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Crisis en Siria. Recolonización: El rostro del nuevo multilateralismo

Crisis en Siria. Recolonización: El rostro del nuevo multilateralismo

 

Por Juan Francisco Coloane 

La metodología para derrocar regímenes antagónicos a la Alianza Transatlántica y que se está aplicando en Siria frente a una pasiva comunidad internacional, es el rostro ominoso de un nuevo multilateralismo representado por la ONU.

Libia fue un antecesor en el uso de esta metodología de armar rebeldes y despachar gobiernos. Sin embargo, allí, por la intervención directa de la OTAN, por la forma en que terminaron con Gadafi, y por cómo se reconstruye la nación es probable que los incitadores al derrocamiento salgan a la larga perdedores y desprestigiados.
Con Siria se ha evitado repetir el espectáculo de Libia, aunque al final ha sido peor. Porque aún sin OTAN, la Alianza ha armado a guerrilleros desde hace un año para combatir un ejército poderoso como el sirio con los resultados conocidos.
Siria experimenta hoy la mayor destrucción de infraestructura y un número de muertos y desplazados comparable con los enfrentamientos en El Líbano de décadas pasadas. Un destacado periodista chileno, señalaba que con el criterio aplicado por la Alianza Transatlántica en Siria, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en su esfuerzo por acabar con Pinochet podría haber recibido el mismo apoyo que reciben los rebeldes en Siria.
La crisis en Siria ha sido provocada por un sistema de guerrillas financiado por al menos tres miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y con derecho permanente a veto como EEUU, Francia y el Reino Unido. Es el escenario adecuado para observar cómo la Alianza Transatlántica expande su poderío e influencia sin que ningún otro poder u alianza se le ponga al frente. El Consejo de Seguridad deja hacer y en esto tanto Rusia como China que podrían haberlo evitado hace un año, han hecho prevalecer sus intereses superiores a los de la estabilidad de la región.
El diseño mayor de la nueva metodología para derrocar regímenes antagónicos a la Alianza Transatlántica estaba planteado al despuntar el nuevo mileno después de la guerra en los Balcanes. Habían transcurrido 10 años sin la EX URSS y en los centros de estudios de esta alianza había un predicamento primordial de que se había perdido toda una década en posicionarse en zonas estratégicas que son consideradas claves para la seguridad occidental.
Es así que se formula el plan de democratizar el mundo árabe y los países del entorno del golfo pérsico incluyendo el medio oriente y el Norte de África. Hay un dossier disponible en ARGENPRESS de notas escritas por este mismo autor con antecedentes más precisos de cómo se origina el plan de desmontar gobiernos contrarios a la expansión de la alianza occidental.
El plan surge con el rostro del multilateralismo en función de que Paz y Desarrollo son concomitantes y al mismo tiempo encausan Democracia. Todos conceptos vertidos en medio de enormes tensiones por la ambición desmedida por controlar la zona y además, por las ambigüedades que desata el único sistema disponible, el capitalismo que genera desigualdades, injusticias y violencia. En virtud de esos conceptos era esencial terminar con gobiernos o regímenes que antagonizaban o escapaban al control de los propagadores del capitalismo con rostro humano que se amparaban detrás del multilateralismo.
Durante el período de Kofi Annan como Secretario General, se incuban las políticas de intervencionismo para derrocar regímenes antagónicos a esta idea global, con el expediente de la intervención humanitaria y la protección a los DDHH. Desde que asumió Ban Ki Moon, su nuevo secretario general, comienzan las primaveras árabes, un eufemismo para encubrir las operaciones de la OTAN y la Alianza Transatlántica destinadas a derrocar gobiernos fuera de su órbita de control.
La recuperación del multilateralismo tan desvencijado por las ambiciones planetarias de las potencias occidentales podría recuperarse con la formación de nuevas alianzas, sin embargo las posibilidades son escasas porque todas las naciones están condicionadas principalmente por la coerción que ejerce el mercado internacional y las condicionantes financieras. El país que se atreva a un tipo de autonomía puede quedar a la deriva de un mercado agresivo y dictatorial.
Quizás no sea el momento ni la dimensión exacta del problema para medir la fuerza mediadora y de contención del BRIC, sigla adoptada en una asociación todavía muy nominal de Brasil, Rusia, India y China. Aún considerando la corta trayectoria y una cohesión en desarrollo, en la empresa de reducir la gravitación aplastante de la Alianza Transatlántica, al BRIC se le abre con la crisis en Siria la primera oportunidad de mostrar el verdadero sentido de su asociación.
Sin embargo existe un espacio limitado para la autonomía política. Está ejemplo de India que en un momento parecía liberarse de la presión estadounidense y ahora es un tibio opositor a la intervención militar en Siria e Irán. Al igual que China, India ha optado por asegurar sus intereses en el circuito más inmediato, léase Pakistán, Afganistán. China a su vez privilegia recuperar Taiwán a su territorio y que el último escenario deseado sería la unidad de las dos Coreas en la frontera Norte donde además acecha Japón.
Es el realismo duro en política. El slogan es simple: “O te integras o perecerás”. Es así que tenemos a integrados o disidentes, que van quedando pocos. Si se acaba el gobierno de Basher el- Assad, sería el último sobreviviente del antiguo nacionalismo árabe antagónico a la Alianza Transatlántica. Es impresionante la cantidad de cómplices en esta jugada maestra de la Alianza Occidental. Es de esperar que el próximo candidato de esta cruda versión del poderío colonial aplicado en su realismo más puro y duro no sea la República Islámica de Irán.

 

Fuente: Argenpress

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