La gran muralla y los emperadores
Por Gustavo Duch
Muchos siglos, la sucesión de decenas de emperadores y más de 10 millones de seres humanos muertos en esa tarea, soportaron la construcción de la Gran Muralla China.
Unos dicen que sí, otros dicen que no, que tan larga es, que los astronautas la ven desde sus ventanillas.
Desde la semana pasada, con la aprobación de cinco mega represas en Aysén en la Patagonia chilena, se prevé -en menos de 10 años- inundaciones de miles de hectáreas; y un tendido eléctrico, de más de 2.300 kilómetros de largo, 100 metros de ancho y cada 400 metros un gigante eléctrico de 70 metros de altura.
Una muralla de deforestación, desde Barcelona hasta Varsovia, 20 veces más ancha y 10 veces más alta que la muralla China.
Una cicatriz que diseñó -y en la que colaborará con toda su potencia y entusiasmo- la eléctrica Endesa.
Una herida planetaria bajo los reinados que permitieron la primera privatización de Endesa (a cargo del gobierno de Felipe González), que la remató Aznar y que Zapatero obsequió a Enel, bajo la batuta del emperador Berlusconi.
Un terrible arañazo que divide dos mundos: los que saben y quieren convivir bajo las premisas de la Naturaleza; y el de los emperadores que administran bajo los intereses económicos.
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