El Presidente Evo Morales cumple un año de gestión con éxito
El mandatario boliviano Evo Morales cumple este 22 de enero su primer año de gobierno constitucional, en una gestión que ha caminado por la senda del éxito, con algunos escollos nacionales e internacionales.
El primer gobernante de origen indígena, elegido con 54,8 % del voto popular, ha cumplido -con algunos traspiés- lo prometido en su campaña electoral, y eso le permite mantener la aprobación de más de 60 % de los bolivianos.
La nacionalización de los hidrocarburos el 1 de mayo pasado, y posteriormente la firma de nuevos contratos con las 12 empresas que explotan esos recursos, incluyendo la suscripción con Argentina de un nuevo precio en el valor del gas exportado, contribuyeron a resaltar el cambio profundo que requiere su empobrecido país.
Asimismo, la convocatoria a elecciones para la Asamblea Constituyente en julio y su resultado positivo le pavimentaron el camino a él y a sus partidarios del Movimiento Al Socialismo (MAS) para 'refundar' Bolivia mediante una nueva Constitución.
La consolidación de Morales ha llegado de la mano con la modificación, a fines de noviembre, de la Ley de Reforma Agraria que databa de 1996.
La modificación plantea revertir al Estado las tierras 'ociosas' en manos de latifundistas, y generar una 'revolución agraria' que tienda a repartir tierras a los campesinos e indígenas, con el agregado de mecanizar el campo.
El mejor ingreso al erario por las exportaciones de gas al norte argentino han permitido a Bolivia un cierto 'desahogo' económico, facilitando la implantación del llamado bono 'Juanito Pinto' para casi un millón de alumnos de educación primaria, a fin de que pueden solventar, en parte, sus estudios, alimentos y salud.
Sin embargo, aún tiene que confrontar una fuerte oposición de la derecha y centro derecha, especialmente en la Asamblea Constituyente que aún no termina de cuajar ni iniciar su tarea, que exige la aprobación de los capítulos y artículos de la nueva Carta Magna por dos tercios de los asambleístas.
También figura el enfrentamiento entre mineros asalariados y cooperativistas, en octubre, por la posesión del cerro Pokosani, rico en estaño, en Huanani, departamento suroccidental de Oruro, que dejó 16 muertos y varios cientos de heridos.
Como solución, el gobierno de Morales propuso que los cooperativistas y artesanos pasen a formar las filas de los asalariados a través de la estatal Corporación Minera Boliviana (Comibol), y planteó para este 2007 la nacionalización de la minería.
Otro grave problema, es la exigencia de los pobladores del departamento de Cochabamba (centro) y de la ciudad occidental de El Alto, vecina a La Paz, de que renuncien los prefectos (gobernadores) Manfred Reyes y José Luis Paredes, respectivamente.
En la capital cochabambina, en estas últimas semanas, los incidentes entre partidarios y opositores a Reyes dejaron al menos dos muertos y una veintena de heridos, mientras que el gobierno plantea la figura de la revocatoria de las autoridades prefecturales, incluyendo la del propio jefe de Estado.
En el plano externo, Morales obtuvo un triunfo 'moral' al lograr con Chile un acuerdo de negociación bilateral, en el que La Paz y Santiago se pronuncian por 'evaluar, analizar y buscar un resultado positivo' a la antigua demanda boliviana de recuperar su cualidad marítima, perdida a manos chilenas en la Guerra del Pacífico (1879- 1883).
Destaca también la iniciativa boliviana del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) frente al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que auspicia Estados Unidos, y su adhesión a la propuesta del mandatario venezolano Hugo Chávez de la Alternativa Bolivariana para América.
Bolivia ha suscrito sendos TCP con Cuba y Venezuela, lo que le ha permitido iniciar programas educativos y de salud prácticamente sin costo, y abrir el comercio.
Más de mil médicos cubanos trabajan en territorio boliviano, además de levantar una veintena de centros hospitalarios, otorgando más de tres millones de consultas de medicina general y realizado más de 20 mil intervenciones quirúrgicas, la mayor parte de ellas oculares, a sectores marginados.
Con Estados Unidos, la situación sigue siendo delicada: la mayor confrontación es por el tema de los cultivos de hoja de coca (principal insumo de la cocaína), por la política de Morales de 'coca sí, cocaína no', que se traduce en el deseo de impulsar la industrialización cocalera, contra la iniciativa norteamericana de erradicar los cultivos.
Sin embargo, la situación está en relativa calma a raíz de la aprobación de Washington de prorrogar por seis meses más, hasta junio próximo, la ley estadounidense de Preferencias Arancelarias Andinas y de Lucha Contra las Drogas (Atpdea).
Bolivia, enclaustrado en el centro de América del Sur y siendo el segundo país más pobre del hemisferio, ha logrado una positiva imagen internacional bajo el gobierno de Morales, y está 'casi a punto' de establecer una relación horizontal y de igualdad con sus vecinos del continente.
La 'revolución democrática e indígena' propuesta por Morales requiere de un proceso de aprendizaje en el que el propio gobierno y el pueblo todavía están inmersos.
El primer año de gestión del primer presidente indígena de América será celebrado por movimientos indígenas, organizaciones sociales y residentes bolivianos en diferentes capitales de América Latina y Europa.
En la Plaza de los Héroes de la capital administrativa de Bolivia, La Paz, sede de la celebración, Morales, también propuesto para el Premio Nobel de la Paz 2007, tiene previsto presentar un informe de gestión a los movimientos sociales considerados pilares de la gestión gubernamental.
No obstante, la fiesta se verá algo empañada por la reciente renuncia del ministro de Obras Públicas, Salvador Ric, y por la marcha anunciada para el lunes por la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de El Alto, vecina a la urbe paceña, que demanda la renuncia del prefecto Paredes.
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