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T r i b u n a c h i l e n a

Comandante Salvador: y los que nunca traicionaron.

Comandante Salvador: y los que nunca traicionaron.

Por Roberto Tello

Con estupor leí hace unos días atrás, las declaraciones del compañero Rafael Araya Masry, sobre Galvarino Apablaza realizadas en defensa  del pedido de refugio otorgado por el gobierno argentino que cerró definitivamente el caso en cuestión.

Quisiera plantear algunas dudas relacionadas con los argumentos esgrimidos por Araya sobre la actuación de algunos dirigentes  del PS chileno y sus posiciones frente a estos hechos. Aclaro, que concuerdo con los dichos de Araya respecto de la legitimidad de la decisión soberana que el gobierno Argentino tomo a este respecto y sobre las maniobras netamente revanchistas que la derecha chilena pretende simular bajo ardides legales netamente fascistas, como los contenidos de la ley antiterrorista, que pretenden aplicar a los luchadores sociales chilenos, como lo están haciendo con los compañeros mapuches.

El foco de mis dudas, esta relacionado con el carácter de enfermos que Araya le otorga a los traidores del PS chileno, que pedían vociferantes, que el compañero Apablaza fuera extraditado a Chile. La osadía del argumento de Araya, esta puesta en este preciso punto, en donde los traidores del PS, pasan a ser unas pobres victimas del engranaje institucional de facto que los tiene cautivos (¿?) y les provoca esta alteración sicológica denominada “Síndrome de Estocolmo” que los lleva a actuar en complicidad con los que en teoría serian sus captores. Lo que Araya nos intenta decir, es que la cúpula del PS chileno, sigue secuestrada por la derecha política que tiene como jefe de la banda al actual presidente de Chile y que no pueden hacer otra cosa que votar en consonancia con los intereses de esta derecha por encontrarse bajo los efectos de este síndrome. Es decir,  que cuando estos delincuentes votan o legislan en contra de los intereses de los trabajadores y el  pueblo chileno y Mapuche, en realidad, no lo están haciendo por que sean traidores, sino, porque están enfermos.

Para Araya, el cautiverio de la cúpula del PS a manos de la derecha  continua, ya que estos, siguen actuando bajo  los efectos del  síndrome de Estocolmo, si estuvieran libres, la patología se dejaría de expresar y tendríamos quien sabe; a los Escalonas, shilling, Andrade, etc. etc., corriendo por las poblaciones obreras de Chile, organizando a los proletas para combatir a la derecha chilena que entrega nuestro patrimonio nacional a las multinacionales extranjeras.

¿Quien puede ser tan ingenuo de creer que los actuales y anteriores dirigentes del PS chileno actúan contra su voluntad en esta relación carnal que tienen con la derecha chilena heredera del pinochetismo?  Esta es, la  condición básica necesaria para que hablemos de Síndrome de Estocolmo. Para Araya, los acuerdos cupulares realizados a espaldas del pueblo chileno para garantizar un retiro ordenado de los militares golpistas a los cuarteles, firmados allá por la década de los ochenta, entre civiles y militares, no existen y no constituyen un factor de alineamiento político  espontáneo. Así, la traición, es desplazada por una patología de orden psicológico que coloca a los traidores en calidad de victimas y justifica su travestismo y todo su accionar político.

En un hecho reciente, Gonzalo Matner, otrora conspicuo adalid de los acuerdos espurios entre socialistas y fascistas, intenta constatar como un hecho repudiable, la desviación “ideológica” de los postulados que emergieron de los acuerdos secretos entre civiles y militares, culpando a Escalona de persistir - ¿en su cautiverio, según Araya?-  Y perder la brújula (¿?) en una pirueta felina con la cual pretende caer parado, para seguir dando zarpasos desde algún otro vericueto institucional, ahora como traidor reciclado.

Las verdaderas victimas del cautiverio neoliberal, son los miles de chilenos que son afectados por esta institucionalidad de facto regenteada ex profeso y a plena conciencia por sus ejecutores de la derecha política y la concertación. Cantar la Marsellesa a vos en cuello para luego hacer todo lo contrario de lo que esta postula, es una muestra que se estrella contra los fundamentos clínicos del síndrome de Estocolmo. Existe una lucida perversión en los dirigentes PS que han apoyado esta institucionalidad de facto y la aplicación de las leyes represivas que ellos mismos han invocado, por ejemplo; para castigar la lucha de los Mapuches y del resto de los luchadores sociales.

La realidad es mucho más potente que simples especulaciones, y la afirmación de Araya, respecto de los deseos de parte de la dirigencia PS, de que Pinochet muriera en el atentado realizado por las fuerzas del FPMR, fueron demolidas en oportunidad de la captura del tirano asesino en Inglaterra por orden del juez Garzón, que lo recluyo para ser juzgado por crímenes contra la humanidad. La dirigencia socialista fue la  más perseverante defensora para que el dictador fuera liberado y regresado a Chile. Pinochet fue para los que traicionaron, el garante de su integridad física e intelectual. Desaparecido este, se apoyan para resguardar esta integridad, en la constitución de facto que les garantiza impunidad y seguridad para seguir lucrando de la política  a cambio de prestar consenso para la entrega del patrimonio nacional. Lo hacen en plena potestad de sus facultades mentales, libres de todo cautiverio y ajenos a toda presión ideológica

Apablaza, es un ejemplo de coherencia, para los miles de luchadores chilenos, que con armas en la mano, con libros o pinceles, combatieron, combaten y combatirán, contra las fuerzas del capitalismo de dentro y fuera de Chile. Ninguna tentación burguesa perturbo su incluadicable y  férreo pensamiento  y su más reciente  batalla la dio con la dignidad y entereza que lo caracteriza; la de un hombre integro.

 

Roberto Tello

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