Los medicos Cubanos que se quedaron en chile, despues del terremoto
Son 74 voluntarios que llegaron al país el 2 de marzo para atender a las víctimas del terremoto. Entre ellos hay cirujanos, pediatras, traumatólogos y enfermeras. En 109 días han atendido más de 36 mil consultas y realizado 1.300 cirugías. Fueron los únicos doctores extranjeros que decidieron quedarse por el año para ayudar en Rancagua y Chillán.
por Ana María Morales
Venían por tres meses y su misión era atender a las víctimas del terremoto. Sin embargo, al poco tiempo se dieron cuenta que las necesidades de salud en el país eran mayores y decidieron quedarse. Fueron los únicos. Esa es la historia de la brigada de médicos cubanos Henry Reeve, un grupo de 74 voluntarios que llegó a Chile el 2 de marzo, pero que seguirán ayudando por todo el año. Esta es su historia.
Carlos Pérez, el médico cubano que oficia de director del hospital de campaña de Rancagua, cuenta que su brigada fue creada por su gobierno para ayudar a las víctimas del huracán Katrina, en Estados Unidos, pero no pudieron cumplir su meta. Claro, al gobierno de Bush no se le pasó por la mente dejarlos ingresar.
Tras ello, fueron asignados a distintos países afectados por desastres naturales como Pakistán, Indonesia y Haití. Ocurrió el terremoto en Chile y tuvieron nueva misión.
Acá llegaron con cirujanos, pediatras, traumatólogos, intensivistas, enfermeras, epidemiólogo, auxiliar de laboratorio y hasta un cocinero. Se instalaron con dos hospitales de campaña, uno en Rancagua, y otro en Chillán. Y han cumplido con creces: en 109 días han realizado 36.865 atenciones y 1.352 cirugías
"Pensamos llegar a una zona directamente afectada por el terremoto, que estuviera devastada. Pero el Ministerio de Salud nos dijo que las necesidades que tenían era la falencia de camas que habían perdido y necesitaban entonces el concurso de nuestros especialistas para suplir esas necesidades. Fue así como empezamos a tratar casos de traumatismos, cirugías de apendicitis y colecistitis, consultas de pediatría y de medicina interna", cuenta Pérez.
El profesional relata que para el 11 de marzo, el día de la réplica del terremoto, el equipo estaba en pabellón: "Estábamos operando una apendicitis. Nos dio mucho susto. Nunca habíamos vivido un terremoto directamente, siempre llegamos a los países después de que ocurren los desastres y en Cuba no es usual".
Quiénes son
La edad promedio de los voluntarios ronda los 45 años. Hay hombres y mujeres y la mayoría de ellos tienen familia e hijos, a los que sólo ven una vez al año cuando retornan de vacaciones a Cuba. "Tengo dos niños de 13 y ocho años y mi esposo. Me comunico diariamente con ellos por internet, nos hablamos los fines de semana por teléfono. Yo pensaba reunirme con ellos más rápido, pero nos extendieron un tiempo la misión", relata la enfermera Justina.
La mujer dice que el cariño de los pacientes palia la nostalgia: "Nos han invitado a sus casas a tomar once, nos traen cosas de regalo. Hemos tenido momentos muy agradables. Lo que más nos agradecen es la forma en que los tratamos".
Al principio, el hospital de campaña estaba levantado en carpas, pero debido al frío y la lluvia se trasladó al gimnasio municipal. Allí los brigadistas no sólo atienden, sino también viven. La Fach les construyó unas mediaguas y les prestó unas carpas para que usaran de dormitorio. Algunos las han adornado con plantas y colores, lo más parecido a un hogar. ¿Qué hacen su tiempo libre? Les imparten clases de salsa a sus pacientes y colegas chilenos. A lo cubano.
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