Movimientos y partidos critican poder del duopolio político
Las elecciones municipales tienen a muchos trabajando arduamente. A algunos, recolectando firmas. A otros, reuniéndose para definir pactos electorales. Y también a quienes aspiran a ser parte de algún concejo municipal.
Sin embargo, no solo existe molestia por lo que con tanta fuerza se ha denunciado respecto de las altas barreras de entrada para constituirse como partido político. O en cuanto a las dificultades que significaría mantenerse como tal, particularmente en cuanto a las colectividades denominadas como emergentes.
Las críticas también apuntan a lo que distintos sectores cuestionan como irregularidades o dificultades sobre los procesos que ya se encuentran en marcha. En ese sentido, los dardos apuntan al Servicio Electoral (Servel) y a los dos grandes conglomerados de la política nacional: la Nueva Mayoría y Chile Vamos.
Todo esto, con el fantasma del voto voluntario dando vueltas. Una verdadera pesadilla para los partidos y la política en general, dada la alta abstención que se ha registrado en los últimos procesos electorales.
“La gente no valora al militante de organización política como alguien comprometido. Piensa que es alguien que está buscando una ganancia personal. Por eso lo que más nos ha costado es convencer a la gente”, reconoce el coordinador nacional de Revolución Democrática, Sebastián Depolo.
“No solo queremos que firmen por nosotros. Queremos que se comprometan con la construcción del partido y con una nueva forma de hacer política”, agrega el dirigente.
“Hay muchas personas que solamente se limitan a entregar la firma, lo que es muy valioso, como una voluntad de cambio y de lucha, pero que no están dispuestas a nada más que eso”, explica Víctor Iturrieta, uno de los fundadores de Unión Patriótica, partido legalmente constituido, pero sin la posibilidad aún de participar en procesos electorales.
“Otro porcentaje importante firma por nosotros y además se suma para participar activamente”, complementa el representa de la colectividad que agrupa a diversos movimientos de izquierda.
Precisamente él mismo detalla que existe una gran variedad de partidos en formación, aunque solo en el papel. “Todos tienen el derecho a hacer su esfuerzo, pero hay muchos que saben que no tienen ninguna posibilidad y están en esto porque habrá plata. Hay muchas organizaciones que son absolutamente testimoniales, que no tienen incidencia en la lucha político-social y tampoco tienen bases”.
En ese contexto, desde Chile Transparente, su director ejecutivo, Alberto Precht, advierte que uno de los principales problemas es la distancia que se genera entre el decir y el hacer, o el clamor popular y cómo eso se manifiesta a través de la participación.
“Las personas exigen más participación, pero cuando los canales se abren muchas veces no son aprovechados. Uno de esos canales de protesta, por ejemplo, es el voto”. Incluso, ejemplifica su preocupación. “Una elección donde votara el 80 por ciento del padrón electoral y hubiera un 40 por ciento de votos nulos, con mensajes claros, o se votara por candidatos outsider, como ha ocurrido en otros países, que son los que finalmente logran romper la hegemonía”.
Por ello, no es de extrañar que para muchos exista una tensión evidente entre los viejos partidos de la fronda política chilena versus una serie de partidos políticos jóvenes que intentan inscribirse y emerger electoralmente.
Así lo plantea el abogado Renato Garín, profesor del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y de la Universidad Alberto Hurtado, quien advierte que se está generando un choque, tanto en la derecha como en la izquierda, respecto de las viejas y las nuevas orgánicas. “Habrá un surgimiento de las nuevas orgánicas con mucha fuerza y eso a los partidos tradicionales los tiene muy complicados y asustados”.
¿Boicot institucional al desarrollo de nuevos grupos?
La política está en crisis, se escucha con insistencia en el último tiempo. Políticos, partidos y coaliciones. Algo que ha llevado a varios a proponerse entrar al sistema con el objetivo de generar cambios precisamente desde dentro. Pero no ha sido fácil.
Víctor Iturrieta, por ejemplo, asegura que desde el Servicio Electoral les objetaron alrededor de 400 firmas, de las casi siete mil que deben presentar solo para el caso de la Región Metropolitana –equivalente al 0,25 por ciento del padrón electoral respecto de la elección anterior– las que no serían válidas, porque sus titulares no estarían inscritos en el registro electoral.
Esto, a pesar de que se trata de mayores de 18 años y con el sistema de inscripción automática vigente desde 2012.
“Informalmente nos dijeron que esas personas no pueden ser consideradas, porque el proceso de inscripción si bien en la ley es automático, en la práctica no lo es. Y que ellos no pueden hacerse responsables de eso”.
Su molestia se evidencia aún más cuando plantea que “para alguien que cumplió 18 años en diciembre de 2015 o enero de 2016, podemos aceptar perfectamente que no esté en el registro electoral, porque sabemos que en realidad el trámite no es automático, pues lo realiza alguien físicamente. Pero alguien que cumplió 18 años en marzo de 2012 y no esté hoy en los registros electorales nos parece que es impresentable”.
En ese sentido, no duda en recordar las recurrentes críticas de que los jóvenes no se involucran. Sin embargo, en este caso estarían quedando fuera del espacio político contra su voluntad. “Se está vulnerando la ley y el derecho a la participación política, porque una cosa es la votación y otra, más importante aún, es precisamente la participación formal”.
En suma, según el militante de Unión Patriótica, un boicot institucional al desarrollo de nuevos grupos. “Los llamados a renovar la política son los jóvenes, por lo que esto es una omisión intencional del sistema. No podemos creer que se trate de un error de algún funcionario”.
No es de extrañar que se insista en que el Servel es una institución que está desafiada por sus capacidades técnicas y sus cuestiones operativas, más que por su nivel de independencia.
“Tiene un buen nivel de autonomía que ahora será reforzado, pero le faltan funcionarios, competencias técnicas y una actualización tecnológica. Problemas de capacidades y voluntad política para modernizarlo”, denuncia Sebastián Depolo.
Mientras que Renato Garín se centra en otra curiosa situación, como parte del proceso de inscripción electoral y los criterios con que está procediendo el Servel.
“Por ejemplo, en las inscripciones de Evópoli ellos no señalan el domicilio de ninguna de las personas que están inscribiendo, lo que sí era un requisito en primera instancia. A Evópoli el Servel se lo perdonó”.
El propio académico agrega que el informe de la Comisión Engel es muy claro respecto de que hay que inyectar recursos y autonomía para el Servel, “lo que hoy no está contemplado en el proyecto de ley que se encuentra en el Congreso”.
“El Servel debería ser una institución mucho más potente y nacional. Debería estar presente en todas las comunas de Chile y tener mayor capacidad de fiscalización del gasto electoral”, exige el abogado.
Monopolio de los notarios y parentescos políticos
Pero las dificultades no solo se centran en el Servicio Electoral. También en su entorno y en la legislación que rige actualmente. Particularmente, en lo relativo al proceso que implica recurrir a las notarías para certificar las firmas de los nuevos militantes.
“La ley obliga a que la inscripción de firmas sea un proceso gratuito. Y siendo gratuito, no existe ninguna voluntad, disposición ni amabilidad de parte de los notarios para ayudarnos en este trámite”, acusa Iturrieta.
Esto, como explica, porque “muchas personas que están dispuestas y que tienen la intención de apoyarnos, después de esperar media hora en la notaría, se van”.
Su conclusión es clara. “Una institución sumamente arcaica, por lo que el sistema debería ser revisado. Podríamos contratar un notario por un par de horas, pero no nos cobran menos de un millón de pesos. Lo he conversado directamente con ellos y no podemos pagar esa cantidad”.
Y es que con la Nueva legislación, también cambiaron los criterios, lo que implica que el notario debe estar presente en el momento de firmar. “Lo que hacían los partidos era juntar las firmas y llevarlas al notario. Por eso ahora cuesta más juntar las firmas. Es un proceso más riguroso, pero también más complejo, porque para los notarios no es su única actividad”, detalla Depolo.
Incluso reconoce que le han solicitado a los notarios que los acompañen en terreno en los lugares donde juntan las firmas. “Algunos tienen buena disposición, pero hay otros que no aceptan”. Pero con una aclaración. “Los notarios están obligados a recibir las fichas y sin costo alguno”.
¿Su propuesta? “Lo que habría que hacer es igualar las condiciones, porque para el refichaje de los militantes de partidos habrá más opciones, además de las notarías. Servel, ministros de fe, Registro Civil incluso vía internet”.
Y añade: “Tenemos que actualizar esta forma de inscribir y facilitar el proceso de compromiso cívico. Todavía queda en la Ley de Partidos Políticos una desconfianza hacia el ciudadano que se organiza, porque está impregnada de la herencia de la dictadura. A nosotros, por esta misma ley, el Servel nos objetó el nombre Revolución Democrática en un primer momento”.
Y si bien no son pocos los que valoran el hecho que se busque una mayor transparencia en comparación a procesos anteriores, los cuestionamientos apuntan a lo que muchos definen como un verdadero monopolio de las facultades notariales.
“¿Por qué los notarios tienen estas atribuciones? ¿Por qué tienen que ser ellos los custodios de las firmas de los partidos políticos y no el Servel? Los notarios son un ente regulado por el Estado, cuyo monopolio en los trámites públicos depende de la regulación del Estado y de los políticos”, critica Garín.
Incluso apunta a que “hay muchos notarios que son parientes de políticos y vinculados a las redes de los partidos. No estoy diciendo que sean corruptos en su labor, sino que existe un condicionante estructural respecto de su función en la democracia”.
Es decir, “democráticamente es muy raro que los notarios tengan estas atribuciones y a la vez sean regulados por el Estado”, plantea finalmente.
¿No al duopolio y sí al multipartidismo?
Si se trata de obstáculos y requisitos, los de corte eminentemente político son igualmente difíciles de sortear. “Los partidos tradicionales que tienen representación en el Congreso ven como una amenaza a los nuevos partidos y están tratando de cerrarles la puerta”, denuncia el coordinador nacional de Revolución Democrática.
“Ellos mismos se atraparán los dedos, porque las propias barreras que intentaron poner a la constitución de nuevos partidos o para la mantención como tales, complotarán contra ellos”, anticipa Depolo, advirtiendo que algunos partidos no lograrán el número necesario de firmas para reinscribirse.
¿Otras variables a considerar? “Hay muchas quejas y problemas para constituirse en partido, pero uno ve que en la práctica hoy estamos en un momento histórico donde tenemos más partidos que nunca y también más movimientos con posibilidades de constituirse en partidos”, aclara Alberto Precht.
Según sus argumentos, muchas veces los discursos no coinciden con lo que realmente ocurre. “Lo importante, más allá de la creación de partidos políticos, es que sean partidos vivos y que tengan injerencias en las políticas públicas y en la formación de cuadros. Debemos apuntar a una mayor participación electoral de gente que se presente a los comicios”.
“He escuchado y conversado con distintas personas de los partidos -revela el director ejecutivo de Chile Transparente- que muchos no tienen cómo llenar los cupos para candidatos a concejales”.
En el caso de Unión Patriótica, con 150 militante activos en la Región Metropolitana y otros cien a nivel nacional, Víctor Iturrieta reconoce que no se cierran a la posibilidad de crear alianzas con otros movimientos y partidos en formación, descartando absolutamente cualquier tipo de acercamiento con la Nueva Mayoría y Chile Vamos.
“No es casualidad que nos estemos creando como un partido legal. La coyuntura política es la que está permitiendo que el viejo sistema muera y que nosotros podamos surgir masivamente, con la ayuda de las grandes mayorías. Indudablemente que el escenario se está construyendo en contra de la vieja política y a favor de nosotros. Así lo entiende la ciudadanía”.
Básicamente una competencia contra los dos grandes bloques de la Nueva Mayoría y Chile Vamos que no es suficiente.
“Todo esto pasa por una capacidad estructural. Para combatir al duopolio no basta con tres o cuatro movimientos. Se necesitan entes nacionales que articulados puedan sumar la suficiente cantidad de votos para elegir diputados”, explica Renato Garín.
Según el académico, se requiere convocar a una serie de elementos regionalistas que hoy no están integrados, a los que define como especies de islas políticas en cada región. “Claramente el duopolio sufriría un daño y un miedo, porque en muchas regiones, particularmente en los extremos norte y sur del país, se pueden ir disolviendo y entrar en una serie de movimientos políticos que desemboquen en un nuevo sistema”.
En definitiva, como propone el abogado, un multipartidismo multicoalicional que reemplace al actual bipartidismo moderado, lo que podría reconfigurar el actual Congreso.
Municipales: esperanzas de crecimiento y consolidación
Entre las prioridades para este año, los movimientos y partidos emergentes no solo aspiran a consolidar tal condición. El objetivo también está centrado en las elecciones municipales.
Desde Revolución Democrática, por ejemplo, esperan lograr reunir las firmas necesarias antes de octubre, al menos en el caso de la Región Metropolitana. “Queremos ser una oferta de renovación de la política, tanto en las municipales como en las próximas elecciones parlamentarias”.
Las proyecciones de Sebastián Depolo son muy claras. “Nuestra decisión es no hacer alianzas con ningún partido político a nivel nacional y solo participar de procesos locales. En las regiones donde logremos ser partido, podríamos llevar una lista propia junto a dirigentes sociales”.
En ese sentido, el interés por conseguir alcaldes está puesto en las ciudades de Antofagasta, Puerto Montt y Santa Cruz, así como en apoyar procesos ciudadanos que se desarrollan en Valparaíso, Ñuñoa y Providencia. En el caso de Santiago, el objetivo es ingresar al concejo municipal.
Por su parte, Víctor Iturrieta reconoce que el principal objetivo en Unión Patriótica es incentivar y potenciar el proceso de construcción del partido que también se desarrolla, principalmente, en las regiones de Valparaíso, Biobío y O’Higgins.
“Ahí estamos cerca de lograr las firmas necesarias. Además, queremos comenzar la campaña electoral para las elecciones municipales de octubre. Tenemos que hacer una campaña inteligente, porque no contamos con los recursos económicos que poseen los grandes partidos”.
Sin embargo, la reflexión de Renato Garín no parece muy esperanzadora. “La municipal tiene una serie de condicionantes locales que la hace muy particular como elección, por lo que es muy difícil que podamos ver una situación de emergencia real de nuevos partidos políticos. Creo que la elección parlamentaria de 2017 será el momento en que eso ocurra”.
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