Sigue el clima de pánico en San Pablo: hay 81 muertos, 68 colectivos incendiados y 13 bancos baleados
Ya son 81 los muertos por la violencia desatada en San Pablo que alcanzó hoy su tercera jornada consecutiva. Esta madrugada, 68 autobuses y 13 bancos fueron incendiados en numerosos ataques atribuidos al Primer Comando de la Capital (PCC), según informó la secretaría de Seguridad de ese estado brasileño. Los motines continuaban, pero cayeron a 29 las cárceles tomadas donde los presos retienen unos 120 rehenes. Casi 3 millones de paulistas amanecieron con la paralización casi total del transporte y el cierre de terminales que hundió a la ciudad en el caos durante toda el día.
Una "Guerra". El comandante general de la Policía Militar, el coronel Elizeu Eclair Teixeira Borges, admitió esta tarde que las fuerzas de seguridad del Estado están "en guerra " contra el crimen organizado, e informó que se prepara una operación de combate para mañana a la madrugada. Más de 140 carros de asalto de las policías militar y civil partieron esta noche desde las bases para repeler la violencia: "Estamos en guerra. Vamos a tener más bajas, pero no vamos a retroceder ", afirmó el coronel en una entrevista a la prensa.
Incendios. Los registros policiales dan cuenta de la magnitud de la guerra que el narcotráfico declaró el sábado. Un medio brasileño aseguró que ya son 94 los muertos en San Pablo y que fueron 90 los autobuses incendiados, pero esto no fue confirmado oficialmente. Los bomberos contaron unos 61 colectivos quemados en el Gran San Pablo: 42 en la capital, 14 en el ABC -la mayoría en Diadema-, tres en Guarulhos y dos en Osasco. En Campinas -95 kilómetros al noroeste de la capital- y Hortolandia -105 kilómetros-, quemaron unos cinco colectivos.
El Gobierno. Por su parte, el gobierno brasileño reafirmó la oferta de enviar fuerzas federales para restablecer el orden. Según informó el ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos, el presidente Lula le pidió que viajara para reiterar la oferta al gobernador Claudio Lemos, quien ya la había rechazado en el fin de semana. Bastos informó que están preparados para desplegarse unos 4.000 efectivos de la Fuerza Nacional de Elite, así como de la Policía Federal, de los cuerpos de inteligencia y también de las Fuerzas Armadas.
Cifras. Hubo un total de 180 ataques registrados desde el sábado, y un balance parcial elevó a 81 el número de muertos: 28 policías, tres guardias municipales, 8 agentes penitenciarios, y cuatro civiles. La cifra incluye a 38 personas sospechadas de haber participado en los ataques, no así a más 13 presos que habrían muerto en distintos motines y que elevaría a 94 las muertes -esto todavía no fue confirmado por las administración penitenciaría-.
Traslados. El jueves, 765 presos fueron trasladados a la cárcel de Venceslao, 620 kilómetros al oeste de San Pablo. El viernes ocho líderes fueron llevados al Departamento de Investigaciones sobre el Crimen Organizado, al norte de esa ciudad. Entre ellos estaba el líder del PCC, Marcos Willians Herba Camacho, o Marcola, que el sábado fue trasladado a la cárcel de Bernardes, a 600 kilómetros al oeste de la capital paulista, una de las de máxima seguridad del país.
El PCC. El Primer Comando de la Capital fue creado en agosto de 1993, y consiguió superar a los principales carteles de Río. Surgió en la cárcel Casa de Custodia de Taubate, a 130 kilómetros de San Pablo. Su nacimiento se debió, según sus miembros, a la necesidad de "combatir la opresión dentro del sistema presidiario". Había entonces un hecho que justificaba la declaración: la muerte de 111 presos, el 2 de octubre de 1992, en la cárcel de Carandirú.
La capital paulista, con sus más de 11 millones de habitantes, es el principal mercado de drogas brasileño. Este conflicto es el más grave de la historia del narcotráfico en ese país. Todo se habría desatado por un "desacuerdo" entre la facción y el gobierno del estado de San Pablo. Las autoridades habrían querido desarticular la fuerza del Primer Comando mediante el traslado de sus principales cabecillas a una prisión de máxima seguridad del interior.
El Líder. Marcos Camacho -o Marcola- tiene 38 años y pasó más de la mitad de su vida en la cárcel. Es el líder del PCC desde 2002 y uno de los delincuentes con mayor poder de todo San Pablo. En Brasil muchos conocen su nombre, pero casi nadie su rostro. Marcola no sólo evitó mostrar su cara, sino que también ocultó su voz. Los Policías y fiscales paulistas no pudieron oírlo jamás en más de 1.500 horas de escuchas telefónicas.
Su última condena a 44 años de prisión lo alejó de las calles, pero no del poder. Según las autoridades brasileñas, Marcola sigue al frente del PCC desde prisión. Siempre trabajó en silencio para atraer menos la atención, pero la escalada de violencia y su poder crecieron tanto que su silencio se vio superado. Dicen que tiene el cuerpo marcado de tantas peleas callejeras y de abusos sufridos en los Institutos de Menores donde estuvo alojado.
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