sobre la mayoría de los argentinos.
¿No se debería poner en el centro del debate a las multinacionales que controlan las exportaciones cerealeras y se quedan con la parte del león del negocio? ¿No se debería debatir sobre los pulpos que dominan la telefonía celular y que aplican aumentos e imponen condiciones desmesuradas a todos los habitantes que la utilizan crecientemente? ¿No se debería prestar más atención a la minería a cielo abierto y a considerar con mayor respeto a las poblaciones que resisten su instalación y desenvolvimiento? ¿No sería interesante poner en el debate al régimen de tenencia de la tierra y a los terratenientes que son los herederos del despojo a los pueblos originarios, y considerar el interés social que esas enormes extensiones puedan cobijar a cientos de miles de familias que hoy no encuentran un futuro digno en los márgenes de las grandes urbes? ¿No debería ponerse en el centro del debate el sistema de transporte, luego del desquicio consumado por el menemismo, la pasividad de sus sucesores y la desidia del tándem de funcionarios y empresarios que acumularon riquezas manchadas de sangre? ¿No sería prioritario que se abra un espacio para el esclarecimiento, el intercambio de opiniones y la búsqueda de un perfil industrial para nuestro país, que parece condenado a exacerbar el consumismo sin tomar en cuenta lo pernicioso del predominio de la industria automotriz y de electrodomésticos?
3- El desarrollo de los juicios a los genocidas y el espacio que se ha instalado para que la conciencia social incorpore a sus convicciones el reclamo no retórico de “Nunca Más”, es un saludable cambio que no se puede dejar de reconocer. Esta conquista de nuestra sociedad tiene como resultante que los que se atreven a cuestionar los procesos en curso, queden entre los más recalcitrantes elementos de la sociedad, cada vez más aislados y repudiados.
La incorporación de la agenda de los derechos humanos es una conquista incuestionable, como también lo han sido los cambios operados en la aceptación de ciudadanos que vivían marginados por sus inclinaciones sexuales. Resta aún que se impulse el tratamiento de la legalización del aborto y del consumo de marihuana, para que se termine de castigar a las mujeres pobres con la muerte por un embarazo no elegido y de dejar a merced del narcotráfico o de la persecución policial a quien quiera consumir.
No digiero tampoco la aprobación de la denominada ley antiterrorista.
A pesar de avances y contrastes, no se puede consentir la represión descargada contra los docentes santacruceños por el simple hecho de haber decidido traer su reclamo a Buenos Aires, a los camioneros por el hecho de haber dejado de ser oficialistas, a las poblaciones que se rebelan ante la instalación de la minería a cielo abierto en las inmediaciones de sus viviendas, a los muertos ocasionados por las habituales represiones a los Qom de Formosa o a los reclamantes de tierras para viviendas en Jujuy, y, sobretodo, la barbarie de someter a los trabajadores que cortaron la Panamericana por sus demandas a la inaceptable angustia de ser detenidos en Campo de Mayo, donde miles de argentinos fueron desaparecidos por la dictadura.
4- Si bien significaron avances considerables la asignación universal por hijo, la expropiación de las AFJP, el funcionamiento regular de las paritarias y la entrega de notebook a los estudiantes, a todas luces deben ser consideradas insuficientes para lograr condiciones de vida que permitan recuperar la cultura del trabajo y sacar de la marginalidad a millones de personas que no logran su inserción social. Ante los cientos de miles de jóvenes que no trabajan ni estudian, ¿no sería imprescindible que se dedique el Estado a desarrollar en las barriadas obreras una política de inclusión que logre capacitarlos, integrarlos a actividades deportivas y culturales, mejorar su autoestima y que puedan evitar la resignación de repetir las historias familiares?
Ante los miles de conciudadanos que tienen su hogar en calles, plazas y puentes; los que encuentran la subsistencia en la recolección de desechos y cartones, y en la mendicidad; ¿no sería imprescindible implementar un plan de emergencia para que no pasen una noche más en el desamparo?
El desarrollo de la inclusión y la cultura del trabajo son inversamente proporcionales a las magnitudes de violencia y delincuencia. Cuantas más personas se incorporen a la posibilidad de obtener un sustento regular y la posibilidad de poder planificar un futuro, mayores son las certezas que tiene nuestra sociedad para alcanzar una ciudadanía madura, politizada y participativa. Poder avanzar en esos caminos, sería una formidable herramienta para que millones puedan encontrar un camino que los aleje de las adicciones y de la delincuencia.
Una política de seguridad no puede pasar exclusivamente por la represión. Cada avance en lograr revertir estos nocivos índices sociales alumbraría una posibilidad cierta de mejorar las condiciones de vida de esos jóvenes, de los marginados e indigentes y de sus prójimos. Pero no abordar esa problemática, significa que para los miles de afectados por el delito, sólo surge la opción de los castigos, del aumento de las condenas y de la población carcelaria, y del gatillo fácil. ¿No debería hacerse una gran convocatoria a toda la sociedad, en primer lugar a los que se quejan de la inseguridad, a los universitarios y todos los que comprendan esta imperiosa necesidad de resolver con un criterio humanitario y racional estos dramas angustiantes, para que se sumen a una campaña solidaria que aporte soluciones a los jóvenes y a los marginados sociales? ¿No debería constituirse un fondo solidario con el aporte de los privilegiados para resolver esta acuciante problemática?
5- ¿No debería ponerse en debate cómo compaginar el perfil urbano de las ciudades de nuestro país para lograr condiciones de vida saludables? Hasta el momento las concentraciones humanas en las ciudades ha sido un proceso tan espontáneo como irracional. ¿Es ese el tipo de vida deseada por nuestra civilización con sus coquetos barrios cerrados linderos con la precariedad y el hacinamiento? ¿No debería comenzar a planificarse la constitución de unidades donde las familias puedan emprender una actividad productiva de autoabastecimiento, cooperativo, sostenido técnicamente y solventado por el estado, que permita la descompresión de las grandes ciudades y un poblamiento más racional del campo?
6- La expropiación de Repsol puso nuevamente el tema de la energía en el tapete. El desquicio patrocinado por los españoles, con la vista gorda oficial, ha llevado casi a la liquidación de las riquezas del subsuelo. También, el sistema eléctrico nacional entra periódicamente en crisis y el costoso paliativo al que se ha recurrido en los últimos años constituye una pesada mochila sobre las cansadas espaldas de la sociedad. Todo esto hace necesario tratar cómo resolver la dependencia cada vez más absoluta de la vida moderna con el suministro energético y, al mismo tiempo, la instrumentación de una salvaguarda para el ambiente que nos contiene.
El desarrollo de las energías limpias pasa a ser cada vez más una condición para preservar la vida futura. ¿No debería plantearse su impulso, teniendo las enormes extensiones de la Puna y de otras regiones semidesérticas aptas para la energía solar, o la meseta patagónica barrida por los vientos como un lugar excepcional para la energía eólica?
7- Si bien es un hecho positivo la ampliación del número de jubilados y los aumentos periódicos de sus remuneraciones, la situación angustiante a que se los condena con sus módicos ingresos, sus deteriorados servicios sociales y sus coberturas médicas afectadas por la enmarañada burocracia, hacen que la vida para los que dependen del sistema previsional sea cada vez más ingrata y su supervivencia más angustiante. Esta porción de la sociedad, que se merece el mayor de los respetos luego de una vida cargada de sacrificios, debe motivar el debate de cuáles son las propuestas que puedan revertir estos padecimientos para los actuales y los futuros beneficiarios del sistema previsional?
Estos puntos no pretenden ser una plataforma de gobierno ni de una nueva fuerza política, simplemente, son las preocupaciones que están más allá de la coyuntura. Creo que merecen ocupar un espacio mucho más voluminoso en las agendas cotidianas de funcionarios, políticos y comunicadores para lograr salir del fórceps que ha polarizado a la sociedad de una manera tan irracional como necia.
No voy a participar de movilizaciones con contenidos difusos y convocatorias dudosas, siempre terminan siendo un caldo de cultivo de oportunistas que cosechan desencantados para ponerlos al servicio de los mas poderosos.
Pero tampoco voy a descalificar en bloque a los que se movilizaron. una parte de sus demandas tienen su raiz en el desenvolvimiento de nuestra sociedad. si no se les brinda una respuesta, si se los desprecia, se facilita que sean convertidos en la base social de los enemigos del pueblo.
Me siento mas cerca de los que toman como hechos positivos las respuestas a las demandas populares y los que se esfuerzan por encontrar soluciones para los que sufren el desamparo. pero, frente a la magnitud de los problemas que continúan afectando a los seres humanos de este país, no me siento satisfecho, no puedo conformarme con la comparación con momentos desgraciados del pasado reciente, no me resigno a la logica posibilista ante la injusticia ni ante la desigualdad, que no ha cambiado radicalmente y sigue afectando a los que tratan de vivir de su trabajo.
Estos puntos, simplemente plantean una temática casi tan ausente como imprescindible de abordar para proyectarnos hacia una sociedad mejor. los escribí con la esperanza de que sean una humilde contribución a lograr una agenda que ponga a las necesidades humanas insatisfechas en la prioridad de nuestras preocupaciones.
Fuente:bernardoveksler.blogspot.com/
0 comentarios