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La educación pública en Chile

La educación pública en Chile

Andrea Dufournel (ARGENPRESS.info)

La educación pública en Chile, al igual que la salud, fue intervenida por la dictadura de Pinochet, pasando de los primeros lugares en calidad en los años 70, a niveles deficientes y excluyentes para los que carecen de recursos.

Salvador Allende como presidente de la República dio prioridad a la educación, esta se vio favorecida por una preocupación, desde el Estado, significativa, que sumado a la creciente participación del magisterio, se materializó, al menos, en cuatro procesos:

-cambios en la institucionalidad

-diversificación en la oferta educacional

-esfuerzos de renovación curricular

-crecimiento acelerado de la cobertura de la educación.

La dictadura de Augusto Pinochet entró en la historia nacional haciendo uso indiscriminado de la violencia, barriendo desde los símbolos arraigados en la conciencia nacional como también su institucionalidad inspirada en el pensamiento ilustrado, que establecía la separación de los poderes del Estado.

El quiebre institucional que provocó su instauración en el poder no tiene parangón en la historia de Chile, pero la dictadura no sólo perseguía la ruptura institucional sino que también el copamiento ideológico de todas las esferas del quehacer nacional, establecer un nuevo tipo de Estado, reformular las relaciones políticas y sociales como también cambiar la estructura valórica de la sociedad. Sobre la base de la represión directa, masiva y sistemática de la población logró imponer un nuevo sistema. Dotados del poder absoluto y el sometimiento de la sociedad lograron imponer sin oposición un nuevo sistema educacional removiendo toda la estructura, se cambiaron directores, alumnos y funcionarios asignando nuevos roles a los diferentes estamentos de las comunidades educativas tanto en la educación básica, media, técnico profesional y universitario. Así el sistema educativo fue absolutamente intervenido pasando al Comando de Institutos Militares en 1974 imponiendo el control ideológico y de vigilancia y donde el Ministerio de Educación Pública pasó a ser sólo una institución de carácter técnico.

Entre los años 1973 y 1979 se fijaron los siguientes objetivos

1. Depuración y control del magisterio a través de la represión

2. Reformulación de la identidad docente a través de la política de “dignificación de la profesión”

Logrando, así, la intervención directa del sistema educacional con un profundo sentimiento antidemocrático expresada por la dictadura y la intervención del sistema educacional, un marcado sentimiento antimarxista y acentuando el tradicionalismo en desmedro de la valoración del individuo y exacerbando la competitividad..

Se refuerza la idea de desligarse de la preocupación como Estado en la educación y desplazarla al área privada, se refuerza además la subordinación de la educación al mercado.

Las políticas impulsados por la dictadura obedecieron a los requerimientos de la economía mundial el “Plan de Modernizaciones” nos posicionó en la Región Latinoamericana como un “país exitoso” irónicamente llamados “tigre de Latinoamérica” como otrora “los ingleses de Latinoamérica”, visiones que evidentemente afectaron nuestra identidad como pueblo.

Hoy en día nos vemos enfrentados a un sin número de situaciones, demandas de parte de la comunidad estudiantil frente al tema de la educación, calidad y equidad en Chile.

Con un sistema educacional basado exclusivamente en el mercado, donde se cierran colegios por falta de alumnos y esos edificios, donde se educaron miles de niños son convertidos en comisarías de la policía o, simplemente, quedan allí vacíos como una muestra de la ignominia y ceguera de las autoridades de turno. Esta diferencia social se ve reforzada en el sistema educacional donde la excelencia sólo puede lograrse a través del dinero.

Mientras las escuelas públicas son baratas, o gratis, éstas no pueden compararse con las costosas escuelas privadas de la clase media y alta. La educación superior también resulta ser un aspecto sumamente costoso para las familias.

El criterio mercantilísta de la educación no es otra cosa que aumentar la brecha entre pocos ricos y muchos pobres, donde la educación pasó a ser un producto más de esta economía “social” de mercado, es una forma bastante “elegante” de generar mano de obra barata asegurando así un verdadero ejército de cesantes que están dispuestos a ocuparse en lo que sea para sobrevivir. La falta de educación de calidad favorece, por cierto, al sistema neoliberal ya que sin ella poco o nada discuten ni reclaman los afectados.

Hoy son los jóvenes, los que pretenden doblarle la mano al sistema, los que exigen cambios sustanciales en educación, pero no los cambios que anhela el gobierno de Piñera que persigue ponerle la lápida a la educación pública que aún se mantiene en pie, sino una verdadera educación que de cabida a todos y todas quienes deseen lograr ganarle a la exclusión social y académica que, a toda costa, se les pretende negar, entregándoles recursos del estado a los privados que pretenden hacer verdaderas fortunas e imperios “educacionales” a costa de la ilusión de las familias y niños chilenos.

Evidentemente el centro del conflicto es la LOCE (Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza ) impuesta por el dictador el último día de su gobierno y mientras subsista su estructura, aunque sea con otro nombre, como la LEGE ( Ley general de educación), la “modificación” a la LOCE realizada por el gobierno de Bachelet, mantiene el sistema público-privado de educación y consagra, al igual que la LOCE, la libertad de enseñanza e incluye tácitamente la libertad de mercado ..., de no mediar las movilizaciones y la organización de los afectados las desigualdades y los precarios resultados de la educación para los pobres persistirán.

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