Blogia
T r i b u n a c h i l e n a

¿Que hacen aquí, los estudiantes?

¿Que hacen aquí, los estudiantes?

Por Roberto Tello

Mientras Piñera se reunía con el recientemente electo Presidente del Perú  Ollanta Humala en la moneda, la semana recién pasada, en las afueras de la casa de gobierno, se desarrollaba la marcha estudiantil por el centro de Santiago, protagonizada por estudiantes universitarios nucleados en la Federación de estudiantes de Chile (FECH)  y secundarios, representados por la  Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) profesores de Educación Básica, Trabajadores Bancarios, universitarios y subcontratistas de la minera El Teniente; además  del apoyo del Colegio de Profesores, rectores de universidades públicas y trabajadores de estas entidades y empleados fiscales.

Pero, si todo esta tan bien como nos quieren hacer creer los panegiristas del “infalible” modelito económico chileno,  ¿Que hacen los estudiantes lejos de las aulas?  ¿Lejos de su ámbito natural?  ¿Reclamando a vos en cuello, que están hartos de las injusticias, la mediocridad y la corrupción en la educación?

Veamos; con el propio ministro de educación involucrado en el negocio de lucrar a costa del esfuerzo de los estudiantes y el de sus familiares, el ámbito educacional esta lejos de ser un lugar desprovisto de tensiones originadas en intereses que son contradictorios con los valores aptos para recrear un espacio de libertad y democracia al interior de las facultades. El lucro en la educación, es de una incompatibilidad absurda y miserable en un país que tiene el peor reparto de la riqueza, segun datos de organismos internacionales. Los 600 millones de dólares de deuda acumulada por el sistema, representa un universo de 100.000 estudiantes que no pueden pagar la deuda contraída con el Estado por razones económicas obviamente. Y si a esto le sumamos las deserciones que suman un 36% del alumnado, entenderemos porque los estudiantes están en las calles.

La derecha chilena históricamente negadora de las injusticias sociales, pierde el tiempo en tratar de convencer a los jovenes estudiantes de las bondades que el lucro aporta a la educación. El empleo de calidad y salarios acordes a un miembro de la OCDE, deberían ser garantizados  a los egresados que ingresan  al mercado del trabajo para asegurar el retorno de los prestamos al Estado, un Estado; que actúa como prestamista en este caso y es quien además debe garantizar el derecho a la educación, y al trabajo digno; una contradicción mayor que este gobierno y los anteriores no pudieron resolver y digámoslo, no resolverán nunca, mientras el eje fundamental que sustenta la educación gire en torno al lucro y la convierta en una simple mercancía.

Este laso crematístico indisoluble entre la educación y el modelo  económico neoliberal al que la derecha chilena ato a la educación con ayuda de los militares, se repite con la salud; la vivienda, el trabajo  y el resto de las actividades sociales. Salvo los militares - que son una “raza” aparte, junto a los empresarios, los políticos  y los clérigos – el resto de los mortales, pone su piel y sus huesos al servicio del injusto modelito económico, que  a pesar de todo, luce galardón OCDE. La lucha por una educación pública, liga por su base el cuestionamiento al injusto reparto de la riqueza en Chile. Entonces, es el modelo económico el que esta en cuestión, puesto que el fracaso del lucro como sistema de sustentación y desarrollo de  la educación chilena, deja en evidencia una  contradicción flagrante igualable al fracaso del sistema de jubilaciones y pensiones –AFP- privadas o al sistema de salud, que deja a la mitad de los chilenos con atención medica  precaria, burocratizada, insuficiente  e ineficiente.

Por otro lado, las lecturas  políticas que se originan de este conflicto, deben ser tan objetivas como el conflicto mismo. La realidad, que es cruel y es mucha, nos dice que hasta ahora, los cabros están solos, sin el apoyo de sectores que serian claves para un cambio en la calidad y en la cantidad de la protesta. Me refiero a los trabajadores organizados y doblemente aplastados por la patronal y la burocracia sindical. Hasta ahora, la presencia de los trabajadores es embrionaria y corresponde a aquellos sectores del trabajo en conflicto abierto con la patronal o con el Estado. La CUT, como las cúpulas de la  izquierda oficial, se mantiene paralizada a la espera de los  resultados que pueda arrojar la movilización estudiantil, y dejan que el problema sea encarado y resuelto por la “muñeca” gatopardista  de las autoridades –como sucedió con el movimiento pingüino – Arturo Martínez, jefe de la Central Unitaria de trabajadores chilenos (CUT) a lo sumo, aportara palabras de aliento al movimiento estudiantil, para convencerlos de que estos se sienten a la mesa de dialogo con el empresario de la educación,  y además ministro de esa cartera, Joaquín Lavin. La conducción del movimiento parece entender que a esta altura del desarrollo del conflicto, es mejor hablar con el dueño del circo y han descalificado al ministro Lavin como interlocutor valido,  por  considerar que este es  parte del problema y no de la solución.

Piñera,  que es un mendaz profesional, no esta en condiciones de relevar a Lavin - al menos en esta fase del conflicto -  en que un acto de esta envergadura, seria leído como un retroceso del gobierno frente a los estudiantes. En contrapartida a esto, los estudiantes no bajaran los decibeles al conflicto en tanto y en cuanto no vean  signos de que el gobierno ceda en conceder aunque más no sea el mínimo de lo demandado por los estudiantes. Esta parece ser la dinámica en la que se desarrollara el conflicto; los estudiantes llegan a el con la experiencia de las luchas anteriores protagonizadas por el movimiento denominado los pingüinos en  el gobierno de Bachelet. En el, las autoridades lograron imponer la Ley Orgánica General de la Educación (LGE) cuando los pingüinos fueron persuadidos de abandonar las calles. Así,  la Ley orgánica de calidad de la educación (LOCE)  fue reformada sin que se tocara su alma, el lucro, que es el factor de la discordia anterior y la actual.

El hecho de que la marcha estudiantil allá contado con la participación de 100.000 personas es de por si un logro nunca visto en la era pos Pinochet. La movilización estudiantil a mostrado ser una fuerza en expansión que no tiene techo y que puede crecer mucho más si los estudiantes analizan los factores políticos que rodean el conflicto y tienden puentes para captar la franja de luchas sociales abiertas contra este gobierno, como la lucha del pueblo Mapuche, o la que protagonizan los trabajadores de diferentes sectores de la producción y los servicios  en  abierta disputa con los empresarios o con el estado. La consigna de parar la educación hasta imponer  el petitorio de los estudiantes, es factible solo si los estudiantes vuelven la vista sobre los movimientos sociales; los desocupados, los trabajadores en conflicto, los pobladores, el pueblo mapuche, los deudores habitacionales y todos los sectores sociales dejados fuera del sistema o ninguneados por este; para proponer una asamblea popular, una alianza solidaria y estratégica de todas las fuerzas del campo popular que sea capaz de plantear un proyecto país que entierre definitivamente el orden de facto; reconstruya la  democracia participativa y saque al  Estado  de su rol subsidiario.

Entonces, esta lucha es trascendente por sus implicancias, por la firmeza con la que se esta llevando a cabo, por lo justo del reclamo  y por la adhesión que a despertado en la población y los demás sectores sociales. Debe ser un punto de inflexión entre un pasado de injusticia y represión; de asesinatos impunes y tribunales cómplices del terror estatal; de persecuciones y encarcelamientos a los luchadores sociales y al pueblo Mapuche; de expoliación a los trabajadores, los estudiantes y el pueblo chileno.

El gobierno lo sabe, y prepara una batería de medidas para derrotarla sabiendo además que cuenta con un ejercito de carneros, traidores, infiltrados, lobbystas, mercenarios de la política, policías, diputados, senadores, curas, obispos, locutores, periodistas, sindicalistas y escritores, serviles por interés o convicción. Para embarrar la cancha, engañar, descalificar, injuriar y de ultima, encarcelar a los dirigentes estudiantiles si es que no se someten al sagrado espíritu de la constitución y las leyes de facto, que siguen rigiendo este Estado subsidiario. Por que esto sea el inicio del cambio y la recuperación de la dignidad de los chilenos

¡Por eso están aquí, los estudiantes!

 

0 comentarios