La nueva estrategia de Obama en un mundo no polar: Honduras
Gustavo Herren (especial para ARGENPRESS.info)
La crisis económica que estalló en Wall Street, marcó uno de los puntos
de inflexión para el movimiento hacia el sistema unipolar que intentó
sustentar EEUU desde principios de los 90's, esbozando su transitorio
desde primera superpotencia mundial dominante hacia un mundo, que mas
que multipolar como en la primera mitad del siglo XX, se perfila con
signos de no polaridad.
El golpe de Estado
en Honduras vuelve a 'marcar el territorio', y no está excluido de la
nueva estrategia estadounidense para las relaciones internacionales en
el siglo XXI. Un híbrido pragmático que contiene parte de la anterior
en el nuevo componente del multilateralismo.
Un sistema
multipolar implica que el mundo es dominado por n potencias, cada una
con su área de influencia en la cual no necesita recurrir a otras para
resolver los desafíos. Como casos particulares, si n = 1 significa un
mundo unipolar y una sola superpotencia. Si n = 2 significa
bipolaridad, como fue el caso en casi toda la segunda mitad del siglo
XX, en que la Guerra Fría gobernó las relaciones internacionales.
En
un mundo multipolar clásico, ninguna potencia puede dominar a otra. Sin
embargo, aunque el intento de EEUU de un dominio global absoluto no ha
sido logrado, tampoco ha emergido una potencia o un grupo de rivales
que pueda desafiarlo. Al respecto la secretaria de Estado, Hillary
Clinton, señaló: 'Ninguna nación puede enfrentar los desafíos mundiales
sola, pero ningún desafío puede enfrentarse sin EEUU...' (1). En estas
condiciones, el sistema mundial no es unipolar pero tampoco multipolar.
En
un sistema mundial no polar, además de las potencias aparecen regiones
con varios actores (que no son necesariamente Estados) con alguna clase
de poder significativo e influencia local, con la característica que
una sola potencia externa no puede dirigir la región. Este sistema no
está gobernado por las estructuras predecibles de la multipolaridad,
sino por relaciones más complejas y con una mayor componente de
aleatoriedad y desorden. Las alianzas pueden no ser efectivas, y las
interacciones deberán ser mas selectivas, pragmáticas y flexibles,
cooperativas en determinados aspectos y resistivas en otros.
No
pocos analistas señalan síntomas que hacen al decaimiento del liderazgo
mundial de EEUU '...Está ahora claro que la crisis económica global
será profunda y prolongada, y que tendrá consecuencias geopolíticas de
gran alcance. El largo movimiento hacia la liberalización de los
mercados se ha detenido, y un nuevo período de intervención estatal,
regulación e intervencionismo subyacente ha comenzado. La popularidad
del modelo económico estadounidense está menguando...' (2); y también
en el campo militar '...Los cimientos de la dominación militar de EEUU
están erosionándose. Por ello Washington debería buscar nuevas fuentes
de superioridad militar y una gran estrategia mas modesta.' (3).
Internamente,
una parte de los principales grupos conservadores con poder de
influencia y decisión se resisten a la transición, buscando recuperar
el liderazgo mundial estadounidense, en base a la superioridad militar.
Otros grupos de poder en oposición a los anteriores, sostienen que la
detención del decaimiento debe hacerse siguiendo el proceso hacia el
nuevo rol de EEUU como una gran nación, pero parte del mundo no polar,
donde el multilateralismo es esencial para interaccionar.
Sin
embargo, en esta relación de fuerzas, la supervivencia nacional y por
ende la gobernabilidad están por encima de la fuerte confrontación
interna que existe en el gobierno, entre los grupos concomitantes con
el complejo militar-industrial, los sectores conservadores, de la
energía, parte de los republicanos por un lado, y aquellos de sectores
financieros y otros afines con Obama, por otro. Es decir, el presidente
tiene que maniobrar para articular su política exterior de conciliación
con la guerreadora típica del Pentágono. Como resultado, se esboza una
estrategia aparentemente caracterizada por dualidades, aunque efectiva.
En su retórica, Obama muestra a su gobierno principalmente como
demócrata y conciliador, pero al mismo tiempo tolera la subyacencia
oculta del derecho por la fuerza. Las estrategias de George W. Bush
eran mas fácilmente resolubles, ya que mostraban una sola faceta
generalmente diabólica. Las estrategias de Obama resultan de tipo
maquiavélica mucho mas peligrosas, 'Dios y el demonio' se constituyen
en el mismo ente.
En esta situación, Obama cuenta con un período
de gracia hasta que su imagen pierda credibilidad en el contexto
mundial, durante el cual el tiempo debería correr a favor de EEUU y sus
aliados.
En la actual configuración global con características
no polares, EEUU define su liderazgo enmarcado en superar lo que los
especialistas denominan 'problemas de acción colectiva', y para la
secretaria de Estado Obstáculos para la Cooperación: '... el presidente
Obama ha lanzado una nueva era de compromisos basada en intereses
comunes, valores compartidos y respeto mutuo... Debemos avanzar en los
intereses a través de la asociación, y promover valores universales a
través del poder de nuestro ejemplo y la valorización de las personas.
Así podemos forjar el consenso global requerido para derrotar las
amenazas, conducir los peligros, y aprovechar las oportunidades del
siglo XXI. América (EEUU) será siempre un líder mundial si permanecemos
fieles a nuestros ideales y abrazamos las estrategias que requieren los
tiempos. Ejerceremos el liderazgo Americano para construir asociaciones
y resolver problemas que ninguna nación pueda resolver por sí sola...
EEUU adoptará una postura mas flexible y pragmática con sus socios, no
poniéndolos en la disyuntiva de 'con nosotros o contra nosotros... '
Sin
embargo, la secretaria de Estado dejó también en claro que el liderazgo
mundial no deja de tener un rol fundamental para la nueva
administración '...la cuestión no es si EEUU puede o debe liderar, sino
como liderará en el siglo XXI...' Y agregó : 'Las mismas fuerzas que
componen nuestros problemas (interdependencia económica, fronteras
permeables, la velocidad del movimiento de información, capitales,
bienes y servicios, y población) también son parte de la solución. Y
con mas Estados enfrentando desafíos comunes, EEUU tiene la
oportunidad, y una profunda responsabilidad de ejercer el liderazgo
Americano para resolver problemas en acuerdo con otros. Este es el
corazón de la misión de América en el mundo actual... EEUU liderará
induciendo mayor cooperación entre un gran número de actores y
reduciendo la competencia... y avanzará en sus intereses uniendo
diversos socios alrededor de conveniencias comunes... Pero no todos en
el mundo desean nuestro bien o comparten nuestros valores e intereses.
Y algunos buscarán activamente socavar nuestros esfuerzos. En estos
casos, nuestros socios pueden formar coaliciones de poder para acotar o
detener esas acciones negativas. Y para estos enemigos nuestro enfoque
de la diplomacia y el desarrollo no es una alternativa a nuestro
arsenal de seguridad nacional. Nuestro deseo para el diálogo no es un
signo de debilidad. No vacilaremos en defender a nuestros amigos, sus
intereses, y por sobre todo, defender vigorosamente a nuestra gente y
cuando sea necesario con la fuerza militar mayor del mundo...'
Hillary
Clinton afirmó que construir la arquitectura de cooperación global
requiere de herramientas como el Poder Inteligente: '...El poder
inteligente significa el uso de la inteligencia por todos los medios
disponibles. Lo cual incluye nuestra habilidad para acordar y conectar;
nuestra fuerza económica y militar; nuestra capacidad empresaria y de
innovación; y la habilidad y credibilidad de nuestro nuevo presidente y
su equipo. Y también la aplicación del antiguo sentido común para hacer
política como una mezcla de principios y pragmatismo.' (1)
En
los 70's, EEUU tuvo una fuerte influencia sobre América Latina que se
tradujo en la oleada de dictaduras militares con la doctrina de
seguridad nacional. La influencia continuó en los 80's, con las
aperturas generalizadas a elecciones democráticas (proyecto Democracia)
con reformas constitucionales liberales, apropiadas al modelo
socio-económico que se instalaría en los 90's, según el Consenso de
Washington. A principios del siglo XXI, tal fue el saqueo y abuso del
norte sobre los pueblos latinoamericanos que generaron en la región
importantes reacciones locales de resistencia con características
ideológicas propias, tendientes hacia la socialización y con cierto
carácter de autodeterminación nacional y al mismo tiempo de integración
regional. Si bien algunos gobiernos, manteniendo una política exterior
no tan cercana a Washington continuaron con el liberalismo económico en
varias áreas (como exportaciones agrícolas de soja transgénica,
biocombustibles, minería y forestal). Sin embargo, el liderazgo
estadounidense en la mayor parte de la región comenzó a disminuir
significativamente.
Uno de los signos de pérdida de influencia
de Washington es la Cumbre de las Américas. En la primera en 1994,
durante el gobierno de Bill Clinton en EEUU, los países subscribieron
una declaración de mutuo compromiso para mantener democracias
representativas, negociando un área única de libre comercio continental
(ALCA). En la segunda (1998) el compromiso ya había comenzado a
debilitarse, cuando Brasil comenzó a mostrar mayor interés en un
mercado común regional. En la quinta Cumbre, en Argentina (2005), el
naufragio definitivo del ALCA puso fin a la amenaza que representaba
para los pueblos con economías no industrializadas, la asimetría de
abrir libremente sus mercados al norte. Los presidentes de Venezuela y
Argentina tuvieron un papel destacado al respecto. La quinta Cumbre, en
Trinidad y Tobago (2009) marcó el fin del proyecto original de un
Sistema Inter-americano: una red abierta y estable de democracias con
libre comercio lideradas por EEUU. Este sistema, hubiera profundizado
en América Latina otra brutal exacción de riquezas a la medida de los
intereses del norte, como históricamente ocurrió y es mostrado en el
libro de Eduardo Galeano, obsequiado a Obama por Chávez. Venezuela y
algunos de los miembros del ALBA (Alianza Bolivariana para las
Américas) no firmaron el comunicado final de la Cumbre, que intentaba
servir al gobierno de Obama como punta de lanza para un plan de acción
que reviviera un nuevo sistema inter-americano.
El crecimiento
de la influencia de Venezuela en los países de la región con su
discurso que EEUU llama 'anti-americano', y que pone en evidencia las
tradicionales operaciones militares y encubiertas del Pentágono, son
algunas de las causas para que uno de los blancos de la infaltable
'demonización' sea Chávez y sus aliados, que además es permanentemente
asociado con las nuevas amenazas del narco-terrorismo internacional,
figura funcional al Departamento de Estado y necesaria para el
Pentágono. Hasta el golpe de Estado en Honduras fue utilizado por los
operadores de Washington en la guerra política desatada contra la línea
Venezuela. Ray Walser especialista en América Latina de la conservadora
Fundación Heritage (4), acusó a Chávez y sus aliados de utilizar el
desplazamiento del presidente de Honduras para planificar un avance de
su modelo de democracia autoritaria y anti-americanista, que promueve
el populismo radical sobre las ideas e ideales de la democracia liberal
americana. Por su parte, el ex secretario de Estado adjunto para
Asuntos Hemisféricos bajo la presidencia de George W. Bush, Roger
Noriega (5), expresó: '...el reciente desplazamiento del presidente
Zelaya trae a luz el problema de la emergencia del 'caudillismo' del
siglo XXI, (un nuevo cuño de hombres fuertes que atropella la
democracia apoyados por el líder venezolano Hugo Chávez). Sin embargo
Honduras se está moviendo y el conflicto no es del todo sobre Zelaya.
Una mayoría en el país no cuestiona su salida, y está ferozmente unida
para resistir las intimidaciones de Chávez. Según como se resuelva este
tema (y la postura de EEUU) determinará si el hombre fuerte ha
alcanzado su 'marca de agua' o si la democracia representativa tiene
chance en las Américas...'
Pero el impacto en América Latina del
golpe, fue mas claramente explicado según la visión de José Herrera, en
una publicación del 'think tank' ultraliberal FAES (6) cuyo presidente
es José María Aznar: '...Lo que se ha puesto en juego en Honduras en
particular, y América Latina en general, no es el regreso de los golpes
militares, sino el futuro de la democracia y la libertad...La salida de
Zelaya ha supuesto el primer retroceso importante para los intereses de
Hugo Chávez. Por primera vez, las instituciones de un país han dado la
espalda a un líder populista y han salido en defensa de la
democracia... Se ha evitado el vaciamiento de la democracia liberal...
La crisis institucional en Honduras ha sido calificada por algunas
personas como golpe de Estado y por otras como destitución realizada en
cumplimiento de la Constitución. Ya sea una cosa o la otra, resulta
evidente que América Latina se ha convertido en el principal tablero de
batalla mundial entre el populismo radical y la democracia liberal.'
Es
decir, Latinoamérica es casi la única región en el mundo donde se están
confrontando efectivamente los intereses de los pueblos, frente a la
ideología del liberalismo económico que beneficia los intereses del
gran capital, y que aún sigue latente y adaptada detrás de lo que
denominan democracias liberales.
Indicios de la no polaridad
mundial se pueden observar por ejemplo en el caso de Irán, que ha
adquirido suficiente concentración de poder como para ejercer
influencia en varios países de la región, y donde EEUU no puede manejar
la relación solo. En América Latina, la situación para EEUU tiende a
llegar a ser similar con el ALBA.
De modo que con la nueva
estrategia del Poder Inteligente y el consenso global, Obama deberá
mostrar un bajo perfil, sin apoyo evidente al régimen de facto en
Honduras. Sin embargo frente a los hechos consumados del golpe, que ha
sido y es promovido (y por tanto 'oxigenado') por un sector
reaccionario y militarista del gobierno y el poder estadounidense, (lo
que se observa en que la base estadounidense de Soto Cano está
funcionando implícitamente como si fuera un reaseguro militar para el
régimen golpista), el presidente Obama articula una estrategia de
'dilación', con una negociación que puso en pié de igualdad a los
golpistas, y que estaba condenada de antemano al fracaso al no haber
sanciones internacionales fuertes, como un cierre permanente de
fronteras y un bloqueo integral. Y además sosteniendo enfáticamente que
no es conveniente el regreso de Zelaya a su país, quién por su parte
había aceptado los puntos propuestos por el mediador, Oscar Arias, a
pesar de que retornaría totalmente condicionado y casi sin poder de
decisión como presidente. Aún así, los golpistas rechazaron la
mediación, porque el punto crítico era en realidad el mismo ingreso de
Zelaya al país, ya que podría producirles revueltas populares
incontrolables. Una lectura similar aunque opuesta parece tener Zelaya,
que con su proximidad a la frontera hondureña busca concentrar al
pueblo que resiste al golpe, para intentar reingresar apoyado por una
multitud y la movilización popular.
De cualquier forma, el golpe
beneficia a EEUU, independientemente de cuanto tiempo el gobierno de
facto logre sostenerse y ser reconocido (además de Israel), por los
aliados de Washington como Colombia o Panamá. Ya que por una parte,
desacelera la pérdida de influencia de Washington y crea las
condiciones para un próximo gobierno pro-estadounidense en Honduras. Y
por otra, reactiva en la región las guerras políticas de los grupos
reaccionarios alineados ideológicamente con las democracias liberales
de mercado. A lo cual se suma el afianzamiento del enclave militar
estadounidense en Honduras y el traslado del enclave de Ecuador, no
hacia Perú, sino que multiplicado por cinco se lo despliega en la
región fronteriza de Colombia con Venezuela.
Ante el
estancamiento de liderazgo político-ideológico y económico de EEUU a
costa de la creciente influencia de actores locales, reunidos en grupos
regionales de países (como el ALBA) y en organizaciones, y el
surgimiento de Brasil como potencia emergente (junto con China, India y
Rusia), el golpe de Estado en Honduras vuelve a 'marcar el territorio'
y no esta excluido de la nueva estrategia 'híbrida' estadounidense en
relaciones internacionales. Sienta un precedente para potenciales
desestabilizaciones y golpes en países como Guatemala, Paraguay,
Bolivia, Nicaragua, y El Salvador, y se enmarca en la probabilidad de
un progresivo giro hacia la derecha en los próximos gobiernos de
Brasil, Argentina, Uruguay y Chile con democracias liberales de mercado.
Históricamente
los Imperios, en los períodos que perciben síntomas de decaimiento es
cuando muestran sus peores facetas. De modo que es de esperar que EEUU
buscando recuperar parte de su supremacía global, intente retomar
vigorosamente la iniciativa en Africa y América Latina en la próxima
década. Una mala noticia para los pueblos, pero también un nuevo y gran
desafío...
Notas:
1) Hillary Clinton, discurso en el CFR (Council on Foreign Relations), 15 de Julio de 2009.
2)
Roger C. Altman, 'Further Geopolitical Consequences of the Financial
Crisis', Foreign Affairs, July/August 2009 (R. C. Altman es presidente
y CEO de Evercore Partners. Fue Secretario Adjunto del Tesoro de EEUU
en 1993_94).
3) Andrew F. Krepinevich Jr., 'The Eroding Foundations
of American Power', Foreign Affairs, July/August 2009 (A.F. Krepinevich
Jr. es presidente del Center for Strategic and Budgetary Assessments).
4) Ray Walser, 'Crisis in Honduras: A Diplomatic Balancing Act for the United States', www.heritage.org, July 7, 2009
5) Roger F. Noriega, 'Opposition to or Engagement with Latin American Leftists?', Albert Einstein Institution, July 13, 2009
6)
José Herrera, '¿Golpe o destitución? El futuro de la democracia en
Honduras', Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES),
Julio 2009
Foto: Estados Unidos El presidente Barack Obama en una reunión en la Casa Blanca. / Autor: Pete Souza White House
La crisis económica que estalló en Wall Street, marcó uno de los puntos
de inflexión para el movimiento hacia el sistema unipolar que intentó
sustentar EEUU desde principios de los 90's, esbozando su transitorio
desde primera superpotencia mundial dominante hacia un mundo, que mas
que multipolar como en la primera mitad del siglo XX, se perfila con
signos de no polaridad.
El golpe de Estado
en Honduras vuelve a 'marcar el territorio', y no está excluido de la
nueva estrategia estadounidense para las relaciones internacionales en
el siglo XXI. Un híbrido pragmático que contiene parte de la anterior
en el nuevo componente del multilateralismo.
Un sistema
multipolar implica que el mundo es dominado por n potencias, cada una
con su área de influencia en la cual no necesita recurrir a otras para
resolver los desafíos. Como casos particulares, si n = 1 significa un
mundo unipolar y una sola superpotencia. Si n = 2 significa
bipolaridad, como fue el caso en casi toda la segunda mitad del siglo
XX, en que la Guerra Fría gobernó las relaciones internacionales.
En
un mundo multipolar clásico, ninguna potencia puede dominar a otra. Sin
embargo, aunque el intento de EEUU de un dominio global absoluto no ha
sido logrado, tampoco ha emergido una potencia o un grupo de rivales
que pueda desafiarlo. Al respecto la secretaria de Estado, Hillary
Clinton, señaló: 'Ninguna nación puede enfrentar los desafíos mundiales
sola, pero ningún desafío puede enfrentarse sin EEUU...' (1). En estas
condiciones, el sistema mundial no es unipolar pero tampoco multipolar.
En
un sistema mundial no polar, además de las potencias aparecen regiones
con varios actores (que no son necesariamente Estados) con alguna clase
de poder significativo e influencia local, con la característica que
una sola potencia externa no puede dirigir la región. Este sistema no
está gobernado por las estructuras predecibles de la multipolaridad,
sino por relaciones más complejas y con una mayor componente de
aleatoriedad y desorden. Las alianzas pueden no ser efectivas, y las
interacciones deberán ser mas selectivas, pragmáticas y flexibles,
cooperativas en determinados aspectos y resistivas en otros.
No
pocos analistas señalan síntomas que hacen al decaimiento del liderazgo
mundial de EEUU '...Está ahora claro que la crisis económica global
será profunda y prolongada, y que tendrá consecuencias geopolíticas de
gran alcance. El largo movimiento hacia la liberalización de los
mercados se ha detenido, y un nuevo período de intervención estatal,
regulación e intervencionismo subyacente ha comenzado. La popularidad
del modelo económico estadounidense está menguando...' (2); y también
en el campo militar '...Los cimientos de la dominación militar de EEUU
están erosionándose. Por ello Washington debería buscar nuevas fuentes
de superioridad militar y una gran estrategia mas modesta.' (3).
Internamente,
una parte de los principales grupos conservadores con poder de
influencia y decisión se resisten a la transición, buscando recuperar
el liderazgo mundial estadounidense, en base a la superioridad militar.
Otros grupos de poder en oposición a los anteriores, sostienen que la
detención del decaimiento debe hacerse siguiendo el proceso hacia el
nuevo rol de EEUU como una gran nación, pero parte del mundo no polar,
donde el multilateralismo es esencial para interaccionar.
Sin
embargo, en esta relación de fuerzas, la supervivencia nacional y por
ende la gobernabilidad están por encima de la fuerte confrontación
interna que existe en el gobierno, entre los grupos concomitantes con
el complejo militar-industrial, los sectores conservadores, de la
energía, parte de los republicanos por un lado, y aquellos de sectores
financieros y otros afines con Obama, por otro. Es decir, el presidente
tiene que maniobrar para articular su política exterior de conciliación
con la guerreadora típica del Pentágono. Como resultado, se esboza una
estrategia aparentemente caracterizada por dualidades, aunque efectiva.
En su retórica, Obama muestra a su gobierno principalmente como
demócrata y conciliador, pero al mismo tiempo tolera la subyacencia
oculta del derecho por la fuerza. Las estrategias de George W. Bush
eran mas fácilmente resolubles, ya que mostraban una sola faceta
generalmente diabólica. Las estrategias de Obama resultan de tipo
maquiavélica mucho mas peligrosas, 'Dios y el demonio' se constituyen
en el mismo ente.
En esta situación, Obama cuenta con un período
de gracia hasta que su imagen pierda credibilidad en el contexto
mundial, durante el cual el tiempo debería correr a favor de EEUU y sus
aliados.
En la actual configuración global con características
no polares, EEUU define su liderazgo enmarcado en superar lo que los
especialistas denominan 'problemas de acción colectiva', y para la
secretaria de Estado Obstáculos para la Cooperación: '... el presidente
Obama ha lanzado una nueva era de compromisos basada en intereses
comunes, valores compartidos y respeto mutuo... Debemos avanzar en los
intereses a través de la asociación, y promover valores universales a
través del poder de nuestro ejemplo y la valorización de las personas.
Así podemos forjar el consenso global requerido para derrotar las
amenazas, conducir los peligros, y aprovechar las oportunidades del
siglo XXI. América (EEUU) será siempre un líder mundial si permanecemos
fieles a nuestros ideales y abrazamos las estrategias que requieren los
tiempos. Ejerceremos el liderazgo Americano para construir asociaciones
y resolver problemas que ninguna nación pueda resolver por sí sola...
EEUU adoptará una postura mas flexible y pragmática con sus socios, no
poniéndolos en la disyuntiva de 'con nosotros o contra nosotros... '
Sin
embargo, la secretaria de Estado dejó también en claro que el liderazgo
mundial no deja de tener un rol fundamental para la nueva
administración '...la cuestión no es si EEUU puede o debe liderar, sino
como liderará en el siglo XXI...' Y agregó : 'Las mismas fuerzas que
componen nuestros problemas (interdependencia económica, fronteras
permeables, la velocidad del movimiento de información, capitales,
bienes y servicios, y población) también son parte de la solución. Y
con mas Estados enfrentando desafíos comunes, EEUU tiene la
oportunidad, y una profunda responsabilidad de ejercer el liderazgo
Americano para resolver problemas en acuerdo con otros. Este es el
corazón de la misión de América en el mundo actual... EEUU liderará
induciendo mayor cooperación entre un gran número de actores y
reduciendo la competencia... y avanzará en sus intereses uniendo
diversos socios alrededor de conveniencias comunes... Pero no todos en
el mundo desean nuestro bien o comparten nuestros valores e intereses.
Y algunos buscarán activamente socavar nuestros esfuerzos. En estos
casos, nuestros socios pueden formar coaliciones de poder para acotar o
detener esas acciones negativas. Y para estos enemigos nuestro enfoque
de la diplomacia y el desarrollo no es una alternativa a nuestro
arsenal de seguridad nacional. Nuestro deseo para el diálogo no es un
signo de debilidad. No vacilaremos en defender a nuestros amigos, sus
intereses, y por sobre todo, defender vigorosamente a nuestra gente y
cuando sea necesario con la fuerza militar mayor del mundo...'
Hillary
Clinton afirmó que construir la arquitectura de cooperación global
requiere de herramientas como el Poder Inteligente: '...El poder
inteligente significa el uso de la inteligencia por todos los medios
disponibles. Lo cual incluye nuestra habilidad para acordar y conectar;
nuestra fuerza económica y militar; nuestra capacidad empresaria y de
innovación; y la habilidad y credibilidad de nuestro nuevo presidente y
su equipo. Y también la aplicación del antiguo sentido común para hacer
política como una mezcla de principios y pragmatismo.' (1)
En
los 70's, EEUU tuvo una fuerte influencia sobre América Latina que se
tradujo en la oleada de dictaduras militares con la doctrina de
seguridad nacional. La influencia continuó en los 80's, con las
aperturas generalizadas a elecciones democráticas (proyecto Democracia)
con reformas constitucionales liberales, apropiadas al modelo
socio-económico que se instalaría en los 90's, según el Consenso de
Washington. A principios del siglo XXI, tal fue el saqueo y abuso del
norte sobre los pueblos latinoamericanos que generaron en la región
importantes reacciones locales de resistencia con características
ideológicas propias, tendientes hacia la socialización y con cierto
carácter de autodeterminación nacional y al mismo tiempo de integración
regional. Si bien algunos gobiernos, manteniendo una política exterior
no tan cercana a Washington continuaron con el liberalismo económico en
varias áreas (como exportaciones agrícolas de soja transgénica,
biocombustibles, minería y forestal). Sin embargo, el liderazgo
estadounidense en la mayor parte de la región comenzó a disminuir
significativamente.
Uno de los signos de pérdida de influencia
de Washington es la Cumbre de las Américas. En la primera en 1994,
durante el gobierno de Bill Clinton en EEUU, los países subscribieron
una declaración de mutuo compromiso para mantener democracias
representativas, negociando un área única de libre comercio continental
(ALCA). En la segunda (1998) el compromiso ya había comenzado a
debilitarse, cuando Brasil comenzó a mostrar mayor interés en un
mercado común regional. En la quinta Cumbre, en Argentina (2005), el
naufragio definitivo del ALCA puso fin a la amenaza que representaba
para los pueblos con economías no industrializadas, la asimetría de
abrir libremente sus mercados al norte. Los presidentes de Venezuela y
Argentina tuvieron un papel destacado al respecto. La quinta Cumbre, en
Trinidad y Tobago (2009) marcó el fin del proyecto original de un
Sistema Inter-americano: una red abierta y estable de democracias con
libre comercio lideradas por EEUU. Este sistema, hubiera profundizado
en América Latina otra brutal exacción de riquezas a la medida de los
intereses del norte, como históricamente ocurrió y es mostrado en el
libro de Eduardo Galeano, obsequiado a Obama por Chávez. Venezuela y
algunos de los miembros del ALBA (Alianza Bolivariana para las
Américas) no firmaron el comunicado final de la Cumbre, que intentaba
servir al gobierno de Obama como punta de lanza para un plan de acción
que reviviera un nuevo sistema inter-americano.
El crecimiento
de la influencia de Venezuela en los países de la región con su
discurso que EEUU llama 'anti-americano', y que pone en evidencia las
tradicionales operaciones militares y encubiertas del Pentágono, son
algunas de las causas para que uno de los blancos de la infaltable
'demonización' sea Chávez y sus aliados, que además es permanentemente
asociado con las nuevas amenazas del narco-terrorismo internacional,
figura funcional al Departamento de Estado y necesaria para el
Pentágono. Hasta el golpe de Estado en Honduras fue utilizado por los
operadores de Washington en la guerra política desatada contra la línea
Venezuela. Ray Walser especialista en América Latina de la conservadora
Fundación Heritage (4), acusó a Chávez y sus aliados de utilizar el
desplazamiento del presidente de Honduras para planificar un avance de
su modelo de democracia autoritaria y anti-americanista, que promueve
el populismo radical sobre las ideas e ideales de la democracia liberal
americana. Por su parte, el ex secretario de Estado adjunto para
Asuntos Hemisféricos bajo la presidencia de George W. Bush, Roger
Noriega (5), expresó: '...el reciente desplazamiento del presidente
Zelaya trae a luz el problema de la emergencia del 'caudillismo' del
siglo XXI, (un nuevo cuño de hombres fuertes que atropella la
democracia apoyados por el líder venezolano Hugo Chávez). Sin embargo
Honduras se está moviendo y el conflicto no es del todo sobre Zelaya.
Una mayoría en el país no cuestiona su salida, y está ferozmente unida
para resistir las intimidaciones de Chávez. Según como se resuelva este
tema (y la postura de EEUU) determinará si el hombre fuerte ha
alcanzado su 'marca de agua' o si la democracia representativa tiene
chance en las Américas...'
Pero el impacto en América Latina del
golpe, fue mas claramente explicado según la visión de José Herrera, en
una publicación del 'think tank' ultraliberal FAES (6) cuyo presidente
es José María Aznar: '...Lo que se ha puesto en juego en Honduras en
particular, y América Latina en general, no es el regreso de los golpes
militares, sino el futuro de la democracia y la libertad...La salida de
Zelaya ha supuesto el primer retroceso importante para los intereses de
Hugo Chávez. Por primera vez, las instituciones de un país han dado la
espalda a un líder populista y han salido en defensa de la
democracia... Se ha evitado el vaciamiento de la democracia liberal...
La crisis institucional en Honduras ha sido calificada por algunas
personas como golpe de Estado y por otras como destitución realizada en
cumplimiento de la Constitución. Ya sea una cosa o la otra, resulta
evidente que América Latina se ha convertido en el principal tablero de
batalla mundial entre el populismo radical y la democracia liberal.'
Es
decir, Latinoamérica es casi la única región en el mundo donde se están
confrontando efectivamente los intereses de los pueblos, frente a la
ideología del liberalismo económico que beneficia los intereses del
gran capital, y que aún sigue latente y adaptada detrás de lo que
denominan democracias liberales.
Indicios de la no polaridad
mundial se pueden observar por ejemplo en el caso de Irán, que ha
adquirido suficiente concentración de poder como para ejercer
influencia en varios países de la región, y donde EEUU no puede manejar
la relación solo. En América Latina, la situación para EEUU tiende a
llegar a ser similar con el ALBA.
De modo que con la nueva
estrategia del Poder Inteligente y el consenso global, Obama deberá
mostrar un bajo perfil, sin apoyo evidente al régimen de facto en
Honduras. Sin embargo frente a los hechos consumados del golpe, que ha
sido y es promovido (y por tanto 'oxigenado') por un sector
reaccionario y militarista del gobierno y el poder estadounidense, (lo
que se observa en que la base estadounidense de Soto Cano está
funcionando implícitamente como si fuera un reaseguro militar para el
régimen golpista), el presidente Obama articula una estrategia de
'dilación', con una negociación que puso en pié de igualdad a los
golpistas, y que estaba condenada de antemano al fracaso al no haber
sanciones internacionales fuertes, como un cierre permanente de
fronteras y un bloqueo integral. Y además sosteniendo enfáticamente que
no es conveniente el regreso de Zelaya a su país, quién por su parte
había aceptado los puntos propuestos por el mediador, Oscar Arias, a
pesar de que retornaría totalmente condicionado y casi sin poder de
decisión como presidente. Aún así, los golpistas rechazaron la
mediación, porque el punto crítico era en realidad el mismo ingreso de
Zelaya al país, ya que podría producirles revueltas populares
incontrolables. Una lectura similar aunque opuesta parece tener Zelaya,
que con su proximidad a la frontera hondureña busca concentrar al
pueblo que resiste al golpe, para intentar reingresar apoyado por una
multitud y la movilización popular.
De cualquier forma, el golpe
beneficia a EEUU, independientemente de cuanto tiempo el gobierno de
facto logre sostenerse y ser reconocido (además de Israel), por los
aliados de Washington como Colombia o Panamá. Ya que por una parte,
desacelera la pérdida de influencia de Washington y crea las
condiciones para un próximo gobierno pro-estadounidense en Honduras. Y
por otra, reactiva en la región las guerras políticas de los grupos
reaccionarios alineados ideológicamente con las democracias liberales
de mercado. A lo cual se suma el afianzamiento del enclave militar
estadounidense en Honduras y el traslado del enclave de Ecuador, no
hacia Perú, sino que multiplicado por cinco se lo despliega en la
región fronteriza de Colombia con Venezuela.
Ante el
estancamiento de liderazgo político-ideológico y económico de EEUU a
costa de la creciente influencia de actores locales, reunidos en grupos
regionales de países (como el ALBA) y en organizaciones, y el
surgimiento de Brasil como potencia emergente (junto con China, India y
Rusia), el golpe de Estado en Honduras vuelve a 'marcar el territorio'
y no esta excluido de la nueva estrategia 'híbrida' estadounidense en
relaciones internacionales. Sienta un precedente para potenciales
desestabilizaciones y golpes en países como Guatemala, Paraguay,
Bolivia, Nicaragua, y El Salvador, y se enmarca en la probabilidad de
un progresivo giro hacia la derecha en los próximos gobiernos de
Brasil, Argentina, Uruguay y Chile con democracias liberales de mercado.
Históricamente
los Imperios, en los períodos que perciben síntomas de decaimiento es
cuando muestran sus peores facetas. De modo que es de esperar que EEUU
buscando recuperar parte de su supremacía global, intente retomar
vigorosamente la iniciativa en Africa y América Latina en la próxima
década. Una mala noticia para los pueblos, pero también un nuevo y gran
desafío...
Notas:
1) Hillary Clinton, discurso en el CFR (Council on Foreign Relations), 15 de Julio de 2009.
2)
Roger C. Altman, 'Further Geopolitical Consequences of the Financial
Crisis', Foreign Affairs, July/August 2009 (R. C. Altman es presidente
y CEO de Evercore Partners. Fue Secretario Adjunto del Tesoro de EEUU
en 1993_94).
3) Andrew F. Krepinevich Jr., 'The Eroding Foundations
of American Power', Foreign Affairs, July/August 2009 (A.F. Krepinevich
Jr. es presidente del Center for Strategic and Budgetary Assessments).
4) Ray Walser, 'Crisis in Honduras: A Diplomatic Balancing Act for the United States', www.heritage.org, July 7, 2009
5) Roger F. Noriega, 'Opposition to or Engagement with Latin American Leftists?', Albert Einstein Institution, July 13, 2009
6)
José Herrera, '¿Golpe o destitución? El futuro de la democracia en
Honduras', Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES),
Julio 2009
Foto: Estados Unidos El presidente Barack Obama en una reunión en la Casa Blanca. / Autor: Pete Souza White House
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