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Los nuevos corsarios y conquistadores de Panamá

Los nuevos corsarios y conquistadores de Panamá

Los abusos y negociados que están saliendo a flote desde el Ministerio de Educación representan una pequeña muestra de la abundante corrupción que invade enteramente los poderes y las instituciones del Estado panameño. Esta estúpida y monumental corrupción es la principal causa de que, en un país, con tantas riquezas, no logra satisfacer las necesidades básicas de la mayoría de los panameños. El empobrecimiento, la miseria y la violencia asfixian a la población.

Las “bellas” chanchadas que nos muestra el ministro de educación, las podemos encontrar en todos los ministerios e instituciones. Los poderes económicos, políticos y religiosos -en armónica colaboración- han estado acumulando y sacando beneficios de la corrupción. Estos magnates, disfrazados de diputados, ministros, magistrados, presidentes, obispos, directores y empresarios, son los responsables de que a Panamá y, a los panameños, lo estén asaltando en el camino, robándolo el derecho a la educación, a la paz y a un trabajo y vivienda digna.

La población, herida en el camino, ve pasar de largo hasta al “buen samaritano”, muy ocupado y muy preocupado en buscar empleo y en obedecer a los mandamases del sistema que viven lanzando fuegos artificiales en las programadas fiestas electorales y patronales.

La vagabundería, el robo, la corrupción, el juega vivo y la ladronería que nos han mostrado las autoridades del Ministerio de Educación son resultado visible de las políticas del “libre” mercado y del neoliberalismo rampante. Se trata de políticas económicas que favorecen, enteramente, el manejo de la cosa pública en manos del sector empresarial. Con la excusa de que la empresa privada, es mejor administradora que el sector público, y, con el falaz argumento, de abolir el “paternalismo” estatal, las políticas neoliberales y de “libre” mercado han ido empujando las privatizaciones de todos los servicios públicos y de todos los sectores estratégicos de la economía.

Gran parte del malestar y el encarecimiento de todos los bienes y productos de primera necesidad se la debemos, de manera directa, a las privatizaciones que han estado impulsando los últimos gobiernos en Panamá. Las rentables y exitosas empresas de energía eléctrica (IRHE) y de comunicaciones (INTEL) fueron entregadas al capital transnacional para enriquecer a estas compañías y a los negociadores y gobernantes de la época.

Las promesas de mejorar la calidad y bajar los costos de los servicios resultaron exactamente al revés. Hoy tenemos una de las tarifas de energía eléctrica más cara de la región. La empresa española (UNIÓN “VENENOSA”) -como en los tiempos de la conquista- saquea las riquezas del país y desangra la población. El alto costo de la energía eléctrica constituye un freno al desarrollo y un pesado yugo sobre la población.

En el enorme negociado de la iluminación eléctrica, empresarios de fuera, empujan a los empresarios del patio para que promuevan y realicen proyectos de represas para hidroeléctricas, sin importar con la suerte de las comunidades indígenas y campesinas afectadas, ni con la grave e irreparable destrucción que estos proyectos de represas acarrean en la naturaleza.

Nunca nadie soñó con sacar tanta plata a la población panameña como lo están haciendo las múltiples compañías privadas de telefonía fija y celular. El atraco en comunicaciones que representan la “modernidad” celular y la telefonía fija, también es comparable con el saqueo, la explotación y la barbarie de los tiempos de la conquista.

Detrás de las contrataciones multimillonarias en educación, salud, obras públicas, vivienda, o el canal de Panamá, hierve la corrupción pública y privada de un sistema, y sus abnegados funcionarios, que miran y trabajan por los intereses de sus cochinos y mezquinos intereses personales y familiares.

Estamos ante los egoístas y absurdos principios del Príncipe de Maquiavelo, aplicados a la política, a la economía y a la fe. Para los sistémicos; para los que adoran y veneran el actual sistema… el FIN, sí justifica los MEDIOS. La exhortación de Facundo Cabral retrata de cuerpo entero a los amantes del sistema de la falsa democracia panameña. “Hagan dinero, háganlo rápidamente y en abundancia. Deshonestamente. Lo importante es hacerlo, y si no queda más remedio, háganlo decentemente. Y cuando lo tengan, disfrútenlo mucho, porque en cualquier momento tendrán que devolver hasta la última moneda, hasta el último hueso, porque de aquí, nadie se lleva nada.”.

Héctor Endara Hill
hector@panamaprofundo.org
Colectivo Panamá Profundo

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