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T r i b u n a c h i l e n a

Un sainete en dos actos, PS.

Un sainete en dos actos, PS.

Un sainete en dos actos, PS.

 

Por Roberto Tello

La nueva postergación de los comicios internos del PS chileno, propone muchas interrogantes, algunas de ellas dramáticas, en medio de lo que parece ser una comedia, con personajes que buscan brillar en las mediáticas marquesinas de la farándula política chilena, (como su actual presidente interino, Fulvio Rossi) emulo, del insaciable Ricardo Lagos, que a fuerza de aspavientos en contra de Pinochet, allá por 1988.  supo posesionarse frente a la opinión publica chilena e internacional como el único hombre con agallas para enfrentar al tirano y restablecer la democracia en Chile; la lengua de Fulvio Rossi, vale lo mismo que el dedo índice de Ricardo Lagos, acusando al dictador por sus desmedidas ambiciones de poder. Todos sabemos que el show termino con un Lagos emblocado junto a los lideres de la concertación y la derecha, defendiendo con uñas y dientes al asesino dictador de las garras de la justicia internacional, que lo quería preso por sus crímenes de lesa humanidad; una sociedad secreta, de espaldas al pueblo, revelada por  acontecimientos inesperados.

 

La demora de la actual dirección política del PS, para cumplir con la  formalidad que los ratifique como consagrados dirigentes, se debe en gran medida a hechos inesperados, como la derrota electoral de la concertación, algo que siempre existió entre sus integrantes como posibilidad, no así, como convicción. La maquinaria burocrática descarrilo, y volver a poner los vagones en las vías resulta un tanto difícil. Máxime, cuando el perfil de sus componentes ha cambiado de forma dramática respecto del pasado reciente que los supo tener a todos acobachados en los nichos del Estado que los  amamanto hasta el mismo día de la derrota.

 

Es que hasta hace poco, cuando los cuadros técnicos y mejor acomodados del partido tenían pleno empleo, ganar una elección interna para la cúpula partidaria, era una papa. Un congreso se ganaba solo con el voto de los contratados y una elección lo mismo. Ahora, que la elite esta cesante, valdrían aquellos conceptos socialistas que hablan de la vocación del dirigente por sus ideales, y del desinterés por lo material, en medio del dolor que provoca la  pobreza que sufren aquellos a quienes se dicen representar.

 

Existe por supuesto una razón mucho más objetiva, que se combina con el problema motriz que sufre el PS chileno para arrancar de una vez por todas con el acto eleccionario, que le dará su perfil como nuevo integrante de la “coalición opositora” al piñerismo. Un término - el de oposición - que ha sido reconceptualizado en estos 20 años de gobiernos concertacionistas bajo una nueva acepción, de sentido opuesto al original. Dicha razón, tiene que ver con la táctica de lavado de cara que impulsan los barones de la derrota, con Escalona y Shilling a la cabeza, para imponer un recambio cupular que solo afecte nombres y no toque la estructura burocrática que les sirve de sostén. La futura dirección política del PS chileno, debe ser garante necesariamente de la  metodología y de las políticas que por 20 años ha  practicado la cúpula del PS dentro de la coalición concertacionista, para así cumplir con su rol asignado por el acuerdo cívico militar, que le asigno la tarea de asegurar por izquierda, la gobernabilidad cada vez mas tensa, que el modelo de explotación capitalista impone a los trabajadores chilenos.

 

En realidad, que el PS tenga esta dirección política, u otra, no cambia en nada las actuales condiciones. Si no existe un planteo programático que le devuelva el protagonismo a los trabajadores chilenos, verdaderos actores del cambio social por el que toda izquierda socialista debe batallar; es iluso pensar que una dirección política - cualquiera sea esta – o un partido político por si solo, pueda romper con el esquema de dominación burguesa de la sociedad chilena. Las relaciones de poder que subyacen en el corazón del sistema capitalista, solo pueden  ser modificadas, con otra fuerza, que iguale el grado de conciencia que tiene la propia burguesía sobre su rol de clase dominante.

 

Al respecto, a sido el proceso dirigido por Salvador Allende, donde mas se desarrollo la conciencia de los trabajadores chilenos frente al problema del poder. Los trabajadores y el campesinado chileno, alcanzaron la madures de su conciencia social como clase, en los mil días del gobierno de la Unidad popular, que los llevo por primera vez en toda su historia a plantearse la toma del poder político, en base a los organismos propios que fue creando en ese proceso de lucha contra sus opresores. Los actuales dirigentes socialistas, ven como una pesadilla todo ese bagaje histórico con que cuentan los trabajadores chilenos en su lucha por el socialismo, y no duermen pensando en como evitar los mecanismos intrínsecos de la lucha de clases, que activen la memoria de las masas trabajadoras y le devuelvan su apetito por dirigir el proceso de lucha contra la explotación capitalista.

 

Si siguen sin poder definir un simple acto electoral, en el que el resultado ya esta puesto con la mano, difícilmente puedan otear en el horizonte el próximo tropiezo, que los haga desaparecer definitivamente como  casta política parasitaria, que impide la recuperación histórica del carácter Marxista y revolucionario, con el cual el PS chileno se identifico desde sus orígenes. Hoy, lo común, es que la militancia se entere por los medios de prensa de la burguesía, sobre el calendario de postergaciones con que la dirección del PS viene dilatando los comicios internos. Lo cierto es que el diario de Agustín y los medios de prensa que este administra, nunca soñaron convertirse en   voceros del  socialismo chileno, aunque este, no sea más que una caricatura del viejo y glorioso Partido Socialista de Salvador Allen

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