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T r i b u n a c h i l e n a

Argentina. Comunicado de Prensa: LAS ELECCIONES, LA PROSCRIPCION DE LA IZQUIERDA Y EL FRENTE ELECTORAL.

Si bien estaba cantado que el gobierno K. seguiría hasta el final con su reforma electoral proscriptiva, los partidos más importantes de la izquierda descreyeron de esta posibilidad y confiaron en que con recursos de amparo y maniobras legales podían, cada uno por su lado, zafar de la proscripción.  Vale la pena recordar que las nuevas disposiciones legales obligaron a un duro, costoso y difícil trabajo de reafiliación para sostener las personerías legales existentes; pero, además establecen el requisito de participar de internas obligatorias –en agosto próximo- donde es imprescindible obtener, al menos, el 1,5 % del total de votantes a costo de no poder inscribir las listas en las elecciones generales. En el orden nacional, donde se aplicará en todo su rigor la nueva legislación, esto implica que un partido debe obtener casi 350.000 votos en agosto para poder participar de las elecciones generales de octubre. Resulta obvio que sólo radicales y peronistas y algunos de sus vástagos –Carrió, Pino Solanas y  el peronismo federal – están en condiciones de sortear estas barreras que, además, implican un desgaste de militancia y un despilfarro de dinero colosal. Los plazos se fueron venciendo y ha quedado claro que no estamos ante una maniobra  en solitario por parte del gobierno, sino ante un acuerdo general de toda –o casi toda-  la burguesía para restablecer mecanismos electorales que eliminen la representatividad de las minorías y tiendan a la reconstitución del bipartidismo peronista y radical, columna vertebral de ésta democracia corrupta y decadente que los militares nos legaran.
El régimen se prepara para enfrentar tiempos difíciles y no está dispuesto a dejar resquicios de legalidad y representación de minorías donde puedan colarse legítimos reclamos populares o    que puedan ser utilizados en momentos álgidos como los que pueden sobrevenir a partir de una situación internacional tan crítica como la actual. De eso se trata la actual reforma electoral: es una tentativa de fortalecer los  partidos del régimen y al régimen mismo. En consecuencia, esa maniobra requería de una respuesta contundente  y de la más amplia unidad de acción por parte de todos los partidos y grupos afectados, de la denuncia pública y de un plan de movilizaciones que enfrentase las intenciones proscriptivas de la nueva legislación y, en última instancia, que fuese preparando el terreno para acordar la constitución de un frente único de toda la izquierda en vistas a las elecciones de octubre. Nada de eso se hizo. Los partidos más importantes, encabezados por el Partido Obrero, optaron por adecuarse a las nuevas normas en la suposición, errónea y autosuficiente, de que podrían superarlas por sí solos. Ni siquiera promovieron un espacio común en defensa de las organizaciones y derechos amenazados. Al contrario, en los últimos meses todos hemos sido testigos de la profundidad y virulencia de las diferencias que separan al P.O., el PTS y las demás organizaciones. Así fue como se limitaron a buscar consensos con partidos burgueses, imaginar soluciones legales y  confiar en sus propias posibilidades de abatir las restricciones. En cambio, el Movimiento Socialista de los Trabajadores  decidió eludir la proscripción de la izquierda abandonando, directamente, las filas de la izquierda marxista e integrándose al Proyecto Sur de Pino Solanas y Cía.
Pero los tiempos fueron corriendo y el gobierno no se movió de su proyecto de democracia restringida. Vinieron   las elecciones catamarqueñas, donde el P.O. aspiraba a obtener entre el 6 y el 10 % de los votos y a que se constituyera en un test de sus posibilidades y  apenas superó el 1 %, pero ese pobre resultado  tuvo como única virtud la de imponer un replanteo de las posiciones. Ahora, con la inminencia electoral encima, el Partido Obrero anuncia que, a pesar de mantener “divergencias de magnitud y hasta de principios”  con las otras organizaciones, está dispuesto a discutir, en su próximo congreso (abril) la constitución de un frente electoral para intentar “vencer los obstáculos legales” –el 1,5 % de los votos en las internas-. En éste mismo sentido se han pronunciado Izquierda Socialista, el MAS y otras organizaciones menores.
Nosotros, desde las ASAMBLEAS DEL PUEBLO, venimos insistiendo desde el inicio de este proceso acerca de la necesidad de concretar un frente de todas las organizaciones de la izquierda revolucionaria afectadas por las nuevas medidas, para denunciarlas, enfrentarlas y, eventualmente combatirlas desde una expresión electoral común. Concebimos éste último aspecto –el acuerdo electoral- como la consecuencia de un trabajo de agitación y movilización en común que instalase, al menos  en sectores de la vanguardia la necesidad de luchar por el derecho de expresión política de las minorías. Plantear un acuerdo electoral de la manera en la que lo están haciendo las organizaciones mencionadas, después de haberse negado a una actividad unitaria y callejera, después de haber protagonizado peleas públicas con acusaciones durísimas –“divergencias de principio” dice P.O.- es forzar una salida que intenta ser decorosa a una segura derrota y proscripción de todos los que lo integran.
Más allá de que, sin dudas, apoyaremos  cualquier opción anticapitalista a las variantes burguesas y pequeño burguesas que pueda presentarse a las elecciones, no participaremos de la construcción de ese frente porque lo consideramos un producto de las necesidades de los aparatos políticos y no la maduración de un trabajo unitario en el seno de nuestro pueblo que hubiese aglutinado y llevado a pronunciarse al activismo obrero, estudiantil territorial, de los DD.HH., de género, etc. acerca de  esta alternativa. A la vez, reafirmamos nuestro compromiso con  la construcción de la unidad revolucionaria socialista,  anticapitalista y  libertaria que nuestra clase y nuestro pueblo oprimido exigen para  derrocar el régimen de opresión  y que se forjará, creemos, no mediante acuerdos forzados por necesidades electorales y de aparatos, sino en la colaboración y participación solidaria en las  luchas populares. 
                                              Ana Melnik, Analía Casafú, Rubén Saboulard
                         Por el Movimiento Asambleas del Pueblo, Bs. As., 1º de Abril de 2011.

 

 


 

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