¿DE QUE HABLAMOS CUANDO SE DICE LA PALABRA TERRORISMO?
Fueron las usinas intelectuales que laboran incansablemente para la reacción y el imperio las que crearon la imagen del enemigo como auténtica encarnación del mal absoluto. La revolución rusa y el movimiento comunista- aún antes de la guerra fría- desempeñaban el papel antedicho que le permitía a las fuerzas del poder moderar la percepción del conflicto social en el interior de sus propias formaciones nacionales y galvanizar a casi toda la opinión pública bajo la hegemonía de la derecha, cierto es que además debían realizar concesiones económicas de importancia para los sectores populares.
Al producirse el derrumbe del bloque soviético, los creadores de ideas al servicio imperial no tardaron en edificar una nueva bestia negra: el fundamentalismo musulmán y su alter ego, el terrorismo global, bajo la batuta omnipresente de Al-Qaeda. En las elaboraciones más sutiles fue presentado bajo la forma de choque de civilizaciones. Así el mundo occidental- de patadas con una interpretación mínimamente abarcadora de su historia de sangre y fuego- era presentado como la verdadera exaltación de todas las virtudes. Y el orbe musulmán como sede de todas las iniquidades. En tal idea se basaron las especies difundidas por la apabullante maquinaria de difamar de los massmedia. Hace poco más de un año, la “primavera” árabe demostraba a azorados consumidores de basura mediática que los pueblos islámicos ni eran fundamentalistas ni despreciaban la democracia. Por otra parte, es preciso frecuentar la historia y la política internacional para comprender en que medida algunas orientaciones en los países árabes reñidas con los derechos humanos fueron impulsadas, alentadas, inducidas o toleradas por las potencias imperiales del sacrosanto occidente.
En las dos últimas décadas, el combate contra el “terrorismo” fue desarrollado por los máximos terroristas de la historia universal. En efecto, se denomina terrorismo a la pretensión de imponer ciertas posiciones aplastando las contrarias por medio del terror más salvaje y descarnado. Perdón por la repetición, pero nos parecía imprescindible. ¿Qué otra cosa que terrorismo es el bombardeo sistemático de población civil realizado por E.E.U.U. en Irak, Afganistán o cualquier territorio invadido? O las torturas aplicadas de modo sistemático contra detenidos sin proceso o la orientación genocida de los criminales sionistas contra el heroico pueblo palestino. Se pueden citar cientos de ejemplos; pero nada agregaríamos a lo que es conocido por demás. Mucho más perentorio es enunciar algunas pautas necesarias. Desde ya denunciar el terrorismo como orientación profundamente reaccionaria y favorable al imperialismo. O es el terrorismo de los ejércitos o de los escuadrones de la muerte en dictaduras militares o pseudo democracias. Y si no es la inflación, mecanismo de introyección del terror económico tendiente a legitimar los planes impulsados por organismos multilaterales y el poder globalizado. Y luego demostrar al mundo que el nuestro es un proyecto de autonomía para las naciones y bienestar para sus pueblos. No ayudan en tal sentido prácticas como las de las F.A.R.C. colombianas que mantenían capturados durante años en su poder, contribuyendo así muy a su pesar a legitimar a la mafia gobernante en el país caribeño. Nada casualmente la gran mayoría de los grandes teóricos del movimiento revolucionario fueron extremadamente críticos con el fenómeno de la violencia practicada por pequeños grupos. Mucho más lo es en la actualidad diferenciar nuestras prácticas de los oponentes de las derechas. Lo dicho, el terrorismo no es otra cosa que una práctica consustancial al imperio y la reacción.
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