De momento, las expectativas negativas en torno a este país han provocado ya un descenso en los precios del petróleo.
La zona euro está en condiciones de soportar la bancarrota de un país del tamaño de Grecia, pero el desplome de una economía con un peso específico tan grande como la italiana podría suponer el ocaso de Europa y el comienzo de una gravísima crisis en todo el mundo. Aunque este escenario es poco probable, ya que la economía de la península transalpina tiene mucho más recursos que la griega. Pero no podrá salir del atolladero sin ayuda externa.
El euro busca a su verdugo
En cualquier caso, las señales que llegan de los Apeninos son alarmantes. La rentabilidad de los bonos italianos a diez años ya ha alcanzado el 6,68%, cifra récord para este país (Portugal ya requirió de la ayuda de la UE cuando alcanzó el 8%). Actualmente, los mercados están crispados por los rumores de que los dirigentes del Banco Central Europeo se negarán a comprar las obligaciones de Italia, si el gobierno italiano no toma seriamente cartas en el asunto, recorta los gastos y lleva a cabo unas profundas reformas económicas.
El rotativo transalpino, La Repubblica ha publicado la previsión de los analistas del banco Credit Suisse, de acuerdo con la cual sin una buena política de reformas estructurales, la economía de Italia puede venirse abajo en breve. Los expertos suizos cifran en 100 días el periodo que resta hasta la suspensión de pagos en Italia.
Si este extremo se confirma, Europa se cubrirá de negros nubarrones. Los analistas subrayan que la suspensión de pagos de la pequeña economía helena, si termina por suceder, será un duro golpe contra el sistema financiero de la Unión Europea, pero el entramado económico europeo resistirá. El fiasco italiano se lo llevaría todo por delante…
“El problema de esta deuda es, ante todo, problema de los bancos que concedieron los créditos y, a través de ellos, de las empresas y los particulares que depositaron sus fondos en estos bancos”, recuerda la directora del Centro de análisis macroeconómicos, Elena Matrósova. Si los bancos se ven obligados a condonar parte de los muchos miles de millones de euros de la deuda italiana, tendrá lugar un descenso crítico de efectivo en los mismos. En este caso, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera no dispondrá de fondos suficientes como para tapar el agujero.
“Si Italia entra en bancarrota, los proyectos de la zona euro y del euro en sí pueden darse por muertos”, resume el director del Centro de desarrollo del mercado de valores, Yuri Danilov.
El problema de Italia no es igual al de Grecia
Otra cosa es que Italia entre de verdad en suspensión de pagos. Los principales economistas valoran esta posibilidad como poco probable, a diferencia del caso griego. “No es de un 50 %, ni tan siquiera de un 25 %, sino bastante menor”, cree Yuri Danilov. Aunque sólo sea porque la dimensión y la estructura de la economía italiana es radicalmente diferente a la griega. Grecia carece de los fundamentos necesarios para el crecimiento económico, por lo que la condonación de la deuda y las inyecciones monetarias son insuficientes para sacar al país del atolladero en que se encuentra.
“Italia es una nación industrial con rico tejido productivo y una economía diversificada”, aclara el director ejecutivo del grupo Troika Dialog, Evgeniy Gavrilenkov.
Además, a diferencia de la nación helena que, en palabras de Yuri Danilov, “se endeudó rápida e irreflexivamente”, Italia ya vive con una gran deuda durante varios decenios. “Aproximadamente desde los años 60, Italia ya ha venido registrando un alto coeficiente de la deuda pública con respecto a su PIB, consiguiendo crear determinados mecanismos para gestionar con éxito la misma”.
Es evidente que la economía italiana está seriamente dañada y sin ayuda externa no tiene posibilidades de recuperarse.
“No se ve la forma, por la cual Italia pueda recuperarse sin ayuda - apunta Evgeniy Gavrilenkov.- Su economía crece demasiado lentamente: este año se espera un crecimiento del 0,5-0,6% y el año que viene se registrarán las mismas cifras, pero negativas”.
De cara a la crisis
Algunos analistas aseguran que los dirigentes de la zona euro están al corriente de estos hechos y preparan el apoyo financiero, y no sólo a Grecia. “La cuantía del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera superará un billón de euros. Esta suma es demasiado grande para tratarse del rescate de un país como Grecia - apunta el director de análisis de mercados financieros y macroeconomía de la compañía gestora Alfa-Kapital, Vladimir Braguin –. Cuando lo aumentaron, tuvieron en cuenta una capacidad suficiente como para que pudiera asumir problemas de economías mucho mayores.”
Pero para nadie es un secreto que con inyecciones de capital no se va a solucionar el problema. “Sin una reducción drástica del gasto público, sin reformas claras en la legislación laboral y una ampliación de la semana laboral, sobre todo en los países meridionales de Europa, no se vislumbra una salida”, asegura Evgueniy Gavrilenkov. El problema, según este analista, se ciñe en que Italia y Grecia están ya muy acostumbradas a un elevado gasto público. Una reducción en el mismo es sinónimo de tensión social.
Aunque los riesgos son muy grandes, los analistas apuntan a que la sangre no llegará al río y los problemas de Grecia e Italia no llegarán a provocar una nueva oleada de crisis mundial. Aunque sólo sea porque, a diferencia del 2008, los riesgos y las dificultades ya se conocen y los reguladores y los mercados ya están preparándose. Como apunta Vladimir Braguin, “cuando se sabe por dónde viene la ola, la gente se prepara adecuadamente para hacerle frente. Sí, todos tendrán serios problemas. Probablemente, entremos en recesión, pero no tendrá la intensidad del 2008. No creo que esta ola se lleve por delante todo…
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