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T r i b u n a c h i l e n a

El nazi fascismo del Ejército de Chile

Funerales de Pinochet dejaron de manifiesto que las nuevas generaciones de oficiales siguen siendo adoctrinadas en ideologías anti democráticas, pese al tranquilizador discurso de gobiernos concertacionistas


Alejandro Díaz, profesor universitario
(14/12/06)

LAS IMÁGENES DEL funeral del más conspicuo representante del Ejército de Chile de los últimos 40 años ameritan darse el tiempo para discutir una cuestión que atañe al conjunto de la sociedad y en particular al alto mando institucional: ella se refiere a los procesos formativos de la Escuela Militar.

Hasta hace un tiempo estábamos convencidos de que la malla curricular de la Escuela Militar se había democratizado lo suficiente como para pensar que los oficiales del Ejército de nuestro Estado democrático se formaban en una doctrina de respaldo de los derechos humanos y de respeto a los procesos de democratización de la sociedad chilena.

La Concertación nos había hecho suponer, que no sólo la malla curricular de la Escuela Militar había desterrado las concepciones nazi fascistas de sus asignaturas, sino que los oficiales se trasformaban educativamente para actuar en una sociedad democrática. Hasta hace poco, en múltiples foros, se escuchaba decir reiterativamente que estábamos en presencia de una profunda modernización del Ejército de Chile, que incluso había homologado sus procesos formativos a los de la educación universitaria.

Sin embargo, los sucesos ligados a la muerte y posterior rito fúnebre, con trompetas de honor, al ex comandante en jefe Augusto Pinochet torna evidente, de nuevo, la inconmovible estructura genotípica del Ejército de Chile: mostraba su inalterable habitus cultural, de socialización ininterrumpida de un esquema ideológico sustentado en las directrices de los oficiales prusianos de principios de siglo XX, refrendada por la posterior ideología de la seguridad nacional de la década de los sesenta, que denotan ela persistencia y prevalencia de los esquemas teóricos tradicionales en las mallas curriculares de los institutos armados.

La situación es preocupante. Las exposiciones que a veces se difunden en los canales del Congreso han mostrado en los últimos meses exposiciones de Oficiales de alta graduación de las Fuerzas Armadas, que revelan una situación lamentable en los aspectos teóricos y formativos de sus exposiciones. Suponemos que estos Oficiales actúan como profesores de sus institutos de formación y debemos suponer que a su vez, que ellos fueron formados por la literatura, que a manera de ejemplo, citaba el comandante en Jefe del Ejército en el responso fúnebre del Dictador, es decir los libros de geopolítica y de formación militar del fallecido Golpista. Si estos son citados, ¿significa que éstos están vigentes en los currículos de los futuros Oficiales?

Si esta situación se corresponde con la realidad, estamos en graves problemas. Hasta el momento, los Ministros de Defensa de la Concertación nos habían hecho creer que todo estaba controlado y que gradualmente se estaba interviniendo en la formación de los “Oficiales de la República de Chile”. La realidad nos deja en evidencia una verdad muy distante. Todos los gobiernos de la Concertación han optado por confiar en el comandante en jefe de las fuerzas armadas, la responsabilidad por los procesos formativos de los oficiales de las tropas encargadas de gestionar la violencia armada. Y tenemos el resultado, al menos en el “grado de capitán”.

Sucesivas generaciones de oficiales pueden ser testeadas por el habla de uno de sus efectivos. El discurso de uno de sus oficiales en el rito funerario del Dictador nos coloca a todo el país, en el mismo punto de los años 90. ¿Qué hacer con un Ejército formado o deformado en la doctrina de seguridad nacional y con campos referenciales culturales de valoración mesiánica de los códigos germánicos hitlerianos? ¿Que el capitán Pinochet Molina estaba obnubilado por la muerte de su abuelo? ¿Y el propio discurso del Comandante en Jefe, evidenció acaso una actitud radicalmente distinta? ¿Se corresponde sus palabras con la vigencia de un Estado democrático que abomina de los crímenes de la Dictadura de Pinochet?

Por ello, el conjunto de las fuerzas democráticas en el país deben mirar con especial preocupación y amenaza lo ocurrido en la ceremonia. No porque exista un remanente nazi pinochetista en el territorio nacional, sino porque ese núcleo minoritario se las arregla para nutrir con sus camadas de jovenzuelos para formarlos como Oficiales del Ejército de Chile. Los núcleos pinochetistas de Temuco, Valdivia, Puerto Montt, Talca Linares, se las arreglan, sin mediar Concertación, por habitus, para enviar de tanto en tanto a uno de los suyos a las Escuela Matrices de las Fuerzas Armadas. Así, tal como ha sucedido en los 200 años de historia de Chile, los oficiales provienen mayoritariamente de los núcleos conservadores más recalcitrantes de una clase media provinciana, de cultura mediocre, católica casi integrista y preñados por las culturas y habitus de las clases medias arribistas y serviles a los grupos económicos dominantes.

El habitus cultural del capital social de estos futuros oficiales tenderá a ser en general, de hábitos machistas, conservador, arribista, xenófobo, homofóbico y racista. La cultura de la clase media conservadora chilena así lo es; no será extraño, entonces, que los hijos que ella destine a las Escuela Matrices de las Fuerzas Armadas, también estén impregnados de este mundo particular de ideas sobre la vida y el Mundo.

¿Seguimos estando en problemas con el núcleo cancerbero del orden o no? ¿Se atreverá la Presidenta a intervenir en la formación de estos oficiales? ¿Veremos algún día a Oficiales de origen mapuche, mestizos o provenientes de las poblaciones de La Pincoya, la Victoria, La Pintana o Puente Alto? ¿Podrán algún día ser nuestros Oficiales ser hijos de madres solteras o separadas? ¿La modernización significará rescatar los procesos formativos de las Fuerzas Armadas, para los proceso de democratización del conjunto de la sociedad chilena? Muchos chilenos seguimos esperando noticias de una democratización real de unas fuerzas armadas que nos pertenecen a todos y que financian sobre todo los más pobres.



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