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T r i b u n a c h i l e n a

Recomponer la alianza popular

Recomponer la alianza popular Roberto Tello

El rápido declinar de la concertación en este ultimo gobierno, que se refleja en la contundente derrota a manos de la derecha, contrasta con la exitosa imagen de su presidenta; un fenómeno social, si se quiere, contradictorio, pero tremendamente objetivo. ¿Que pasa en la cúspide del poder que no pasa abajo, en el llano? ¿El poder ejecutivo acaso es una especie de santuario inmaculado, inexpugnable a los males de su accionar? Es un desafío por cierto desentrañar este enigma: ¿por qué los dolores del cuerpo social no se sienten en su cabeza?. La derrota política de la concertación en primera vuelta es un golpe que barre con la vestal imagen de la presidenta y su gobierno.



Pero, ¿quienes pierden y quienes ganan en esta batalla electoral? Anticipándome incluso a su desenlace, podría decirse que cualquiera sea su resultado, ya hay perdedores, con diferentes grados de afectación y de composición. Chile cuenta por cierto con una amplia franja de perdedores crónicos y sistémicos, que han visto profundizar aun más sus males producto de las políticas neoliberales a las que han sido sometidos en estos 20 pesados años. A estos, se suman los derrotados por las contingencias y vicisitudes políticas, en donde se pierden más que nada las expectativas ideológicas, esas que tienen que ver con las ideas respecto del país que queremos construir. El golpe que la derecha le asesto a la concertación en la primera vuelta, se siente también allí, donde se piensa el país, en la cabeza.



La euforia que desata en las filas de la derecha el posible arribo de Sebastián Piñera a La Moneda, recrea por el contrario un efecto de certezas ideológicas que no tenían desde 1958. La derecha hará esta transferencia desde sus votos a sus intereses, porque existe un esquema institucional que lo permite todo y lo que no esta permitido se hace igual, con complicidades u omisiones. Siempre y cuando este hacer, empuje para adelante el desarrollo del modelo neoliberal de mercado y los basamentos ideológicos dependientes del imperio, con los que Chile se alinea en el contexto regional.



Tendremos mas libertad de mercado, menos Estado, por ende, más explotación y menos limites para esta explotación. Por supuesto que son muchos más los males que se avecinan, no para todos, hay que aclararlo, por que una minoría que vio crecer su riqueza en estos 20 años, hasta la indecencia, tiene identidad de intereses con los posibles nuevos gobernantes. Es una minoría apenas, pero con un poder económico capas de sobornar hasta las conciencias más férreas. Si hasta la más simple prebenda otorgada a un pinche subalterno de esos que pululan alrededor de los jefes de la política, sirve para mantener obsecuencias, cuanto se puede hacer con el cash, o la tarjeta VISA. En la Argentina por ejemplo, en el gobierno de De la Rua, se voto una ley laboral en contra de los trabajadores, mediante el pago en efectivo a siete honorables senadores.



Aunque las tropelías de las derechas son también aberrantes tanto en el continente como en Chile, la masacre de Bagua en el Perú, la masacre de Pando en Bolivia, la muerte de inocentes en el fallido golpe de estado contra Chávez en Venezuela y los muertos que no paran tras el golpe de estado en Honduras, esos si son males mayores y la derecha chilena suma tantas matanzas como las de sus correligionarios en el continente. Las bases norteamericanas en territorio colombiano, son una adquisición del cipayismo de la derecha colombiana dirigida por Álvaro Uribe que tiene estrechos lazos con el candidato de la derecha chilena Sebastián Piñera.



Esto es la derecha y su ideología, aquí y en el resto del mundo. El timbre de la época suena parejo en su accionar, aunque este se resquebraja en algunas regiones como lo muestra Bolivia, Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Su presencia requiere de esfuerzos mayores para ser desplazada. Por lo tanto, son insuficientes las idealizaciones, que hacen referencia al mal menor, inclusive las mas pragmáticas, porque lo útil, no está en el continuismo, sino en la creación de una fuerza popular que con su presencia y actividad en la sociedad chilena, reanime la vitalidad del sistema democrático y lo lleve a niveles superiores de desarrollo.



La concertación, ni siquiera fue una construcción activa del progresismo chileno, su génesis es producto de un singular reparto del poder en forma cupular; se ubica normativamente en frente de la derecha en ese reparto, creando la forma institucional que tendrá el binominal y se cubrirá con el des-ideoligizado termino de “mal menor”, un mote que termino por comerse la sustancia de su propia y originaria denominación. Hasta planteada metafóricamente, la realidad chilena adquiere un sino especial; el Chile de hoy se debate entre dos males; el mal menor y el mal mayor. El realismo clasista asegura que; en política, siempre se elige entre dos males, aunque este fatalismo a la derecha hoy, le resbale.

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