Yo estaba allí
Nota de la Redacción.- Nuestro redactor Luis Casado tuvo la oportunidad de estar presenta en el acto fundacional del "Parti de la Gauche" en Francia, momento histórico que documenta en el articulo que sigue. Junto con Die Linke (La izquierda) en Alemania, estros nuevos referentes políticos representan a la izqzuierda europea cuyas orgánicas fueron "tomadas" por grupos de derecha y oportunistas que terminaron por transformarlas en herramientas del neoliberalismo aparentemente incvencible e imperante. En Chile está pendiente la organización de un polo de izquierda que rescate el ideario socialista y entregue la organización de esas ideas a los que las sostienen, liberandolas de la manipulación demagógica destinada a servir a los capitalistas.
La Redacción
Luis Casado
La firme. Yo estaba. Así les voy a contar algún día a mis nietos, cuando llegue la ocasión. Ayer, 29 de noviembre del año de gracia de 2008, se fundó el “Parti de Gauche” (Partido de Izquierda) y servidor estaba entre los tres mil entusiastas participantes que llegamos hasta Saint-Ouen, suburbio proletario de París.
Desde el inicio de la reunión un pensamiento me atravesó el cucumelo: es la primera vez desde hace 35 años que tengo una buena razón para estar optimista y creer en el futuro, por primera vez en 35 años la voz de Allende, -“se abrirán las grandes Alamedas”-, encuentra un eco a escala planetaria.
El nacimiento del Parti de Gauche es el producto y la respuesta a la gigantesca crisis que sacude al mundo. Jean-Luc Mélenchon lo puso claro: “Siempre las crisis del capitalismo comienzan por ser financieras, luego se transfieren a la economía real y la crisis económica deviene crisis social, y por tanto crisis política”.
¿Podría una crisis de esta magnitud no traer consigo violentas convulsiones sociales?
Oskar Lafontaine, presidente de Die Linke, el partido de izquierda alemán, lo puso en evidencia al recordar una frase de Jaurès: “El capitalismo porta en su seno la guerra como los nubarrones la tormenta”.
El desafío de las fuerzas progresistas consiste en proponer una alternativa a la irracionalidad del mercado librado a sí mismo, a un mundo sin reglas que se traduce siempre por el imperio de la ley de la jungla en donde dominan los poderosos. Que suelen enfrentarse incluso militarmente usando al pueblo como carne de cañón.
Oskar, lo dijo en palabras simples: “Ante las estupideces que nos cuenta el neoliberalismo con relación a la crisis, Karl Marx, un hombre del siglo XIX, es inmensamente más pertinente y moderno”.
“Die Linke, precisó Oskar, rechaza los compromisos podridos que terminan por pagar los trabajadores. Die Linke rechaza las donaciones de las empresas, no para asimilarse al zorro que declara no amar la uva porque no puede alcanzarla, sino porque no queremos que nos corrompan”.
“El dinero, agregó, el crédito, cumplen una función social, por esa razón hay que nacionalizar la banca”.
Jean-Luc, en nombre del Parti de Gauche, propuso una respuesta orgánica: el partido.
Una respuesta programática que se traduce por la ruptura con el capitalismo y la planificación ecológica que debe proteger la naturaleza y determinar otro modo de producción que respete al hombre y a su entorno.
Una estrategia: la conformación de un Frente de Izquierda que debe reunir a la mayoría del pueblo de Francia.
“Hoy está de regreso la Francia rebelde y revolucionaria. Hoy todos somos socialistas, comunistas, trotskistas, ecologistas, libertarios. Hoy asumimos todo el pasado de la izquierda, incluyendo sus zonas de sombra, pero también el resplandor de la brillante luz de sus victorias. Reivindicamos a Robespierre que nos legó la República, a Rosa Luxemburgo y a Karl Liebnecht que se opusieron a las guerras fratricidas en Europa, a Louise Michel combatiente de la Comuna de París, a Jean Jaurès asesinado por oponerse a la guerra, somos herederos de la Revolución Rusa que por primera vez en la historia quiso sobrepasar el capitalismo, somos los hijos del Frente Popular, de aquellos que le arrancaron al capital derechos esenciales para los trabajadores… ¡Es fácil ser de izquierda cuando uno quiere!”
La palabra por fin liberada, efectivamente, es fácil ser de izquierda.
Es fácil rechazar la refundación del capitalismo anunciada a golpes de billones de dólares, para salvar el sistema y no cambiar nada en el casino, sino las reglas que se le aplican al croupier.
En la Francia de Sarkozy que desea imponer el trabajo hasta los 70 años, es bueno luchar por la defensa de la jubilación a los 60 años, conquista alcanzada por las luchas obreras y el combate político.
En la Francia de Sarkozy, que prepara la privatización de la educación, es bueno luchar por la escuela de la República que ha hecho del pueblo de Francia uno de los más cultos y productivos del mundo.
En la Francia de Sarkozy, que destruye uno de los sistemas de salud más avanzados e igualitarios del planeta es bueno luchar por la defensa de la salud pública.
Y es bueno luchar porque nunca los sistemas previsionales vayan a parar a las manos del gran capital. El capital nunca da nada gratuitamente. Su interés por la previsión social solo es una manifestación de su insaciable voracidad de lucro.
La palabra por fin liberada, efectivamente, es fácil ser de izquierda.
Jean-Luc también propuso un objetivo y puso muy alto el listón: en junio próximo se efectúan las elecciones al parlamento Europeo, momento irreemplazable para combatir el Acuerdo de Lisboa que consagra la Europa liberal.
Hay que hacer respetar la soberanía popular: los europeos han rechazado repetidas veces la construcción de una Europa al servicio de los poderes financieros.
El objetivo consiste pues en obtener más votos que la derecha, más votos que el partido socialista dominado por la impotencia del social liberalismo.
Porque el Parti de Gauche aspira a gobernar, a construir un movimiento ampliamente mayoritario, el Frente de Izquierda, para construir un nuevo modelo de sociedad en Francia y en Europa: la República Social.
Aquella en la que “los intereses del pueblo marcharán adelante, los intereses financieros detrás”.
Jean-Luc concluyó su discurso con una magnífica frase del filósofo francés Gaston Bachelard:
“El futuro no es lo que ocurrirá mañana, el futuro es lo que nosotros seamos capaces de construir”.
Junto a los miles de militantes reunidos en Saint-Ouen, había representantes de los pueblos de Bolivia, cuya embajadora leyó un mensaje del presidente Evo Morales. Y también de Venezuela, y de Cuba.
Y por cierto de Chile. Servidor y Armando Uribe. La responsable de Relaciones Internacionales del Parti de Gauche precisó: “en representación de los socialistas chilenos, aquellos leales al combate de Salvador Allende”.
Por eso, como te decía, algún día les voy a contar a mis nietos, cuando llegue la ocasión, “La firme, yo estaba allí”…
0 comentarios