APE
Balas de plomo, itakas, disparos desde el puente hacia la villa 20 de Lugano y en Soldati. Violencia asesina de sueños y de ternuras que intenta talar toda semilla, aún antes de que asome y tome vuelo colectivo.
En el Parque Indoamericano los punteros vendían lotes por 900 a 3000 pesos. Decenas de desesperados sin casa, sin tierra, sin espacio para vivir pero vivos pagaron o firmaron pagar. El 90 por ciento no llega a la canasta familiar en el sur de la ciudad. Ni cerca.
Al parque con nombre de América india, de América fuego y río, no va nadie: está descuidado, los pastizales tienen la libertad del crecimiento infinito y al costado la Federal expone su cementerio de autos secuestrados. Allí les prometieron casas desde hace años.
En poquitas horas el Parque lleno de ratas, charcos podridos y desidia se llenó de gente. Traían los techos bajo el brazo y la Justicia demoró apenas minutos en ordenar el desalojo. En segundos la Policía Federal, la Metropolitana y la Guardia de Infantería entraron con armas, carros hidrantes, patrulleros y bota fuerte. Murieron “El Gallo” Bernardo Salgueiro y Rosamery Puña, una vecina boliviana de 28 años. Hay decenas de heridos. Una nenita de dos años tiene un balazo en el cuerpo. Wilson Fernández Prieto, cuñado de “El Gallo”, pelea por su vida en el Piñeyro.
El joven paraguayo vivía en la villa 20 con sus 18 hermanos. Era albañil. La mujer boliviana salió a ver qué pasaba. La bala la atravesó en el costado.
Las policías entraron al parque equipados como para repeler la invasión de un ejército enemigo. Mataron y llevaron detenidos a decenas de hombres y mujeres a la Comisaría 36.
Aunque el ministro de Espacio Público del gobierno porteño, Diego Santilli, había asegurado que el “operativo de desalojo había terminado bien”, que “no se habían producido incidentes graves”.
La tierra es ancha, se dobla con el horizonte. Y generalmente es ajena. Miles. Decenas de miles no tienen ni tendrán espacio en la tierra. La tierra es sueño. La tierra es futuro. Es pie seguro y es techo. Construir futuro es edificar un lugar en el mundo. Lo saben los qom formoseños. Lo sabe Mariano Ferreyra. Lo saben los excluidos de Soldati.
Cuatro muertos en un mes y medio. Cuatro balazos contra los que asoman de vez en cuando de los confines de la noche a la que fueron expulsados.
La muerte es la herramienta más eficiente para re-encender el silencio.
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