LA PRÓXIMA JUGADA DEL PINOCHETISMO
Enviado el Jueves, 14 diciembre a las 11:24:50
Pese a que el Ejército dio de baja de sus filas al capitán Augusto Pinochet Molina por el discurso pronunciado en el funeral del dictador, lo expresado por el joven militar no fue al azar. Fue un acto premeditado.
Con el fallecimiento del ex general Pinochet Chile vive un nuevo escenario político y sus seguidores buscaran instalar su pensamiento como una verdadera ideología.
Sin duda que la próxima jugada del pinochetismo será instalar al ex general como una figura política comparada solo a las gestas heroicas y fundacionales de los padres de la patria. Suena inverosímil esta afirmación pero hay que recordar que sus seguidores se sostienen más en fundamentalismos que en realidades.
Los hechos acontecidos en los últimos días tras el deceso de Augusto Pinochet Ugarte se podrían evaluar en los siguientes escenarios.
EL PINOCHETISMO DESDE LO SIMBÓLICO
Un hecho político de proporciones se generó con el encendido discurso protagonizado por el nieto del dictador, el capitán Augusto Pinochet Molina. Ello provocó que el Ejército le diera la baja de la institución castrense. Sin embargo, sus palabras responden a una planificada estrategia mediática con el objetivo de instalar a Augusto Pinochet Ugarte y su legado como discurso político.
Pero la pregunta que surge es, ¿porqué lapidar la carrera militar de un joven oficial si él podía transformarse en el legado viviente del pensamiento pinochetista al interior del Ejército?. Era el único del Clan que formaba parte de las Fuerzas Armadas, lo ayudaba el hecho de llevar su mismo nombre, no esta vinculado a ninguna investigación judicial. ¿Qué lo motivó para tomar esta decisión?.
Los primeros análisis sostienen que el capitán Pinochet Molina era la pieza perfecta para provocar un quiebre al interior de las Fuerzas Armadas e instalar la figura de ex gobernante de facto y su legado en un icono ideológico para Chile.
Las palabras del capitán Pinochet estuvieron enfocadas, en la defensa política del antiguo régimen, sobretodo, en lo que se refiere a que en el país existió una guerra que acabó con el marxismo en plena Guerra Fría y donde el ejército chileno fue el victorioso. Por otro lado, fue abiertamente deliberante en cuanto a cuestionar a los otros poderes del estado. Estuvo en el límite de la sedición.
Paralelamente, la intervención del capitán Pinochet Molina entrega tres elementos para el análisis. El primero, su condición de nieto y militar que lo ubica como el continuador natural de su pensamiento y obra y, Segundo, el discurso buscó rescatar el “legado” del dictador, dar una respuesta política a la negativa del gobierno de declarar duelo nacional y a la falta de compromiso del Ejército de presionar al Ejecutivo para que así fuere. Por último, dar una señal a sus seguidores que “pinochetismo” hay para rato.
A estas alturas, el clan Pinochet sabía que el joven militar realizaría y es seguro que estaban calculadas con anticipación las consecuencias institucionales que provocarían sus palabras al interior del Ejército. Ello lo dejo entrever Augusto Pinochet Hiriart en entrevista con radio Agricultura al reconocer que su primogénito había presentado su baja dos días antes del discurso.
Sin embargo, este escenario podría tener diferentes consecuencias políticas dependiendo de la proporción del castigo. Hoy el Ejército aplicó la máxima sanción y la baja puede ser interpretada por los pinochetistas como una nueva muestra de persecución a los familiares del ex dictador y de todo lo que significa el legado del Capitán General.
Pero, también son dos las señales que se interpretan con la salida del nieto de Pinochet de la institución armada. La necesidad de que el pinochetismo se aleje de la institucionalidad castrense por la distancia que en estos años han asumido las Fuerzas Armadas bajo la doctrina Cheyre y, por que no decirlo, la probabilidad cierta que el ahora ex capitán Pinochet se transforme en el continuador del legado de su abuelo pero desde una trinchera distinto, la político.
EL PINOCHETISMO ORGANIZADO
El discurso del ahora ex capitán del ejército demuestra que el pinochetismo más duro no sólo existe sino que tiene capacidad de movilización y autonomía respecto de los partidos de la Alianza. Los medios de comunicación han calculado que en al funeral circularon más de 50 mil adherentes.
Sin duda que en estos días han demostrado capacidad de organización y autonomía respecto de los partidos que conforman la Alianza derechista y sienten que a los “políticos” no les deben nada. Es más existe dolor por su alejamiento de la figura del nonagenario general.
En sus retinas están las últimas declaraciones de los presidentes de la UDI y de Renovación Nacional quienes se desmarcaron de Pinochet al dejar en libertad de acción a sus parlamentarios para que lo visitaran en el Hospital Militar.
Los pinochetistas se caracterizan por su fundamentalismo y su cercanía ideológica con el nacionalismo más extremo. Ello quedó demostrado con presencia de nazis criollos en el funeral y las ya conocidas banderas de “Patria y Libertad” que rodearon el Hospital Militar. Hay que recordar también que el soldado más leal de ex general fue su abogado, Pablo Rodríguez Grez, fundador de la “araña negra”, quien lo defendió hasta su muerte.
Les duele que el Ejército tomará distancia del ex militar pero no les perdona a los líderes de la derecha tradicional y oligarca que hayan abandonado la figura del Capitán General para obtener una mejor votación electoral. El general Juan Emilio Cheyre es la prueba viviente de “su” dolor con las Fuerzas Armadas mientras que Sebastián Piñera y Joaquín Lavin son quienes representan la “traición a la obra de Pinochet”.
Se concentran en dos grandes ejes: La Fundación Pinochet y en las estructuras poblacionales de la UDI. A través de la primera, se empapan de la doctrina dado que agrupa a los ex colaboradores civiles y militares del régimen, además de los ex agentes de seguridad, mientras que la segunda, es el instrumento de penetración social de la ideología pinochetista. Si bien están ligados al gremialismo, el liderazgo de sus dirigentes es mínimo dado que ellos antes que militantes son pinochetistas.
LAS COMPLICACIONES DE LA CONCERTACIÓN
La figura de Augusto Pinochet Ugarte nuevamente se convierte en el centro de la política chilena. Su deceso significa asumir en lo público que la transición no ha terminado y que el país sigue fracturado.
La masiva presencia pública de sus seguidores puede ser el paso necesario que algunos esperaban para transformar al pensamiento del ex militar en una ideología organizada y de ultraderecha.
Por otro lado, los últimos hechos registrados demuestran que las acciones impulsadas por los gobiernos concertacionistas, como fueron la Mesa de Diálogo, la Comisión Valech y Rettig y la renuncia anticipada de Pinochet como senador vitalicio resultaron ser meros cambios políticos cosméticos dado que no fueron capaces de resolver el problema de fondo, la reconciliación.
Para la Concertación, la formación de un nuevo referente pinochetista podría complicar su aparente calma dado que podrían capitalizar el descontento social bajo una mirada populista y nacionalista tal como lo han realizado a través de los movimientos de deudores habitacionales.
Por ello, resulta fundamental que en el análisis actual no se mímense lo sucedido en el masivo funeral del Capital General ni mucho menos la señal política que envío el Clan Pinochet. El nuevo escenario se construye con un ex general muerto pero con partidarios dispuestos a no dejar que la obra de Augusto Pinochet Ugarte se olvide.
Por Roberto Portilla. Editor General de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 14 de diciembre de 2006.
Crónica Digital
Pese a que el Ejército dio de baja de sus filas al capitán Augusto Pinochet Molina por el discurso pronunciado en el funeral del dictador, lo expresado por el joven militar no fue al azar. Fue un acto premeditado.
Con el fallecimiento del ex general Pinochet Chile vive un nuevo escenario político y sus seguidores buscaran instalar su pensamiento como una verdadera ideología.
Sin duda que la próxima jugada del pinochetismo será instalar al ex general como una figura política comparada solo a las gestas heroicas y fundacionales de los padres de la patria. Suena inverosímil esta afirmación pero hay que recordar que sus seguidores se sostienen más en fundamentalismos que en realidades.
Los hechos acontecidos en los últimos días tras el deceso de Augusto Pinochet Ugarte se podrían evaluar en los siguientes escenarios.
EL PINOCHETISMO DESDE LO SIMBÓLICO
Un hecho político de proporciones se generó con el encendido discurso protagonizado por el nieto del dictador, el capitán Augusto Pinochet Molina. Ello provocó que el Ejército le diera la baja de la institución castrense. Sin embargo, sus palabras responden a una planificada estrategia mediática con el objetivo de instalar a Augusto Pinochet Ugarte y su legado como discurso político.
Pero la pregunta que surge es, ¿porqué lapidar la carrera militar de un joven oficial si él podía transformarse en el legado viviente del pensamiento pinochetista al interior del Ejército?. Era el único del Clan que formaba parte de las Fuerzas Armadas, lo ayudaba el hecho de llevar su mismo nombre, no esta vinculado a ninguna investigación judicial. ¿Qué lo motivó para tomar esta decisión?.
Los primeros análisis sostienen que el capitán Pinochet Molina era la pieza perfecta para provocar un quiebre al interior de las Fuerzas Armadas e instalar la figura de ex gobernante de facto y su legado en un icono ideológico para Chile.
Las palabras del capitán Pinochet estuvieron enfocadas, en la defensa política del antiguo régimen, sobretodo, en lo que se refiere a que en el país existió una guerra que acabó con el marxismo en plena Guerra Fría y donde el ejército chileno fue el victorioso. Por otro lado, fue abiertamente deliberante en cuanto a cuestionar a los otros poderes del estado. Estuvo en el límite de la sedición.
Paralelamente, la intervención del capitán Pinochet Molina entrega tres elementos para el análisis. El primero, su condición de nieto y militar que lo ubica como el continuador natural de su pensamiento y obra y, Segundo, el discurso buscó rescatar el “legado” del dictador, dar una respuesta política a la negativa del gobierno de declarar duelo nacional y a la falta de compromiso del Ejército de presionar al Ejecutivo para que así fuere. Por último, dar una señal a sus seguidores que “pinochetismo” hay para rato.
A estas alturas, el clan Pinochet sabía que el joven militar realizaría y es seguro que estaban calculadas con anticipación las consecuencias institucionales que provocarían sus palabras al interior del Ejército. Ello lo dejo entrever Augusto Pinochet Hiriart en entrevista con radio Agricultura al reconocer que su primogénito había presentado su baja dos días antes del discurso.
Sin embargo, este escenario podría tener diferentes consecuencias políticas dependiendo de la proporción del castigo. Hoy el Ejército aplicó la máxima sanción y la baja puede ser interpretada por los pinochetistas como una nueva muestra de persecución a los familiares del ex dictador y de todo lo que significa el legado del Capitán General.
Pero, también son dos las señales que se interpretan con la salida del nieto de Pinochet de la institución armada. La necesidad de que el pinochetismo se aleje de la institucionalidad castrense por la distancia que en estos años han asumido las Fuerzas Armadas bajo la doctrina Cheyre y, por que no decirlo, la probabilidad cierta que el ahora ex capitán Pinochet se transforme en el continuador del legado de su abuelo pero desde una trinchera distinto, la político.
EL PINOCHETISMO ORGANIZADO
El discurso del ahora ex capitán del ejército demuestra que el pinochetismo más duro no sólo existe sino que tiene capacidad de movilización y autonomía respecto de los partidos de la Alianza. Los medios de comunicación han calculado que en al funeral circularon más de 50 mil adherentes.
Sin duda que en estos días han demostrado capacidad de organización y autonomía respecto de los partidos que conforman la Alianza derechista y sienten que a los “políticos” no les deben nada. Es más existe dolor por su alejamiento de la figura del nonagenario general.
En sus retinas están las últimas declaraciones de los presidentes de la UDI y de Renovación Nacional quienes se desmarcaron de Pinochet al dejar en libertad de acción a sus parlamentarios para que lo visitaran en el Hospital Militar.
Los pinochetistas se caracterizan por su fundamentalismo y su cercanía ideológica con el nacionalismo más extremo. Ello quedó demostrado con presencia de nazis criollos en el funeral y las ya conocidas banderas de “Patria y Libertad” que rodearon el Hospital Militar. Hay que recordar también que el soldado más leal de ex general fue su abogado, Pablo Rodríguez Grez, fundador de la “araña negra”, quien lo defendió hasta su muerte.
Les duele que el Ejército tomará distancia del ex militar pero no les perdona a los líderes de la derecha tradicional y oligarca que hayan abandonado la figura del Capitán General para obtener una mejor votación electoral. El general Juan Emilio Cheyre es la prueba viviente de “su” dolor con las Fuerzas Armadas mientras que Sebastián Piñera y Joaquín Lavin son quienes representan la “traición a la obra de Pinochet”.
Se concentran en dos grandes ejes: La Fundación Pinochet y en las estructuras poblacionales de la UDI. A través de la primera, se empapan de la doctrina dado que agrupa a los ex colaboradores civiles y militares del régimen, además de los ex agentes de seguridad, mientras que la segunda, es el instrumento de penetración social de la ideología pinochetista. Si bien están ligados al gremialismo, el liderazgo de sus dirigentes es mínimo dado que ellos antes que militantes son pinochetistas.
LAS COMPLICACIONES DE LA CONCERTACIÓN
La figura de Augusto Pinochet Ugarte nuevamente se convierte en el centro de la política chilena. Su deceso significa asumir en lo público que la transición no ha terminado y que el país sigue fracturado.
La masiva presencia pública de sus seguidores puede ser el paso necesario que algunos esperaban para transformar al pensamiento del ex militar en una ideología organizada y de ultraderecha.
Por otro lado, los últimos hechos registrados demuestran que las acciones impulsadas por los gobiernos concertacionistas, como fueron la Mesa de Diálogo, la Comisión Valech y Rettig y la renuncia anticipada de Pinochet como senador vitalicio resultaron ser meros cambios políticos cosméticos dado que no fueron capaces de resolver el problema de fondo, la reconciliación.
Para la Concertación, la formación de un nuevo referente pinochetista podría complicar su aparente calma dado que podrían capitalizar el descontento social bajo una mirada populista y nacionalista tal como lo han realizado a través de los movimientos de deudores habitacionales.
Por ello, resulta fundamental que en el análisis actual no se mímense lo sucedido en el masivo funeral del Capital General ni mucho menos la señal política que envío el Clan Pinochet. El nuevo escenario se construye con un ex general muerto pero con partidarios dispuestos a no dejar que la obra de Augusto Pinochet Ugarte se olvide.
Por Roberto Portilla. Editor General de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 14 de diciembre de 2006.
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