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Chile - Auge y Caída de los fondos de AFP

Chile  - Auge y Caída de los fondos de AFP

Por Patricio Guzmán S.

Las AFP son un mal sistema y los trabajadores hemos perdido billones de pesos de nuestras pensiones.
Los sistemas de pensiones fueron creados para evitar que la gente cayera en la pobreza, cuando  no  trabajara, por estar mayores, inválidos o enfermos, al no contar con ingresos.
El primer país en incorporar un sistema de seguridad social, fue la Alemania de Bismarck, pero fue tras la revolución rusa y el descontento y movilización general de la población, que acompañó y forzó el fin de la guerra, que la Seguridad Social se generalizó. En el marco de las negociaciones de paz realizadas al finalizar la Primera Guerra Mundial se creo la Organización Internacional del Trabajo, en 1919, con negociaciones entre los gobiernos, los sindicatos y las organizaciones patronales.
 
Por definición un sistema de Seguridad Social tiene carácter universal y solidario, los afiliados que pueden, los trabajadores activos, financian las pensiones y prestaciones de los jubilados, de los enfermos y discapacitados. También es tripartito, esto significa que es financiado por los trabajadores, empresarios y el estado. No es un negocio, no pretende lucrar, sino garantizar las obligaciones con los afiliados.
 
En cambio el sistema de AFP es un negocio fundado en la inversión especulativa en la bolsa, las compañías propietarias invierten los fondos y también usan paquetes accionarios como medios de control sobre grandes empresas. En cualquier caso, incluso si los Fondos experimentan pérdidas, por su mala administración, las empresas de AFP siguen cobrando comisiones y tienen garantizados los flujos de captación de los trabajadores que están obligados a cotizar por ley, aunque pierdan dinero.
El  sistema de AFP no es solidario, está basado en la capitalización individual, cada afiliado, tiene una cuenta individual única en la cual deposita sus previsiones. Estos depósitos se capitalizan de acuerdo al rendimiento del Fondo de Pensiones de la AFP. Al final de su vida laboral el monto de la cuenta constituye la pensión.
 
La capitalización individual no solamente rompe con el principio de solidaridad de los trabajadores activos con los pasivos, también aumenta la vulnerabilidad de cada trabajador a las vicisitudes de su vida; tiempo desempleado, trabajo con boleta de honorarios y sin contrato laboral, crisis financiera que afecta los fondos, épocas de baja rentabilidad, empresarios que no pagan la cotización descontada…
 
Perdidas, recuperación parcial de los fondos y la burbuja de la bolsa chilena.
 
El 25 de julio del 2007 los fondos de pensiones chilenos depositados en las AFP alcanzaron su acumulación máxima de 53,8 billones de pesos (millones de millones, equivalentes en ese momento a 104.060 millones de dólares). Como producto de la crisis financiera global, perdieron alrededor de un tercio de los depósitos.
 
Los mercados financieros no crean dinero por si mismos, sino que reflejan las economías subyacentes, su crecimiento de largo plazo no puede exceder al del producto interno bruto (PIB), que cono se sabe, se incrementa al ritmo de la fuerza de trabajo mundial, que es bastante moderado.”
 
 “A fines de septiembre de 2010, la capitalización bursátil chilena expresada en dólares se ha disparado a más de 179 por ciento del  Producto Interior Bruto (PIB) del 2009.  (…) Este nivel excede de lejos al resto de las bolsas mundiales, que al mismo mes rondan aproximadamente en un 90 por ciento del respectivo PIB de 2009.”[1] Y sin embargo, ni siquiera esta situación excepcional, ha permitido la plena recuperación de las perdidas de los fondos. La burbuja bursátil chilena se desinflará en el futuro, y los fondos experimentarán nuevos retrocesos.
 
Para que se recuperaran las gigantescas pérdidas experimentadas por los fondos de AFP sería necesario que además de volver a acumular  la suma de los fondos acumulados el 25 de julio de 2007, el sistema recuperara los ingresos esperados de la capitalización de los depósitos que no se concretaron como resultado de la evaporación de los fondos provocada por la crisis financiera especulativa, en otras palabras para hablar de recuperación los trabajadores deberían recuperar el capital y el lucro cesante.
 
De acuerdo con el mayor o menor riesgo de su porcentaje de cartera en renta variable existen cinco fondos  En algunos casos no se ha vuelto a contar todavía con los fondos que había el 25 de julio, y en ninguno se ha recuperado el incremento acumulado esperado de estos fondos.
 
Las autoridades insisten que en el largo plazo los fondos de AFP el resultado será bueno, pero la verdad es que hay en el largo plazo, sigue habiendo un enorme riesgo. Hay estudios que muestran que en el largo plazo, digamos 20 años, una cartera puramente accionaria tiene el riesgo, de quedar debajo de una cartera de bonos de renta fija que rinda un 3% real. La crisis ha puesto en evidencia lo precario y riesgoso que puede resultar para los futuros pensionados un sistema basado en la capitalización individual invertida en la especulación en bolsa.
 
 
Las AFP ahora pueden invertir hasta el 80% en el extranjero.
El Banco Central ha autorizado a las AFP para invertir hasta el 80% de sus fondos en el extranjero. En un Chile en que todavía no se acomete seriamente la reconstrucción de los daños del terremoto, y en el que persiste alto desempleo, esto parece un despropósito. La razón que alega el Central es la necesidad de evitar que el tipo de cambio del dólar contra el peso se siga deteriorando. Las AFP tienen invertido en el extranjero cerca de un  45%, y como todavía tienen holgura para invertir hasta el límite actual, no se espera un resultado concreto de la medida del Banco Central sobre el valor del dólar, sin embargo es una nueva señal que saluda las inversiones especulativas de las AFP en las volátiles bolsas extranjeras.
Las autoridades chilenas insisten en la misma política que llevó a un resultado desastroso en 2007.
 

 


[1] Centro Económico Nacional de Desarrollo Alternativo.
 
 
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Crecimiento y Desarrollo
Patricio Guzmán
Un presupuesto, implícito a veces, otras abierto, entre los defensores neoliberales del capitalismo, es que el crecimiento económico y la creación de empleo, se traducen en nuevos hogares que mejoran sus ingresos autónomos y pueden salir de la pobreza.
Lo que hay detrás de esto es una cierta concepción de la naturaleza como un espacio sin límite que puede y debe ser dominado por la humanidad con ayuda de la tecnología y la organización del trabajo.
El crecimiento aquí tampoco tiene límites, y las externalidades negativas no son un dato apreciable de la cuestión. No es que no existan, pero su propia solución desde el mercado, plantea nuevas oportunidades de crecimiento.
La idea de que no hay limites para el crecimiento sirve de base además, para la ‘teoría del chorreo’, esto es que sin importar la concentración de la riqueza y la distribución de los ingresos, una parte del crecimiento llegará a los pobres, y servirá para terminar por eliminar la pobreza absoluta. Y que el tema de la igualdad, o sea el de la pobreza relativa, no es una cuestión que amerite intervenciones de políticas públicas, ya que de hecho, las políticas redistributivas pueden dañar o ralentizar el crecimiento, que debe ser el centro de las preocupaciones públicas.
Crecimiento y desarrollo aparecen así como idénticos. Estos supuestos han sido atacados desde diversos ámbitos. Para resumir nosotros afirmamos que el crecimiento por si no significa necesariamente desarrollo. Incluso que el crecimiento inmediato puede traducirse en decrecimiento en el futuro si se destruyen o consumen las fuentes que lo permitieron originalmente, de manera predatoria.
El crecimiento acostumbra medirse comparando el Producto Interno Bruto (PIB) entre periodos, lo que nos da una tasa de crecimiento. Uno de las limitaciones de este método, es que el PIB, es un índice cuantitativo, que no discrimina entre distintos bienes y servicios. Incluso las externalidades negativas pueden terminar aumentando el PIB. Por ejemplo, los billonarios esfuerzos para frenar la catástrofe medioambiental producto del estallido de la explotación de petróleo en aguas profundas de British Petroleum en el Golfo de México, aparecerán finalmente en el PIB sumando.
Otro caso es la cuestión de la deforestación, y el reemplazo del bosque y las selvas nativas endógenas por bosques para la explotación industrial, de una sola especie exógena, como el pino insigne. Un desastre desde el punto de vista de biodiversidad y el agotamiento de los suelos. Pero que aparece como un gran negocio exportador que incrementa el PIB.
El economista Nicholas Georgescu-Roegen, fallecido en EE UU en 1994, un económetra que participó en la creación de la metodología del PIB, terminó siendo su critico más feroz. Este pensador concluyo que el crecimiento no es infinito, que el crecimiento económico ni siquiera es la solución a los problemas económicos. El crecimiento irresponsable además es la principal causa del problema ambiental, y de las nuevas formas de pobreza, como producto de la sobre explotación, agotamiento y contaminación de recursos, la deforestación y el avance de los desiertos. Sostuvo que «Es imposible un crecimiento exponencial indefinido en un medio ambiente que es finito».. También remarcó la gravedad de fabricar mercancías con alto coste ecológico. El coste ecológico, finalmente tiene consecuencias sobre el bienestar, o dicho de otra manera empobrece las generaciones presentes y futuras.
De acuerdo con Georgescu-Roegen las ventajas del crecimiento económico en principio son incuestionables, pero tienen un precio. Por ello no es cualquier crecimiento el que buscamos, si no que tenemos que cuestionar y reflexionar sobre el carácter del crecimiento y de las aplicaciones tecnológicas para distribuir bien los finitos recursos del planeta, entre todas las generaciones.. El principal factor limitante no es la energía solar, que es finita pero suficientemente abundante para nuestra escala, sino los recursos naturales de nuestro planeta.[1]
El desarrollo es siempre a la vez económico y social, y el crecimiento que lo acompañe tiene que medirse cualitativamente, incorporando las externalidades negativas, presentes y furas. Si no es crecimiento sostenible y sustentable, entonces no hace parte del desarrollo.
El capitalismo, basado en la lógica del lucro privado, ha mostrado de manera creciente que está destruyendo el planeta, contaminándolo y agotando los recursos no renovables. Nuestro mundo no puede soportar la ampliación ilimitada del modelo irracional de consumo de los países capitalistas desarrollados. Lo que tenemos es la combinación del consumo despilfarrador con la miseria extrema. Un cuarto de la humanidad está obeso y otro cuarto no come lo suficiente para asegurar la supervivencia. Librada la economía al supuesto ‘mercado libre’, se multiplican los desastres medioambientales. El decrecimiento se impondrá por si mismo ante el agotamiento de los recursos.
 

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