Perú: intelectuales destacados o esbirros del sistema
Luis Arce Borja
En Internet está circulando un comunicado, cuyo titulo es Por la gran transformación del Perú, y está firmado por un grupo que se hace llamar intelectuales destacados del Perú. El contenido de dicho comunicado y la identificación de sus firmantes muestran que la crisis política y moral del Perú no toca fondo y la descomposición de la sociedad oficial sigue en desarrollo. Antiguos traficantes políticos se reagrupan y bajo los mismos términos que hace más de 30 años, vuelven a la carga para engañar y estafar a la población peruana.
En este marco no solamente es la derecha la que actúa como banda delincuencial, sino también aquellos individuos y partidos que se hacen llamar de izquierda. Si los grupos de derecha, como el APRA, Acción Popular, Partido Popular Cristiano, o cualquier otra organización, actúan al margen de las leyes, la moral y la ética, la izquierda es inescrupulosa, mentirosa, y mercenaria de los grupos de poder y de los gobiernos de turno.
Si algo hay que destacar en los intelectuales destacados, es su fibra para mentir y pretender jugar con eso que llaman los especialistas amnesia histórica de los pueblos. Confían en que el pueblo ha olvidado su asquerosa trayectoria política cuando desde Izquierda Unida (IU), apoyaron y contribuyeron a la instauración del régimen aprista en 1985 y del fujimorismo en 1990. Izquierda Unida (IU), fue responsable desde 1980 hasta su extinción cerca del 2000, de la militarización del país, y sostuvo los planes militares que costo al pueblo cerca de 70 mil muertos a causa de los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas armadas. Esta izquierda que hizo de la clase obrera y los trabajadores un amasijo de votos útiles para la derecha, es culpable de la desocupación y miseria que atraviesa el pueblo peruano. Durante todo el periodo de guerra interna (1980-2000), cuando en Perú se suprimió cualquier indicio de libertad y democracia, estos intelectuales vivieron una frondosa primavera política y desde el parlamento o de los municipios alentaron los crímenes más abominables contra la población. Fueron organizadores de rondas campesinas, incentivaron los crímenes masivos de prisioneros de guerra, y se involucraron en los procesos electorales que los gobiernos de turno utilizaron para oficializar la dictadura y el control militar del país.
Por la gran transformación del Perú, dijeron estos intelectuales destacados, cuando sostuvieron electoralmente los diferentes gobiernos sátrapas del Perú. Ahora repiten la misma frase (por la gran transformación del Perú), para sostener la carrera electoral de Ollanta Humana, un turbio militar de la época sangrienta de Alberto Fujimori. El capitán Carlos era el nombre de combate de Ollanta Humala cuando en la década del 90 actuaba como jefe militar en el Alto Huallaga. Durante el fujimorismo, el capitán Carlos, fue premiado por sus altos meritos en la aplicación de la lucha contrainsurgente, que como lo testimonian los hechos se basaba en el crimen masivo de pobladores, secuestros de campesinos, torturas y ejecuciones clandestinas contra todo aquel que era sindicado como simpatizante o militantes de las fuerzas subversivas. El capitán Carlos está acusado de crímenes de guerra (secuestro, torturas y desaparición), y ese deliro contra los derechos humanos aún no ha sido sancionado.
La conquista de las urnas
Los intelectuales destacados, plantean en su comunicado que quieren convertir el Perú en una nación libre y justa, donde la exclusión no exista más, y para ello dicen, en esta perspectiva apoyamos la candidatura a la Presidencia de la República del ciudadano Ollanta Humala Tasso. La herramienta para ello señalan, es la conquista en las urnas de un nuevo Gobierno Democrático Nacional y Progresista y una Nueva Constitución que exprese la voluntad popular. Este viejo discurso, ya ha sido utilizado desde antes de 1980, y fue lo mismo que dijeron estos personajes cuando llamaron a los peruanos a votar por Alan García, Alberto Fujimori y Alejandro Toledo. Nuevas constituciones, procesos electorales fraudulentos, han sido herramientas que usaron los gobiernos de turno para oficializar la represión, el crimen y la militarización del país. Ningún militar, como el capitán Carlos, o cualquier otro salido de las canteras criminales de las fuerzas armadas, pueden ser una solución y alternativa viable para expresar el espíritu democrático del pueblo, y lograr soluciones a los problemas históricos sociales del Perú.
Quiénes son estos intelectuales destacados (ver relación mas abajo).
El ramillete es extenso, pero mara muestra de la catadura moral de estos individuos que ahora se presentan bajo el disfraz de intelectuales destacados, hemos seleccionado el curriculum vitae de algunos de ellos. Uno de los firmantes es Carlos Tapia quien hace algunas semanas fue descubierto como unos de los personajes que desde hace años trafica con el fondo de pensión del Perú. Gracias a una ilegal y casi clandestina disposición de parlamentarios fujimoristas cobraba clandestinamente más de 3 mil dólares al mes en calidad de parlamentario jubilado. En su juventud aspiró a ser miembro de las fuerzas navales del Perú. (Estudió un tiempo en la Escuela Naval, pero no llegó a ser oficial). De ahí le queda el gusto por los militares, y actualmente es vocero oficial del capitán Carlos
Carlos Tapia, fue no de los dirigentes de Izquierda Unida (IU) y como tal apoyó la candidatura electoral de Alan García (1985) y después de Alberto Fujimori en 1990. Después del fujimorismo se declaró partidario de Alejandro Toledo, y ahora es vocero y brazo derecho del capitán Carlos. Desde hace más de 20 años es propietario y director de la ONG "Centro de Promoción y Desarrollo Poblacional", desde donde ha sostenido los planes militares contrainsurgentes de los tres últimos gobiernos peruanos. Esta ONG se hizo conocida durante el fujimorismo en razón a sus informes antisubversivos que preparaba minuciosamente para las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia del Estado. Tapia, desde su ONG y desde Izquierda Unida, fue promotor de las rondas campesinas y rondas urbanas que el ejército utilizó en sus planes contrainsurgentes.
Durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) Tapia pretendió ser ministro del siniestro Ministerio del Interior donde centenas de peruanos fueron torturados y desaparecidos. Desde 1990 para adelante, recorrió los cuarteles militares en donde ha sido profesor-conferencista de las Escuelas Superiores de Guerra del Ejército, la Marina y la Aviación. En la época de Fujimori y Montesinos, Tapia se sintió identificada con el accionar criminal de las fuerzas militares. En 1991 algunos meses antes de que Fujimori ejecute su autogolpe y estableciera una feroz dictadura militar, propuso el establecimiento de un "Gabinete de Guerra Interna", que a propuesta de él tendría que estar presidido por Fujimori, y en el que participarían los mandos militares, incluido el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) dirigido por Montesinos. Después vino el golpe de abril 1992 y cuando ya los golpistas habían instaurado su poder absoluto, Tapia impulsó un "acuerdo político nacional" en torno al gobierno de Fujimori-Montesinos", cuyo propósito fue legalizar la dictadura de militar (declaraciones a revista Oiga 24 de junio de 1991). En 1993 cuando el Perú estaba ensangrentado por la represión militar (ya había sucedido la matanza de la Universidad La Cantuta y la de Barrios Altos), Tapia no tiene ningún problema en alabar las acciones militares, señalando que la orientación y las medidas eran CORRECTAS. Dice Tapia: "De igual manera, en la lucha por la pacificación se debería reconocer lo mismo: las medidas que se están dando en la lucha antisubversiva son correctas, es decir, la orientación de las medidas son las correctas, pero hay problemas en la gestión y los costos sociales son muy altos..". (Revista Oiga 2 de agosto de 1993).
Tapia fue uno de los integrante de la Comisión de la verdad y Reconciliación (CVR), y uso esta institución para justificar las matanzas cometidas por los militares y para llenarse los bolsillos con un sueldo que sobrepasaba los 3 mil dólares mensuales, sin considerar su sueldo clandestino de parlamentario jubilado (mas de 3000 dólares), y su jugoso salario como propietario de su ONG. En 1993, tratando de justificar la matanza de 9 estudiantes y un profesor de la universidad La Cantuta, dijo, que no era posible que en esta universidad a pesar del cerco militar, todavía se sigua enseñando en forma obligatoria materialismo dialéctico y materialismo histórico para alguien que quiere ser profesor de educación física". (Carlos Tapia, declaraciones en la Revista Oiga, 2 de agosto 1993). Sus argumentos fueron más lejos para justificar el crimen de la Cantuta, y sin remordimiento elogió al general Luis Pérez Document, que como se sabe fue el militar de más alto rango que participó directamente en el secuestro y asesinato de los 9 estudiantes y el profesor: Tapia hablando de una "renovación" en el sentido positivo en las Fuerzas armadas, señalo a pocas semanas de haberse cometido el crimen de La Cantuta (julio 1992): "En cambio, ahora hay oficiales como el general Luis Pérez Documet, el general Arciniegas, para nombrar a otros más, que sí representan a sectores renovados del Ejército". (Oiga, 21 de setiembre 1992).
Este destacado intelectual, siempre a estado de lado de las fuerzas armadas, y en los momentos más sangrientos del Perú, no le ha faltado la palabra fácil para justificar la accionar criminal de los militares. En la década fujimorista, buscó una justificación a las matanzas cometidas por los militares y para ellos habló de los "excesos" y "errores" de algunos malos soldados. En 1991 dijo: "Los militares han hecho todo lo que podían hacer y no lo han hecho tan mal. No es que yo justifique excesos...esos excesos se producen precisamente porque los militares no saben como resolver el problema del dominio político, para lo cual no están calificados". (Revista Oiga, 24 de junio de 1991). En 1994, Tapia vuelve con la defensa de los militares de Fujimori, y señala que en el campo militar, "mayores son los aciertos que los errores". (La República 23/07/94). Tapia no sólo se convirtió en un apologista del militarismo en el Perú, sino que abogó para buscar una "unidad" en torno a la brutal política de pacificación de Fujimori. En noviembre de 1993, cuando ya las fuerzas armadas habían convertido el Perú en un cuartel militar, Tapia llamó a concretar la "más basta unidad y que relegue a un segundo plano las discrepancias entre el oficialismo y la oposición". (La República 24 de noviembre 1993).
Otro de los angelitos que firman el comunicado de los intelectuales destacados, es Edmundo Murrugarra Florián, antiguo dirigente de Izquierda Unida (IU). Fue senador de IU durante 1980, 1985, 1990 y 1992. Durante el gobierno de Toledo fue nombrado asesor del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Ahora es consejero de Humala y también ha sido descubierto como un parlamentario jubilado con sueldo clandestino de más de 3 mil dólares al mes. Murrugara, mismo como parlamentario jubilado, no deja de seguir prestando sus servicios al gobierno de turno. Actualmente es miembro del Consejo Nacional de Educación, institución manejada por el APRA y que esta adscrito al Ministerio de Educación que dirige la mafia aprista. Sinesio López, es otro de los firmantes, y este es otro de los dirigentes de lo fue Izquierda Unida (IU). Ha transitado también por el aprismo en 1985 y por el fujimorismo en 1990. Cuando se vino abajo el gobierno de Fujimori, se afilió a las filas del Partido de Alejandro Toledo, y cuando este ganó la presidencia de la Republica, Sinesio López, fue designado director de la Biblioteca Nacional. Actualmente, a pesar que ha pasado de los 70 años, se alista para ser parlamentario del capitán Carlos. Otro de estos intelectuales que no se puede dejar de mencionar es Manuel Dammert Ego Aguirre, un antiguo dirigente de IU, que estuvo bastante ligado al primer gobierno de Alan García y después al de Fujimori. Se hizo conocido por que desde el parlamento, lucho para lograr la impunidad y dejar sin castigo al prófugo Alan García Pérez, quien había sido acusado en el parlamento por robos y crímenes de guerra.
En Internet está circulando un comunicado, cuyo titulo es Por la gran transformación del Perú, y está firmado por un grupo que se hace llamar intelectuales destacados del Perú. El contenido de dicho comunicado y la identificación de sus firmantes muestran que la crisis política y moral del Perú no toca fondo y la descomposición de la sociedad oficial sigue en desarrollo. Antiguos traficantes políticos se reagrupan y bajo los mismos términos que hace más de 30 años, vuelven a la carga para engañar y estafar a la población peruana.
En este marco no solamente es la derecha la que actúa como banda delincuencial, sino también aquellos individuos y partidos que se hacen llamar de izquierda. Si los grupos de derecha, como el APRA, Acción Popular, Partido Popular Cristiano, o cualquier otra organización, actúan al margen de las leyes, la moral y la ética, la izquierda es inescrupulosa, mentirosa, y mercenaria de los grupos de poder y de los gobiernos de turno.
Si algo hay que destacar en los intelectuales destacados, es su fibra para mentir y pretender jugar con eso que llaman los especialistas amnesia histórica de los pueblos. Confían en que el pueblo ha olvidado su asquerosa trayectoria política cuando desde Izquierda Unida (IU), apoyaron y contribuyeron a la instauración del régimen aprista en 1985 y del fujimorismo en 1990. Izquierda Unida (IU), fue responsable desde 1980 hasta su extinción cerca del 2000, de la militarización del país, y sostuvo los planes militares que costo al pueblo cerca de 70 mil muertos a causa de los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas armadas. Esta izquierda que hizo de la clase obrera y los trabajadores un amasijo de votos útiles para la derecha, es culpable de la desocupación y miseria que atraviesa el pueblo peruano. Durante todo el periodo de guerra interna (1980-2000), cuando en Perú se suprimió cualquier indicio de libertad y democracia, estos intelectuales vivieron una frondosa primavera política y desde el parlamento o de los municipios alentaron los crímenes más abominables contra la población. Fueron organizadores de rondas campesinas, incentivaron los crímenes masivos de prisioneros de guerra, y se involucraron en los procesos electorales que los gobiernos de turno utilizaron para oficializar la dictadura y el control militar del país.
Por la gran transformación del Perú, dijeron estos intelectuales destacados, cuando sostuvieron electoralmente los diferentes gobiernos sátrapas del Perú. Ahora repiten la misma frase (por la gran transformación del Perú), para sostener la carrera electoral de Ollanta Humana, un turbio militar de la época sangrienta de Alberto Fujimori. El capitán Carlos era el nombre de combate de Ollanta Humala cuando en la década del 90 actuaba como jefe militar en el Alto Huallaga. Durante el fujimorismo, el capitán Carlos, fue premiado por sus altos meritos en la aplicación de la lucha contrainsurgente, que como lo testimonian los hechos se basaba en el crimen masivo de pobladores, secuestros de campesinos, torturas y ejecuciones clandestinas contra todo aquel que era sindicado como simpatizante o militantes de las fuerzas subversivas. El capitán Carlos está acusado de crímenes de guerra (secuestro, torturas y desaparición), y ese deliro contra los derechos humanos aún no ha sido sancionado.
La conquista de las urnas
Los intelectuales destacados, plantean en su comunicado que quieren convertir el Perú en una nación libre y justa, donde la exclusión no exista más, y para ello dicen, en esta perspectiva apoyamos la candidatura a la Presidencia de la República del ciudadano Ollanta Humala Tasso. La herramienta para ello señalan, es la conquista en las urnas de un nuevo Gobierno Democrático Nacional y Progresista y una Nueva Constitución que exprese la voluntad popular. Este viejo discurso, ya ha sido utilizado desde antes de 1980, y fue lo mismo que dijeron estos personajes cuando llamaron a los peruanos a votar por Alan García, Alberto Fujimori y Alejandro Toledo. Nuevas constituciones, procesos electorales fraudulentos, han sido herramientas que usaron los gobiernos de turno para oficializar la represión, el crimen y la militarización del país. Ningún militar, como el capitán Carlos, o cualquier otro salido de las canteras criminales de las fuerzas armadas, pueden ser una solución y alternativa viable para expresar el espíritu democrático del pueblo, y lograr soluciones a los problemas históricos sociales del Perú.
Quiénes son estos intelectuales destacados (ver relación mas abajo).
El ramillete es extenso, pero mara muestra de la catadura moral de estos individuos que ahora se presentan bajo el disfraz de intelectuales destacados, hemos seleccionado el curriculum vitae de algunos de ellos. Uno de los firmantes es Carlos Tapia quien hace algunas semanas fue descubierto como unos de los personajes que desde hace años trafica con el fondo de pensión del Perú. Gracias a una ilegal y casi clandestina disposición de parlamentarios fujimoristas cobraba clandestinamente más de 3 mil dólares al mes en calidad de parlamentario jubilado. En su juventud aspiró a ser miembro de las fuerzas navales del Perú. (Estudió un tiempo en la Escuela Naval, pero no llegó a ser oficial). De ahí le queda el gusto por los militares, y actualmente es vocero oficial del capitán Carlos
Carlos Tapia, fue no de los dirigentes de Izquierda Unida (IU) y como tal apoyó la candidatura electoral de Alan García (1985) y después de Alberto Fujimori en 1990. Después del fujimorismo se declaró partidario de Alejandro Toledo, y ahora es vocero y brazo derecho del capitán Carlos. Desde hace más de 20 años es propietario y director de la ONG "Centro de Promoción y Desarrollo Poblacional", desde donde ha sostenido los planes militares contrainsurgentes de los tres últimos gobiernos peruanos. Esta ONG se hizo conocida durante el fujimorismo en razón a sus informes antisubversivos que preparaba minuciosamente para las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia del Estado. Tapia, desde su ONG y desde Izquierda Unida, fue promotor de las rondas campesinas y rondas urbanas que el ejército utilizó en sus planes contrainsurgentes.
Durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) Tapia pretendió ser ministro del siniestro Ministerio del Interior donde centenas de peruanos fueron torturados y desaparecidos. Desde 1990 para adelante, recorrió los cuarteles militares en donde ha sido profesor-conferencista de las Escuelas Superiores de Guerra del Ejército, la Marina y la Aviación. En la época de Fujimori y Montesinos, Tapia se sintió identificada con el accionar criminal de las fuerzas militares. En 1991 algunos meses antes de que Fujimori ejecute su autogolpe y estableciera una feroz dictadura militar, propuso el establecimiento de un "Gabinete de Guerra Interna", que a propuesta de él tendría que estar presidido por Fujimori, y en el que participarían los mandos militares, incluido el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) dirigido por Montesinos. Después vino el golpe de abril 1992 y cuando ya los golpistas habían instaurado su poder absoluto, Tapia impulsó un "acuerdo político nacional" en torno al gobierno de Fujimori-Montesinos", cuyo propósito fue legalizar la dictadura de militar (declaraciones a revista Oiga 24 de junio de 1991). En 1993 cuando el Perú estaba ensangrentado por la represión militar (ya había sucedido la matanza de la Universidad La Cantuta y la de Barrios Altos), Tapia no tiene ningún problema en alabar las acciones militares, señalando que la orientación y las medidas eran CORRECTAS. Dice Tapia: "De igual manera, en la lucha por la pacificación se debería reconocer lo mismo: las medidas que se están dando en la lucha antisubversiva son correctas, es decir, la orientación de las medidas son las correctas, pero hay problemas en la gestión y los costos sociales son muy altos..". (Revista Oiga 2 de agosto de 1993).
Tapia fue uno de los integrante de la Comisión de la verdad y Reconciliación (CVR), y uso esta institución para justificar las matanzas cometidas por los militares y para llenarse los bolsillos con un sueldo que sobrepasaba los 3 mil dólares mensuales, sin considerar su sueldo clandestino de parlamentario jubilado (mas de 3000 dólares), y su jugoso salario como propietario de su ONG. En 1993, tratando de justificar la matanza de 9 estudiantes y un profesor de la universidad La Cantuta, dijo, que no era posible que en esta universidad a pesar del cerco militar, todavía se sigua enseñando en forma obligatoria materialismo dialéctico y materialismo histórico para alguien que quiere ser profesor de educación física". (Carlos Tapia, declaraciones en la Revista Oiga, 2 de agosto 1993). Sus argumentos fueron más lejos para justificar el crimen de la Cantuta, y sin remordimiento elogió al general Luis Pérez Document, que como se sabe fue el militar de más alto rango que participó directamente en el secuestro y asesinato de los 9 estudiantes y el profesor: Tapia hablando de una "renovación" en el sentido positivo en las Fuerzas armadas, señalo a pocas semanas de haberse cometido el crimen de La Cantuta (julio 1992): "En cambio, ahora hay oficiales como el general Luis Pérez Documet, el general Arciniegas, para nombrar a otros más, que sí representan a sectores renovados del Ejército". (Oiga, 21 de setiembre 1992).
Este destacado intelectual, siempre a estado de lado de las fuerzas armadas, y en los momentos más sangrientos del Perú, no le ha faltado la palabra fácil para justificar la accionar criminal de los militares. En la década fujimorista, buscó una justificación a las matanzas cometidas por los militares y para ellos habló de los "excesos" y "errores" de algunos malos soldados. En 1991 dijo: "Los militares han hecho todo lo que podían hacer y no lo han hecho tan mal. No es que yo justifique excesos...esos excesos se producen precisamente porque los militares no saben como resolver el problema del dominio político, para lo cual no están calificados". (Revista Oiga, 24 de junio de 1991). En 1994, Tapia vuelve con la defensa de los militares de Fujimori, y señala que en el campo militar, "mayores son los aciertos que los errores". (La República 23/07/94). Tapia no sólo se convirtió en un apologista del militarismo en el Perú, sino que abogó para buscar una "unidad" en torno a la brutal política de pacificación de Fujimori. En noviembre de 1993, cuando ya las fuerzas armadas habían convertido el Perú en un cuartel militar, Tapia llamó a concretar la "más basta unidad y que relegue a un segundo plano las discrepancias entre el oficialismo y la oposición". (La República 24 de noviembre 1993).
Otro de los angelitos que firman el comunicado de los intelectuales destacados, es Edmundo Murrugarra Florián, antiguo dirigente de Izquierda Unida (IU). Fue senador de IU durante 1980, 1985, 1990 y 1992. Durante el gobierno de Toledo fue nombrado asesor del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo. Ahora es consejero de Humala y también ha sido descubierto como un parlamentario jubilado con sueldo clandestino de más de 3 mil dólares al mes. Murrugara, mismo como parlamentario jubilado, no deja de seguir prestando sus servicios al gobierno de turno. Actualmente es miembro del Consejo Nacional de Educación, institución manejada por el APRA y que esta adscrito al Ministerio de Educación que dirige la mafia aprista. Sinesio López, es otro de los firmantes, y este es otro de los dirigentes de lo fue Izquierda Unida (IU). Ha transitado también por el aprismo en 1985 y por el fujimorismo en 1990. Cuando se vino abajo el gobierno de Fujimori, se afilió a las filas del Partido de Alejandro Toledo, y cuando este ganó la presidencia de la Republica, Sinesio López, fue designado director de la Biblioteca Nacional. Actualmente, a pesar que ha pasado de los 70 años, se alista para ser parlamentario del capitán Carlos. Otro de estos intelectuales que no se puede dejar de mencionar es Manuel Dammert Ego Aguirre, un antiguo dirigente de IU, que estuvo bastante ligado al primer gobierno de Alan García y después al de Fujimori. Se hizo conocido por que desde el parlamento, lucho para lograr la impunidad y dejar sin castigo al prófugo Alan García Pérez, quien había sido acusado en el parlamento por robos y crímenes de guerra.
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