Acerca de la táctica con el frente de izquierda de Girardi, Martner, Aguiló, Teillier y Navarro
Propuesta para construir oposición al neoliberalismo con la movilización social y las demandas populares.
La irrupción de los movimientos sociales con sus demandas propias y de carácter antisistema ha generado un escenario político donde las correlaciones de fuerzas necesarias para implementar los cambios se construyen en los espacios de la llamada sociedad civil. En otro términos, en el seno del pueblo ciudadano. Las instituciones del sistema político dominante obstruyen los cambios políticos y económicos necesarios para que las mayorías puedan vivir bien. El parlamento binominal es un lastre y toda la institucionalidad amarrada desde la dictadura es un peso muerto. Los medios son altoparlantes de los intereses y opiniones de los pocos dueños de la riqueza y el poder. El potencial de transformación está en la consciencia que surge en las calles, territorios, campus, oficinas, liceos, fábricas, regiones, barrios, poblaciones. La debilidad de este movimiento con potencial de cambios estructurales del sistema de dominación es la falta de unidad, convergencia y articulación de demandas y movimientos surgidos de la acción colectiva. Falta un programa unitario de movilizaciones. Faltan jornadas unitarias con perspectivas rupturistas. Hay que construir oposición antineoliberal en la calle porque las demandas están claras.
La política de los sectores reformistas, socialdemócratas y progresistas es diluir el potencial aglutinador de las demandas y domesticar a los movimientos ciudadanos, de trabajadores y estudiantes, para así poder maniobrar dentro de la institucionalidad postdictadura actual. Lo sabemos. Ya lo ha dicho el llamado frente de izquierda dirigido por Girardi que con la participación del PC, MAS, MAIZ , PPD, PRSD le quieren presentar un programa de cambios a Bachelet. La presidenta que depositó toda su confianza en un neoliberal como Andrés Velasco. Imposible separar la ideología del dirigente con la elección de sus ministros. El objetivo de los reformistas del frente de izquierda es desviar los objetivos de la lucha social hacia la eterna negociación entre las elites dominantes. Para vaciar de su contenido transformador las demandas de los movimientos sociales. De eso estamos hartos.
Una política de cambios estructurales o una alternativa de poder de los de abajo es obra de las organizaciones populares, ciudadanas y de los trabajadores mismos. Sin embargo, los encuentros, asambleas e instancias convocados por los reformistas reúnen pueblo. Si es así debemos participar activamente en ellas. Sabemos lo que pretenden. No es crear poder por abajo. Pero en ciertos procesos y dinámicas las demandas y formas organizativas rebalsan la lógica reformista. Hay una especie de salto cualitativo de la consciencia. En este proceso, los que exigen igualdad, democracia y mejores condiciones para la vida buena acentúan las dinámicas anticapitalistas y unitarias y de enfrentamiento con los poderes de la institucionalidad postdictadura.
Ahora bien, en el campo reformista hay sectores que en una dinámica de movilización social de las demandas levantadas por sectores avanzados ambientalistas, estudiantes, pobladores, pueblos (mapuche sobre todo), trabajadores (cuya intervención comienza a ser recurrente) pueden radicalizarse y adoptar autonomía y sobrepasar a las cúpulas del concertacionismo reformista de izquierda o Frente de Izquierda. Es la lógica sociopolítica que debemos apoyar; acentuar y profundizar las dinámicas antisistema (son reformistas de izquierda porque quieren reformas graduales /cosméticas y no estructurales y su política de alianza es con sectores burgueses que representa el ala hegemónica de la DC.).
Debemos, entonces, resolver el problema de las alianzas tácticas con este sector reformista y otros para construir alternativa. Por eso debemos estar ahí. Se puede avanzar, en una dinámica de movilización social en la calle. Obligar a los reformistas y progresistas a enfrentarse con sus contradicciones. Empujarlos. Es una táctica. Nada más. Es clara y de cara a los ciudadanos y movimientos sociales. Convocar al movimiento sindical y a los trabajadores a las mujeres por sus demandas y derecho al aborto libre. Es proponer actividades conjuntas que rebalsen el estrecho marco electoralista e impedir que las manejen y amañen las elites binominales y sus satélites.
Tendríamos que preparar con el máximo de organizaciones de base un programa de movilizaciones en la calle y una gran jornada de protesta; la que nosotros debemos impulsar en sus encuentros. Los del llamado "frente de izquierda" de Girardi, Martner, Aguiló y otros, no lo harán. Eso permite demostrar que caminan enmascarados. Si lo hacen, tanto mejor para impedir que las bajen como ya ha ocurrido. Esta táctica se inspira en la metodología de hacer frente en torno a reivindicaciones o demandas unificadoras de los movimientos sociales. Ejemplo: educación gratuita, renacionalización del cobre, nueva Ley laboral, Asamblea Constituyente (nosotros tendremos que explicar qué es la Via popular y de los pueblos a la Constituyente; ese contenido clasista que hay que darle no se entiende todavía, pero se hace generando correlación de fuerza en la calle. No en encuentros alejados de la lucha de masas. Esto no era posible hace tres años. La política de alianzas, táctica, la hacemos en ciclo de alza de luchas y no de estancación o reflujo).
Debemos proponer que Igualdad vaya allí a explicar su política. Qué es ser herramienta política de los movimientos sociales. Si allí va sólo militancia cupular de los partidos, de igual manera hay que plantearles que la única forma es de llamar a preparar grandes jornadas de protestas en la calle para imponer las demandas. A convocar y sumarse. En esa dinámica el pueblo manda. El proceso se radicaliza y potenciamos convergencia de luchas articulando demandas.
Por ultimo, tener política no significa encerrarse en su política. Sino confrontarla permanentemente con la realidad. Hacer el análisis concreto de la situación concreta. Para acumular fuerza sin bajar principios. Percibir los deslizamientos e inflexiones en las correlaciones entre el bloque reformista-progresista y nosotros. La Vía Popular a la Constituyente no debe impedirnos ir a a proponer movilizarse en torno a Asamblea Constituyente a secas. Ahí se explica qué es la Vía del Poder Constituyente ciudadano con contenido de clase. Ahí se convence. Ahí se potencian las dinámicas revolucionarias y anticapitalistas. Ahí se irradian convicciones.
La otra posibilidad es llamar a construir una instancia de unidad (frente, coalición, comité, poco importa el nombre) donde se reagrupen todos y todas, los y las anticapitalistas y antineoliberales y llamar a los reformistas del autoproclamado frente de izquierda a que se pronuncien por la unidad en la acción con un calendario conjunto de acciones para impedir que una vez más falsas ilusiones pudran la lucha, se suban por el chorro, manchen la política de izquierda como en el 1989-1990 y posterguen la satisfacción de las demandas que esperan hace más de 22 años.
¡Que el pueblo mande!
Ignacio Ariel Salinas
Fuente:Movimiento Generacion 80
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