Reclamo latente contra lucro en educación chilena
Por Enrique Torres
El estudiantado chileno libró en 2012 otra ofensiva contra el lucro en la educación, fenómeno que al final del año se hizo más evidente con un sonado caso de corrupción en altos niveles del sistema de enseñanza.
Organizaciones estudiantiles universitarias y secundarias dieron continuidad en el año que concluye a las marchas que en 2011 encabezaron la emblemática Camila Vallejo y otros dirigentes juveniles, en reclamo de una educación pública, gratuita y de calidad.
La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios y la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios unieron sus fuerzas en ese empeño, y remecieron calles de Santiago de Chile y otras ciudades con llamados al Gobierno a dar respuesta a sus demandas.
En las marchas, las organizaciones juveniles recibieron el apoyo de profesores y otros trabajadores de la educación, de la salud, agrupaciones de padres y otros gremios.
"En 2012 ganamos en aprendizaje, que nos va a permitir una mejor conducción en 2013, pero siempre con una vocación para incidir en la política nacional", declaró Andrés Fielbaum, el nuevo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).
Fielbaum, quien también asumió como vocero de la Confech, que agrupa a más de una treintena de federaciones estudiantiles de universidades públicas y privadas, consideró clave la alianza de la organización con otras agrupaciones sociales, en particular la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la cual a mediados de este año también adquirió una nueva conducción, con la comunista Bárbara Figueroa.
De acuerdo con el joven, se impone procurar que el Estado garantice los derechos para todos los chilenos, aunque en particular los gremios estudiantiles en sus demandas reclaman con más fuerza el tema de la educación, pero no se reduce a ello.
"Abogamos por fortalecer la educación pública, avanzar hacia una educación gratuita, fin efectivo a lucro, y en general la democratización de la enseñanza, con acceso por igual para todos", subrayó Fielbaum.
El líder estudiantil recordó que fue parte de la anterior directiva de la FECH junto al hasta hace poco su vocero, Gabriel Boric, de ahí que habrá continuidad en los objetivos programáticos de esa dirección, como un proyecto colectivo.
En las manifestaciones de este año, los estudiantes insistieron en la necesidad de una profunda reforma al sistema educativo actual, heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El régimen golpista redujo a menos de la mitad las erogaciones públicas a la educación e incentivó los colegios privados. Con esa fórmula, las reformas establecieron en Chile uno de los sistemas educativos más desiguales y costosos del orbe, según un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).
La OCDE dictaminó desde 2004 que "la educación chilena está influida por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Por lo tanto, el intervencionismo activo del centro está limitado por mecanismos de mercado".
La política de Pinochet en el sector provocó que solo un 40 por ciento de los estudiantes de secundaria en el país austral asista a colegios públicos gratuitos. Tal facilidad sigue siendo un anhelo en la enseñanza universitaria.
A fines de septiembre, el Gobierno de Sebastián Piñera presentó al Congreso los montos principales del proyecto de presupuesto del Estado para 2013, entre ellos un aumento de mil 200 millones de dólares en el capítulo de educación.
La partida total destinada a esa esfera será de 12 mil 800 millones de dólares, la cual incluye los recursos generados por la reforma tributaria, iniciativa que fue blanco de críticas de agrupaciones sociales, al considerarla un incentivo a los colegios privados subvencionados, y no a los públicos.
El entonces vocero de la Confech, Boric, insistió en que el debate sobre el presupuesto nacional no es de carácter técnico, reservado a economistas o políticos profesionales, ya que es una discusión donde se definen las prioridades de un país, y reclamó como organización ser parte de la misma.
"Es hora de cambiar las lógicas, no se puede seguir entregando dinero a un saco roto, el Gobierno anuncia fondos estrambóticos para educación, pero aplicando la misma receta de hace 30 años", expresó el joven previo a una de las marchas de este año.
Boric remarcó que a la sociedad no le interesan solamente las cantidades, sino la manera cómo se invierte y distribuye.
"Es un imperativo que no se siga entregando dinero a instituciones, donde muchos de sus dueños se llevan el dinero para la casa", enfatizó.
Casi al finalizar el año, un escándalo de corrupción puso mucho más en evidencia una de las formas en que se lucra con la educación en Chile.
El expresidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) del Ministerio de Educación, Luis Eugenio Díaz, junto a los exrectores de las universidades del Mar y Pedro de Valdivia, Héctor Zúñiga y Angel Maulén, respectivamente, fueron detenidos por la Policía de Investigaciones y presentados en una audiencia preliminar, acusados de los delitos de cohecho y negociación incompatible.
Aunque los tres quedaron en libertad con medidas cautelares durante los seis meses que durará la investigación, sobre las autoridades académicas pesan cargos por presuntos sobornos a Díaz, con el fin de conseguir la calificación de sus respectivas universidades, requisito necesario para recibir los presupuestos del Estado.
Según la fiscalía, durante el período 2009-2011, el exdirectivo de la CNA recibió alrededor de 300 millones de pesos (unos 620 mil dólares) por concepto de pagos de asesorías realizadas a universidades que buscaban acreditarse.
En este contexto, los 18 mil estudiantes de la Universidad del Mar ven amenazado su futuro académico, luego de que el 29 de octubre último el Ministerio de Educación solicitó, tras una auditoría, la cancelación de la personalidad jurídica y la revocación del reconocimiento oficial a la institución.
Recientemente, otro exdirectivo de la Confech, Noam Titellman, precisó que un estudiante en Chile debe pagar anualmente por su carrera unos tres millones de pesos (más de seis mil dólares).
"Y si se tiene en cuenta que varias carreras en el país pueden durar entre seis y siete años, estamos hablando de 21 millones de pesos (más de 44 mil dólares), que comparado con el salario promedio, son los aranceles más caros del mundo", valoró Titellman, quien presidía la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica.
Fuente: Prensa Latina
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