Woodward murió en la Esmeralda
Por Jorge Escalante y Javier Rebolledo / La Nación
La revelación judicial pone fin a una de las más grandes interrogantes en el caso del sacerdote desaparecido. El oficial (R) admitió que el cura chileno-británico, a quien habían torturado hasta dejarlo agónico, llegó a la nave en muy mal estado y falleció luego que fracasaran los esfuerzos por reanimarlo.
El sacerdote Miguel Woodward murió a bordo del buque escuela Esmeralda. Hasta ahora el lugar exacto de su fallecimiento se movía entre la niebla, al menos públicamente. Pero quien era entonces el segundo comandante del barco, Eduardo Barison Roberts, lo reconoció claramente en el proceso que instruye la magistrada Eliana Quezada. "El intento de reanimar al sacerdote Miguel Woodward duró bastante. Los enfermeros lo asistieron tratando de revivirlo, pero falleció en el mismo recinto. Lo habían ingresado en una camilla por el portalón a la enfermería. Informé del deceso inmediatamente al comandante Sabugo", sostiene Barison, quien en ese momento estaba bajo el mando del comandante de la Esmeralda, el capitán de navío Jorge Sabugo Silva.
Según testimonios del proceso, entre Barison y Sabugo se dio una fuerte discusión pocos minutos antes de que el sacerdote fuera subido al barco. Mientras el primero se negaba a ingresarlo a la nave, debido a que tenía varias heridas que lo hacían sangrar profusamente, su comandante señalaba lo contrario. Finalmente primó el criterio de Sabugo. "Me enteré que era sacerdote y que su nombre era Miguel Woodward. Me dijeron que estaba en calidad de detenido", afirma Barison.
La calidad de prisionero le fue informada a Barison por los custodios del sacerdote, dos hombres que en el proceso son caracterizados con mamelucos de mezclilla y que llegaron al molo de abrigo en una camioneta de la Armada.
Barison sostiene que el religioso se encontraba "agónico, porque venía con gran cantidad de hematomas en el rostro. Su estado era inconsciente y no pronunció palabra". El autor del testimonio asegura que durante el proceso de reanimación salió varias veces de la enfermería para informar a su comandante de lo que sucedía con Woodward, y culmina su relato judicial admitiendo que tras fallecer, el sacerdote fue trasladado hasta el Hospital Naval, ubicado entonces en el cerro Playa Ancha, a un costado del Regimiento Maipo.
Pero antes de que el cuerpo de Woodward saliera del buque escuela, al menos dos marinos que transitaban sobre cubierta lo vieron pasar muerto por su lado. Se trata de los suboficiales Álvaro Sánchez Luna y Lorenzo Felipe Rivas. Este último declara que vio a tres o cuatro personas, ajenas a la Esmeralda, trasladar sobre una camilla un cuerpo inmóvil de cerca de 35 años con una herida en la frente. Luego expresa que le informaron que se trataba de un sacerdote, el único que pasó por la Esmeralda. Sánchez afirmó algo similar.
En el proceso se estableció que la orden para subir al sacerdote al buque escuela la dio el entonces jefe de Estado Mayor de la Armada, capitán de navío Guillermo Aldoney Hansen.
En la investigación judicial, Aldoney simplemente cargó los dados a su ex camarada de armas Saburgo, ahora muerto. "Recibí una llamada del comandante Sabugo diciéndome que una patrulla llevó a un sacerdote al barco para su atención médica. Me dijo que su estado era muy precario, temiéndose por su vida aparentemente por problemas respiratorios causados por una pulmonía y me pidió instrucciones para proceder", declaró Aldoney. Fallecido Woodward, la orden de trasladar su cuerpo al Hospital Naval también fue de Aldoney.
Hundido en la piscina
La investigación judicial aporta además nuevos antecedentes del calvario del "gringo" como apodaban cariñosamente al sacerdote sus compañeros del Mapu en el puerto en su paso por el recinto de torturas que la Armada instaló en dependencias de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Allí, Woodward no sólo fue golpeado, sino también torturado y sumergido colgando en la piscina universitaria. Así lo indica el testimonio del suboficial de infantería de Marina José Manuel García Reyes, quien en sus declaraciones relató cómo el religioso fue reiteradamente hundido en la piscina hasta que su cuerpo mostraba signos de ahogamiento.
Quien tuvo más contacto con el sacerdote en esas horas fue el entonces teniente y actual capitán de navío en retiro Luis Holley de la Maza, que en la noche del 20 de septiembre de 1973 comandó la patrulla que lo detuvo en su casa de cerro Los Placeres y lo trasladó hasta el centro de detención.
A Woodward lo ingresaron a ese recinto en horas de la noche, por una puerta secundaria. Los integrantes de la Escuela de Operaciones de la Armada, que dirigía el capitán Víctor Valverde Steinlein, lo obligaron a transitar por el conocido "callejón oscuro", es decir, caminar entre dos columnas formadas por marinos que lo insultaban y golpeaban al pasar. Fue la particular forma de darle la bienvenida y celebrar su arresto, pues lo habían buscado desde las primeras horas de producido el alzamiento militar. Luego de este recibimiento, al detenido lo condujeron hasta la guardia de ingreso, donde también fue maltratado físicamente por un segundo equipo de turno esa noche.
Además de comandar su detención y propiciar los golpes de arribo, Holley de la Maza condujo el grupo de custodios que llevó a Woodward hasta la piscina donde se inició la sesión de tortura.
El último procesamiento, dictado el 22 de septiembre por la ministra de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Eliana Quezada, y que mantiene recluidos a 13 marinos, se relaciona con el paso de Woodward por la universidad: su detención a cargo de Holley, la cadena de mando sobre él, los suboficiales que lo acompañaron en la acción y los integrantes de la Escuela de Operaciones que lo recibieron aplicándoles tormentos.
En la Academia
Dónde pasó la noche el sacerdote esa tormentoso día del 20 de septiembre de 1973 es algo que en la investigación aún está poco claro. Algunos testimonios apuntan que fue retenido en una sala o en la misma guardia de la universidad, y otros señalan que tras la tortura simplemente fue dejado a un costado de la piscina, empapado. Las declaraciones de quienes lo vieron ahí coinciden sí en que fue sacado de Los Placeres cerca de las ocho de la mañana, aún mojado, con rumbo a la Academia de Guerra Naval (AGN), en Playa Ancha.
Tampoco está claro quiénes lo llevaron hasta ese lugar. Sí se encuentra probado en la indagatoria que allí las torturas continuaron y se volvieron aún más duras. "Al ingresar lo vi vestido de civil, encapuchado, sentado en una silla y con las manos amarradas, y frente a él, el principal interrogador, Jaime Román Figueroa, junto a otros oficiales de la Armada. Le daban golpes. Estuve como una hora presenciando tales hechos", relató judicialmente el oficial retirado de Carabineros Nelson López Cofré, que también fue parte de los equipos que operaron en algunos centros de detención y tormentos de la Armada.
En esta sesión de torturas aplicadas al sacerdote en la Academia de Guerra estuvieron presentes algunos de los procesados en esta causa, que habrían formado parte de un equipo torturador que se movía entre este recinto, el cercano Cuartel Silva Palma y el buque escuela Esmeralda: Juan Mackay Barriga y Ricardo Riesco Cornejo, entre otros.
Se cierra el círculo
Desde la Academia de Guerra el religioso fue llevado en muy malas condiciones físicas al buque escuela. No está claro por qué, pese a que Woodward estaba casi agonizando, lo llevaron al barco y no al Hospital Naval, que también estaba bastante cerca de la AGN. Según fuentes de la investigación, podría deberse a que en aquellos días las instalaciones de la llamada "Dama Blanca" también habían sido equipadas como hospital de campaña.
El arribo de Woodward al barco ocurre, según la bitácora que la Armada entregó a la jueza, a las 11:30 del día 22 de septiembre de 1973. Una vez fallecido, su salida ocurrió según la misma bitácora a las 12:30 horas. Sin embargo, el certificado de defunción que extendió el oficial médico del Hospital Naval, Carlos Costa Canessa, una vez que el cuerpo llegó a ese recinto hospitalario, sitúa la hora de muerte a las 12 horas. Esto constituye otro antecedente que inequívocamente sitúa el deceso del religioso a bordo del barco prisión.
La razón por la que la Armada no entregó el cuerpo de Woodward a representantes de la Iglesia Católica en Valparaíso se desconoce. Nadie de la Marina ha aportado hasta ahora un antecedente creíble en la investigación. Finalmente, su cuerpo fue sepultado clandestinamente en una fosa común en el Cementerio de Playa Ancha, donde se perdió todo rastro de sus restos. //LND
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