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T r i b u n a c h i l e n a

Venezuela: De la voracidad de la Burocracia y los intereses de la Burguesía Multinacional

Por Ricardo Galíndez

Solo el ejercicio de democracia obrera puede salvar a Venalum y Alcasa.

A raíz del último paro de los trabajadores de ALCASA, enfrentado por la gerencia de la empresa y el grupo control obrero, se generó una polémica entre los trabajadores, donde coyunturalmente salió fortalecido el sector burocrático que lideriza José Gil de la Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores por colocarse frente al sentimiento de los trabajadores para que les fuesen cancelados los pasivos laborales. La protesta llevó a que el gobierno interviniese y se comprometiese a aprobar un crédito adicional para pagar en el mes de marzo parte de dichos pasivos.
Lo lamentable en este conflicto es que los sectores que adversan a Gil y que se reclaman clasistas mantuvieron posiciones antiobreras al contraponer su “Control Obrero” a los intereses reivindicativos de los trabajadores, asumiendo la defensa del estado patrón que a nivel nacional viene desconociendo cada día más derechos laborales consagrados en la constitución nacional y las leyes laborales, como son el de la contratación colectiva, la organización sindical y el derecho a huelga.
Entre los argumentos levantados por los camaradas de Control Obrero junto a la gerencia es que el gobierno ya había destinado los recursos existentes para la recuperación de la empresa y que los pasivos serían cancelados con lo que se produjese a futuro, es decir, dejar los pasivos laborales al albur del desarrollo de un plan que ninguna persona seria puede decir que tiene todo asegurado, pues la crisis internacional del capitalismo ahora es cuando está en pleno desarrollo y por lo tanto en cualquier momento puede dar al trasto con el precio internacional del aluminio y con ello los ingresos de ALCASA y VENALUM, y eso cuando ALCASA vuelva a producir, eso aparte de que los trabajadores cumplieron con su trabajo y por contrato y ley se les debe retribuir en dinero o beneficios, cosa que ha sido violado por el estado patrón. Nadie en su sensato juicio puede repetir la posición de quienes después de nacionalizada SIDOR, defendieron la tesis de que los trabajadores tercerizados no podían ser pasados a fijos de inmediato, sino que se haría al año siguiente cuando la empresa se recuperase. Son muchos los trabajadores que aún esperan su pase a fijos con todos los derechos correspondientes.
¿Control obrero desde arriba o desde abajo?
El control obrero surge producto de la agudización de la lucha de clases donde los trabajadores empujan y alcanzan posiciones de control total o parcial del proceso productivo. No se puede concebir que la clase dominante y sus operadores políticos decidan perder el control de la propiedad privada que les pertenece por Ley o en el segundo caso, de los privilegios que les da el estar en puestos de mando colocados por el dueño de los medios de producción, por buena voluntad o amor a los trabajadores. Esto iría contra la historia de la lucha de clases.
Se nos puede presentar que en el desarrollo de determinada lucha los operadores políticos del estado burgués busquen espacios intermedios de participación de la clase productora, pero no para desarrollar el poder de decisión de la clase sino para facilitar su explotación como parte de una empresa determinada o al conjunto de la clase en defensa del estado burgués. Este proceso puede ser producto directo o indirecto de una lucha y será, en última instancia, la correlación de fuerzas que se establezca entre las clases la que determine las características específicas del control obrero que se implante.
Lo que también es cierto, es que el control obrero no puede ser triunfante si se aísla del conjunto de la clase obrera y sus necesidades. De ser así, la burguesía podrá recuperar los espacios de poder perdidos en un relativo corto tiempo.
De lo aquí dicho debemos deducir que el control obrero no puede darse como política de la burguesía ni de los operadores políticos que le sirven, sino como todo logro o conquista en una sociedad dividida en clases, solo será posible producto de la fuerza del conjunto de la clase obrera y no solo de una parte de ella, para vencer la voluntad de los dueños del capital y el conservadurismo de la burocracia del estado y hasta del atraso de sectores de las masas asalariadas. La experiencia realizada hace tan solo unos años en ALCASA bajo la dirección del profesor Carlos Lanz es una muestra de lo aquí dicho y eso que la misma fue una experiencia de cogestión con elementos de control obrero y no un control obrero pleno.
El velo entre control obrero y calidad total
El control obrero surge al momento cuando la mayoría de trabajadores de una empresa no encuentran más salida para evitar una pérdida de sus puestos de trabajo o de sus beneficios o como respuesta a una acción reiterada de maltrato de las condiciones como trabajadores y personas, que la de tomar la empresa y ponerla a producir para cubrir sus necesidades. Depende de la dirección política el que este nivel de conciencia se combine y de un salto cualitativo para entender que están entrando en el campo de la lucha política contra el patrón particular y contra la burguesía en su conjunto, donde ellos se asumen como “controladores” de los medios de producción y son capaces de ordenar la producción de acuerdo a sus necesidades y no a las del patrón y que ello debe extenderse al conjunto de la economía.
En este camino, los trabajadores involucrados en la lucha concreta por el control obrero, deben ver su pelea como parte de la del conjunto de la clase, y la cual debe ser solidaria como parte de la relación dialéctica de fortalecer al conjunto de la clase para fortalecerse ella misma como clase, que ha dado un paso adelante por sobre la lucha reivindicativa, para defender sus propios intereses reivindicativos a la vez que avanzar en la lucha contra el capital y su propiedad privada de los medios de producción, sea este privado o del estado burgués.
La clase no se plantea la lucha por el control obrero para sacrificar sus intereses en aras de salvar la empresa para el capitalista o el capitalismo. Ella está dispuesta a realizar los más ingentes sacrificios pero para alcanzar su liberación del yugo del capital y no para servirle para su propia sobre explotación. Allí están los obreros de Sanitarios Maracay que duraron 9 meses luchando para levantar la producción, manteniendo una parte de sus beneficios contractuales y a la vez beneficiando a comunidades educativas o vecinales a través de la venta de productos a menor precio que el ofertado por el capitalista. Todos los sacrificios que realizaron fue producto de decisiones tomadas democráticamente en Asambleas de trabajadores, con planes elaborados por ellos y no por el patrón. El patrón no tenía ni arte ni parte en esas decisiones.
El quiebre de la lucha se dio por la conjugación de las fuerzas del dueño de la empresa, aliado con un sector de la burocracia sindical encabezada por Marcela Máspero y la determinación del gobierno de acabar con una experiencia que se contraponía al “control obrero” que impulsaba e impulsa en algunas de las empresas pasadas a manos del estado, más una relativa débil solidaridad por parte del conjunto de las direcciones sindicales y políticas del movimiento obrero.
En las experiencias desarrolladas en las empresas del estado, el llamado control obrero se desarrolla desde el estado burgués, bajo planes, cuando existen, elaborados externos a la clase y siempre su tutela. Aquí no se puede hablar de control obrero sino de la política de Calidad Total, que también desarrolla la participación de los trabajadores en la toma de decisiones para elevar la productividad, pero donde las orientaciones de la empresa, la decisión del reparto de la plusvalía no la toman estos sino los dueños de las empresas, tal y como sucede en las empresas básicas. Los trabajadores opinan y deciden sobre los procesos productivos, se les plantea ser tomados en cuenta en cuanto a la comercialización de los bienes producidos, pero no tienen ningún poder para elegir a los presidentes de las empresas y la alta gerencia, ni tampoco sobre el reparto o distribución de la plusvalía, incluyendo el pago de los beneficios laborales conquistados. En la calidad total, los trabajadores solo son carne de cañón para aumentar el enriquecimiento a corto o mediano plazo del patrón, pero laborarán “felices” pues toman algunas decisiones para mejor auto explotarse.
ALCASA y las ilusiones democrático burguesas
Viejos compañeros de lucha por el socialismo, hoy ubicados en las filas del PSUV se han olvidado por completo de la teoría aprendida en el pasado sobre la naturaleza del estado y de los gobiernos. Se han olvidado incluso de la historia del movimiento obrero y su rica experiencia de los Consejos Obreros y la praxis del Control Obrero.
A la hora de desarrollar su experiencia se han olvidado que los revolucionarios, si bien tenemos que aprovechar las contradicciones surgidas en el campo de la burguesía, tenemos que mantener una política de independencia de clase que le permita al movimiento obrero avanzar sobre el patrón particular que se combate, pero también sobre el conjunto de la burguesía y del capitalismo mismo levantando las banderas socialistas de la clase. No se puede poner confianza en un sector de la burguesía y de sus operadores políticos para que nos ayude a derrotar a otro sector de su clase para fortalecer las posiciones de los trabajadores. Hay que recordar que ningún sector burgués está en disposición política de apoyar el fortalecimiento de la clase obrera en detrimento de la sagrada propiedad privada de los medios de producción. La burguesía le tiene más miedo, a la clase obrera que a cualquier sector de ella misma, pues al fin y al cabo, las peleas interburguesas son por el reparto de la plusvalía y en esa pelea siempre hay una posibilidad de negociar para ver quien se queda con la mayor parte de la “torta”, pero en la pelea contra el proletariado, el interés de este es quedarse con la propiedad de toda la “torta” para poder eliminar la explotación del hombre por el hombre y aquí toda la burguesía sale perdiendo todo. Es tanto el terror de la burguesía a cualquier experiencia fantasma de “control obrero” que la vemos actuando contra siquiera la participación minoritaria de los trabajadores en la gerencia de las empresas pasadas a manos del gobierno. Cada palmo de participación se ha convertido en una verdadera batalla campal donde el autoritarismo y los despidos han sido la tónica junto a las desmejoras contractuales y el desconocimiento de los sindicatos.
En ALCASA, Dennys Sucre, miembro del colectivo control obrero de la empresa, señala que el control obrero solo será posible con la derrota de José Gil máximo dirigente del sindicato de la empresa y miembro de la FSBT y del equipo del antiobrero gobernador del Estado Bolívar Rangel Gómez, afirmación con la cual estamos totalmente de acuerdo por representar Gil y su corriente sindical a un sector de la Burocracia que activa defendiendo los intereses del capital transnacional, pero lo que no queda claro es si Dennys espera que esa derrota se la propinen los propios trabajadores de ALCASA, o que sea el gobierno central el que resuelva a favor de la clase y un proyecto de verdadero Control Obrero.
Desde nuestro punto de vista, el tener claro el hecho de que solo los trabajadores manuales e intelectuales de ALCASA, bajo la dirección de una Dirección política socialista revolucionaria que impulse - fortalezca la participación organizada de los trabajadores, desde cada departamento o área, bajo las banderas reivindicativas y políticas de la clase, es capaz de derrotar la política entreguista de José Gil y el equipo de la FSBT aupada desde la Gobernación del Estado Bolívar y desde espacios del propio gobierno nacional. Cualquier duda en este sentido es un craso error que conducirá a la clase trabajadora por caminos de derrota.
La claridad del papel que deben jugar los trabajadores tiene que extenderse al papel de primer orden que ha jugado el patrón (gobierno nacional) que ha permitido la actuación manos libres contra los trabajadores. Es responsable del deterioro que viven todas las empresas del estado en el estado Bolívar, producto de la política desarrollada, pues es quien ha aprobado las orientaciones de funcionamiento de las mismas; ha colocado todas y cada una de la presidencias y gerencias de las mismas y de la CVG. No decirlo de manera clara es tratar de tapar el sol con un dedo, lo que haría un gran favor a la oposición burguesa a Chávez que está de frente contra todo lo que huela a Control Obrero y nacionalizaciones. Es alimentar unas ilusiones donde los primeros perjudicados son los propios trabajadores.
La combinación dialéctica de las tareas
Los militantes socialistas revolucionarios y los activistas clasistas en el seno de la clase obrera no pueden seguir cometiendo el gran error de abandonar los intereses reivindicativos de la clase en función de un hipotético Control Obrero. Eso es dejar el camino libre para que la burocracia roja rojita y la burguesa oposicionista o aliada a Chávez, se nos cuelen entre la empalizada, tal y como lo hizo Gil en el último paro. No actuar en defensa de los intereses reivindicativos de los trabajadores es restarle una pata a la praxis de un verdadero control obrero, pues aunque los trabajadores participen en la recuperación de la empresa, en ALCASA y VENALUM está lejos de “realizarse” bajo un verdadero método de “control obrero”, aparte de que estas le pertenecen a un estado burgués y por lo tanto funcionan para enriquecer a la clase explotadora y no para beneficiar a la clase generadora de toda riqueza. Esto está claro para el conjunto de la clase y por lo tanto no van a realizar sacrificios de manera voluntaria, a sabiendas que la burguesía y sus operadores políticos acumulan privilegios y capital a sus costillas. No se van a prestar de manera sumisa a realizar sacrificios cuando las decisiones centrales son tomadas muy por arriba de ellos, incluso por arriba por la gerencia que fue colocada a dedo por el presidente de la República , después de una consulta realizada hasta ciertos niveles de privilegiados políticos.
El propio vicepresidente Elías Jahua, decía días atrás que el de Chávez es un gobierno integrado por pequeño burgueses y añadimos, que defienden una constitución donde se privilegia el capital privado. Como muestra de lo afirmado por nosotros de cómo el gobierno actúa a favor del capital, aún se diga que es a favor del pueblo, allí está la Misión Vivienda donde el presidente Chávez anunció que le devolvía a la banca recursos millonarios que estaban en el BCV como fondos de garantías de depósitos, para que los invirtiesen en la construcción de las viviendas para la Misión Vivienda. Es decir, se les dio miles de millones para que hicieran ganancias capitalistas. Otra es la exoneración de pago de impuestos a los sectores que invierten en la agricultura también anunciado por Chávez, a lo que nos preguntamos ¿y quienes son los que en el agro pagan impuestos, sino algunos medianos y grandes capitales. Es decir se les exonera de pagar impuestos al sector que más aumenta los precios en el país de acuerdo a las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela. Eso es simplemente más dinero para el que gana más y esto lo ven los trabajadores.
Una política de exigir sacrificios a los trabajadores, como la impulsada por Elio Sayago presidente de ALCASA y el equipo de Control Obrero, no va a unificar a los trabajadores haciéndolos partícipes animosos de ningún “control obrero”, sino que va a profundizar su división echando hacia el lado de la burocracia roja rojita del FSBT, pues no sienten que de verdad están laborando en su beneficio, sino en los de una voraz burguesía y burocracia gubernamental que le sirve fielmente.
Impulsar los derechos reivindicativos de la clase, los de la contratación colectiva, los de la autonomía e independencia sindical, impulsar la democracia sindical, conjuntamente a un verdadero control obrero de las empresas, donde los trabajadores decidan desde la elección de todos los cargos de la plana gerencial de las empresas, hasta los planes de producción, mantenimiento, ampliación, comercialización, etc. y ampliemos a la solidaridad activa con las luchas obreras y populares, son tareas indeclinables e impostergables a desarrollar desde las empresas estatizadas, como parte de las que hay que cumplir hacia la construcción de un gobierno obrero y popular en una Venezuela socialista sin patronos, burócratas ni corruptos
Una nota más sobre el control obrero
Durante la paralización de ALCASA, la gerencia y el grupo Control Obrero denunciaron como José Gil se había atribuido la potestad de trancar los portones de la empresa y era quien decidía quien entraba y quien no. Hoy, nuevamente José Gil y su equipo, luego del referendo impulsado por él, ha decidido tomar las oficinas del presidente Elio Sayago. Ante esta situación hemos leído que los sectores que se reclaman del Control Obrero y otros revolucionarios en vez de aplicar métodos de democracia obrera y formar brigadas de orden y de autodefensa, dado el caso, integrado por los propios trabajadores, se consuelan con pedirle ayuda al gobierno para que “ordene la pea” sin tomar en cuenta la actitud más que parcializada que han asumido los diferentes organismos de gobierno.
Esta situación refleja varias cosas
1.- Que los compañeros del equipo de “Control Obrero” no tienen apoyo en la clase y por lo tanto no pueden garantizar el orden en la empresa.
2.- Que los compañeros del equipo de “Control Obrero”, teniendo apoyo mayoritario en la clase, no tienen confianza en los trabajadores para implantar la necesaria disciplina laboral, por lo que prefieren confiar en el gobierno para imponer el orden, a pesar de que hasta ahora, quien ha demostrado tener el apoyo activo de un sector del gobierno y pasivo del otro es José Gil.
3.- Que los compañeros del equipo de “Control Obrero” aún teniendo apoyo en la mayoría de los alcasianos y conociendo planeamientos de independencia política, no quieren aparecer como muy radicales ante el gobierno que les ha dado cargos gerenciales, organizando brigadas de orden y autodefensa y enfrentar con métodos proletarios a quienes atentan contra la clase y así no perder la confianza que este ha puesto en ellos para reflotar la empresa.

Ricardo Galíndez es militante de la Corriente Socialista Revolucionaria – El Topo Obrero.

 

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