Educación chilena: 77% la califica de regular y mala
Mediocre o mala. Esa es la percepción que hay de nuestra educación, según una encuesta aplicada en 226 establecimientos del país. Apoderados, profesores y directores culpan del fracaso escolar a los estudiantes. Y en el sector municipal, tres de cada cuatro docentes creen que sus alumnos lograrán algo más que cuarto medio.
“Los años que vienen seguirán siendo movidos para el sistema educativo chileno”. Con esta sentencia finalizó la entrega de los resultados de la VI Encuesta Actores del Sistema Educativo, realizada por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) de la Universidad Alberto Hurtado. Y la cita se justifica a la luz de los resultados, ya que la percepción de calidad que padres y alumnos tienen del mismo descendió a la mitad desde 2004. Es decir, si casi un 40% de los alumnos pensaba ese año que la educación chilena era buena o muy buena, este año sólo lo cree un 20%. Y la cifra desciende de 35% a 11% en el caso de los apoderados. El problema es que más del 80% de los padres y estudiantes encuestados tienen dentro de sus expectativas llegar a la educación superior “lo que produce una tremenda frustración, que es la base para los movimientos sociales como los que vivimos este año”, dice Marcela Román, subdirectora del CIDE y presentadora del estudio. Las expectativas de los padres se suman a la arraigada idea de que la escuela tiene como misión principal educar para llegar a la universidad, hecho que choca con el bajo porcentaje de egresados de la educación municipal que lo logran, los que, según cifras del Consejo Superior de Educación, alcanza el 31%.
CulpablesUn dato interesante arrojado por la encuesta es que tanto profesores, apoderados y directores coinciden en culpar a los alumnos de los bajos resultados. Y éstos no lo desmienten. El 61% se siente responsable de sus fracasos escolares. Esto, sumado a que los jóvenes consideran (46%) que el principal problema de la educación radica en la pobreza de las familias, “una mirada que los condena a creer que siempre tendrán malos resultados y a fracasar, desde antes de empezar”, señala Carolina Velasco, investigadora del Instituto Libertad y Desarrollo. No deja de llamar la atención la mirada crítica y las bajas expectativas que tienen los profesores de sus alumnos. De hecho un 53% de ellos piensa que los estudiantes son los responsables de la mala educación en Chile. Y eso no es todo. Uno de cada cuatro docentes del sector municipal considera posible que sus alumnos lleguen a la educación superior.Esta “poca fe” y la carga de responsabilidad que se entrega a los jóvenes es materia de preocupación en el CIDE.Javier Corvalán, investigador de este centro, dice que la encuesta refleja uno de los grandes problemas de este sistema educativo: “Culpabilizar a sus usuarios de los fracasos, mientras los verdaderos responsables no pasan por el juicio público”.
Segmentación evidenteOtro de los aspectos que reveló la encuesta, realizada en 226 establecimientos del país, es la alta segmentación del sistema. Más del 70% de los apoderados de escuelas municipales declara no haber terminado su enseñanza media, mientras en el sector particular la cifra es inferior a 4%. En cuanto a la percepción de calidad, los más críticos son los apoderados del sector particular pagado, es decir, los que obtienen mejores resultados en el Simce y en la PSU. Sólo un 10% de ellos creen que la educación chilena es buena. A pesar de la visión pesimista que tienen los actores del sistema general, las cifras se invierten cuando se les pregunta acerca de su propio establecimiento. Más de la mitad de los padres, alumnos, profesores y directores (estos últimos, en un 75% de los casos) creen que la calidad del colegio en el que están es buena o muy buena. Esto se explica, según Marcela Román “por la natural propensión a justificar nuestra elección de colegio y el lugar donde trabajamos”. En cuanto a los resultados del Simce y su utilización, sorprende que -desde el 2004 a esta fecha- baje la importancia que los padres le asignan a esta prueba para elegir el colegio de sus hijos, sobre todo en el sector particular pagado, donde sólo un 37% declara que es importante en su decisión. Esta cifra se refuerza con el tercio de padres que declara que no se cambiaría de su establecimiento. Los datos, según el análisis de Javier Corvalán, rompen con la idea de que los padres están dispuestos a cambiar a sus hijos de colegio y así sacar del sistema a los malos establecimientos, lo que es la base del sistema de financiamiento actual. Marcela Román va más allá. “Los padres eligen dónde estudian sus hijos más por distinción social que por los resultados del Simce”. LN
Ficha técnicaLa encuesta se realizó durante los meses de agosto y septiembre de este año, en 226 establecimientos municipales, subvencionados y particulares del país. Participaron unos 200 directores, 900 docentes, 7 mil estudiantes y 4 mil apoderados.
“Los años que vienen seguirán siendo movidos para el sistema educativo chileno”. Con esta sentencia finalizó la entrega de los resultados de la VI Encuesta Actores del Sistema Educativo, realizada por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) de la Universidad Alberto Hurtado. Y la cita se justifica a la luz de los resultados, ya que la percepción de calidad que padres y alumnos tienen del mismo descendió a la mitad desde 2004. Es decir, si casi un 40% de los alumnos pensaba ese año que la educación chilena era buena o muy buena, este año sólo lo cree un 20%. Y la cifra desciende de 35% a 11% en el caso de los apoderados. El problema es que más del 80% de los padres y estudiantes encuestados tienen dentro de sus expectativas llegar a la educación superior “lo que produce una tremenda frustración, que es la base para los movimientos sociales como los que vivimos este año”, dice Marcela Román, subdirectora del CIDE y presentadora del estudio. Las expectativas de los padres se suman a la arraigada idea de que la escuela tiene como misión principal educar para llegar a la universidad, hecho que choca con el bajo porcentaje de egresados de la educación municipal que lo logran, los que, según cifras del Consejo Superior de Educación, alcanza el 31%.
CulpablesUn dato interesante arrojado por la encuesta es que tanto profesores, apoderados y directores coinciden en culpar a los alumnos de los bajos resultados. Y éstos no lo desmienten. El 61% se siente responsable de sus fracasos escolares. Esto, sumado a que los jóvenes consideran (46%) que el principal problema de la educación radica en la pobreza de las familias, “una mirada que los condena a creer que siempre tendrán malos resultados y a fracasar, desde antes de empezar”, señala Carolina Velasco, investigadora del Instituto Libertad y Desarrollo. No deja de llamar la atención la mirada crítica y las bajas expectativas que tienen los profesores de sus alumnos. De hecho un 53% de ellos piensa que los estudiantes son los responsables de la mala educación en Chile. Y eso no es todo. Uno de cada cuatro docentes del sector municipal considera posible que sus alumnos lleguen a la educación superior.Esta “poca fe” y la carga de responsabilidad que se entrega a los jóvenes es materia de preocupación en el CIDE.Javier Corvalán, investigador de este centro, dice que la encuesta refleja uno de los grandes problemas de este sistema educativo: “Culpabilizar a sus usuarios de los fracasos, mientras los verdaderos responsables no pasan por el juicio público”.
Segmentación evidenteOtro de los aspectos que reveló la encuesta, realizada en 226 establecimientos del país, es la alta segmentación del sistema. Más del 70% de los apoderados de escuelas municipales declara no haber terminado su enseñanza media, mientras en el sector particular la cifra es inferior a 4%. En cuanto a la percepción de calidad, los más críticos son los apoderados del sector particular pagado, es decir, los que obtienen mejores resultados en el Simce y en la PSU. Sólo un 10% de ellos creen que la educación chilena es buena. A pesar de la visión pesimista que tienen los actores del sistema general, las cifras se invierten cuando se les pregunta acerca de su propio establecimiento. Más de la mitad de los padres, alumnos, profesores y directores (estos últimos, en un 75% de los casos) creen que la calidad del colegio en el que están es buena o muy buena. Esto se explica, según Marcela Román “por la natural propensión a justificar nuestra elección de colegio y el lugar donde trabajamos”. En cuanto a los resultados del Simce y su utilización, sorprende que -desde el 2004 a esta fecha- baje la importancia que los padres le asignan a esta prueba para elegir el colegio de sus hijos, sobre todo en el sector particular pagado, donde sólo un 37% declara que es importante en su decisión. Esta cifra se refuerza con el tercio de padres que declara que no se cambiaría de su establecimiento. Los datos, según el análisis de Javier Corvalán, rompen con la idea de que los padres están dispuestos a cambiar a sus hijos de colegio y así sacar del sistema a los malos establecimientos, lo que es la base del sistema de financiamiento actual. Marcela Román va más allá. “Los padres eligen dónde estudian sus hijos más por distinción social que por los resultados del Simce”. LN
Ficha técnicaLa encuesta se realizó durante los meses de agosto y septiembre de este año, en 226 establecimientos municipales, subvencionados y particulares del país. Participaron unos 200 directores, 900 docentes, 7 mil estudiantes y 4 mil apoderados.
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