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Escalona contra los medios alternativos

Escalona contra los medios alternativos

por Roberto Tello

Tratar de caracterizar a personajes tales como Camilo Escalona, resulta una tarea ardua y dificultosa, no por que este sea algo especial como sujeto político, sino que mas bien, por lo contrario; su pertinaz y destacable imbecilidad. Quizás para su consuelo, valga decir que no es el único socialista que se expone ante la realidad política chilena, como un elemento que trastoca esa realidad política, con poses vanas y vulgares, que acreditan por demás, esa imbecilidad. Escalona como  ariete contra la inmoralidad – concepto este, tan amplio como su antónimo-  seguramente no resistiría un segundo un análisis sobre su propia moral y unas cuantas décimas de segundo sobre su honra, sencillamente por que no la tiene, y si alguna ves tubo un gramo de alguna de estas dos virtudes, el las prostituyo en el frenético cambalache neoliberal.

 

Además, y que esto quede claro; la moral no es un concepto  estándar que puede aplicarse a cualquier sujeto o situación, esta visión, es una concepción elitista del valor moral  impuesta desde  la supremacía de clases, que termina convirtiéndose en una inmoralidad para quienes están ajenos al ejercicio de una moral única, exclusiva y excluyente.  La explotación, por caso, es una inmoralidad secular y aceptada por la clase dominante como un hecho natural, asociado incluso a una sicología social fasistoide, que promueve la supremacía sobre el otro sujeto, como un acto de signo positivo para el desarrollo del hombre. Escalona, que alumbro como sujeto político en las antípodas de esta concepción, cometió la inmoralidad de aceptar ser subalterno de este principio dominante y el pecado de traicionar sus originarios ideales.

                                                                                                                        

Ahora para mostrar en plenitud su imbecilidad, se arroja en custodio de la moral y la honra de las personas, en medio de  dos acontecimientos sociales del  mayor interés político de este año; la huelga de hambre de los compañeros Mapuches y la tragedia de los mineros sepultados bajo tierra en la mina San José. Cualquier aprendiz de político, sabe que detrás de estos dos hechos, existe una incuestionable responsabilidad institucional de parte del Estado chileno – que también lo incluye a Escalona –  que pretende aplicar una legislación de facto y discriminatoria, para caratular como terroristas a los luchadores Mapuches y por que, en el caso de los mineros, relajo los controles de seguridad que permitieron que la tragedia ocurriera; la mina debía estar cerrada, sin mediar mas argumentos.

 

Para este socialista, la corrupción política, instalada en chile desde que el asesino dictador arrebatara la libertad de los chilenos y continuara en los sucesivos gobiernos de la concertación, y que se ha perfeccionado con la llegada de Piñera al poder, no es un hecho que implique  una autocrítica de la baja calidad moral de la clase política, y de su honra. La práctica de los políticos, es un ejercicio cada vez mas alejado de los parámetros morales que permitirían honrarlos como sujetos  necesarios para el desarrollo de la vida en sociedad de los chilenos, por el contrario, estos caminan a contra marcha de cualquier intento virtuoso que pueda corregir la inmoralidad que domina la época actual.

 

Chile; especialmente Chile, es el epicentro de la injusticia social, una inmoralidad que se refleja en cada estadística que contenga datos sobre, la desigualdad social; la explotación de los trabajadores, la criminalizacion social, el despojo de tierras a sus auténticos dueños, el apartheid educacional, el inducido endeudamiento social, los bajos salarios, el robo a los jubilados y tantos otros males que reproducen un escenario imposible de ser catalogado como auspicioso para desarrollar aptitudes concomitantes con la moral.

 

Escalona, que debería dirigir su accionar político como senador socialista para corregir este escenario, utilizando los resortes de su investidura como senador, para justificar incluso que, desde ese lugar que conquisto junto a sus electores, se puede  transformar la brutal realidad social política y económica que nos impone la burguesía como clase dominante; se distrae atacando la única fuente que sirve a los mas comunes sujetos sociales tener voz para denunciar y opinar sobre esta bárbara realidad, la Internet. La única herramienta con la que cuentan los cada vez más numerosos mortales que padecen los efectos traumáticos de los medios de comunicación monopólicos, que ocultan la inmoralidad del sistema y promueven como virtuosos sus lacerantes efectos sociales.

 

¿Recordara Escalona, como rebajaba y vilipendiaba esta prensa monopolica al servicio del gran capital la gestión del compañero Salvador Allende como legitimo presidente de la Republica de Chile? ¿Que hizo Escalona, cuando el ahora presidente de Chile lo deshonro tratándolo de vago? No lo demando, solo ensayo un cacareo principista sobre su “abnegado rol político” una especie de pésame a su propia honra.

 

Tanto la libertad de expresión como la democratización de los medios audio visuales son un requisito indispensable para la construcción de una sociedad que promueva valores éticos y morales conducentes a reemplazar la actual decadencia de los mismos. Escalona debería proponer al parlamento una ley que promueva el desmantelamiento de los monopolios comunicacionales, que les devuelva la voz al pueblo y, a  los que utilizamos los medios alternativos - como un simple Blog en la Internet – para denunciar lo que los grandes medios como El Mercurio callan o tergiversan en favor del poder económico. La libertad de expresión, es un principio sin el cual la moral, no es más que un ornamento discursivo para ser utilizado por los corruptos en defensa de su hueca honradez.

 

Roberto Tello www.tribunachilena.blogia.com

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