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COYUNTURA EN VENEZUELA Y ENSEÑANZAS PARA CHILE

COYUNTURA EN VENEZUELA Y ENSEÑANZAS PARA CHILE

Por Rafael Kries
 
Uno de los problemas centrales para entender la posible evolución de Venezuela consiste en caracterizar al proyecto de Chávez. En tanto el Presidente y su grupo de adscripción se declara y define como socialista del s XXI, definición amplia y polisémica, más de un analista prefiere caracterizarlo por sus actos, inercias y prescindencias.
Si se lo define por éstos últimos aspectos y no por sus afirmaciones Chávez encabeza un proyecto nacionalista, antiimperialista, de justicia y promoción social y modernización institucional.
Sus objetivos económicos centrales han resguardado para su pueblo el ingreso petrolero, que a pesar de los previos esfuerzos nacionalizadores iban sólo a algunas corporaciones y grandes empresas de servicio. Sus enemigos políticos (AD, COPEI y Primero Justicia) no ponían reparos –salvo excepciones—a aquellos que se proponían privatizar la actividad petrolera.
El tema es complejo pues aunque la pelea por el petroleo aparece centrada en la renta es toda la cadena  aguas arriba y aguas abajo --de la propiedad y la producción-- lo que ha estado en juego. 
Venezuela al igual que los restantes países de la OPEP ha realizado y aún mantiene importantes inversiones más allá de la actividad extractiva, sin lograr controlar esa rama clave ni aprovechar sus excedentes.  Las siete hermanas, como eran denominadas las grandes empresas petroleras, siguen en control de ese mercado.
Esa situación en que fuerzas internas buscan consolidar un espacio de control de un excedente generado globalmente y fuerzas también internas que se le oponen aliadas a grupos transnacionales ha generado un modelo de capitalismo que está tensionado desde dentro y desde afuera, sin amenazar al sistema mismo.
El proyecto chavista lleno de valores de raíz cristiana, --el socialismo del sXXI--, se mezcla con ideas anti-imperialistas recogidas del legado de Bolivar y la crítica que en América Latina se realiza al imperio americano. En primer lugar apunta hacia el proyecto implícito de La Gran Colombia, proyecto frustrado de Bolivar que se encontró con la oposición de las oligarquías locales herederas del imperio español. En segundo lugar se orienta a parar a EEUU en este lado del mundo, en una visión que lo lleva a coincidir con el legado de Martí y los esfuerzos de incluso aceptando la hegemonía de la Gran Burguesía Brasileña.
Ese proyecto que enfrenta las aspiraciones de control del imperio, tiene que ver mucho más con las ideas de Perón y Evita, en su primera fase en la que éste convertía al embajador Braden en la encarnación de la subyugación y la dependencia al imperio, aunque carece de su énfasis industralizador.
Lo anterior hace al proyecto chavista rehén de una relación pueblo-ejercito en la cual quien prevalecerá a largo plazo será el ejercito. La alianza del pueblo con un segmento de la burguesía industrial, con un mejoramiento de niveles de vida y una ampliación del mercado interno, que fuera lograda inicialmente por Perón, en Venezuela no existe.
La conciencia y la organización del pueblo ciertamente se han desarrollado mucho en relación a la situación anterior a Chávez, pero bajo ese esquema ideológico. Las Misiones de Salud, Educación , Desarrollo de Barrios, etc etc etc y otras han reemplazado en buena medida a los viejos Ministerios ineficientes, y construido una situación de bienestar en los grupos más pobres, pero Misiones y Ministerios existen en una dualidad y carácter que indica que no se ha creado un germen de nuevo Estado. 
Esto es así porque Chavez no proporciona autonomía a los movimientos que influye, ni la promueve aunque muchas veces hable de ello. Tampoco otorga espacios a nuevos liderazgos en su propio sector, centrando la decisión política en su persona y en los grupos más cercanos e incondicionales.
La población vive una mezcla de democracia representativa tradicional junto a espacios de participación social dependientes de definiciones cupulares. La masa obrera organizada es escasa, dividida en varias centrales, y no tiene tradición de clase sino de consumidora. En Venezuela la tradición ha sido resolver todo problema "a realazos", es decir con billetes.
Las causas de esta "anomalía" pueden ser varias, entre ellas una larga tradición de caciquismo en los s XIX y XX prolongada por un estado con altos ingresos externos, un proletariado industrial débil y construido desde la cooptación más que en la lucha de clases, una visión paternalista y cristiana que tiende a ver a las masas como elementos pasivos del accionar de los líderes, un ingreso petrolero que ha permitido niveles de acumulación y de vida que no se corresponden con las relaciones de producción a nivel del mercado local, etc.
Chávez es un hombre culto, aunque CNN le construya la imagen contraria, a quien personalmente he visto dirigirse a un amplio grupo de tecnócratas del FMI y BM, hace algunos años, asombrándolos por su conocimiento y sutilezas respecto a la dinámica económica internacional. El más grande error de la oposición ha sido menospreciarlo.
El ejército venezolano, desde los 70, procurando identificarse con la moderna nación venezolana ha enviado a miles de sus cuadros no a la Escuela de las Américas sino a Postgrados en Universidades del planeta. Chavez ha continuado y acentuado esa tarea.
Le gusta identificarse con el pueblo pobre pues viene de allí, de una familia de profesores democrata-cristianos de bajos ingresos y que vivían en el Llano venezolano,  una zona de vaqueros y pueblos pobres.
Su hermano mayor, Adán, que lo ha acompañado en diversos cargos de responsabilidad y decisión, participó en la guerrilla de Douglas Bravo, inicialmente aupada por el PCV, y posteriormente abandonada en los años 60. Al parecer Chávez simpatizó con el MAS, un remedo de Partido Socialista de carácter internamente autoritario, que surgió como desprendimiento del PC hacia la derecha reformista, en el 68, pero prefirió hacer la carrera de armas que en Venezuela ha estado abierta a toda la población. Sin embargo él no es un marxista, lo cual le evita justificar con fraseología de izquierda el opio de la defensa del sistema.
Es un hombre que se considera--legítimamente-- un continuador de la obra política de Bolivar y un lider valiente y sensato que ha evitado embarcar a sus seguidores en áreas de definición incierta. Sus propuestas hacia el continente y sus decisiones en momentos claves de conflicto muestran se gran capacidad táctica, capaz de volcar una derrota en victoria. Sin embargo ellas lo obligan a  aceptar un ritmo y heterogeneidad políticas que hacen confusa su propuesta social. Ello puede ser útil en tiempos de elevada crisis pero no lo es cuando las fuerzas sociales se agrupan en torno a sus intereses estructurales.
Esa situación se vió cuando Venezuela logró romper el cerco, impuesto por EEUU a través de Paraguay, e ingresar al Mercosur por ejemplo.
Chávez ha modificado la estructura del poder institucional desplazando a los partidos tradicionales, pero no ha alterado ni debilitado los poderes fácticos y muy reales de la burguesía venezolana.
Un amplio sector de capas medias, que advierte que no ha sido el eje de la redistribución de ingresos, lo odia y ha adoptado una ideología facista vergonzante --el amor que no quiere decir su nombre—. No obstante como el proyecto de Chávez no ha amenazado la estructura de la propiedad --jamás se propuso nacionalizar 81 grandes empresas como la UP y Allende-- ni ha afectado los flujos del petroleo a EEUU, tanto la gran burguesía venezolana como los EEUU no se han jugado por derrocarlo por el riesgo de provocar una situación de Guerra Civil.
La política de Chávez es ampliamente apoyada por las capas más pobres de la población, para quienes el lider tiene la estatura de un Santo o un mito político-religioso, más al modo de la adoración de Evita que la del seguimiento a Perón. Ellos son una amplia mayoría que se felicita de que los ingresos petroleros se gasten en ella y que le aseguran un claro triunfo electoral.
La economía de Venezuela es rentista, pues vive del petroleo y del ingreso que le deja su extracción. Ello es resaltado en una crítica moralista que a veces se recoge en Chile. ¿Acaso Chile vive de su industria o de los productos de su inteligencia? No: vive del mineral de Cobre, de la extracción y venta de mineral, pues con la excepción de alguna cantidad importante de cátodos. hasta los cables de la luz que son de Cobre, son importados.
Chile, vive en buena medida de la renta minera, aunque en el actual período parte importante de ella sólo engrose los bolsillos de 4 o 6 grandes Mineras y 30 medianas.
Un tema recurrente en el discurso chavista es el del Poder Popular. Si por ello entendemos control y participación informada, permanente y activa de la población éste poder popular no existe en Venezuela?. Eso es de una evidencia palmaria a todos los niveles al menos si entendemos ese concepto al modo en que lo desarrollaron los Cordones Industriales y las masas chilenas durante la UP. En contra, por cierto, de un amplio sector del Gobierno y del PC, PS e incluso del MIR y MAPU.
¿Hay formas organizadas de ejercicio directo en la voluntad popular, aparte de la representativa e institucional?
Ello ha sido denunciado por los medios de EEUU como una amenaza a la democracia y a la propiedad. La realidad muestra que son estructuras débiles, sin coordinación y más bien surgidas como correas de transmisión de tareas y recursos hacia la población  en pequeños pueblos y barrios. Entre los más relevantes hay un programa de desarrollo agrícola y de nuevos pueblos, implementado con reservistas, pero poca gente conoce su magnitud y carácter. A veces la prensa imperial, caso CNN, los menciona para asustar con su supuesta potencia como contrapuesta a la del Ejercito, pero eso no es real.
La posibilidad de involución democrática es desde luego posible porque el Estado no ha cambiado su carácter y la alianza ejercito-pueblo puede resquebrajarse, por muchos motivos, a futuro. Chávez ha intentado solidificar esa alianza dándole mayor poder a los ex-soldados reservistas y a las categorías bajas del Ejercito, apoyar la formación cultural e histórica de los cuadros y desarrollar la filosofía bolivariana en tanto opositora a la del imperio. La historia dirá si eso funciona.   
La mediocridad y opacidad que algunos denuncian en Venezuela no se da sólo en el entorno de Chávez y el Gobierno, sino en mucha mayor medida en una oposición variopinta que no tiene conciencia de su carácter y que cree a Chávez y a ese pueblo, unos simples tontos...y se equivocan. 
La sola panoplia de los candidatos de la oposición --para no mencionar múltiples errores elementales de su historia anterior-- muestra su poca comprensión y conocimiento de su propio pueblo. Entre sus precandidatos --aparte del candidato final, un hombre salido de la oligarquía que intentó en el último golpe asaltar la Embajada de Cuba-- estaban una bella dama de una muy rica familia tradicional, un ex-embajador ante la ONU que ha vivido décadas en EEUU, otro, un agente de la CÍA  ayer criticado por aventurero por aquellos que hoy son sus aliados.
Desde luego esa situación de carencia programática  no aminora los ímpetus de las clases, pero tiende a abolir matices de discrepancias que serían legítimos y esperables tanto en la alianza chavista --digámosle bloque popular-- y la alianza conservadora --de facismo vergonzante--. 
Muchos intelectuales se lamentan de no tener espacio para matizar y poder construir alternativas. La polarización lo dificulta pues detrás de Chávez se aglutina el PC y grupos radicales, así como en el bloque conservador se condensa el malestar de capas medias y de la oligarquía más tradicional, sin dejar espacio ni alternativa. El principal responsable de esa situación, sin embargo no es Chávez, que ha profitado de ello, sino una oposición que ha debido aceptar que la propia Embajada Norteamericana la llame a la racionalidad y a la moderación en diversas coyunturas.
Las raíces de esa polarización “excesiva” si sólo se atiende al problema de clases, tiene elementos ideológico-políticos e incluso racial y cultural que  encuentran su vigencia probablemente en el carácter y mentalidad parásitas que provoca en una sociedad y país capitalista –heredero del haciendismo y esclavismo español-- el vivir de una renta fundiaria.
Chávez ganará fácilmente esta coyuntura electoral, aunque CNN ya prepara la deslegitimación de su triunfo. La oposición en forma semiconsciente apuesta a que el cancer, que de "alguna manera" le apareció, termine de llevárselo y resolverle un problema que sin la ayuda directa de EEUU es incapaz de resolver. Antes los aviones de los presidentes de América Latina que eran opositores a EEUU se caían, como los de Roldós, Torrijos y otros, ahora ser líder en América Latina es arriesgar un cancer.
Un Golpe Militar puede producirse si durante un período de algunos años el ingreso petrolero disminuye, o el mercado mundial se desordena, pues en el corto plazo las tendencias y presiones facistas que tratan de movilizar a los altos mandos están atenuadas por la colusión de sus entornos con el chavismo y la bonanza del consumo.
Al mismo tiempo esa evolución no tiene ni abre perspectiva a un socialismo como lo entendiera Luis Emilio Recabarren o Allende. Esas ciudades no fueron diseñadas para esa multitud de autos, esas calles no soportan la multitud que antes se quedaba en el cerro y ahora sale a comprar cualquier basura u objeto en miles de miles de mercadillos. La moneda se desvaloriza en tanto Chávez evita que ello se exprese en el bolsillo y cesta de consumo popular con múltiples medidas como Mercados populares, dádivas de dinero, regalos de utensilios de educación , casas etc etc.
La economía venezolana –al igual que la chilena-- no tiene bases autocentradas ni un mercado interno profundo sino depende totalmente, en su ritmo, de la evolución del capitalismo y economía a escala global.
No es que sea inevitable, en pleno sXXI y este de tecnología y fuerzas productivas, que el ser humano deba estar esclavizado al trabajo sino que ampliar y modernizar el consumo, sin cambiar la mentalidad y la forma de creación de riqueza, no puede por si sólo abrir las puertas a una Sociedad libre donde el bienestar de todos sea la condición del bienestar de cada uno.
Son temas complejos y que deberán a futuro discutirse, para establecer las bases de las posibilidades sociales y productivas del socialismo en este continente y  no caer --en la necesaria lucha contra el conservadurismo-- en las garras del keynesianismo en su versión más pobre, periférica y economicista.

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