Pulso Económico - La enfermedad holandesa golpea nuestra economía.
Por Patricio Guzmán
Mientras escribo estas notas, la prensa ha informado que el precio de la libra de cobre alcanzó un precio récord el pasado viernes, ultima jornada del año 2011, con un nuevo récord de US$4,42 la libra en la Bolsa de Metales de Londres (BML). El metal subió 1,7% el viernes, reportando en el mes un ascenso de 16,3%, mientras que en el ejercicio se disparó 32,6%. Vinculado con lo anterior el peso chileno se revalúo llegando el dólar observado a 466.05 pesos, con lo que la moneda chilena llega a su máximo valor en 32 meses frente al dólar norteamericano.
El periódico Estrategia on line explica en su edición de Martes, 04 de Enero de 2011, que: “Las razones tras este fenómeno persistirían en estos meses. La debilidad del dólar y la estrechez en la oferta han sido aspectos importantes; sin embargo, es el robusto dinamismo de naciones emergentes como China e India la clave en esta tendencia.”.
“Por lo pronto, pronósticos del mercado apuntan a que habrá un déficit cercano a las 400 mil toneladas en términos de abastecimiento, debido a la reducción de la ley de los minerales en Chile y a la falta de nuevos proyectos grandes.”[1]
En principio parece que el alto valor del cobre, la principal exportación desde Chile, es una excelente noticia. De hecho gran parte del relanzamiento del crecimiento del país, después de la recesión que sufrió entre 2008 y 2009, como producto del impacto de la crisis global, se debe a los altos precios del mineral.
Son muchos los analistas que han señalado el papel positivo de China en América Latina, cuya demanda sirvió de colchón a un mayor impacto de la crisis en la región, sin embargo también hay que destacar que junto con el aumento de la demanda por materias primas y energía. China compite en los mercados de EEUU, Europa Occidental y de otros países desarrollados. China es un gran comprador de commodities, pero no de productos de valor agregado, o manufacturados, por ello, América Latina corre el riesgo, de entrar a una nueva fase de desindustrialización, reforzando la especialización tradicional en bienes primarios de bajo valor agregado del continente.[2]
La ‘enfermedad holandesa’.
Chile actualmente, está sufriendo de la ‘enfermedad o mal holandés’ como consecuencia del alto precio que experimenta el cobre, su principal exportación, a lo que hay que sumar la caída relativa del dólar respecto a las otras divisas.
La guerra de divisas, es una causa adicional del ‘mal holandés’ que afecta a los países que han visto sus monedas nacionales revaluarse mientras cae el valor del dólar. Lo que está dejando en malas condiciones a otros sectores exportadores.
La puesta en explotación de importantes yacimientos petroleros por los países bajos en los años 70, produjo un importante flujo de entradas de divisas en el país. Como consecuencia el tipo de cambio de la moneda holandesa, en esa época el florín, se apreció hasta un punto que puso en peligro la competitividad de las exportaciones otros sectores de la economía, y por tanto del nivel de actividad y del empleo que dependía de ellos. Problemas parecidos, ocurrieron en Gran Bretaña, debido a los yacimientos del Mar del Norte. En México y Venezuela las entradas de divisas provenientes de la industria petrolera, y la consiguiente perdida de competitividad de otros sectores por la reevaluación de sus monedas ahogaron el desarrollo de otras áreas económicas.
Chile actualmente, está sufriendo de la ‘enfermedad o mal holandés’ como consecuencia del alto precio que experimenta el cobre, su principal exportación, a lo que hay que sumar la caída relativa del dólar respecto a las otras divisas.
La guerra de divisas, es una causa adicional del ‘mal holandés’ que afecta a los países que han visto sus monedas nacionales revaluarse mientras cae el valor del dólar. Lo que está dejando en malas condiciones a otros sectores exportadores.
La ‘guerra de divisas’ y el ‘Quantitative Easing’
La economía norteamericana comenzó a disminuir su ritmo de recuperación a mediados de 2010. Desesperados por relanzar su crecimiento económico, y agobiados por el doble déficit estructural tanto fiscal como de la balanza comercial, los Estados Unidos han recurrido a lo que llaman ‘Quantitative Easing’.[3] Una segunda ronda de QE2 fue lanzada por la Reserva Federal, el Banco Central de EE.UU., en el último trimestre del año 2010. No se trata de otra cosa que de la producción masiva de moneda, con el objetivo de devaluar el dólar para aumentar la competitividad de sus exportaciones y encarecer las importaciones. Esta maniobra de los Estados Unidos, dirigida en primer lugar contra China, incrementará la ‘guerra de divisas’ y los conflictos comerciales.
Como el dólar sigue siendo la principal divisa internacional, una parte de los desequilibrios provocados por la devaluación de la moneda estadounidense, son pagados por el resto de los países del mundo, lo que en principio entrega un margen de maniobra mayor a la Reserva Federal.
Los intentos de Estados Unidos por devaluar su moneda contra el Yuan chino, no han resultado eficaces porque las autoridades chinas han atado su moneda al dólar. Actualmente la masa monetaria, M2, en el país asiático es superior en un 20% a la del dólar, lo que está en la base de gigantescas burbujas especulativas, especialmente de las propiedades inmobiliarias urbanas que han llegado a un precio equivalente a 50 años de salario promedio por departamento, en las grandes ciudades.
“El régimen ha permitido una reevaluación marginal (3 – 4%) del Yuan contra el Dólar desde Junio, pero se niega a permitir una revaluación sustancial (20 – 40%) exigida por Estados Unidos y otros países capitalistas desarrollados. Un realineamiento así de enorme, sin duda, socavaría la capacidad exportadora de China, amenazando con una caída de la economía china, con la posibilidad de inestabilidad social y movimientos explosivos de trabajadores y pequeños campesinos chinos.
Los líderes de los EE.UU. han sido cada vez más estridente acusando a China de "manipulación de la moneda ', ya que rechaza una reevaluación sustancial del yuan. Sin embargo, el QE2 es sin duda un ejercicio masivo de manipulación de la moneda. Esto fue expresado sin rodeos recientemente por el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble: «No es coherente cuando los estadounidenses acusan a los chinos de manipulación del tipo de cambio y luego hacen caer el tipo de cambio del dólar artificialmente bajo con la ayuda de la impresora [de su banco central] ". (Financial Times, 7 de noviembre)”[4]
El banco central chileno decide intervenir.
Algunos países, apoyándose en las grandes reservas en moneda extranjera que acumularon, como un ‘seguro", después de la crisis monetaria asiática de 1997. ya han adoptado medidas de control de capital para reducir los ingresos de flujos especulativos, que incrementan el valor de sus monedas, la devaluación del dólar producto del nuevo QE2 incrementarán las medidas veladamente proteccionistas de la ‘guerra de divisas’. Así, durante 2010, Brasil intervino los mercados de monedas extranjeras.
En un nuevo reconocimiento que los mercados por sí solos no resuelven los problemas económicos, el Banco Central de Chile, decidió intervenir en los mercados cambiarios – y pagar los costos asociados por las diferencias de cambio y la acumulación de reservas en una moneda que muestra tendencia consistente a la baja - para impedir caídas ulteriores del precio del dólar, y el 3 de enero, anunció la compra de 12.000 millones de dólares, durante el año 2011, aún cuando reconoció que los efectos de la medida serían transitorios. Es necesario reconocer que si bien estas medidas tendrán un efecto sobre la cotización del peso chileno respecto al dólar, como el problema no se reduce al ingreso de grandes cantidades de dólares en la economía a causa del precio del cobre o de operaciones ‘forward’, si no que además hay que tomar en consideración el impacto de la masiva producción de masa monetaria en Estados Unidos. Con el volumen gigantesco de operaciones diarias en divisas extranjeras, obtener resultados duraderos de la intervención es cada vez más difícil. En la realidad, es poco probable que las acciones de Bancos Centrales de países menores en el concierto mundial puedan tener un impacto realmente significativo.
[1] Estrategia on line, Martes, 04 de Enero de 2011
[2] Ver por ejemplo, el estudio del Observatorio de la Economía y la Sociedad China
Número 1 - enero 2007. “El impacto de China en América Latina: ¿oportunidad o amenaza?”, de Diego Sánchez Ancochea , Profesor titular de Economía de América Latina, Universidad de Londres
[3] Quantitative Easing. ‘Plan B’ – Will it work? Lynn Walsh, from Socialism Today (December/January 2010-11 issue), journal of the Socialist Party (CWI England and Wales). http://www.socialistworld.net/doc/4686
[4] Ibid.
Foto: Patricio Guzmán
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