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T r i b u n a c h i l e n a

¿Bachelet 2014?

Por Alejandro Lavquén

 

Si Michelle Bachelet fuera la solución a todos los males que aquejan a la sociedad chilena sin duda que, en las próximas elecciones presidenciales, yo también votaría por ella, pero la realidad es muy distinta, pues dadas las circunstancias ideológicas de la ex presidente, más cercanas a la centroderecha en lo político y económico, ella no es garantía de ser la solución a las injusticias sociales y económicas que sufre la población, y menos es solución a la corrupción política y empresarial. Con toda seguridad Michelle Bachelet será la próxima presidenta de Chile, y la dirigencia de la Concertación pasará de su actual discurso crítico al sistema, por lo menos públicamente, a apoltronarse nuevamente en los cargos públicos, exhibiendo la arrogancia e inconsecuencia que demostró durante los veinte años que gobernó bajo la férula de la Constitución de 1980 y fortaleciendo, además, el modelo neoliberal.

Quienes diciéndose de Izquierda (en cualquiera de sus manifestaciones), pero que aún dudan del camino propio, ya sea por pusilanimidad política, candidez u otros motivos guardados bajo siete llaves, sin duda que darán su voto a Bachelet, argumentando que ésta opción es mejor que cualquier gobierno de derecha. Y claro, es su opción, absolutamente válida, de votar por quien estimen conveniente hacerlo, pero, por favor, no le mientan a la gente planteando que las cosas cambiaran por el solo hecho de ser electa presidenta Michelle Bachelet. 

La única manera de que ese discurso pudiera ser creíble es que la ex presidenta firmara un documento público donde se compromete, con urgencia, a: 1) Recuperar todas las empresas privatizadas desde la dictadura a la fecha. 2) Acabar con las AFP e ISAPRES. 3) Enviar a todos los militares condenados por atropellos a los derechos humanos a cárceles comunes y corrientes. 4) Modificar el sistema educacional de las escuelas militares. 5) Cambiar la Constitución de 1980 mediante una Asamblea Constituyente e instaurar el plebiscito como herramienta fundamental de la democracia para zanjar diferencias. 6) Implantar la educación pública gratuita y de calidad, lo mismo para la salud. 7) Dar curso a todas las peticiones del pueblo Mapuche y los demás pueblos originarios. 8) Volver a las antiguas leyes laborales y de previsión vigentes antes del golpe militar. 9) Acabar con el sistema binominal y además con la partidocracia, iniciando un proceso que permita que las organizaciones sociales, sindicales, culturales, vecinales, profesionales, etcétera, tengan los mismos derechos de los partidos políticos para presentar candidatos a elecciones de todo tipo, sin mayor traba que los candidatos sean mayores de edad. 

Para empezar, esto sería suficiente para creerles a la señora Bachelet y a sus partidarios. Sólo para empezar. 

 

 

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