Por Marcelo Ramal
En sólo cuatro meses, las especulaciones de los analistas políticos pasaron de la reforma constitucional releccionista a un eventual adelanto de las elecciones de 2013. Un giro semejante, que ya ocurrió en 2009, daría al traste, por razones de tiempo, con la muy publicitada ‘reforma política’ que dio lugar a las primarias. Las razones, igual que hace tres años, serían la necesidad de anticiparse a un fuerte deterioro en la situación de la economía.
Los asesores del oficialismo aseguran que la ‘imagen’ de CFK no fue afectada por la tragedia de la estación Once ni por el derrumbe energético o el ataque presidencial a los maestros y los luchadores ambientales, pero que todo esto podría potenciarse si se combina con recesión y despidos. Confían neutralizar esta posibilidad con la nueva caja del Banco Central y la de la Anses; con préstamos internacionales negociados por las provincias y la Ciudad, y por un éxito en el control de las paritarias.
Los límites del jolgorio
Sin embargo, la caja tampoco puede operar milagros. Reabierto el grifo del Banco Central, los fondos buitres y los que ganaron juicios contra Argentina en el Banco Mundial, han redoblado la presión para cobrar. Para apoyarlos, Obama resolvió aplicarle sanciones comerciales a Argentina. Lo mismo ocurrirá en breve con los acreedores del Club de París. La reforma del Central ha colocado a los especuladores en la cola de cobro.
Otro tanto ocurre con los subsidios y tarifas. El desastre del Sarmiento puso en un impasse a los tarifazos. Pero los monopolios eléctricos y petroleros amenazan con agravar la penuria actual -o congelar los sueldos de sus trabajadores- si no reciben mayores precios o tarifas. El gobierno está estudiando un aumento sustancial del precio del petróleo. Por otro lado, crece el gasto en subsidios, por ejemplo en el transporte, para pagar el aumento de salarios acordado con la burocracia de la UTA. La política oficial navega entre el tarifazo y el aumento indefinido de los subsidios, que serán financiados con la emisión de moneda que autoriza la reforma del Banco Central.
Una cabeza sin cuerpo
Los rumores sobre un adelantamiento electoral tienen ese telón de fondo. Pero esta vez, las listas de diputados de 2013 no pueden cobijarse detrás de un árbitro presidencial único, como ocurrió en 2011. Los armados de cada provincia, por lo tanto, van a sacar a la luz la inmensa fragilidad del frente oficial. Esto ya se vio allí donde hubieron elecciones desdobladas el año pasado. La mayoría de las provincias están en cesación de pagos, sin socorro del gobierno nacional, el cual, por el contrario, depende de las provincias para conseguir dólares a cambio de nuevas deudas internacionales. El ‘centralismo porteño’ ya no tiene bases económicas para controlar provincias.
Scioli encabeza el pelotón con 1.000 millones de dólares, seguido por Macri, De la Sota, Urtubey y el gobierno de Mendoza, entre otros. Los Estados petroleros -como Salta o Río Negro- garantizarán estas operaciones con las regalías. O sea que mientras rescinden concesiones sobre pozos inactivos, los gobernadores atan su destino al de los pulpos petroleros. Un reciente informe de Página/12 -con el contundente título de “Los gobernadores las prefieren privadas”- revela que su “intención no es reestatizar, sino (avanzar) hacia un cambio de operadores y de condiciones contractuales” (25/3), o sea que van por la entrega para salir de la cesación de pagos. En este cuadro, comienzan a sonar candidaturas “con portación de apellido” para 2013 -Alicia o Máximo Kirchner en los principales distritos. ¿CFK pretende convertir a la elección intermedia de 2013 en un pseudo plebiscito, por la vía del apellido? La maniobra podría pulverizar al PJ y hasta forzar una ruptura, que algunos juzgan suicida, con Scioli.
Oposición
Lo único que supera al declive oficial es el de la ‘oposición’. La UCR se encuentra dividida entre los que aspiran a un acuerdo con el PRO y los que lo impulsan con el FAP. En el debate por la transferencia del subte, el Peronismo Federal desairó al PRO, agravando el aislamiento de Macri con vistas al 2015. El FAP ha votado y actuado dividido en el Congreso, en todas las cuestiones recientes. El gobernador santafecino del FAP, Antonio Bonfatti, se arrima al kirchnerismo. Gerardo Morales (UCR) no cuestionó el “manotazo” a las reservas, sólo exigió “criterios” o “topes” para los adelantos del Tesoro. Lozano se abstuvo con argumentos similares, o sea que prestó un semi aval al “manotazo” para pagar la deuda. Mario Blejer, un representante de los acreedores, apoyó la reforma del Banco Central. El debate sobre el uso de las reservas del Banco Central para pagar la deuda externa, y sobre los adelantos al Tesoro para seguir con los subsidios, puso de manifiesto que la oposición no tiene una alternativa a las medidas desesperadas del gobierno.
Frente de Izquierda
El “enfrentamiento” entre los ‘nacionales y populares’, de un lado, y los ‘destituyentes’ del otro, ha quedado caduco. Pasó mucha agua desde la ‘crisis del campo’. Nunca tan vigente como ahora aquello de que no los une el amor sino el espanto -es decir, una bancarrota provocada por la crisis mundial que no da respiro. Transitamos un periodo de alumbramiento de un nuevo cuadro político, en el cual la izquierda revolucionaria puede convertirse en uno de sus polos. Esta tendencia se expresó, en el plano subjetivo, en la colosal demostración de fuerzas el sábado pasado, el 24 de marzo. La agenda política inmediata del Frente de Izquierda está determinada por estas circunstancias, que tienen un relieve cada vez más excepcional.
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