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T r i b u n a c h i l e n a

La inevitable derrota de Frei y lo que viene (I)

La inevitable derrota de Frei y lo que viene (I) escrito por Roberto Avila Toledo
lunes, 04 de enero de 2010
No puedo garantizarlo, nadie podría, pero lo más probable es que la concertación y su candidato, el más escuálido de cuantos ha presentado, sean derrotados en la segunda vuelta presidencial. El negocio se acaba, el contubernio llega su fin. La derecha en el gobierno es aventada por la derecha opositora.

Dos preguntas, por qué ha llegado esto ha producirse? y qué perspectiva política tienen por delante los chilenos, la mayoría, que se sienten distantes de los dogmas neoliberales y conservadores de la derecha chilena?.

La concertación ha entrado en estado de pánico y es posible que luego de la derrota su capacidad de acción y análisis se vea sustantivamente reducida, y busquen culpables y “traidores” fuera de sus filas. En La Nación de ayer, 3 de Enero, llegan a imputar, por interpósita y solicita persona, a Marco Enríquez Ominami las características de Calìgula. De otro lado, y simultáneamente, buscan con desesperación atraer los votos de Marco, lo podràn hacer?, insultando al líder y camelando a sus adherentes.

Como la vieja cabaretera no han sabido ni retirarse a tiempo.

La concertación se ha coludido con la derecha, en un verdadero contubernio, desde 1990 en adelante.

En España Adolfo Suarez reformó- desmanteló la institucionalidad un año después que asumió el gobierno en 1975. Suárez venía del franquismo y Aylwin del golpismo pero sus conductas fueron diferentes.

En Chile se ha aceptado una constitución que garantiza la hegemonía de la minoría, la segunda, sobre la mayoría, la entronización del modelo neoliberal y de sus “valores- egoísmo, afán de lucro, elitismo clasista - en toda nuestra sociedad

Chile con sus enormes angustias, miedos y represiones se desbarranca en el consumo de alcohol y drogas. Nuestra sociedad da lastima.

Se ha desplegado respecto a los DDHH un ejemplo único del cinismo como política de Estado, de una parte construyen monolitos y de otra van a defender a Pinochet a Londres, de esta lado les niegan a los deudos sus justas indemnizaciones y de la otra consiguen condenas para conscriptos y subtenientes y penas nominales para la oficialidad.

Sergio Aguilò tenía razón analítica cuando señaló ya el 2002 que Chile estaba “entre dos derechas”, otra cosa que le quita mérito a él aunque no al análisis es que su conducta política práctica no haya guardado coherencia con sus lúcidas palabras.

El Estado ha sido devaluado en sus concepciones igualitarias como sujeto primordial de la modernidad para ser concebido como una “oportunidad de negocios”, lícitos e ilícitos, cada vez de los segundos.

El nepotismo de la concertación se ha desatado y ha alcanzado las características de lo impúdico.

Una clase política cebada en el estado, por igual, más allá de ideologías o domicilios políticos aparentemente distantes, permite el saqueo de nuestras riquezas naturales y paralelamente cobran para si remuneraciones millonarias a la vez que fijan sueldos mínimos miserables. Un día los jóvenes despertaran con la voz patria en sus bocas y estos ratones miserables, lacra pestilente del erario público, recibirán lo que ya hace tanto merecen.

Ese contubernio Concertación- derecha pinochetista despertó apetitos insospechados, y se desato la .lucha contra la “exclusión”, no hay exclusión ahora?, pero es el canto del cisne. La respetabilidad del sistema la consiguió Santiago Carrillo y todos sabemos como terminó el, (pidiendo un ingreso al PSOE que fue rechazado) y su partido, bueno, desapareció.-

La derecha de Piñera, de cuyas “capacidades y talentos” sienten miedo hasta sus propios socios de sistema, ganará con menos votos. No gana entonces la derecha opositora, es la derecha en el gobierno la que pierde, la que pierde, el gobierno y lo mucho que de ello se desprende.

Y pierde por su corrupción, su cinismo neoliberal, su nepotismo, por haberse dejado seducir por el dinero empresarial, que cuantitativamente no es sino una propina de tercera, pero que para una clase dirigente que conoce el poder en primera generación debe ser algo gigantesco. No son proletarios ni populares, lumpen proletariado, lumpen, rasquerío de tercera, escaladores sin escrúpulos, eso es lo que son.

La concertación no es ya un conglomerado político sino una comunidad de intereses turbios, que se mantiene unida por el inacabado erario fiscal. No hay política allí, ni políticos, hay una clase que busca heredar a sus hijos las mieles del poder, construidas sobre el escamoteo la sociedad civil de su soberanía popular originaria.

La derrota de Frei pondrá término a la farsa, esclarecerá las cosas, dejará que palabras nobles como socialismo y democracia en manos de una partida de rufianes se vacíen de contenido y sean para las nuevas generaciones nada más que artificios en la boca de quienes han hecho de la política una profesión.

Que pase lo que tenga que pasar.

Cuando todo parece más oscuro estamos cerca del amanecer. Lo viejo debe morir para que lo nuevo pueda nacer.



R. AVILA TOLEDO


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