El encierro de la viuda de Pinochet
La nacion.cl
Al cumplirse 19 años de la derrota del ex dictador en las urnas, Lucía Hiriart, perfilada como "las faldas" detrás del general, vivió su segundo día de arresto en un hospital. El juez Carlos Cerda la procesó como cómplice de malversación de caudales públicos, pero la historia dice que no es su único pecado.
El operativo en que una cincuentena de efectivos de la policía de Investigaciones detuvo el jueves al clan Pinochet y al círculo más cercano al ex dictador dejó devastada a su viuda, Lucía Hiriart Rodríguez.
A los 84 años, un alza de presión fue la causa que la salvó de acompañar a sus hijas Lucía, Jacqueline y Verónica en una celda del ex Centro de Orientación Femenina, y ocupar una habitación privada en el quinto Piso del Hospital Militar, hasta donde llegó alrededor de las 13:30 horas del jueves.
Fue prácticamente lo mismo que ocurrió cuando el 10 de agosto del 2005, el ministro Sergio Muñoz, ahora integrante de la Corte Suprema, la procesó como cómplice del fraude tributario imputado al fallecido gobernante de facto. En ese entonces, la "señora" Lucía sufrió un cuadro de hipertensión y una fuerte cefalea, que obligaron a Muñoz a notificarla en el Hospital Militar.
Pero como le ocurrió a su esposo, Augusto Pinochet Ugarte en Londres, el jueves no estaba sola. Junto a la enfermera que le asignó el hospital, cuatro funcionarias de Gendarmería la custodiaban, pues ella, al igual que sus cinco hijos, fue procesada por el juez Carlos Cerda por el delito de malversación de fondos públicos.
Ya nada quedaba de la época en que su marido gobernaba Chile, y ella desarrollaba una asombrosa debilidad por los sombreros, los zapatos y las joyas que compraba en Casa Barros y en Joyería Ibáñez. Tampoco de sus visitas recurrentes a la tienda de José Cardoch, hasta donde llegaba con cajitas musicales y chocolates para las costureras amigas.
No. Este jueves, la señora Lucía fue despertada por cerca de siete efectivos de Investigaciones, que le pidieron que se vistiera. Estaba detenida, le dijeron, casi al mismo tiempo en que Macarena Blas, la esposa de su hijo Augusto, la llamó para pedirle ayuda, pues estaban arrestando a su esposo.
Entonces, la viuda del ex dictador le dijo que no podía hacer nada, porque fuera de su casa la esperaba Investigaciones.
Su primera noche internada la pasó tranquila. Así lo reportaba a primera hora de ayer del diputado UDI Iván Moreira, mientras que su colega Julio Dittborn dejaba la clínica indignado con el juez Carlos Cerda, a quien acusó de considerar como “un trofeo” a la familia Pinochet.
Católica observante, seguidora de la fuerte tradición de las mujeres de militares, Lucía Hiriart se definió siempre como una defensora de la familia y de la moralidad. Tanto así, que varios ex colaboradores de su esposo debieron dejar sus puestos de confianza debido a aventuras con secretarias o por otras infidelidades.
Quizá por eso, la visita más extensa y decidora fue la del cardenal protodiacono Jorge Medina, quien no dudó en hacerse un tiempo en su agenda para visitar a la viuda, a quien había acompañado ya el 11 de septiembre de este año, cuando ofició una exclusiva misa en la capilla del fundo Los Boldos para darle un lugar definitivo a las cenizas del ex dictador.
El prelado estuvo cerca de 30 minutos con la otrora Primera Dama, y a su salida manifestó que “sin duda alguna está muy afectada”. Medina agregó entonces que “estuvimos haciendo algún recuerdo”, y antes de retirarse le dijo que “la acompañaba con mis oraciones”.
Sus recuerdos
Era ya la mañana del 5 de octubre, el aniversario del plebiscito de 1988, cuando su marido perdió de manera estrepitosa su continuidad en el poder, y se abrieron para Chile las puertas a una transición pacífica a la democracia. ¿Habrá dicho, como entonces, que “los chilenos son unos mal agradecidos"?.Nadie dijo si ese recuerdo le volvió a la memoria, pero el sábado pasado la viuda del ex dictador participó en un acto por los militares procesados por violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el régimen militar que encabezó Augusto Pinochet.
No en vano, en su libro “Mujeres de dictadores”, el periodista argentino Juan Gasparini la describe como una mujer "despiadada, ambiciosa y orgullosa de los crímenes cometidos".
Es más, el profesional relata que "una noche de junio de 1973 en Santiago, cuando el general Augusto Pinochet resolvía irse a dormir, su esposa Lucía Hiriart se le acercó, lo tomó de la mano y conduciéndolo hasta el dormitorio de los niños le dijo: 'Ahí están sus hijos. Ellos caerán bajo la tiranía comunista por su culpa, porque usted no se atreve a actuar'.
“Pinochet -dice Gasparini- la miró, inquieto y replicó: 'Me sorprende, señora, que después de tantos años casados usted ahora dude de su marido. Hay que tener mucha fe, porque las cosas se van a arreglar'". Dos meses después, ese "arreglo" se tradujo en el bombardeo a La Moneda.
Es más, en marzo de 1974, los chilenos vieron por televisión una coloquial reunión de la señora Lucía con las socias del Cema Chile, en que la Primera Dama sostenía que “yo estoy aquí chiquillas, para decirles la verdad. Me costó convencer a Augusto, pero lo terminé por convencer. Yo le había dicho muchas veces: “Mira, Augusto, yo no sé hasta cuándo los militares van a seguir aguantando a estos rotos. ¿No te das cuenta de lo que significa el desabastecimiento? ¿No te das cuenta de las colas? ¿Dónde tienes puestos los pantalones? ¿Me lo quieres decir?", le dijo a la audiencia que la aplaudía a rabiar.
Los pecados de la viuda
El fallo dictado este jueves por el ministro que investiga el origen de la fortuna de la familia Pinochet, Carlos Cerda, establece que el fallecido dictador y su esposa Lucía Hiriart registraron entre 1973 y 2003 "egresos superiores sus ingresos y/o rentas percibidas de fuentes conocidas y legales nacionales" cuantificadas en más de cuatro mil millones de pesos de la época.
Es más, determinó que el origen de más de 20 millones de dólares nominales del matrimonio Pinochet Ugarte "no encuentra justificación razonable y todo hace presumir que se encuentra en los fondos de gastos reservados asignados a la Presidencia de la República, a la Casa Militar y a la Comandancia en Jefe del Ejército de Chile". Por ello, la procesó por el delito de malversación de caudales públicos.
Pero ese no es su único pecado.
Durante el régimen militar, Lucía Hiriart presidió Cema Chile, organización que reunía a las esposas de los oficiales de Ejército en "centros de madres" (de ahí su sigla), que en dictadura penetraron fuertemente los sectores más pobres y populares del país.
Poco antes de que Pinochet entregara el poder, el 22 de noviembre de 1989, el Cema reformó sus estatutos para perpetuar el rol de Lucía Hiriart al frente de la institución, y cambios posteriores determinaron que en caso de disolución, el patrimonio institucional se repartirá entre los siete integrantes del “Honorable Consejo”, que la viuda del dictador aún preside.
La Brigada de Delitos Económicos descubrió que sólo desde 1996 existen algunos registros contables de la fundación. Además, se comprobó que “el control interno es nulo en relación con los bienes muebles y sobre todo con los bienes inmuebles”.
Un catastro efectuado por la policía en el Conservador de Bienes Raíces entre 1988 y 2003, detectó que Cema vendió inmuebles por un total de tres mil 677 millones de pesos. De las 348 propiedades que tenía en los años 70, hoy sólo quedan 15.
Otra práctica que se comprobó fue la omisión del valor real de las ventas en los registros contables de la fundación. En la venta de la casa de Portugal 351 hay una diferencia de $26 millones que aparecen en el contrato de compraventa, pero no en la contabilidad de Cema. Lo mismo por un monto de $10 millones ocurre en la venta de la propiedad ubicada en Santa Victoria 346.
Según actas del Consejo Directivo de Cema, el 13 de noviembre de 1998 fue autorizado el giro de 50 mil dólares “en beneficio de la presidenta para solventar la detención de su cónyuge, Augusto Pinochet, en Londres”, consigna la investigación policial.
El informe policial asegura que “con fecha 27 de agosto de 2004 se abonó en la cuenta corriente personal de la directora la suma de tres millones de pesos”. Cema era lo más parecido a un banco familiar, ya que “se detectaron diferentes entregas a familiares directos de la presidenta, pudiendo apreciar que no sólo dichas entregas pudieron ser mayores en aquella época de la que no se tienen registros contables, sino que la señora Hiriart usaba la fundación para sus propios fines cuando la situación lo ameritaba”.
Recién en junio de 2006 Cema dejó de recibir el tres por ciento de los boletos vendidos por la Polla Chilena de Beneficencia.
En la línea de Muñoz |
Según consta en el extenso fallo que el juez Sergio Muñoz dictó el 10 de agosto de 2005, el magistrado decidió procesar a Lucía Hiriart por encubrir el fraude tributario que su esposo cometió con sus cuentas secretas en bancos extranjeros. La viuda de Pinochet fue y es, además, propietaria de decenas de propiedades y cuentas en distintas entidades financieras. De hecho, el ahora ministro de la Corte Suprema destacó entonces esta gran cantidad de bienes que posee Lucía Hiriart, a pesar de ser una ama de casa que jamás trabajó, "sin actividad comercial, sin ingresos independientes, sin registro de contribuyente y sin presentar Declaraciones de Impuestos Anual a la Renta ante el Servicio de Impuestos Internos". La sentencia agrega que, pese a ello, Lucía Hiriart adquirió propiedades y vehículos "respecto de los cuales no tributó", pues, "al figurar (las propiedades) a su nombre y no tener la calidad de contribuyente quedaba excluida de la revisión anual respectiva por parte del Servicio de Impuestos Internos". Además, la ex Primera Dama mantuvo cuentas personales en el First National City Bank New York, el Banco Espírito Santo de Miami, el ya conocido Banco Riggs Washington, en el Banco de Chile de Nueva York y Miami. Estas se suman a las cuentas bipersonales que, junto a Augusto Pinochet, mantuvo como administradora de una de las sociedades "de papel" creada por el ex dictador, "la Trust Ashburton y Althorp, mantenidos en el Riggs & Trust Company (Bahamas) Limited, cuyas sociedades aperturaron cuentas en el Banco Riggs de Washington", según sentencia el magistrado. Asimismo, consta en el proceso que fue propietaria de varias propiedades que compró a precios muy baratos, que vendió al doble a sociedades ficticias creadas por su marido y su hijo Marco Antonio, y que, finalmente, seguían siendo de su propiedad. Las triangulaciones de dinero son innumerables, y dan cuenta de que, hasta julio de 2004, pocos meses antes de que las cuentas secretas de Pinochet fueran descubiertas gracias a una investigación del Senado de Estados Unidos, Lucía Hiriart recibió dinero y realizó operaciones comerciales y financieras en Chile y en el extranjero. |
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