Blogia
T r i b u n a c h i l e n a

Peru

Peru: Adiós Humala

Por  Oscar Ugarteche     

 

 

Tras la "masacre política” de diciembre del 2011, Ollanta Humala ha decidido convencer al mundo de que no solo es un militar sin palabra, sino un político con ideología neoconservadora. Este convencimiento se lo hizo primero a los venezolanos que lo apoyaron en la campaña del 2006 y luego a los brasileños que lo apoyaron en el 2011, y ahora lo viene llevando a la calle. No ha bastado “limpiar” a su gobierno de funcionarios progresistas, ahora es fundamental declarar la lucha de clases a la antigua, a balazo limpio. En distintas partes del Perú, y con el aplauso de la pintoresca y bravucona derecha nacional, Ollanta Humala y su gobierno se enfrentan y desafían al pueblo que ha votado por él. ¿Para qué? Humala pretendió ser el caudillo progresista esperado en dos décadas. Participante del Foro de Sao Paulo, los partidos políticos de la izquierda latinoamericana lo acogieron y apoyaron en sus campañas diversas desde el 2005. La derecha lo acusó por todo esto de ser primero el candidato de Chávez y la señora Heredia fue perseguida por una parte de la prensa peruana a partir de las elecciones del 2006 por sus vínculos con Venezuela. Por esto tuvo de portavoces de campaña a Mocha García Naranjo y a Nicolás Lynch que venían de las izquierdas. Luego de su salto a la esfera de influencia de Brasil para la campaña del 2011, creando una mejor imagen de amigo de Lula da Silva y con posiciones más moderadas, la misma prensa lo persiguió por tener un asesor que representaba los intereses empresariales brasileños. El día del triunfo electoral, en junio del 2011, los titulares limeños no lo dieron por ganador sino por empate y anunciaron la necesidad de una concertación política. La derecha decía que éste no podría gobernar sin ella. De allí salió la baraja conservadora dentro del gabinete nombrado el 28 de julio del 2011. Sin embargo ni entonces ni después hubo concertación. La que hizo la derecha fue un asalto al poder. Lo que hay es una vuelta de la tortilla. Una revolución en su sentido cabal. Ganaron los que perdieron y perdieron los que ganaron como ya se dijo hasta la saciedad. Una cosa es la prensa limeña conservadora y otra la realidad política en el campo. Cuando en Espinar el 76% de la población que ha votado por el candidato ve como ya de presidente los agarra a balazos, la cosa está complicada. Peor si encima mete a la cárcel a la gente de la Vicaría de la Solidaridad de Sicuani por terrorismo que fue a ver qué pasa. Y aún peor, cuando además presiona al presidente de la Corte Suprema a hacer cosas reñidas con la independencia de poderes y lo consigue, permitiendo así el secuestro de autoridades electas para su juicio en otras jurisdicciones. Lo que hay en el Perú, a un año de electo el nuevo gobierno, es un régimen mafioso y matonesco no muy distinto al de Fujimori. Queda la interrogante de si Ollanta Humala piensa algo. Cualquier cosa. Y si tiene alguna línea. Cualquier línea. Reflejos políticos claramente no tiene. Descartado el verbo “pensar”, ¿Creerá que va a terminar su gobierno? ¿Cómo lo va a hacer? Que Washington piense que esto se arregla a balazos en el nombre del control del terrorismo es un tema relacionado al negocio de la venta de armas. Lo que a los peruanos nos concierne es nuestro país y adónde va. Cada vez hay menos ciudadanos dispuestos a que los atropellen en todo el país. Ese es el único complot. Hay más ciudadanía. Y los jóvenes de ahora son más ciudadanos que lo que han sido en mucho tiempo al margen de la geografía. Medio Oriente nos muestra que la calle pesa en el mundo y el Perú no es una excepción, aunque esa calle sea de tierra en un pueblo con un río contaminado al lado. Venimos de una dinámica de desintegración nacional que comenzó en la década del 80, cortesía de Sendero y García, a través de las masacres, la hiperinflación y el colapso económico de los años 80. Se intentó recuperar el sentido nacional mediante la estabilización económica de los años 90, las investigaciones sobre corrupción de Fujimori y sus secuaces, y la formación de Comisión de la Verdad en la primera parte del siglo XXI. Tras la elección de Humala en simultáneo tenemos como siempre a la cruz y la espada actuando juntas. El Primer Ministro nombrado en diciembre resulta una expresión del fujimorismo castigado en junio del 2011 por el voto presidencial. Este ha tomado partido en un tema muerto y acabado, como es la sentencia de la Corte Interamericana sobre la Embajada del Japón (1997). Al mismo tiempo, el cardenal echó al padre Gastón Garatea S.S.C.C., ex Comisionado de la Verdad, de la práctica religiosa en Lima. El tema de los militares en los años aciagos ha revivido de la mano de cruz y la espada. Días más tarde se violentaron las protestas sociales anti mineras mientras la policía secuestraba a los alcaldes para enjuiciarlos fuera de su jurisdicción legal. En el Perú, los derechos humanos de los alcaldes son una cojudez total, parafraseando. El tono de la renuncia de la congresista Verónica Mendoza del Partido Nacionalista la mañana del lunes 4 de junio debería de alertar a Humala y todo su combo, civil, religioso y militar, que pueda que no acabe su periodo. Dice: “La represión como un resorte automático frente a las demandas populares genera más resistencia de la gente, cayendo en un círculo vicioso. No obstante, condenamos tajantemente todo tipo de violencia venga de donde venga. Es necesario que las organizaciones sociales, la sociedad civil y todos los sectores que expresan su malestar por la imposición de las industrias extractivas se manifiesten de forma democrática, organizada y pacífica. Ni un muerto más, ni civiles ni personal policial. ¡Ni un muerto más! Hago un llamado a defender la vida con la vida, no con la muerte.” Y la Coordinadora de Derechos Humanos el mismo lunes 4 de junio ha pedido la renuncia del Premier Valdés. Si los jóvenes tomaran conciencia de su poder, esto podría devenir en marchas de renuncia del Presidente de parte de organizaciones crecientes de la población afectada no solo por la minería sino por el engaño electoral del 2011. Mientras tanto faltan cuatro años de gobierno. - Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI y coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org

Fuente:http://www.alainet.org/active/55363

Perú: Un camino peligroso

 

Por Gustavo Espinoza (NUESTRA BANDERA)

 

 

 

El miércoles 2 de mayo, a las 2 de la tarde, fue encontrado el cadáver del sub oficial de la Policía Nacional César Vilca Vega. Fue su padre el autor del hallazgo, luego de caminar 7 horas desde el poblado de Kiteni, por los agrestes senderos de la selva peruana. El cuerpo del agente del Estado registraba los efectos de tortura y disparos con los que había sido ultimado por los supuestos “terroristas” liderados por Martín Quispe Palomino, el publicitado “Gabriel”.

 

Múltiples interrogantes saltaron en forma casi inmediata ante este hecho infausto ¿Por qué fue el padre el sub oficial quien tuvo que buscarlo? ¿No era esa tarea del Estado? ¿Por qué se desplazó sólo por esos inhóspitos corredores, a merced del terror, pero también de la implacable naturaleza? ¿Por qué no se hizo la búsqueda de los sub oficiales que quedaron en la zona luego de la huida del helicóptero presutamente agredido por los “subversivos”? ¿Por qué el sub oficial Luis Astuquillca tuvo que salvarse solo y “aparecer” luego de 17 días como si fuera un resucitado? ¿Por qué debió fue el esforzado padre de Vilca el que tuvo que trasladar el cuerpo de su hijo durante siete horas en un transporte de servicio público, en lugar de contar siquiera con un vehículo policial? ¿Por qué debió confiar en pobladores nativos de una etnia local, a los que no conoció antes, en lugar de actuar asistido por las autoridades en la búsqueda de su hijo?
Estas preguntas aún no encuentran respuesta satisfactoria. Ella se deduce de lo que dijera en Chimbote el Jefe del Estado al inaugurar el proyecto Chinecas: las autoridades policiales y militares se abstuvieron de actuar porque no cuentan con la confianza de la población. Al decir eso, el Presidente Humala, captó el sentido de la indignación ciudadana y tal vez sin proponérselo, puso el dedo en la llaga. Y es que, en efecto, la población de la zona pareciera confiar más en los “efectivos” de Gabriel que en las instituciones armadas que operan en la región. Después de todo, al primero lo perciben casi como una leyenda, y sólo han tenido la ocasión de verlo en las pantallas de la televisión nacional y en los grandes medios a partir de la “conferencia de prensa” que ofreciera en el bosque a los periodistas que lo hallaron a mediados de abril. En cambio, a las instituciones formales las “sienten” cuando se desplazan armadas hasta los dientes, incursionan en poblados o atacan desde el aire poblaciones indefensas en busca de supuestos “combatientes” que no aparecen nunca.
Porque es bueno que se subraye que desde el presunto “secuestro” de 37 obreros de empresas que operan en la zona y su posterior limitaciones poco más tarde, no ha sido capturado ninguno de los “hombres de Gabriel”. Ellos se han dado maña para huir, esconderse en la selva o simplemente esfumarse para disparar a distancia, dado que -según parece- por efecto de sus fusiles y sus “minas” anti personales, han sido victimados otros integrantes de la Fuerza Pública. Los “narco terroristas”, como los llama la “prensa grande” simplemente se han escabullido en tanto que las autoridades han enmudecido, incapaces de explicar lo que está ocurriendo.
Esta incapacidad ha subido rápidamente en la escalera del Estado y se ha expresado en la conducta concreta de dos ministros que hoy están al borde de la censura. Daniel Lozada, titular del Despacho del Interior, y Alberto Otárola, del Ministerio de Defensa -abucheados en los funerales de Vilca- no han tenido solvencia suficiente y no han sido capaces de sustentar una tesis razonable que ayude a comprender lo ocurrido. En otras palabras, con sus desatinos, y su silencio, han confirmado que, en esa región del país, el Estado simplemente no existe -en verdad, no existió nunca- y la vida se desenvuelve a partir de bandas anónimas que nadie sabe a ciencia cierta al servicio de quién operan.
Pareciera que “los mandos”, no mandan. Y si mandan, nadie les hace caso. Y si les hacen caso, lo hacen al revés, con tanta incapacidad que no logran atinar en nada. Se les escapa todo sin que puedan darse cuenta siquiera de dónde están ellos mismos. Bien podría el país preguntarse si tamaña inopia resulta consecuencia de una idiotez sin límite, o de una complicidad activa. Es difícil hallar en estos extremos, un punto medio.
¿Qué hubo del “rescate impecable” de los 37 trabajadores? Nada. No fueron rescatados. Fueron abandonados en la selva por sus captores y debieron caminar siete horas hasta hallar un centro poblado que los auxilió. Sólo después de eso llegó el Estado a cantar victoria. ¿Qué se supo del Cerco implacable que las autoridades castrenses dispusieron en la zona para capturar a Gabriel y sus subordinados? Tampoco nada. Un militar y dos policiales murieron con tiros a distancia o explosiones locales, pero nadie fue intervenido ni detenido. ¿Qué se conoció del desplazamiento de la supuesta “columna” narco terrorista que desde el VRAE se corrió hasta La Convención y que hoy amenaza llegar hasta la selva de Puno cubriendo una muy extensa franja del territorio nacional sin que nadie los vea, excepto los periodistas a los que ofrecen “declaraciones exclusivas”.
Hoy viernes 4 de mayo, por ejemplo, el diario “Correo” –uno de los más calificados voceros de la derecha peruana- publicita en su página central y de la manera más destacada, las declaraciones del supuesto “Gabriel”, recogidas de una computadora en dos memorias de USB. Se trata del relato contenido en un documento titulado pomposamente “Campañas y contracampañas de cerco y aniquilamiento dentro de la tercera fase de la guerra popular democrática prolongada del Perú”. Tras tan farragoso título se narran los “contactos” que Gabriel y los suyos tuvieron en el pasado con los servicios de Inteligencia en los años de Fujimori y Toledo. Y se muestran las “maniobras” que les hicieron a ellos con el propósito de “engañarlos” y “distraerlos”. ¿Podría alguien en su sano juicio creer que estas gentes se burlaron tantos años de los servicios secretos peruanos? Y si así hubiese, por ventura, ocurrido ¿Podría haber ocurrido lo mismo con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, con la DEA, con la Base de Santa Lucía y con las misiones militares yanquis que operan en nuestro territorio y que entran y salen de él como Pedro en su casa? Eso, es ciertamente más difícil.
Hay quienes aseguran que no es posible combatir “por tierra” a estos presuntos “alzados en armas”. Recomiendan por eso bombardear con Napalm la extensa zona que va desde el sur de Huancayo hasta el norte de Puno, pasando por Huancavelica, Apurimac y Cusco. Sólo así -afirman- será posible “acabar” con estos grupos. Más allá de lo demencial de la propuesta está un hecho particularmente siniestro: se busca meter en la cabeza de los peruanos la idea que aquí se desarrolla una guerra de alta intensidad, que requiere armas letales de calificada potencia y que tiene como escenario un extenso territorio que nadie es capaz de controlar. Esa misma argumentación se esbozó en su momento para justificar una intervención norteamericana en otras regiones del planeta ¿Se busca eso aquí?
Probablemente. No olvidemos que para la administración yanqui el tema principal es el petróleo y el enemigo más duro en el escenario sudamericano es el Presidente Chávez y el gobierno de Venezuela, a quien no podrá vencer en los comicios de octubre próximo.
Una agresión armada contra ese país con seguridad forma de los planes estratégicos de la CIA, incluso independientemente de lo que hoy se proponga hacer el Presidente Obama. Pero sería muy burdo, ciertamente, pensar en la posibilidad de un desembarco de Infantes de Marina en las playas de La Guayra para tener “a tiro” a las autoridades de Caracas. Sería mejor pensar en un plan de copamiento externo que, proveniente de otros países de la región, empeñados en una guerra que “no pueden controlar” y para la que han solicitado ayuda militar estadounidense; llegue al territorio Venezolano “combatiendo el terrorismo y la subversión”. Para eso, resulta indispensable “regar” bases militares en la amazonía. Y un buen modo de justificarlas es la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo
Quedaría de ese modo a tiro de honda no sólo la franja del Orinoco, que tiene petróleo suficiente para abastecer Venezuela en los próximos 400 años; sino también la cuenca hidrográfica del Amazonas, a la que acceden Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Brasil. Ideal para un mundo en crisis y en una circunstancia en la que el líquido elemento asoma convertido en una potencial riqueza.
Entretanto, el tema en debate sirve para encubrir otro: seudo informes “forenses” se han encargado de sacralizar a “los héroes” de Chavín de Huantar y liberar de responsabilidades a Hermoza Ríos, Vladimiro Montesino, Huamán Azurra y Zamudio, “demostrando” que los efectivos del MRTA se mataron solos en la residencia nipona; en tanto que en la sombra maniobran quienes buscan concretar acuerdos con Yanacocha para el proyecto Conga doblegando toda resistencia y neutralizar la capacidad de respuesta del movimiento popular. Un camino peligroso para la soberanía del país.

 

Familiares de desaparecidos peruanos esperan exhumaciones

PL

Familiares de más de dos mil peruanos desaparecidos esperan que el gobierno ponga en marcha un Plan Nacional de Exhumaciones para encontrar a sus parientes perdidos, dijo hoy un activista humanitario.

El expresidente de la desactivada Comisión de la Verdad que investigó la violencia de la llamada guerra interna de 1980 a 2000, Salomón Lerner Febres, hizo el comentario con motivo del Día Internacional de los Desaparecidos.

 

Según Lerner, el plan citado debe ser parte de la política de reparaciones a los afectados por la violencia de esos años, prometida la semana pasada por el primer ministro, Salomón Lerner, para satisfacción de organizaciones de derechos humanos.

Recordó que el informe de la Comisión de la Verdad, presentado en agosto de 2003, incluyó un registro preliminar de dos mil 144 desaparecidos. La nómina debió completarse con investigaciones de los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-06) y Alan García (2006-11), los que no cumplieron la tarea.

Según el citado informe, el mayor número de desaparecidos (722), principalmente tras ser detenidos por fuerzas militares, policiales o paramilitares, se registraron bajo el primer gobierno de García (1985-90).

Hubo además 679 desapariciones bajo la administración de Fernando Belaunde (1980-85), 559 bajo la de Alberto Fujimori (1990-2000) y 184 en fechas por determinar. La falta de esclarecimiento provoca que en las familias de los desaparecidos y en la sociedad peruana haya heridas que no han cerrado.

Lerber añadió que las exhumaciones de restos sepultados en fosas comunes abrirán un camino de esperanza y justicia para los familiares de las víctimas, a fin de que terminen de procesar debidamente el duelo por la pérdida de sus seres queridos.

Según dijo, el Plan Nacional de Exhumaciones debiera comenzar con la determinación de los lugares de los enterramientos y que, una vez extraídos los restos e identificadas, las fosas deben ser declaradas santuarios, una reparación simbólica a los desaparecidos. Recordó el reciente hallazgo casual de los restos de nueve campesinos apresados y asesinados en 1992 por el paramilitar Grupo Colina, dedicado a ultimar sospechosos de actividades armadas bajo el régimen de Fujimori.

 

Señaló que un número no precisado de matanzas similares se registraron en otras zonas del país, principalmente en la región andina, y que los restos de las víctimas fueron enterradas clandestinamente, lanzadas a abismos o incineradas. 

Un voto de dignidad: Ni Ollanta Humala ni Keiko Fujimori

Un voto de dignidad: Ni Ollanta Humala ni Keiko Fujimori
Por Luis Arce Borja
Las fichas del embuste están en la mesa. Tras la primera vuelta (10 de abril) los actores del circo electoral han comenzado a desfilar con sus verdaderos rostros. Ollanta Humala, que en la campaña presidencial se presentó como candidato del “pueblo”, “nacionalista”, y listo para los grandes cambios ha dado un giro en redondo para aliarse con la peste política del Perú. Ahí están ahora como actores del partido de Humala el reaccionario Mario Vargas Llosa, el ex presidente Alejandro Toledo un Felipillo de las transnacionales, el derechista partido Acción Popular, y hasta el ultraderechista Partido Popular Cristino (PPC) se apuntó en la lista de Humala y al estilo Vargas Llosa invoco a sus “dirigentes, militantes y simpatizantes” a votar y por “el mal menor para el Perú”. La izquierda oficial convertida ahora en el grupo de Humala solo reedita su conducta mercenaria para sostener el poder de turno.

El claro que pueblo peruano no tiene nada que ganar en las elecciones presidenciales del domingo 5 de junio. Si vota por Ollanta Humala se hace cómplice de un militar cínico, mentiroso y acusado de crímenes de guerra durante el régimen fujimorista. Si vota por Keiko Fujimori se hace cómplice de una mujer lumpen, ignorante, admiradora de su progenitor el criminal y corrupto Alberto Fujimori.
En cualquiera de los casos, nada ganará el pueblo. Los resultados no tienen ninguna importancia para el destino de los pobres del Perú. Con el militar o la hija de Fujimori, los que se beneficiaran serán los sátrapas, las transnacionales, las potencias mundiales, los grupos de poder, los parlamentarios prostituidos, las criminales fuerzas armadas. También saldrán ganando aquéllos que nunca pierden: los falsos izquierdistas, los busquillas, las ONG mercenarias y los eternos recolectores de mierda del poder que en Perú se llaman partidos políticos oficiales. Cualquiera sea el final de esta competencia electoral, el sistema político peruano permanecerá intocable con más crisis moral, más pobres, más miseria, más desocupación, más corrupción y mayores riquezas para los grupos de poder.
Los nuevos personajes en estas elecciones
En este proceso electoral los grupos de poder y los Estados Unidos tienen asegurado el triunfo electoral. No tienen pierde. Con trampa o sin trampa siempre serán ganadores. Es como si en el hipódromo un jugador apostaría por dos caballos trucados. Cualquiera de los dos así llegue cojeando a la meta, le otorga el premio mayor. Lo que distingue a Ollanta Humala y Keiko Fujimori es sobre todo su conducta para mentir y decir sin inmutarse hoy día una cosa y mañana otro cosa distinta. Sus discursos y programas de gobierno son letra muerta. Sirven como se dice en Perú para engañar cojudos pero no para gobernar.
Humala y Keiko tienen mucho en común. El primero viene de los inmundos cuarteles militares y formado por un padre (Isaac Humala fundador del “"etnocacerismo") delirante casi a la locura que sueña con el “poder de la raza cobriza” y el retorno a los confines del imperio Inca. La segunda proviene de un círculo familiar donde el crimen, la tortura (su mamá era torturada por su padre) y la delincuencia han sido su pan cotidiano.
Tanto Humala como Keiko representan, con diferentes estilos, los grupos de poder y al imperialismo norteamericano. La coincidencia principal entre ellos, es que uno y otro, están vinculados a las Fuerzas Armadas. Keiko con la alta jerarquía del ejército, la Marina y la aviación (herencia de su padre). Ollanta Humala está enganchado con la red clandestina que aún maneja Vladimiro Montesinos y la CIA americana al interior de las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, un ex militar que pertenece al el grupo de adeptos que dirige Ollanta Humala es el capitán del Ejército Rafael Franco de la Cuba. Este era en 1992 hombre de confianza de Vladimiro Montesinos. En ese tiempo se le conocía bajo el apelativo de “capitán capulina” y era el nexo entre el narcotráfico y la mafia de militares y policías que dirigía desde el ejército Montesinos. El ex militar Flanco de la Cuba es el abogado de Amílcar Gómez Amasifuén un suboficial del ejercito, militante del partido de Ollanta y amigo personal de este candidato presidencial. Amílcar Gómez Amasifuén ha sido acusado y proceso por sobornar en 2006 los testigos de las torturas y crímenes cometidos por Ollanta Humala en 1992 cuando este se hacia llamar “capitán Carlos” y dirigía una patrulla militar en la localidad de Madre Mía en la selva peruana. Este problema volvió a salir a la luz en marzo del 2011 cuando el “capitán capulina” fue descubierto entregaba dinero a los testigos de los crímenes cometidos por Ollanta Humala.
En 1992 Franco de la Cuba se hizo conocido cuando se descubrió que era el encargado de hacer las coordinaciones entre el conocido narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera alias “Vaticano y Montesinos. Este narcotraficante pagaba a la mafia de Montesinos 50 mil dólares mensuales para que la policía antidroga no interviniera la pista de aterrizaje que utilizaba en la selva para sacar droga a Colombia. En 1992 Montesinos exigió aumentar la cuota de pago, éste se negó y sufrió la represalia del asesor de Fujimori, quien ofreció 100 mil dólares por la “captura, vivo o muerte del narcotraficante”. Finalmente Vaticano fue capturado, torturado y recluido en una prisión de la Base Naval del callao. En 1996 frente a un juez, revelo sus vínculos con Vladimiro Montesinos y el capital Franco de la Cuba. En 1998 el “capitán Capulina” fue acusado de narcotráfico y pasó dos años en prisión. En el 2003 durante el gobierno de Alejandro volvió al ejército, y ahora trabaja para Humala.
¿Humala de izquierda?
A las continuas visitas de Humala a la embajada norteamericana en Lima, hay que agregar sus zigzag políticos en la entraña misma de la derecha y ultraderecha peruana. Después de los resultados de la primera vuelta electoral de abril pasado lo único que ha hecho es arrastrarse a los pies de la derecha peruana. Para este fin ha renunciado a sus predicas de “nacionalista”, “populista” y hasta de “izquierda”. Para dar prueba de su fidelidad derechista ha atacado al gobierno del venezolano de Hugo Chávez que antes dijo admirar y se ha declarado respetuoso de las transnacionales y de los intereses americanos en Perú.
Para la segunda vuelta (domingo 5 de junio) va en alianza con el ex presidente Alejandro Toledo cuyo gobierno (2001-2006) fue la continuación del régimen mafioso de Alberto Fujimori. Otro de sus aliados es el ultraderechista Mario Vargas Llosa quien ha dicho “voy a votar por Humala y voy a pedir a los peruanos democráticos que hagan lo mismo que yo. Mi esperanza es que lo que dice Humala sea verdad…Es el mal menor”. En el lenguaje de Vargas Llosa “el mal menor” significa algo como vomitar y comerse el vomito.
Para las elecciones del 2006 cuando la contienda presidencial se definía entre Alan García y Ollanta Humala utilizó la misma frasecilla. Convocó a votar por “mal menor” y sostuvo la candidatura del aprista García Pérez. Al mismo tiempo calificó a Humala de “caudillo militar y nacionalista”. En el 2009 Mario Vargas Llosa fiel a su voto a favor del “mal menor” defendió al gobierno de Alan García. Lo hizo cuando el régimen aprista había asesinado a más de 200 indígenas de la amazonía peruana. Esta matanza fue ejecutada en Bagua (Amazonas) en junio del 2009.
¿Vargas Llosa con la izquierda?. Este escritor, aparte de escribir novelas, su deporte favorito es alquilarse a los gobiernos más poderosos del planeta. Apoyó el régimen de George Bush y aplaudió la guerra contra Irak, afirmando que las tropas norteamericanas habían llegado a ese país árabe para restablecer la democracia y que por ello este pueblo era feliz. Vargas Llosa esta vinculado a los peores gobierno de America Latina y de Europa. En España se siente cerca del ultraderechista José María Aznar. En 2009 justificó y apoyo el golpe militar contra el Presidente Zelaya en Honduras. Ha sostenido el gobierno criminal y narco de Colombia que dirigió Álvaro Uribe. En agosto del 2010 apoyó al candidato presidencial de la derecha chilena, el empresario Sebastián Piñera. Recorre America Latina vomitando odio contra Cuba. Ha calificado a Fidel Castro de prehistórico. Hace campaña contra el gobierno de Venezuela, Bolivia y Brasil.
Otro de los recientes aliados del militar Ollanta Humala es Acción Popular (AP) una organización de la derecha peruana que estuvo en el gobierno entre 1980 y 1985. Este partido defendió entre 1990 y el 2000 al régimen de Alberto Fujimori. El diario Expreso un medio de comunicación de Acción Popular recibía millones de dólares del Servicio de inteligencia Nacional (SIN) que dirigían Vladimiro Montesinos. Junto a Acción Popular se alista para votar por Humala el Partido Popular Cristiano (PPC), cuyos dirigentes han convocados a sus militantes y dirigentes votar por el “mal menor para el Perú” que en otras palabras significa ahora apoyar al militar candidato a la presidencia del Perú.
Finalmente hay que decir, que votar en las condiciones actuales del Perú, no solo significa ser cómplice de una evidente desgracia política, sino también dar un cheque en blanco a dos candidatos sátrapas para hundir más al Perú. Los pobres, y aquí hablamos del 90 por ciento de la población, no deben esperar nada de estas elecciones. Lo que la derecha y la inmunda izquierda denominan “mal menor” es una trampa para avalar el fraude electoral en marcha. “El mal menor”, es una sinrazón en los asuntos políticos, es un trafico del lenguaje y de la practica democrática de los pueblos.
Frente a esta situación los peruanos deben quedarse en casa, y de lejos ver la pelea de perros. No votar en estas circunstancias es una acción de protesta. Es fundamentalmente un asunto de dignidad personal, de ética y de defensa del pensamiento libre de los peruanos.

 

Ollanta: ¿Terremoto y tsunami juntos?

Ollanta: ¿Terremoto y tsunami juntos?

Por Gustavo Espinoza

Pareciera que para la derecha peruana el que Ollanta Humala lidere las encuestas para los comicios del 10 de abril equivale a varios terremotos y tsunamis juntos.

Probablemente influida, y aterrada, por los estragos de la tragedia nipona, ve en el candidato presidencial de Gana Perú una amenaza mayor que la explosión de la central nuclear de Fukushima y grita desesperadamente pidiendo el auxilio del mundo.
No de otro modo puede interpretarse lo que ocurre aquí: bastó que el domingo por la noche las principales encuestadoras dieran sus reportes ubicando al Comandante en el primer lugar de las preferencias electorales con un 23.1%, para que a primera hora del día siguiente se anunciara el más singular de los cataclismos financieros:
Cayó la bolsa de valores, se disparó el precio del dólar, cundió el pánico en los mercados, subió el precio de los artículos de primera necesidad, el costo de los alimentos voló por los aires, se retrajo la inversión externa, asomó en el escenario el peligro de la más desbocada inflación. Fue ese, a partir de allí el coro ululante de la radio, la televisión y la prensa de la Clase Dominante.
Pareciera entonces que hubiesen caído sobre los peruanos las maldiciones del infierno y que el diluvio universal hubiese quedado convertido en una inundación de pacotilla, comparado a lo que se vendría después de contar los votos de la jornada electoral que se avecina.
Todos los segmentos de la derecha tradicional dispararon fuego graneado a partir del lunes 28 de marzo con el propósito de intimidar al electorado a fin que “se arrepienta”, y no cometa “el increíble error” de votar por Ollanta Humala.
En forma paralela la derecha se lamentó por la dispersión de su electorado, dividido hoy como está en cuatro opciones que compiten entre si; contrariando el optimismo que antes la llevara a asegurar que ese escenario le era altamente favorable porque le permitía “escoger en democracia” la alternativa más justa para el efecto de la “afirmación del proceso”
Y es que, en efecto, en el plano electoral las cosas marcharon por un carril distinto al originalmente previsto: la cantada división de la izquierda, se convirtió en unidad; y el pluralismo de la derecha, en dispersión. Hoy Ollanta corre virtualmente solo, enfrentado a Toledo, Castañeda, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski los cuatro equinos del Imperio.
Con maniobras sutiles -aunque en su momento costosas, y hasta injustas- en su momento Ollanta Humala se dio maña para dejar en el camino a sus competidores reales en el campo popular.
Alberto Pizango, el Padre Arana y hasta el Movimiento Nueva Izquierda -el MNI- debieron abandonar la carrera electoral pagando un alto precio por ambiciones desmedidas, o cálculos mal hechos. Después -y más recientemente- Manuel Rodríguez Cuadros -el candidato negado de Susana Villarán- abandonó la contienda. Así, Humala quedó sólo en el bolo galopando por fuera mientras sus adversarios se mordían con fiereza.
Hoy, en los predios de la Clase Dominante surgen voces urgiendo a los representantes de sus intereses que “depongan sus ambiciones” y se unan. Incluso, no han faltado quienes solicitaran la renuncia de unos, en beneficio de otros, para “cerrarle el paso” al candidato “anti-sistema”. Lo malo -para ellos- es que ese camino luce inviable. Cuando a cada uno de los cuatro gonfaloneros de la reacción les plantearon el tema de la renuncia, dijeron estar de acuerdo, con una sola condición: que renuncien los demás.
Esa fue la versión de Toledo, Castañeda, la Keiko y Kuczynski que no encontró más camino que marchar presto a la sede de la embajada USA en Lima para dejar allí su Pasaporte yanqui en señal de repudio de la nacionalidad que juró asumir hace algunos años y que sin duda guarda celosamente en su corazón.
Más desesperados que todos, los voceros del influyente y poderoso Grupo “El Comercio”, pusieron las páginas de sus publicaciones a disposición de la artillería pesada del anti humalismo. Y así salió una nueva versión de la Apocalipsis made in Perú.
En el extremo, el director del diario Correo, después de proclamar un “Día Negro” para el Perú, resolvió apuntalar a dos de los candidatos de la derecha para que ambos derroten a Humala en la primera vuelta y compitan entre si en la segunda. Fracasará en toda la línea, sin duda.
Vale la pena, sin embargo, señalar que esta desesperación ha puesto en evidencia algo que se sospechaba desde antes, pero en torno a la cual no existía certeza: la derecha está dispuesta a votar incluso por la Mafia Fujimorista con tal de cerrarle el paso al cambio.
“Lobo disfrazado de cordero” le han dicho en todos los tonos al candidato de Gana Perú, exigiéndole un requisito mínimo: que maldiga a Hugo Chávez. Sino, es porque “sigue siendo el mismo”.
Poner al Presidente de Venezuela en el centro del debate nacional es uno de los sueños más caros de la reacción. Con marcada ironía, un caricaturista local asegura que hay quienes están dispuestos a otorgar el Premio Pulitzer al periodista que le haga decir: “Hugo Chávez es un dictador” al candidato Ollanta Humala.
El líder de Gana Perú ha tomado, por cierto, distancia de Caracas. Y en más de una ocasión se ha esforzado en precisar que su camino “es distinto” al camino de Chávez. Pero nada de eso luce suficiente. Le exigen que condene al mandatario venezolano. Y si lo hace, dirán que miente, para engañar al electorado.
Lo real es que el escenario electoral peruano ya dio un vuelco. Se afirmó la demanda popular que clama por el cambio de un “modelo” que agobia a los peruanos desde hace más de dos décadas y que solo ha incrementado el hambre y la miseria de millones.
¿Qué hay peruanos que hoy viven mejor antes? ¡Sin duda!. Incluso, mucho mejor que antes. Pero esos, son la minoría de la sociedad. El núcleo privilegiado que habita a la sombra del Poder y que busca perpetuar su dominio a cualquier precio. La mayoría de los peruanos no vive mejor, sino peor que antes. Porque a la miseria que lo agobia, se suma la incertidumbre, la inseguridad y el miedo.
Mientras la primera, es producto del neo liberalismo impuesto por el Fondo Monetario bajo el ala de Alberto Fujimori, los otros son el derivado social de una crisis que no tiene remedio en el marco de la sociedad actual. Y eso es lo que se ha demostrado -le guste o no a la derecha peruana- en Bolivia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, para no hablar de Cuba, a fin de no espantar más a nuestros adversarios hoy al borde del soponcio
Ollanta Humala se esmera en asegurar que no busca salir del capitalismo. “La política económica que me comprometo a implementar respetará nuestros compromisos internacionales, independientemente de las opiniones que nos provocó en su momento tal o cual de esos acuerdos y tratados. Desde el momento en que los mismos fueron firmados, ellos no pueden ser unilateralmente cuestionados o revisados, salvo cuando cláusulas específicas así lo autoricen o cuando una flagrante ilegalidad precedió a su adopción”, dijo respondiendo la campaña desatada contra su candidatura, al mismo tiempo que reiteró su compromiso con la llamada “libertad de prensa” y con el “pluralismo” que le reclaman. Pero tampoco le creen.
Es mucho, por cierto, lo que está en juego en el Perú de hoy. Y eso, no interesa solamente a los peruanos. También al concierto internacional. Sobre todo ahora cuando el señor García busca suscribir un inconsulto “acuerdo” con las administraciones de Santiago, Bogotá, San José y Ciudad de México, construyendo un “eje” de dominación continental ciertamente supeditado al mandato yanqui.
No solo la suerte de los peruanos se juega el 10 de abril. También la de una región del mundo que busca afirmar un camino solidario que le ayude a enfrentar los retos de nuestro tiempo.

La unidad que se demanda, para esta lucha, no debe ser solo la unidad nuestra. Debe ser también la unidad de los hombres y mujeres de nuestro continente enfrentados a los mismos retos y empeñados en las mismas tareas.

Fuente: NUESTRA BANDERA

Historia de la revolución inconclusa. Entrevista a Hugo Blanco Galdós: “La violencia de los oprimidos es una violencia de respuesta”

Historia de la revolución inconclusa. Entrevista a Hugo Blanco Galdós: “La violencia de los oprimidos es una violencia de respuesta”
Por Javier Lajo
Continuando con la investigación “Historia de la Revolución Inconclusa”, en esta octava entrega el Equipo de Investigación y Entrevistas –conformado por Marcelo Colussi / Rodrigo Vélez-Guevariando, y para la ocasión el aporte del compañero Javier Lajo, de Perú, prestigioso investigador en ciencias sociales así como actor político en su tierra– se presenta hoy una entrevista a Hugo Blanco Galdós, miembro destacado de la Confederación Campesina del Perú (CCP), quien comandara la guerrilla indígena de los años 60 del pasado siglo en La Convención y Lares, en el Cusco, Perú.


Entendiendo la violencia popular como una reacción a las injusticias del sistema que les explota, los alzamientos y reacciones violentas de toda forma de organización de los pueblos en lucha no pueden ser considerados “violentos” en sentido ofensivo sino prácticas de defensa ante los ataques que reciben. Es allí donde cobra total sentido aquella famosa frase de “la violencia en manos del pueblo no es violencia: es justicia”. En esa lógica se analiza también el papel histórico que jugó la organización Sendero Luminoso, de acción armada y de gran importancia en la historia reciente de Perú.
El tema de la presente entrevista, como en toda la investigación donde también fueron contactados otros ex miembros de grupos guerrilleros de varios países de la región (Guatemala1, Argentina, Uruguay, Chile1, Chile2, Guatemala2, Nicaragua), gira en torno a un balance crítico de esos movimientos revolucionarios de acción armada de algunas décadas atrás, y a ver cuáles son los caminos posibles que en la actualidad se le presentan al campo popular en su búsqueda de otro mundo más justo, menos salvaje y sanguinario que el contemporáneo.
Javier Lajo: ¿Qué piensa de la violencia revolucionaria en general?
Hugo Blanco: El sistema capitalista ejerce mucha violencia contra la humanidad; la violencia es también matar de hambre a la gente, promulgar leyes represivas, etc. Esta es la violencia fundamental, la que el sistema explotador ejerce contra los oprimidos. En cambio, la violencia de los oprimidos que se da contra los opresores es una violencia de respuesta; es decir estamos hablando acá de la violencia de las masas explotadas. Ésta es diferente a la que significa que “un grupo de valientes” se levantan en armas contra algún gobierno. Aunque, claro que hay suficientes justificaciones ¿no?... Pero hay que ver aquí la eficacia de estas acciones vanguardistas o elitistas. Hay que ver si esa violencia ofensiva es útil, si va a resolver el problema o lo va a empeorar. Y esa violencia, como la de Sendero Luminoso, no ha resuelto nada en el Perú desde el año 80 del siglo pasado; al contrario, ha ocasionado 70,000 muertos, siendo la mayor parte de ellos indígenas. Con esto las organizaciones populares han resultado muy debilitadas, porque los gobiernos tomaban como pretexto esto de que eran “senderistas” y apresaban, torturaban y mataban a dirigentes populares. Y luego también Sendero Luminoso comenzó a matar a dirigentes indígenas acusándolos de soplones. Es así que el movimiento indígena fue acorralado entre dos fuegos. Nosotros, en la Confederación Campesina del Perú (CCP), hemos estado en contra de ese tipo de acciones. Yo he tenido una formación leninista, y el leninismo está en contra de ese tipo de acciones desestabilizadoras. El mismo Lenin escribió un folleto sobre el asunto: “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. Entonces, por todo esto estuvimos en contra de esa acción aislada que se volvió en contra del movimiento popular. Estas acciones resultaron contraproducentes finalmente. Por supuesto que no se puede comparar a las FARC de Colombia con Sendero del Perú, pero estoy en contra de las acciones de las FARC, estoy en contra de las acciones del ERP de México, que es otro grupo guerrillero.
Javier Lajo: Háblanos de los años 60 del siglo pasado, sobre los sucesos de La Convención y Cusco, en la sierra de Perú.
Hugo Blanco: Lo que pasó allí es que nosotros nos organizamos pacíficamente como Comuneros Indígenas en sindicatos, y logramos algunas reivindicaciones, como liberar a los presos injustamente detenidos, con movilizaciones, paros, marchas, etc. Y logramos también que se anulara la ley que autorizaba el colonato feudal, por el que a cambio de una parcela que el gamonal otorgaba al campesino, se le obligaba a éste ir a trabajar a la hacienda. Eso, que era un abuso, en la sierra y en la ceja de selva se convirtió en un abuso grande, porque en la ceja de selva el ciclo de siembra y cosecha es diferente. En la sierra se siembra un año y se cosecha el mismo año; en cambio en la ceja de selva, el cacao, la coca, el té, etc., se cosecha a los años. Por tanto los hacendados de ceja de selva, cuando veían que ya comenzaban a producir las parcelas de los campesinos, las cosechas de cacao, te, etc., el hacendado iba y los botaba de ahí arguyendo que el plazo de otorgamiento de la parcela había fenecido. Eso era una gran injusticia que se multiplicaba en la ceja de selva; entonces los campesinos se organizaron para que les concedieran el plazo de tiempo que les permitiera cosechar su chacra; esto se convirtió en una lucha contra los juicios de desahucio y logramos frustrar varios intentos de despojo o “desahucio” ordenados por los jueces. Entonces, con estas sentencias frustradas los jueces tenían ya vergüenza de dictaminar en contra de los campesinos. Luego, a partir de allí el gobierno promulgó un Decreto Ley prohibiendo los juicios de desahucio, y este fue nuestro triunfo indígena-campesino. Después había hacendados que aceptaban discutir con los campesinos la ampliación del plazo de entrega de las parcelas, y firmaban un pliego con cada uno de los campesinos y con el sindicato. Pero la mayor parte de los hacendados no reconocía a los sindicatos, menos a la Federación. Decían: “¿Cómo se les ocurre la locura de discutir con estos indios sobre la forma como ellos tienen que servirme? Lo que hay que hacer es mandar presos a los cabecillas y asunto arreglado”… Y verdaderamente hacían eso: como el poder judicial y la policía estaban al servicio de ellos, hacían apresar a los dirigentes.
Javier Lajo: ¿Y cómo se generó la violencia explicita? Es decir, las acciones violentas explícitas –para diferenciar la violencia implícita del sistema– ¿las empezaron los hacendados en contra de los indígenas?
Hugo Blanco: Uno de esos sindicatos era donde yo estaba, el de Chaupimayo, donde yo vivía. Como el hacendado no quería negociar con el sindicato, entonces el sindicato declaró la huelga, que consistía en que los campesinos no fueran a trabajar a la hacienda. Esa huelga duró mucho, duró nueve meses (de esto entonces los obreros y empleados se asustan, porque el obrero gana sueldo o salario y nueve meses sin salario o sueldo no pueden soportarlo). Pero el trabajo que hacían los campesinos no era pagado en salario mensual o quincenal por el hacendado. No, el campesino que recibía una parcela en alquiler tenía que pagar ese alquiler en la forma de trabajo en la hacienda; este trabajo era, pues, en pago del alquiler de la parcela que el hacendado les había dado. Esto era como una huelga de un inquilino que deja de pagar el alquiler; entonces dijimos que no podía haber una huelga tan larga, por lo que, entonces, decidimos que ahora mismo se acababa con la huelga, y declaramos la Reforma Agraria. Es así que allí mismo se decretó la Reforma Agraria en Chaupimayo. Explícitamente, en los otros sindicatos seguía la huelga, pero era lo mismo: los campesinos ya no seguían yendo a trabajar a la hacienda y cada uno seguía trabajando la parcela que el hacendado le había dado. Esto se extendió así en forma pacífica.
Javier Lajo: ¿Y cómo fue el inicio de la violencia armada?
Hugo Blanco: Así pues, luego los hacendados andaban iracundos. Comenzaron a provocar con armas, se paseaban armados y empezaron a disparar al aire, diciendo: “Indios, sinvergüenzas, me están robando la tierra, los voy a matar”. Los campesinos vinieron a la Federación, allí les dijeron: “vayan a quejarse a la policía”. Los campesinos fueron a la policía, y allí les confirmaron que “los hacendados tienen derecho a matarlos como a perros porque verdaderamente les están robando sus tierras”. Ante esta situación allí yo dije: “¿Qué vamos a hacer compañeros? Si el hacendado y la policía dicen que tienen derecho a matarnos como a perros, lo único que nos queda es defendernos nosotros mismos”. Algunos dirigentes se pusieron nerviosos, y decían: “sí, compañeros: pero si nosotros nos armamos, ya sabemos cómo somos y a la larga vamos a dispararnos unos contra otros”. Entonces yo les dije: “Está bien, compañeros: hay que hacerlo en forma organizada, por lo tanto vamos a organizar comités de autodefensa”. Y así se aprobó organizar Comités de Autodefensa. Luego preguntaron: ¿Quién se va a encargar de organizar estos Comités? Como los campesinos sabían que en Chaupimayo nos habíamos preparado para comenzar la autodefensa organizada, me encargaron a mí. Yo organicé los comités de autodefensa en toda La Convención; pero mi elección, mi mandato fue por unanimidad, yo hice eso de organizar la respuesta defensiva porque las bases me mandaron. No fue porque mi partido o una elite lo decidieran, sino por mandato de las bases. Prepararnos para la autodefensa fue nuestra consigna, y ya los hacendados dejaron de amenazar y nosotros no los tocamos. No queríamos violencia ni hacer daño a nadie; solo lo hicimos para defendernos, pero como no nos atacaron, entonces no les hicimos nada.
Javier Lajo: ¿Y cómo entonces esto degeneró en violencia armada?
Hugo Blanco: Porque los “gamonales” (es decir, los hacendados) movieron al gobierno, y estos enviaron la represión. Pero en realidad ya habíamos hecho la Reforma Agraria. En 100 haciendas no se trabajaba para los hacendados. Entonces llegó la represión allá y prohibieron que se reuniera la Federación. Entraban a las asambleas a culatazos, provocaban el enfrentamiento, hasta que hirieron a un niño pequeño. Como ya no se reunía la Federación, había reuniones de pocos sindicatos, clandestinamente en el campo. En una de esas asambleas los campesinos recibieron la noticia que habían herido a un niño de 4 años, y entonces decidieron enviar a una comisión para que le pidiera cuentas al hacendado. La Asamblea ordenó que fuera yo, Hugo Blanco, el que encabezara esa Comisión. Entonces fuimos y nos recibieron con disparos. Tuvimos que responder, y en este choque que hubo murió un guardia en combate. Y ellos también nos mataron a varios hermanos campesinos. Posteriormente a este choque disolvieron a la Federación. Entonces las autoridades se dieron cuenta que si comenzando nomás la represión los campesinos se defendieron, entonces se preguntaban ¿cómo iría a ser de terrible una respuesta indígena-campesina si querían que vuelvan a trabajar para las haciendas? El campo se volvería un infierno, porque el levantamiento indígena tendería a generalizarse, si de comienzo nomás “estos indios se volvieron tan atrevidos”, decían “¡qué infierno se volverá después!”.
Javier Lajo: ¿Fue por el miedo a la respuesta violenta de los indígenas que se promulga la Reforma Agraria en todo el Perú?
Hugo Blanco: Claro, por eso el Presidente de facto, General Pérez Godoy, dio la ley de Reforma Agraria en el 62, pero solo para la Convención y Lares, en Cusco. Pero, de allí, los indígenas campesinos del resto del Perú dijeron: “qué buena gracia: solo declararon la Reforma Agraria en La Convención y Lares, porque allí los indígenas campesinos han tomado las armas”; entonces, posterior a nuestro pronunciamiento y acciones, comenzaron las tomas de tierras en muchas otras regiones del Perú. Yo ya estaba preso. Así empezó la recuperación de tierras en Cusco, en Puno, en la sierra de Lima, en Oyón. Y así en muchas partes, ya para eso estaba de Presidente el Sr. Belaúnde Terry, y mandó que las fuerzas armadas empezaran a “meter bala” a los campesinos. Posteriormente los militares se preocuparon, y pensaron que Belaúnde con esta represión provocaría una revuelta general. Y seguro pensaron que más bien lo que hicieron en el 62 con el General Pérez Godoy lo tendrían que replicar en todo el país. Por eso seguro pensaron en tomar el gobierno y hacer la Reforma Agraria. Y fue así que en el 68 tomó el gobierno Velasco Alvarado, y con la experiencia de Pérez Godoy hicieron la Reforma Agraria los militares. Pero no fue sino por la presión de los mismos indígenas que tomaban las tierras en todo el Perú siguiendo el ejemplo de La Convención y Lares. A eso se debe la Reforma Agraria: a la acción defensiva de los indígenas campesinos en contra de los terratenientes. La Reforma Agraria no fue por el amor de los militares.
Javier Lajo: Si la violencia de los indígenas fue una respuesta a la violencia de los hacendados, desde el 62 en adelante, después en los 80 pasada ya la Reforma Agraria, viene un período de violencia mayor hasta el 2000 más o menos, que fue la violencia de Sendero Luminoso. ¿Cuál sería tu reflexión sobre los efectos ocasionados por esta violencia?
Hugo Blanco: Bueno, el factor fundamental fue la violencia desatada por una organización llamada Sendero Luminoso. Ante ello el gobierno halló el pretexto para intentar acabar con todas las organizaciones indígenas y campesinas, la Confederación Campesina del Perú –CCP– tenía bases en casi todas las regiones del país, pero durante la represión de la guerra interna mataron a muchos dirigentes y desorganizaron a las bases. Con el pretexto de combatir a Sendero Luminoso se liquidaron a muchos dirigentes y comunidades. Fue así que los indígenas campesinos estuvieron sometidos al fuego cruzado de la guerra interna, en donde murieron muchas más de las 70,000 personas que señala la Comisión de la Verdad. Ahora nos estamos levantando de las cenizas. Yo mismo estaba condenado a muerte por las fuerzas represivas y por Sendero Luminoso, por eso tuve que salir al exilio.
Javier Lajo: El movimiento indígena-campesino ¿estuvo implicado con el grupo maoísta de Sendero Luminoso? O mejor dicho: ¿fue Sendero Luminoso un producto legítimo de las luchas del campesinado indígena?
Hugo Blanco: Había indígenas que apoyaban a Sendero Luminoso, porque ellos les ajusticiaban a los abigeos, a las autoridades abusivas. Pero también había otros que vivían amenazados por Sendero Luminoso, y estaban alegres que vinieran los del ejército a rescatarlos. Había indígenas de los dos lados, pero ninguno de los dos lados en la guerra interna interpretaba los intereses del campesinado indígena, ni menos Sendero representaba su dirección política. Al final Sendero Luminoso les empezó a ocasionar más perjuicios a los indígenas, por eso que se éstos se apartaron de Sendero, e incluso fueron los mismos campesinos los que derrotan a Sendero y no las fuerzas armadas gubernamentales, ni menos el gobierno de Fujimori, como alegremente éste lo ha proclamado. Por eso es derrotado Sendero Luminoso, por los ronderos indígenas, porque no representaba ni enarbolaba las banderas y los intereses del campesinado indígena.
Javier Lajo: Entonces, ¿se puede decir que en determinado momento de la guerra interna los campesinos indígenas tuvieron solamente de aliado a Sendero Luminoso?
Hugo Blanco: Sí, por supuesto. Fue un aliado porque en determinado momento les sirvió para deshacerse de los abigeos y malas autoridades, pero en esa alianza estuvo siempre en cuestión quién era la dirigencia, quién mandaba. Y no eran los Pueblos Indígenas los que gobernaban ese proceso. Inclusive Sendero Luminoso no tenía el más mínimo respeto por la organización comunal: si no mataban a las autoridades indígenas, imponían otras autoridades. Por eso el campesinado indígena y sus rondas comuneras acabaron violentamente con Sendero Luminoso.
Javier Lajo: Pasando a otro escenario, tú estuviste participando del proceso chileno desde antes del año 1973. Ahora bien, comparándolo con el proceso actual y el proceso de Revolución Democrática y Cultural de Evo Morales en Bolivia, ¿tú crees que hay alguna forma de reivindicar un proceso de transición pacífica de una revolución que tienda al socialismo?
Hugo Blanco: Yo creo que los revolucionarios nunca debemos recurrir a la violencia por nuestra propia voluntad, si no somos forzados a responder una agresión antelada. ¿Qué pasó en Chile? Pasó que la derecha aprovechaba la situación económica. Entonces iban contra el proceso que encabezaba Allende, y desestabilizaban con los actos sediciosos contra el gobierno legítimamente constituido, por ejemplo, acaparando los alimentos y vendiéndolos muy caros en el mercado negro, boicoteando la economía y la democracia. Es por esto que las fuerzas armadas, manipuladas por la derecha y por la CIA, se levantan contra el gobierno de Allende. En el simulacro de golpe o “Tancazo” del oficial Souper, los sectores populares se movilizaron en respuesta contra estos malos oficiales, pero fueron reprimidos por las propias fuerzas armadas “constitucionalistas”. Por eso los sectores populares estaban desmoralizados, y cada vez más desalentados por los sectores golpistas que preparaban el golpe contra Allende. Cuando éste debió movilizar al pueblo, declarar el estado de sitio y aplastar y develar a los demás golpistas y a la derecha en general en lugar de desmoralizar a su pueblo, no lo hizo, dejando así actuar con las manos libres a los golpistas para que estudiaran las acciones defensivas del pueblo chileno.
Javier Lajo: O sea que el mismo gobierno permitió la represión contra la organización para la defensa de la revolución democrática y pacífica. ¿Fue esta una actitud suicida? ¿Es que Allende no quiso aplicar la violencia defensiva?
Hugo Blanco: Claro, uno de los generales “constitucionalistas” que reprimía al pueblo levantado contra su propio “pre-golpe” fue el general Pinochet, y con una buena estrategia de la CIA. Y no sólo eso: ésta fue la segunda vez que la CIA aplicó esa estrategia de “frenar y desmoralizar al pueblo”, pues en Argentina, antes con Perón, éste frenaba, frenaba y frenaba al proletariado que quería defenderse. Por eso, esos mismos gobiernos desalentaron la movilización y organización del pueblo, lo desmoralizaron, y así triunfó la derecha. Esto mismo puede pasar ahora en Ecuador y Bolivia si sus presidentes siguen desalentando la gran movilización popular que tiene a los indígenas a la cabeza.
Javier Lajo: Está claro: estos gobiernos de Perón y Allende, encabezando el movimiento popular a nivel electoral, debieron tener una estrategia de defensa de la revolución democrática que estaban procesando.
Hugo Blanco: Nosotros no pedíamos que el gobierno armara al pueblo, sino solamente que dejara, que permitiera que el pueblo siga su proceso de organización y movilización en defensa del proceso, nada más. Ahora mismo, en Bolivia, cuando Santa Cruz preparaba su plan separatista y golpista, el pueblo boliviano se movilizó y marchó hacia allí. Luego se produjeron las humillaciones a los indígenas en Sucre, la masacre de Pando dejando ver el verdadero rostro del fascismo y la CIA frente al mundo. Esto mismo permitió la acción defensiva del pueblo boliviano y las movilizaciones posteriores que frenaron los arrestos golpistas.
Javier Lajo: ¿Y qué pasa ahora con los gobiernos del área andina?
Hugo Blanco: Los gobiernos de Evo, Correa y Chávez han surgido por el avance de las masas populares organizadas. En Ecuador y en Bolivia, las masas indígenas salieron a las calles, por eso Evo y Correa han tomado los gobiernos, en forma democrática y pacífica. La derecha está derrotada políticamente, por eso busca una solución armada, y allí el pueblo debe defenderse. Pero ahora esos gobiernos no representan la totalidad de los intereses de los indígenas. Por ejemplo en Ecuador ya los indígenas no defienden el “socialismo del siglo XXI”; ahora hay una defensa cerrada del agua, de los recursos naturales, del medio ambiente, en contra del extractivismo y de la destrucción del medio ambiente por las transnacionales. Ya en Bolivia también, en los últimos días, los indígenas se movilizan ya no en contra de la derecha sino de algunas vacilaciones de Evo Morales. Pero en general, en el Ecuador como en Bolivia la derecha no está en condiciones de hacer un golpe de Estado y usar la violencia, porque darían pie a que el pueblo los aplaste. En Bolivia ya tienen la experiencia del 52, cuando el pueblo levantado destruyó a la policía y al ejército en pocos días.
Javier Lajo: Como conclusión, y por lo que yo puedo deducir de tus respuestas, la violencia revolucionaria es una forma de responder a la violencia del sistema, es una violencia de legítima defensa, es decir, su calidad es de respuesta defensiva, no hay una actitud ofensiva de las organizaciones revolucionarias, sino de legítima defensa.
Hugo Blanco: Completamente correcto, porque incluso las Rondas del norte peruano se organizan para defenderse del abigeato y de la delincuencia y no ejercen violencia, sino que cuando capturan a los delincuentes les aplican la milenaria justicia indígena, les mandan a hacer trabajos forzosos, etc. Por eso nuestra guerrilla (así le dieron el nombre) se denominó “autodefensa”, Comité de Autodefensa Sindical. No es para la agresión sino para la autodefensa. Por ejemplo ahora en junio del 2009 en Bagua, en el norte peruano, los indígenas no tenían más que palos y lanzas, no tenían armas, pero fueron agredidos y con las propias armas que los indígenas quitaron a los agresores pudieron defenderse. Poco a poco, los indígenas peruanos organizados aprendimos a defendernos. En el movimiento indígena y popular sus organizaciones son muy democráticas, mucho más democráticas que el Estado colonia y los gobiernos del sistema que nos oprime y que ejerce una violencia a veces desmedida contra nuestras organizaciones y nuestras familias.
Fuente foto: PHOTO FOLIO PERU


Proyecto Censurado 2011 # 08: Masacre en Perú desnuda acuerdo de libre comercio con Estados Unidos

Proyecto Censurado 2011 # 08: Masacre en Perú desnuda acuerdo de libre comercio con Estados Unidos

Raúl Zibechi (SEMANARIO BRECHA, Uruguay) y Milagros Salazar (IPS) Traducción: Ernesto Carmona (ARGENPRESS.info)

El Día Mundial del Ambiente, 5 de junio de 2009, los indios peruanos de la Amazonía fueron masacrados por el gobierno de Alan García en el último capítulo de guerra una larga campaña por asumir el control de las tierras indígenas comunitarias, provocada por la firma del acuerdo de libre comercio (FTA, sigla en inglés) entre Perú y Estados Unidos.

Tres helicópteros MI-17, de la base El Milagro de la Policía Nacional del Perú, despegaron a las seis de la mañana del viernes 5 de junio de 2009 para volar sobre un sector de la carretera peruana que une la selva a la costa septentrional, ocupada en los últimos diez días por unos 5.000 personas de los pueblos indígenas Awajun y Wampi.

Los helicópteros lanzaron gas lacrimógeno sobre la muchedumbre (los testigos dicen que también hicieron fuego de ametralladoras), mientras un grupo de agentes atacaba simultáneamente la barricada por tierra, utilizando rifles AKM. Un estimado de 500 policías disparó a discreción contra los manifestantes, que en su mayoría todavía dormían. Hirieron a tiros a cientos de personas y mataron entre 20 y 25.

Días después del choque, el gobierno proclamó que los indígenas habían muerto a 23 agentes de policía y que solamente murieron 11 indígenas. Las organizaciones indígenas difundieron que sus filas tuvieron 50 muertos y reportaron hasta 400 desaparecidos. Según informes de testigos, los militares quemaron cuerpos y los lanzaron al río para ocultar la masacre, y también tomaron presos a los heridos que encontraron en hospitales. Mientras diferían los balances de muertes, no había dudas de que el gobierno envió a las fuerzas armadas para aplastar una protesta pacífica que se había mantenido activa por 57 días en cinco regiones de la selva: Amazonas, Cusco, Loreto, San Martín y Ucayali.

El conflicto comenzó el 9 de abril, cuando los pueblos del Amazonas se movilizaron para bloquear carreteras, oleoductos y ductos de gas para protestar contra la puesta en práctica de una serie de decretos emitidos tras aprobarse por decreto el Acuerdo de Libre Comercio con EEUU. Pero la situación empeoró el 4 de junio, cuando el gobierno de García paró al Congreso mientras discutía la derogación de los decretos que eran desafiados por los pueblos indígenas y declarados inconstitucionales por una Comisión de Constitución.

El FTA Perú- EEUU fue firmado el 8 de diciembre de 2005 en Washington por el entonces presidente George W. Bush y por Alan García. Fue ratificado por Perú en junio de 2006 y en diciembre de 2007, por el congreso de EEUU. El 19 de diciembre de 2007, el Congreso de Perú otorgó facultades completas al gobierno para legislar por seis meses ante los problemas derivados del decreto sancionatorio del FTA. Con el mandato asignado por estas facultades especiales, el ejecutivo elaboró 99 decretos legislativos (DL) de concesiones petroleras y gasíferas que están en la raíz del actual conflicto indígena. El acuerdo entró en vigor el 1 de febrero de 2009.

En respuesta a la protesta indígena, el presidente García dijo que había “una conspiración en marcha para intentar privarnos de hacer uso de nuestra riqueza natural”. García se refirió así a la férrea oposición feroz de los indígenas del país a 10 de estos 99 DLs sancionados por su gobierno que abren la tierra indígena a las inversiones de corporaciones privadas para extraer petróleo, explotar minería y negocios agrícolas, incluyendo plantaciones de biocombustibles.

Los DLs más controvertidos llevan los números 1015 y 1073, que al ser declarados decretos inconstitucionales, modifican el número de votos requeridos para vender tierras comunales indígenas (con apenas tres votos podrían colocarse a la venta las tierras de las comunidades).

El DL 1083 (Promoción del uso eficiente y la protección de recursos hídricos) favorece la privatización del agua por parte de grandes consumidores, tales como las empresas mineras. Los DLs 1081, 1079 y 1020 des-regularizan diversos aspectos de la legislación en áreas de explotación minera, madera e hidrocarburos.

Sin embargo, el DL 1090 (Silvicultura y ley de fauna arbórea) está en el meollo del conflicto, porque deja 45 millones de hectáreas fuera del marco de la silvicultura, es decir, el 64% de los bosques de Perú, incluyendo su biodiversidad en flora y fauna, permitiendo vender esta extensa tierra comunitaria a las corporaciones transnacionales.

Basado en su lógica de convertir todo en mercancía, García sostiene que “el primer recurso es el Amazonas”. Propone dividir 63 millones de hectáreas en paquetes de 5.000, 10.000, y 20.000 hectáreas, argumentando que la tierra vendida en “grandes porciones atraerá la inversión a largo plazo y la alta tecnología”. García observó que no se debe “entregar pequeñas porciones de tierra a familias pobres que no tienen un centavo para invertir”, sin hacer ninguna mención al hecho de que estas tierras son propiedad colectiva de comunidades nativas.

El 9 de abril, más de 1.000 comunidades acordaron comenzar a manifestarse. El 18 de abril, el primer ministro Yehude Simon llamó “caprichosas” las demandas indígenas. El 5 de mayo, los obispos de 8 diócesis católicas exigieron que el presidente García derogara los decretos, declarándolos “una amenaza para el Amazonas”. El 10 de mayo, el gobierno anunció el estado de emergencia en las cinco regiones del país donde estaban ocurriendo las barricadas y bloqueos de puertos y de oleoductos.

Hugo Blanco, un activista peruano bien conocido y redactor del mensuario Lucha Indígena, indicó en su columna: “Después de 500 años de silenciamiento, los pueblos del Amazonas reciben el apoyo de la gente del Perú y del mundo. Podría ser que el logro más grande de esta campaña haya sido hacer visibles estas nacionalidades, tejiendo una red entre los diversos sectores del país, divididos por quienes los dominan. Porque defendiendo el Amazonas estamos defendiendo la vida de toda la humanidad; y no cediendo al engaño del gobierno. Se está reescribiendo la historia, recuperando para todos el sentido de la palabra dignidad”.

Fuentes:

- Raul Zibechi, Translated by Laura Carlson, “Massacre in the Amazon: The U.S.-Peru Free Trade Agreement Sparks a Battle Over Land and Resources” Americas Program, Center for International Policy, June 16, 2009, http://americas.irc-online.org/am/6191

- Milagros Salazar, “‘Police Are Throwing Bodies in the River,’ Say Native Protesters,” Inter Press Service, June 9, 2009, http://ipsnews.net/news.asp?idnews=47142


Estudiantes investigadores:

Kelsea Arnold, Sonoma State University


Evaluador académico:

Eric McGuckin, Sonoma State University

Perú no es una fiesta

Perú no es una fiesta
Alberto Ampuero ( ARGENPRESS.info)

Cuando debería serlo. El gobierno de Alan García ha enfrentado condiciones externas muy favorables: los precios de las materias primas han sido muy altos. En ese contexto, las cifras de crecimiento económico han sido importantes. Pero eso no significa que los peruanos están mejor.

La evolución de la economía es un proceso que se nutre de la desigualdad social y la destrucción ambiental.
Un balance sobre los cuatro años de gobierno de Alan García realizado por el Comité Ejecutivo de la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), recuerda que ellos tienen los salarios más bajos de América latina y laboran más de 12 horas diarias sin pago de sobretiempo; que carecen de estabilidad laboral y suelen ser despedidos cuando ejercen el derecho de sindicalización.
La tasa de desempleo trepó al 9% de la Población Económicamente Activa (PEA), frente al 8,8% del período febrero-abril del 2009, precisó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
¿Y cómo se han comportado los salarios en el periodo 1991-2009? Mal, porque su participación bajó del 30.1% del PBI en 1991 hasta 20.9% en el 2008. En el 2009 se han recuperado un poquito, llegando al 22% del PBI. Estas cifras son bajas en relación a América Latina, donde en todos los países medianos la participación salarial está entre el 30 a 35% del PBI, señaló el periodista Humberto Campodónico.
Es importante ver también que, en los años de fuerte crecimiento (del 2002 al 2008), los salarios no aumentaron.
Lo que hace que Lima ya no sea la capital de las oportunidades para los habitantes del interior del Perú.
Según una encuesta de la Universidad Católica del Perú, el 81% de consultados en 16 provincias urbanas del país respondieron que no emigrarían a Lima si pudiesen, porque la consideran caótica e insegura.
Este problema de seguridad ciudadana que hay en el país también tiene que ver con la desigualdad y la exclusión que han aumentado.
¿Cómo es posible esto?, porque el modelo primario-exportador dominante en la economía peruana escinde social y territorialmente al país, agravando las desigualdades y marginalizando a partes significativas de la población.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos sustenta el modelo neoliberal extractivista. Gracias al TLC se da esta ofensiva sobre los territorios indígenas para extraer el petróleo, los minerales, la madera, que está generando un efecto pernicioso.
Eso lo vemos en la minería, con los pobladores de La Oroya contaminados con plomo, con los campesinos de Cajamarca o del Valle del Tambo y otras zonas a los que les están quitando el agua, y eso ha generado una gran cantidad de conflictos sociales en defensa del ambiente.
Justamente, en medio de una atmósfera de tensión con los pueblos indígenas, el gobierno de Alan García ordenó la expulsión del país de un sacerdote británico (Paul Mc Auley) defensor de los derechos indígenas y del medio ambiente que en los últimos días había tenido duras palabras contra la petrolera argentina Pluspetrol por el derrame de 400 barriles de petróleo en el río Marañón, afluente del Amazonas.
El primer ministro, Javier Velásquez Quesquén, acusó al sacerdote de agitador y lo atacó duramente por cuestionar las políticas gubernamentales. “No podemos permitir que un extranjero vaya contra el modelo de desarrollo. Nosotros defendemos las inversiones”, señaló.
En el Perú la apertura a la inversión extranjera pasa por la entrega de concesiones en las industrias extractivas, y forestal. Esto desemboca en el despojo de tierras en las que se encuentran los yacimientos mineros y de petroleo. Muchas de esas tierras son el hogar de pueblos originarios. La entrega de sus tierras a megacorporaciones es uno de los rasgos más violentos del "milagro" neoliberal peruano.
También ha sido importante el crecimiento de la conflictividad social.
La Defensoría del Pueblo estableció que en los seis primeros meses de 2009 hubo 273 conflictos sociales, siendo 47 por ciento relacionados con temas socioambientales, de los cuales 71 por ciento son conflictos relacionados con la actividad minera.
El caso del gas de Camisea es emblemático porque en él se encuentran claramente contrapuestos los intereses de un grupo de transnacionales y los intereses del consumo doméstico en el Perú.
Cada día crece el descontento por el manejo oficial del gas. El rechazo se debe no sólo a que se privilegia la exportación sin atender la demanda interna, sino también al precio ridículo con que se vende al exterior. (La postura del gobierno es que respetar convenios y leyes es la mejor manera de mantener el flujo de inversión extranjera).
Mientras que el precio de este combustible doméstico que llega a los hogares a través de balones de diez kilos es el más caro de América Latina. En el Perú ahora está a 12 dólares.
Sin mencionar la distribución de gas en casas de Lima y Callao que es un fracaso. El compromiso era que habría 70 mil conexiones de Gas Natural al 2010 y 108 mil al 2013, pero sólo hay 15 mil. Colombia ya tiene cinco millones y medio.
Que un producto sea vendido por centavos al exterior y mucho más caro en el mercado local, donde además escasea, es algo que ha empezado a indignar a cada vez más personas.
Para mediados de agosto se anuncian paros. Los Pueblos del Perú preparan gigantesca movilización hacia Lima para exigir que el gas de Camisea sea usado en beneficio de los peruanos.
La política social es una ausencia notoria en el gobierno, y no por falta de recursos que los tiene.(El Perú tiene hoy las reservas más elevadas de su historia). El problema es la falta de voluntad política para atender a la población más pobre.
La política fiscal peruana se rige por el dogma del presupuesto balanceado y como no hay que incomodar a los dueños del capital con impuestos para no afectar las inversiones, el equilibrio fiscal se logra recortando el gasto social.
Cuando la infancia es un tema prioritario que el Perú todavía no ha resuelto, dice Pedro Francke,catedrático de la U. Católica. Luego está la situación de las poblaciones afectadas por los desastres. Todos los años hay huaycos, inundaciones, terremotos, y todos los años parece que fuera la primera vez. Ahora vemos las muertes que está dejando el friaje, pero todos los años hay friaje y pasa lo mismo. No hay un mínimo de prevención. Es increíble. Otro tema importante es la atención a los adultos mayores, dice Francke. Casi todos los países vecinos tienen un tipo de pensión para ayudar a los ancianos; aquí no tenemos nada.
Alberto Ampuero es periodista radicado en Riverside, California.

miércoles 28 de julio de 2010