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Llama a reocupar Gaza para “liquidar” a su gobierno elegido: Vuelve la pesadilla Netanyahu

Llama a reocupar Gaza para “liquidar” a su gobierno elegido: Vuelve la pesadilla Netanyahu

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Fuente: Hari, The Independent / Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens )

Israel está a punto de cometer un error tan desastroso – y letal – como el ataque contra Gaza. En unos pocos días, parece que podría elegir a Benjamin Netanyahu como primer ministro, de nuevo.

Ese individuo llama a reocupar violentamente Gaza para “liquidar” su gobierno elegido. Es un individuo que dice que hará “crecer naturalmente” los asentamientos en Cisjordania. Es un individuo que dice que “nunca negociará” respecto a Jerusalén, o las Alturas del Golán, o el control del suministro de agua de Cisjordania.

Es un individuo que dice que el establecimiento de un Estado palestino dejaría a Israel con “una amenaza existencial y una pesadilla de relaciones públicas reminiscente de Checoslovaquia en 1938.” Es un individuo quien según la viuda de Yitzhak Rabin ayudó a crear un clima de odio que condujo a su asesinato.

Los beneficiarios políticos de la Operación Plomo Fundido han sido los derechistas de la línea dura de Israel. Las cifras de los sondeos de opinión han aumentado para el Likud de Netanyahu y para el aún más extremista Avigdor Lieberman. Estos dicen que el único problema con los 23 días de bombardeo de Gaza – que mataron a 410 niños, y fortalecieron enormemente el apoyo para Hamás – es que no fueron bastante lejos. El mundo tiene que estudiar urgentemente a esos sujetos – y preguntarse cómo llegó a pasar algo semejante.

La clave para comprender a Netanyahu reside en su padre, Benzion. Es un distinguido erudito de historia medieval quien cree que el mundo está eternamente plagado de un antisemitismo genocida que no puede ser erradicado. Cuando llegó a la Palestina del Mandato Británico, declaró que la mayoría de los judíos eran ingenuos e idealistas. Tenían que apoderarse de inmediato de todo el país bíblico de Israel – tomando toda Cisjordania y expandirse hasta la Jordania actual. No podía haber ningún compromiso, jamás, con los árabes, que sólo entienden la fuerza. El hombre, al que llama su mentor, Abba Ahimeir, se describió orgullosamente como “fascista.”

Hoy en día, el hijo de Benzion compara rutinariamente el trato con los palestinos con el trato con los nazis. Sólo puede comprender su cólera como un resurgimiento del odio irracional, asesino, de Europa. Insiste en que no tienen derecho a compartir la tierra, porque la “robaron” – en el año 636 d. de C. Consecuentemente, Netanyahu pone por los suelos toda iniciativa de paz ofrecida por Israel. Su reacción a la decisión de

Yitzhak Rabin de firmar los moderados y ligeros Acuerdos de Oslo con Yasir Arafat revela la profundidad de su oposición a todo compromiso. Se dirigió calurosamente a multitudes que gritaban “Rabin es nazi” y “a sangre y fuego, desaparecerá Rabin.” Calificó al antiguo primer ministro de “traidor”, poco antes de que Rabin fuera asesinado por un fundamentalista judío que estaba de acuerdo con esa opinión.

La otra persona que salió adelante en los sondeos – y que parece ser un probable socio de Netanyahu en la coalición – es Avigdor Lieberman, ruso, ex guarda de club nocturno, quien dice que el modelo para tratar a los palestinos debería ser el bombardeo de Chechenia por Putin en los años noventa, que causó la muerte de un tercio de toda la población. Quiere que los partidos políticos elegidos por los israelíes árabes sean criminalizados, y proclama que deberían ser tratados “como Hamás.”

Tal vez aún más deprimente que su ascenso sea la reacción desinteresada y cansina de los otros partidos. Tanto Kadima y los laboristas defienden el bloqueo y el bombardeo de Gaza, especialmente porque sus dirigentes - Tzipi Livni y Ehud Barak – dirigieron el ataque en el gabinete. Incluso Barak ha tomado la comparación con Putin y comenzó a citar favorablemente al nuevo Zar de Rusia. Los animosos partidos por la paz como Meretz han sido desviados hacia los márgenes del debate.

¿Cómo llegó a suceder? Es esencial que se recuerde que los israelíes no terminaron por llegar a Oriente Próximo por un malvado deseo de colonizar y matar, como algunos afirman jovialmente ahora. Están allí porque iban huyendo del odio genocida a los judíos. Eso no justifica un solo crimen contra un solo palestino – pero si lo olvidamos, y el trauma inimaginablemente vasto que lo subyace, no podemos comprender lo que está sucediendo ahora.

Durante los últimos meses, vuelvo una y otra vez a un extraordinario ensayo en 1982 escrito por el gran novelista israelí Amos Oz. El primer ministro del Likud, Menachem Begin, había comparado a la dirigencia palestina con Adolf Hitler, por lo cual Oz escribió: “Usted demuestra un afán por resucitar a Hitler de entre los muertos para poder volver a matarlo una y otra vez cada día… Como muchos judíos, lamento que no haya podido matar a Hitler con mis manos desnudas. Pero no existe, y nunca existirá, una cura para la vieja herida. Decenas de miles de árabes muertos no curarán esa herida. Porque, señor Begin, Hitler está muerto. No está oculto en Nabatiyah, en Sidón, o en Beirut. Está muerto y reducido a cenizas.”

La sociedad israelí consiste, dice Oz, de “un grupo de refugiados y supervivientes medio histéricos.” El trauma de 2.000 años de la calumnia del crimen ritual, la Inquisición, los pogromos, Auschwitz y Chelmno y el Archipiélago Gulag, han producido una visión deformada, en la que cada grito de dolor dirigido a Israel puede sonar como el rugido que parte de las multitudes agrupadas en Nuremberg.

Eso significa que Israel está perdiendo oportunidades para la paz. Incluso gran parte de Hamás – un partido islamista al que me opongo apasionadamente – está bien dispuesta a un largo cese al fuego siguiendo las fronteras de 1967. No es mi opinión, es el punto de vista de Yuval Diskin, actual jefe del servicio de seguridad de Israel, Shin Bet. Dijo al gabinete israelí antes del bombardeo de Gaza que Hamás restauraría el cese al fuego si Israel terminaba el bloqueo de la Franja y declaraba un cese al fuego en Cisjordania. En su lugar, bombardearon, y la oferta dejó de existir.

El ex jefe del Mossad, Ephraim Halevy, dice que Hamás, “tendrá que adoptar un camino que podría llevarlos lejos de sus objetivos originales,” si Israel iniciara el camino hacia un compromiso. Eso reduciría el apoyo para partidarios del rechazo como Osama Bin Laden y Mahmud Ahmadineyad, y facilitaría la formación de coaliciones internacionales.

En su lugar, demasiados israelíes – aprisionados en su historia – parecen determinados a escoger el camino opuesto de Netanyahu y Lieberman y forzar una interminable bota enajenadora sobre la garganta de los palestinos. No tiene que ser así. Si sólo podemos decirles, con Amos Oz, del modo más apremiante posible, que Adolf Hitler no se oculta en la Ciudad de Gaza, o en Beit Hanun, o Hebrón. Adolf Hitler está muerto.

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