Blogia
T r i b u n a c h i l e n a

Otros huevos, la misma serpiente

Otros huevos, la misma serpiente

Alfredo Grande (APE)

“Para la cultura represora, donde hubo fuego, solo cenizas quedan. No puede percibir que debajo de las cenizas, las brasas siguen quemando”
(aforismo implicado)
“El modelo de sociedad multicultural fracasó totalmente” En un giro a la derecha, advirtió que el extranjero debe adoptar los valores alemanes. La primera ministra alemana Angela Merkel hizo correr ayer escalofríos a media Europa al afirmar, en un imprevisto giro a la derecha, que “ha fracasado totalmente” el modelo de sociedad multicultural germano. Hablando en Postdam a los jóvenes de los partidos democristianos CDU-CSU, que gobiernan junto con los liberales, dijo que los inmigrantes son necesarios “como mano de obra” pero “deben integrarse y adoptar la cultura y los valores alemanes”. Y siguió: “los inmigrantes deberían aprender a hablar alemán”. El tono fue decididamente antiislámico. “Nosotros nos sentimos vinculados a los valores cristianos y quien no lo acepta no tiene lugar aquí”, agregó Merkel. Enseguida se cubrió: “El islam forma parte de Alemania”. Afirmar que la cohabitación e integración armoniosa de culturas diferentes (la “multikulti”) resulta “un fracaso total” en el país más importante de Europa, con 80 millones de habitantes y una economía que es líder mundial junto con EE. UU., China y Japón, no puede sino desatar una honda preocupación en todo el continente. Ahora Merkel amenaza con mandar de vuelta a su país a los inmigrantes que no aprendan rápidamente el alemán. Lo peor de lo peor es que ha crecido al 10%, y sube, el porcentaje de los alemanes que sienten nostalgia de un “Führer”, un líder carismático estilo Adolf Hitler. Clarin 18-10-10 Por Julio Algañaraz Roma. Corresponsal.
Con la finalización hace décadas de la denominada “guerra fría”, el capitalismo decide que han regresado los tiempos de calentar la contienda. Lo que se pone nuevamente en debate, es la vigencia de un paradigma político cultural. No estoy tan seguro que las ideas no se matan. Pero estoy completamente seguro que las ideas matan. Y que todos los genocidios han sido precedidos, casi diría anunciados, por ciertos tipos de ideas. Sin embargo, el cultivo nauseabundo de ideas que la cultura represora sostiene, tiene algunas características que merecen destacarse, y luego, casi enseguida, descartarse. Nótese el predominio del “debe”. O sea: el eje discursivo es un imperativo, y diría que bastante categórico. Integrarse por deber, es bastante parecido a ser pacificado por la espalda, como nos contara el querido Mario Benedetti. Si la integración armoniosa fue un fracaso, que además fue un fracaso total, la propuesta de la Diabla Merken (aceptemos que lo de angela parece un chiste de Landriscina) suena a la de una especie de boluda total. La desagradable Diabla propone una integración no armoniosa (perdón que reitere, pero nos dice que la armoniosa fracasó) y será un tema de politólogos y comentaristas deportivos como puede alguien no armoniosamente integrarse. Quizá más correcto hubiera sido decir: desintegrarse. Aceptar los valores cristianos para poder pertenecer, suena a una especie de solución final en clave de hipocresía democristiana liberal. Supongo que tanto en Alemania como en Argentina un fascista es un liberal asustado, y es notable el esfuerzo de los intelectuales orgánicos del capital para ocultar, clonar, disfrazar, encubrir, mimetizar, a los fascistas en otras especies de apariencia menos predadora. Ya no se trata de aprender alemán, para en todo caso solazarse luego de una democrática jornada de trabajo con las lecturas de Goethe o Heine, aquel que escribió que “Dios me perdonará, porque es su oficio”. ¿Perdonará Dios a la Diabla Merken? Sin dudas. Creo que incluso la premiará, porque más allá de las cuestiones del aumento del producto bruto, esta diabla bruta quiere hacer bien los deberes que el ataque de pánico de las masas aburguesadas le ordena: hacer hamburguesas con los inmigrantes. Tarde entendió que la economía de mercado tenía un piso alto y un techo bajo, y que incluso el trabajo basura tenía fin. Si en los comienzos de la “revolución conservadora” se podía “a Dios rogando” 1, en la actualidad la catástrofe financiera obliga, panicosamente obliga, a optar por “con el mazo dando”. Parafraseando al tantas veces parafraseado Von Clausewitz, la guerra es la continuación de la economía por otros medios. Y lo que ha hecho la diabla Merken es una declaración de guerra a su enemigo interior , y tendrá su propia versión, mejorada y aumentada, de la doctrina de seguridad nacional. Después de todo, muerto el perro nunca se acabó la rabia. Y siempre habrá perros y perras dispuestos a contagiarse de la rabia asesina contra los mas débiles de la humanidad. La modernidad líquida (al decir de Baumann) quizá esté mutando en una humanidad gaseosa, aquella en la cual se volatilizan los cuerpos. “No tienen lugar aquí”, dice la diabla, que sabe mas por vieja fascista que por diabla. Lo terrible es que esos 5 millones de musulmanes no tienen lugar alguno donde ir. No fueron a Alemania haciendo turismo inter religioso. O para experimentar el encuentro de dos culturas. Su viaje fue apenas una estrategia de supervivencia, la misma que permite afirmar que para el hambre no hay pan duro. Pero la diabla ni pan duro quiere darles. Es notable la capacidad de las denominadas democracias occidentales para asesinar sin tener que ensuciarse ni mancharse las manos. Alguna vez mencioné a la “democracia lave rap”, especialista en blanquear todo la mugre y manchas del capitalismo. El Estado de Derecho que declama que la casa está en orden mientras los Desechos del Estado se pintan la cara y sostienen los apremios ilegales. La pregunta que se impone es ¿quienes son los musulmanes en esta Argentina que pretende otro capitalismo, ahora en serio? Acá no se echa a nadie, no se reprime a nadie, todos pueden expresarse, y Julio Jorge Lopez, Luciano Arruga y Mariano Ferreyra son golondrinas que no pueden pretender hacer verano. Los chicos que son quemados por los agrotóxicos, tampoco. Ni el hambre para el cual ya no queda ni pan duro. Pero estando asistiendo al desarrollo de un kirchnerismo de tercera generación, es mas que probable que los pantanos reaccionarios que aloja el Frente para la Victoria se consoliden. Es cierto que en la Argentina no hay problemas raciales. Pero hay problemas de tránsito. Deliberadamente se busca en enfrentamiento entre menos pobres y más pobres. Hoy en el recordatorio a Mariano Ferreyra, la policía federal no cortó el tránsito. La detención de autos de “alta gama” en los semáforos, posibilitaba que otro “aluvión zoológico” los rodeara. Al menos, dos Argentinas. Una que marcha hacia la plaza y en la plaza, y otra que desespera para encontrar la mejor colectora. La propia gravitación de los sectores más concentrados de la economía, está forzando una vez mas a entronizar una Santa Trinidad: Gobierno, Sector Privado y CGT. Sostenida desde la cosmovisión delirante de la integración armoniosa del capital y del trabajo. O sea: que los musulmanes serán las cooperativas, las empresas y fábricas recuperadas (algunas de ellas amenazadas con fallos judiciales atroces y aberrantes) las organizaciones de la sociedad civil que deberán aguardar, sometidamente, los favores de los mandamases de turno. En la Argentina también hay musulmanes, que son los pueblos originarios, que si bien no se los deporta, tampoco se les garantiza la salud, la educación, la vivienda, el trabajo. Diría que ya están deportados, aunque por ahora no se hayan enterado. Hasta el regreso del muerto vivo, el führer aniquilado, se plantea como posible. Si el Gobierno pacta con las corporaciones, su devenir mas temprano que tarde será sobrevivir como custodio de los negocios del gran capital. Si por sostener banderías partidarias dejamos de ver los riesgos políticos, entonces alguien tendrá que comenzar a pisar los huevos, aunque desde ya mismo adelanto que mucho más difícil será encontrar a la serpiente. No siempre escuchamos un sincericidio como el de la Diabla.
Nota:
1) Por supuesto que el Dios era el Mercado.

0 comentarios