Venezuela y el pago de Chile
escrito por Wally Kunstmann Torres | |
domingo, 15 de octubre de 2006 | |
Hay fundadas razones para no votar por Venezuela. No tengo dudas de que el “pueblo” chileno, en su conjunto, está totalmente de acuerdo con que la presidenta de la República no dé el voto de Chile a la Venezuela de Chávez en las Naciones Unidas. Por otra parte no tenemos que olvidar que ciudadanos de ese país continuamente y en forma irrespetuosa han intervenido en la vida política y cultural de nuestro país. No quiero extenderme mucho en mis reflexiones, por eso voy hacer una breve síntesis histórica. - Empezaré recordando una, la más antigua, pero la mencionaré por ser tal vez la más descriteriada: en 1842 Andrés Bello, venezolano, fundó la Universidad de Chile. - Ya en 1958 Venezuela interviene en nuestra política contingente al ofrecer trabajo a Orlando Letelier, despedido por el presidente Jorge Alessandri de su empleo en el Departamento del Cobre. - Reincide Venezuela en 1974, cuando el gobernador de Caracas, Diego Arría, en un gesto insultante para nuestro país, viene a rescatar a Orlando Letelier, prisionero de nuestro gobierno militar. - No contenta con esto, Venezuela le otorga visas y asilo político a miles de chilenos, les permite incorporarse al mundo laboral y les abre a sus hijos las puertas de sus universidades, para que estudien gratuitamente. - Fue insoportable la conducta de Venezuela durante el gobierno del general Pinochet. Invariablemente en las Naciones Unidas sancionaba a la Honorable Junta Militar, acusándola nada menos que de violar los Derechos Humanos y, paralelamente, en todos los Estados de ese país, sus municipios y asambleas legislativas publicaban inserciones institucionales en los diarios, repudiando y calumniando a nuestra Honorable Junta. - Por cierto, tener que recibir el voto de Venezuela para que José Miguel Insulza fuera elegido presidente de la OEA fue una afrenta que nos costó mucho superar. Sólo por la insistencia de su gobierno nos vimos obligados a aceptarlo. - Con horror oímos el año pasado al Presidente Chávez que, con su habitual estilo tropical, nos ofrecía “energía”, sin duda tratando de aprovecharse del momento de crisis energética que teníamos, como si para nosotros no fuera más fácil y económico traer gas de la India. - Por último, es inaceptable la nueva humillación que nos hace el gobierno de Chávez al llevar a cientos de enfermos de los ojos a operarse en Venezuela, sin tener ni siquiera que pagar los pasajes. Los chilenos no tienen necesidad de estas absurdas dádivas. Estoy segura de que nuestro gobierno escuchará a los parlamentarios del PPD y del Partido Radical y no votará por Venezuela. Pero, sobre todo, no dejará de oír los sabios consejos de los intachables parlamentarios y ministros del Partido Demócrata Cristiano, que con su invariable conducta democrática de apoyar los cambios políticos y sociales de los pueblos, hoy con fuerza denuncian a Venezuela por estar llevando a la práctica un programa populista, inaceptable para nuestro exitoso modelo neoliberal. El proyecto del ridículo Chávez es similar al nefasto programa de la UP, que propuso la Reforma Agraria, la Reforma de la Salud y de la Educación. Y así como la Unidad Popular nacionalizó el cobre, que sólo nos ha proporcionado problemas, Chávez es responsable del fortalecimiento de la OPEP, revalorizando el precio del petróleo, lo que ahora le ha permitido tener unos ingresos fabulosos que seguramente estará mal gastando en esas innecesarias reformas llamadas inexplicablemente “Misiones”. El presidente Chávez ya nos tiene acostumbrados a su falta de “diplomacia” y sin ningún reparo califica al presidente Bush de Satanás, de diablo asesino, etc. Sin duda, él trata de ponerse a la altura del gobernante norteamericano y trata de emularlo, creyendo que puede repetir los calificativos que Bush decía con mucha elegancia, al referirse al terrorista Hussein cuando éste amenazaba al mundo con sus armas químicas y biológicas. Para hacer eso Chávez no tiene “clase”, por eso hace el ridículo. Como todos sabemos, el presidente Bush, lo mismo que sus antecesores, honra invariablemente su palabra y cuando dice que hay que terminar con el terrorismo ¡lo hace! y lo elimina de raíz. Irak y Afganistán habrán aprendido la lección. Por último, en Chile tenemos una vieja y justa tradición de la que estamos muy orgullosos y que debemos conservar. Por eso espero que cuando la presidenta Bachelet vote a nombre de todos los chilenos, al momento de hacerlo, no dude en darle a Venezuela lo que sin temor a equivocarme se merece: nuestro acostumbrado “Pago de Chile”. Artículo publicado en Argenpress |
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