Estudiantes secundarios chilenos optan por radicalizar protestas
Por Enrique Ahumada (XINHUA)
Los estudiantes secundarios chilenos decidieron continuar las ocupaciones de sus establecimientos, descartando las propuestas de las autoridades para terminar con las movilizaciones.
Los dirigentes de los colegios emblemáticos de la comuna Santiago, como son llamados los mejores colegios públicos del país, se reunieron por cuatro horas con el alcalde Pablo Zalaquet, quien les pidió detener las tomas, pero su propuesta fue rechazada.
Los dirigentes de los colegios Internado Nacional Baros Arana (Inba), Confederación Suiza, Liceo Barros Borgoño, Liceo de Aplicación, Liceo Darío Salas, Liceo Miguel de Cervantes, Liceo Teresa Pratt e Instituto Nacional, llegaron hasta el municipio para dialogar con el alcalde.
Estos colegios decidieron volver a las estrategias efectuadas el año 2011, cuando decidieron tomarse sus establecimientos protestando por la calidad de la educación y exigiendo mejoras, manifestaciones a las cuales se plegaron los universitarios.
Zalaquett les ofreció una modalidad combinada para continuar con la protesta, manteniendo la toma pero a la vez efectuar clases a quienes desean asistir. Pero los dirigentes rechazaron la propuesta considerando que esa propuesta "significa infantilizar el movimiento".
Sólo el Inba, Teresa Pratt y el Liceo de Aplicación señalaron que someterán a votación la propuesta, a pesar de que en esos establecimientos la toma fue aceptada por mayoría en asambleas. Por su parte el Instituto Nacional recién el jueves decidirá si se pliega a las movilizaciones.
Ante esto, el alcalde Zalaquett indicó que si bien está de acuerdo con sus demandas para mejorar la educación pública, "no comparto los procedimientos que están usando, que son las tomas para presionar al gobierno", aseguró.
El alcalde aseguró que la prolongación de la ocupación de los colegios el año 2011 durante casi seis meses, con la consiguiente interrupción de clases, implicó que 7.500 estudiantes de su comuna perdieran el año escolar y debieran repetirlo este año, con los costos personales y económicos que eso implicó.
El alcalde de Santiago, miembro del oficialista partido Unión de Demócrata Independiente (UDI), señaló que "está en libertad de acción" para desalojar los establecimientos, y que si los otros colegios no aprueban el fin de la toma ordenará a la Policía desocuparlos.
Pese a esa advertencia, el Liceo Miguel de Cervantes fue desalojado por las fuerzas especiales de la Policía en el mismo instante en que hablaba Zalaquett, luego de que los estudiantes protagonizaran disturbios con la Policía que estaba cerca del establecimiento.
Por su parte, Daniel Mellado, dirigente del Inba, señaló que en su caso las demandas son dobles, tanto por problemas internos como por plegarse a la movilización.
En su opinión, la situación de su colegio revela la crisis que pasa la educación pública en Chile, puesto que reclaman por las demoras en las reparaciones de su establecimiento, por daños en su infraestructura "que se gestan por el terremoto del 3 de marzo de 1985".
"El ambiente que está viviendo a nivel nacional es la radicalización del movimiento", señaló Mellado, indicando que las tomas continuarán, tal como sucedía a esas horas, donde otro establecimiento emblemático, el Liceo Carmela Carvajal también decidía ir a toma.
Sus metas, dijo el dirigente, es terminar con la segregación social que se produce por el sistema educacional en el país, poner fin al lucro en el sistema, concluir con la administración de los municipios (gobiernos locales) y devolverlos a control del gobierno central.
Pero también señaló que "creo que muchos han confundido el fin con el medio, es decir, la toma es sólo un medio para lograr nuestro fin de mejorar la educación. Si nos bajamos de la ocupación, no significa que no estaremos movilizados", dijo Mellado.
A pesar de la continuidad del movimiento desde abril de 2011 el diálogo con las autoridades está prácticamente muerto, dado que choca con las políticas conservadoras del gobierno de Sebastián Piñera.
La poca respuesta a las demandas estudiantiles provocó que los estudiantes secundarios decidieran radicalizar las protestas, mientras los universitarios se encuentren en período de reflexión y análisis para conformar nuevas estrategias para continuar.
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