Entrevista a Errikos Finalis, del Secretariado Ejecutivo de Syriza de Grecia
Según estadísticas oficiales, el 38% de la población vive ya por debajo del umbral de la pobreza. El Estado ha concedido ya a los bancos 120.000 millones de euros (cinco veces su valor en Bolsa), y lo ha hecho a cambio de nada; pero ha aprobado ya siete impuestos suplementarios.
E. Finalis: Las elecciones de mayo y junio no han sido elecciones “normales”; han sido acontecimientos especiales, en el sentido de que han seguido a grandes movilizaciones: huelgas generales, el movimiento de los indignados, el 28 de octubre [cuando la ira popular se manifestó ante el presidente dela República, durante un gran desfile militar, echando de la tribuna al presidente y los ministros], fueron sendas muestras de la radicalización popular, como lo han sido también las elecciones. Lo que se ha producido es un reencuentro de la izquierda con este movimiento popular, que ha lanzado consignas más avanzadas incluso que la propia izquierda. Este reencuentro ha permitido que la izquierda radical haya pasado de ser minoritaria a más que duplicar su apoyo.
El punto de inflexión se produjo cuando Syriza manifestó que ya no quería ser oposición, sino dar paso a un gobierno popular. A partir de entonces, se ha incrementado el apoyo popular, pero también ha habido una presión increíble y la intervención de las fuerzas imperialistas, de cara a las elecciones del 7 de junio. La polarización social existente se ha expresado en forma de una polarización también política: de esta manera se ha producido un refuerzo, al mismo tiempo, tanto de Syriza como de la derecha, entre el voto de cambio y el voto del miedo al cambio. Sin embargo, la derecha no ha podido movilizar al pueblo para apoyar a la troika.
Republicanos: ¿Cómo valoráis el ascenso de los nazis de Aurora Dorada y el que hayan mantenido su porcentaje de votos en junio?
E. Finalis: Los medios se han preocupado más por difundir el éxito del nazismo que el de la izquierda radical, que han procurado tapar. El resultado fundamental de las elecciones es el hundimiento del sistema político tradicional, que por el momento no tiene alternativa que plantear.
En Grecia siempre ha habido una ultraderecha tradicional, pero el nazismo es diferente. Parte de los votantes de LAOS han pasado a los nazis, por el apoyo de ese partido a la troika. Los nazis, por su parte, se han presentado como un partido antisistema, anti troika y contra los inmigrantes.
En este sentido, hay que decir que hay un verdadero problema con los inmigrantes sin papeles, que ya son un millón en Grecia, y que carecen de la infraestructura necesaria para atenderlos. Pero esta situación ha sido provocada por el Tratado de Dublín II, que establece que, una vez han entrado en Grecia, los inmigrantes no pueden salir hacia el resto dela UE, so pena de ser devueltos aquí. Con esto se ha creado una increíble crisis, especialmente en los barrios pobres de las grandes ciudades, que ha sido explotada por los nazis. Nuestra propuesta en este campo es que Grecia salga de Dublín II, y dar papeles a estos inmigrantes para que puedan salir del país, ya que nuestro país y su crisis no son tampoco una salida para ellos.
Volviendo al problema general, lo fundamental de los nazis es su papel “antisistema”, anti troika y el asegurar que son quienes van a «castigar a los corruptos». Sin embargo, su secretario general es propietario de un negocio de prostitución que explota a inmigrantes sin papeles, y fue agente de los servicios secretos con el gobierno del PASOK en 1981. Pero, claro está, los medios no denuncian nada de esto. Subestiman el peligro del fascismo, que ataca tanto a inmigrantes como a los militantes de la izquierda, pero no a los representantes del sistema contra el que se supone que está.
Ahora bien, lo verdaderamente peligroso es que, según sabemos por la forma en que se organizan las elecciones en Grecia, la mitad de los antidisturbios les ha votado. También es muy peligroso el hecho de que exploten el problema de la inmigración y la corrupción, mientras que la izquierda, hasta ahora, no había dicho nada sobre esto. Buena parte de los votantes de los nazis, de hecho, son sectores populares y lumpen amenazados por la crisis, y que ven degradarse sin cesar las condiciones de vida en sus barrios.
Republicanos: Ante la situación que has descrito, ¿qué está proponiendo Syriza?
E. Finalis: Hay que preparar una revuelta popular, con perspectiva, pero de manera urgente, porque si no el país será destruido y se creará una situación imposible de gestionar. Según estadísticas oficiales, el 38% de la población vive ya por debajo del umbral de la pobreza. La política impuesta por la troika no puede resolver la situación; al contrario, nos han hundido en el círculo vicioso de la recesión. El Estado ha concedido ya a los bancos 120.000 millones de euros (cinco veces su valor en Bolsa), y lo ha hecho a cambio de nada; pero ha aprobado ya siete impuestos suplementarios. A nivel político, tampoco tienen ya ninguna alternativa que ofrecer para manipular al pueblo.
Consideramos que las contradicciones imperialistas permitirían a un gobierno popular jugar con ellos y aguantar lo suficiente para reconstruir la economía productiva. Un ejemplo: los trabajadores de los astilleros aseguran que ellos podrían pasar a construir aerogeneradores, que ahora son importados desde Dinamarca.
Pero el factor fundamental es la movilización popular. Se ha producido un cambio importante en la mentalidad de la población: ya nadie piensa que se pueda volver a la situación de los años noventa; han asumido que hace falta sacrificarse y luchar para ganar, para conseguir un futuro para sus hijos. Esta es la fuerza motriz de Syriza y lo que le ha impedido recular ante las presiones.
Republicanos: ¿Y a nivel organizativo?
E. Finalis: Ahora se nos plantea la necesidad de cambiar las estructuras de Syriza para acoger a toda la gente que quiere estar en la organización: es necesario que Syriza sea, más una coalición, una organización que acoja no sólo a partidos, sino a las personas. Hay que pensar que somos la primera fuerza entre los jóvenes de 18 a 25 años y entre los 25 y los 37 (con un 40% y un 35% de apoyos, respectivamente). Lo mismo sucede entre los trabajadores tanto públicos como privados.
Antes de las elecciones, además, Syriza fue asumiendo también la necesidad de cambiar su línea. Había que preocuparse más por los problemas concretos de la gente. De otra forma, la derrota de la troika no habría bastado para abrir la perspectiva de un gobierno democrático y popular.
Y es que han destruido el tejido productivo y mucha gente está pasando hambre, o pasa el invierno sin calefacción, aumenta el número de suicidios… Se trata de una auténtica crisis humanitaria. Es urgente derribar el régimen lo antes posible, para poder salvar al pueblo.
0 comentarios