El escándalo de la abstención en el Consejo de Seguridad
- Por Santiago Trincado, miembro de la Comisión Política de la Izquierda Cristiana.
El Gobierno de Chile ha optado por abstenerse en la votación del miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta decisión se ha tomado a horas de dicha votación y ha sido el producto de semanas, e incluso meses de un profundo debate en los medios de comunicación con respecto a cuál debía ser la postura de nuestro país. Evidentemente las opiniones más difundidas fueron las que estuvieron por votar en contra de Venezuela, propiciándose principalmente la abstención como la mejor opción y el voto por Guatemala como una opción marginal. Estos últimos días quienes han estado influyendo desde la Concertación al Gobierno para que vote de una o otra forma, han intentado bajarle el perfil a la decisión, postulando que se ha sobredimensionado la importancia del voto en dicho organismo internacional, intentando por este medio de que la discusión no se lleve más a fondo después de que se tome la decisión y que no se provoque una sensación de división en la coalición oficialista. Lo cierto es que a pesar de este arrepentimiento a “boca de urna”, la votación sí tiene un significado muy profundo con respecto a cuál es el camino que ha decidido el Gobierno de Michelle Bachelet en política exterior y cuáles son las presiones internas, y externas, que han influido en la decisión, por lo que hay que analizar la decisión de abstenernos y su significado político más trascendental.
Las señales que se dan en cuanto a política exterior por parte de Chile, son esencialmente inspiradas en prioridades de relaciones exteriores que ha venido experimentando nuestro país en los 17 años de gobierno de la Concertación. Esto comprendiendo que las políticas en materia de relaciones internacionales chilenas no han tendido a ser pro activas en cuanto al desarrollo de la integración latinoamericana, sino que más bien han apuntado a la consolidación de Chile como un país respetable y confiable económicamente para atraer capitales extranjeros. Esta forma de plantearnos como un país poco preocupado de la integración latinoamericana es quizás la razón de que se entiende que a pesar de que los miembros del MERCOSUR hayan llamado a votar por Venezuela y que por ende la mayoría de América del Sur lo hizo, de todas formas Chile tiene una política de abstención.
El fundamento más importante para que el Gobierno haya tomado la decisión que ya conocemos, se comprende más por las presiones internas, sobre todo dentro de la Concertación, que por los factores externos. La Democracia Cristiana impulsó un Lobby político para que la Presidenta votara en contra de Venezuela, lo cual termino sucediendo así. En este sentido no fue suficiente la necesidad de integración latinoamericana, de tener un miembro en el Consejo de Seguridad que nos asegure que luchara por la paz y los derechos humanos de nuestros pueblos, y ni siquiera lo fue el hecho de que para los intereses del país votar por Venezuela era favorable, sobre todo, en termino de las compuertas abiertas que hubiesen quedado en materia energética y de colaboración.
Pero ¿Por qué será tan importante el Lobby que desarrolló el partido democratacristiano? Al parecer el miedo de que se marcara “un antes y un después” como lo sentenciaría Gutenberg Martínez fue más poderoso que las razones éticas que sustentaban el voto a favor de Venezuela. Definitivamente los intereses de la Democracia Cristiana no están de la mano con los del país caraqueño y más aún se encuentran como dos enemigos desde aquella desafortunada muestra de desatino del Embajador chileno en Venezuela cuando apoyo el Golpe de Estado al Presidente Hugo Chávez un par de años atrás. Esta relación llena de asperezas da cuenta de que para la tienda falangista esta discusión por el voto al Consejo de Seguridad era un problema casi personal y por ende se transformó en un “gallito” en contra del Gobierno de Michelle Bachellet, y en defensa del Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley.
Si indagamos más en las razones de porqué Chile llamo a abstenerse, podemos dar cuenta de que la principal razón era la presión ejercida por la Democracia Cristiana. Por ejemplo, Ricardo Lagos Weber, Vocero General de Gobierno, ha utilizado el argumento de que la búsqueda de un apoyo a una candidatura única por parte de América del Sur al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas era el parámetro que definiría nuestra opción. No pudiendo ser ésta una base sólida con la cual el Gobierno de Chile pueda sustentar su abstención, más bien tiende a complicar el escenario, ya que lo anterior significaría que los intereses del Estado de Chile están subyugados o en dependencia a las decisiones de los otros países, sin tener una opinión propia que defienda o critique a los candidatos en cuestión.
No siendo de principal importancia lo anterior vemos las contradicciones del Gobierno si analizamos el hecho de que Chile no generó un Lobby político para alcanzar ciertos consensos y así lograr un candidato único desde América del Sur, que efectivamente podría haber sido Venezuela, sobre todo considerando que Perú y Colombia son esencialmente quienes votarían en contra de Venezuela, siendo no tan difícil asimilar dicha situación. Esto nos hace dar cuenta de un doble discurso del Gobierno de Chile en el sentido en que se fijan parámetros y metas, y no se hace nada por cumplirlas. Los parámetros tampoco son apropiados en términos de la decisión que aquí se estaba tomando, ya que las opciones debían ser consideradas en cuanto a principios se trata, y esto tiene que ver con definir, y esclarecer qué opción era la más apropiada para utilizar el sillón no permanente en el Consejo de Seguridad, esto evaluado en relación con la certeza de que el país al que se apoya defiende la paz y los derechos humanos irrestrictamente, siendo Venezuela un representante de estas características.
Bajo estos parámetros y sin considerar la presión ejercida por la Democracia Cristiana, la decisión debió ser apoyar a Venezuela. Esto porque se sustenta en principios y valores de hermandad, siendo la abstención una manera de esquivar elegantemente el votar por Venezuela, que definitivamente era más consecuente que votar en contra de Venezuela por medio de la abstención.
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