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T r i b u n a c h i l e n a

Mensaje a la eternidad

Enviado por Roberto Perez Armijo

Un dia, un hombre que ahelaba conocer la sabiduría de la vida, le preguntó a Dios:

  Señor, ¿Qué debo hacer para llega r a ser un filósofo?

  Dios le respondió: Debes conocer a un hombre justo.

  El hombre entonces volvió a preguntar: ¿Y cómo es un hombre justo.

  Dios replicó: Aquel que ama a sus hermanos y está dispuesto a dar la vida por ellos.

  Entonces, Señor, ¿Cómo reconoceré a ese hombre justo.

  Dios le responde: No te preocupes, él te reconocerá a ti, en la càrcel, en el hospital, en el exilio o dondequiera que estés sufriendo una injusticia.

  Hoy estamos despidiendo a un hombre justo. A  Don Gerardo Claps Gallo, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos. Organismo que desde el cual don Gerardo protegió a todos aquellos perseguidos por sus ideas libertarias y  por un Chile mejor.

  Bajo su alero, pensamiento y obra se crearon las primeras organizaciones de Derechos Humanos:

  Agrupación de familiares de Presos Políticos.

  Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

  Exonerados – Presos Políticos, etc.

  Cuanto le debemos a Gerardo Claps, aquellos que fuimos ayudados y rescatados desde las fauces insaciables de una ley persecutoria que ahogaba el grito de  libertad de trabajadores,  dueñas de casa, estudiantes, cuyo pecado consistía en creer que la libre expresión era un derecho Constitucional y no las aberraciones impuestas por una dictadura militar.      Don Gerardo Claps a la cabeza de otros, se atrevió a levantar la voz desde esa vieja casona de calle Latorre. Fueron  los tiempos más crueles contra un pueblo humilde  y desprotegido. Fue la época en que una cultura de muerte se ensañó con los más débiles sembrando el terror bajo el eufemismo de la “Seguridad Nacional”

       Fue la época en que el crimen adquirió patente constitucional en nuestro territorio de Chile Republicano.

    Era común ver la figura emblemática y mística de este sacerdote que daba la  cara y en nombre de Dios clamaba justicia y que no pecó por omisión a riesgo  de su propia vida. Siempre le vimos caminando por las calles de nuestra ciudad  con sus lentes puestos, su paso cancino y su hablar pausado, solo o en compañía de Andrés Sabella, el Dr Antonio Rendic o quien requiriera de sus consejos.

   Ahora que parte en la nave  de la eternidad le pedimos a la justicia divina que no olvide la promesa de Cristo:  “Que me visitaste cuando estuve preso, que me diste de comer cuando estuve hambriento y que me socorriste en la enfermedad ¿Cuándo lo hice Señor? “Cuando con el más humilde de mis hermanos lo hiciste… a Mí me lo hiciste”

   De  la justicia del hombre esperamos  su recuerdo perpetuo. Una calle donde pase el hombre libre y que él, Gerardo Claps Gallo, ayudó a liberar.

                   COORDINADORA DE DERECHOS HUMANOS DE ANTOFAGASTA

                   EXONERADOS Y EX PRESOS POLITICOS.

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