El Gobierno en ridículo: Aborta en Chile un montaje de la CIA contra paquistani
Por Hernán Uribe
La detención y juicio en contra de un ciudadano paquistaní radicado en Chile y acusado de terrorista por Estados Unidos ha provocado el descrédito y ridículo público del gobierno de Sebastián Piñera al comprobarse luego de siete meses que todas las imputaciones eran falsas y conformaban un montaje ideado por la Central Intelligence Agency (CIA). El fiscal del caso ha liberado al inculpado por carencia de pruebas al inicio del corriente diciembre.
Con un pretexto cualquiera, Saif Khan fue citado el 10 de mayo pasado a la embajada de Estados Unidos y allí fue apresado bajo la acusación de que en su vestimenta había rastros de un explosivo llamado tetryl. Transcurridas unas cinco horas fue entregado a la policía chilena que lo mantuvo encarcelado para someterlo a juicio y según se sabría después con el propósito de ligarlo al intento de atentado del 2/5/10 en Times Square de Nueva York protagonizado por el paquistaní Faisal Shahzad.
Mientras estuvo detenido, policías chilenos y presumiblemente también yanquis, ingresaron a la vivienda de Khan con el plan de colocar “pruebas” lo que en lenguaje delictivo se llama “cargar” al perseguido. Simultáneamente allanaron las residencias de los escasos conocidos de Khan en Chile.
El 21 de junio pasado, el Ministro del Interior encargado también de la Seguridad, Rodrigo Hinzpeter, declaraba a propósito del proceso contra Khan: “Hay llamados telefónicos que según información que yo tengo, conectan su teléfono (el de K) con personas que pertenecen al Grupo Lautaro ( fenecido grupo armado), que (Khan) también estuvo participando en procesos (sic) de bombas. No hay ninguna obsesión con este ciudadano, si es paquistaní es sólo un hecho fortuito”.
Todo lo que entonces proclamó el principal miembro del gabinete presidencial, era inefectivo. De modo absoluto los cargos elegidos para el montaje eran sólo invenciones, en tal grado que el 6/12/10 el fiscal investigador determinó el cierre del proceso con base “en que no hay antecedentes suficientes para fundar una acusación” Esta vez el ministro Hinzpeter fue más cauto aunque vago al sostener: “Este es una país serio, un país que siempre da garantías de debidos procesos. Nadie puede sentirse perseguido. Los medios locales registraron también una declaración de Khan:”Estoy esperando una disculpa de las autoridades”
En mayúscula contradicción con los dichos del citado ministro, Khan fue encarcelado y enjuiciado sin la existencia de pruebas reales sobre su participación en algún acto o hecho penados por leyes chilenas. Se pretendió calificarlo de “terrorista” y con fecha 14/5/10 el Gobierno se querelló en su contra acusándolo de ese delito y con ello demostraba que hacía suyas las ahora descabelladas afirmaciones estadounidenses y el consiguiente montaje a cargo de la CIA.
Khan, de 27 años, ingresó a Chile con una visa común expedida por Catalina Allende, Cónsul Honoraria de Chile en Islamabad. Se dedicó a aprender el idioma castellano mientras laboraba en un hotel merced a su dominio del inglés. Vivía con su novia-ahora esposa chilena- quien recibió a sus suegros paquistaníes cuando llegaron a Santiago de Chile para ayudar a su hijo enjuiciado. Khan es pues una persona común y corriente, mas para la CIA yanqui tiene el defecto de haber elegido la religión islámica.
Detalles del montaje. Según el vespertino “La Segunda”, edición del 28/5/10 (Santiago de Chile) tres agentes de la CIA, que posaban de turistas, hablaron con Khan en la única mezquita existente en Santiago y ello ocurrió antes de su cita en la embajada. Otro día- afirma el periódico- esos mismos personajes incursionaron en la residencia del paquistaní mientras éste permanecía en el consulado. Resulta evidente que actuaron al margen de las leyes chilenas, probablemente en connivencia con policías locales y que procedían en cumplimiento del libreto de una comedia de torpes espías.
El fiscal investigador comprobó uno por uno los errores de las imputaciones. Por ejemplo supo que la local Policía de Investigaciones (PDI) investigaba a Khan desde marzo pasado, léase, antes de que hubiese un proceso y ocurriese la concurrencia a la embajada. El objetivo, que se cumplió, fue el de introducir imágenes comprometedoras en su ordenador (notebook) y así fue como aparecieron pasaportes de palestinos y fotografías trucadas en que SK aparece con un fusil.
Los acusadores, es decir, autoridades locales le atribuyeron una llamada telefónica a un anarquista cuya labor “política” era colocar explosivos en cualquier parte. Se verificó empero que aquel telefonazo ocurrió en 2008 cuando SK no había arribado todavía a Chile. (Supra, ministro Hinzpeter). Sin embargo y a pesar de que los medios locales produjeron muchos disparates, el diario conservador “El Mercurio” dijo el 30 de mayo pasado que en los organismos de seguridad chilenos no descartaban que la detención de SK fuese un mero montaje.
Los argumentos, escribió ese diario, son: “Según la policía tres hechos afirmaban la tesis del montaje: el tetryl se vende sólo en EE.UU, la contaminación se produjo necesariamente en Chile y la CIA reconoció que un montaje en 2004 lo hizo para calibrar la seguridad chilena” (sic) ¿Quiere decir esto que los propietarios de ese medio que han estado ligados siempre a la CIA sabían más que los encargados chilenos de la Seguridad? ¡Yes man!….
Ahora bien, ¿por qué esta monumental comedia de las equivocaciones? Hay indicios para creer que la CIA pretendió presionar, chantajear a Khan para convertirlo en un agente encubierto infiltrado en organizaciones islámicas. La experiencia le da verosimilitud esta versión.
Hernán Uribe es periodista y escritor chileno.
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