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T r i b u n a c h i l e n a

Del Ghetto de Varsovia a Gaza - El derecho a la resistencia

Del levantamiento del Ghetto de Varsovia nos queda la mejor imagen de lo mejor de nosotros, la dignidad humana que se siente irreductible y se rebela ante todo intento de anularla, una fisura en el corazón del horror, la resistencia a la barbarie, ese haz que es luz para que amanezca mañana.
¿Qué nos queda de Gaza? En la franja hay luz, pero también hay escombros, y hay calvario, hay muertos, demasiados muertos, la humanidad apilada en el horror, para los vivos no hay escape, hay vacío, hay testimonio y hay su ausencia, y hay entre la realidad derruida un ser convaleciente, en harapos, un ser perplejo ante el espejo, que anda perdido, como un fantasma ciego. Ese ser es el ser judío.
Pero ¿En qué consiste este ser? ¿judío es un pueblo? ¿es una religión? ¿es una cultura? Podemos discutirlo, pero lo que sí es el judío que somos es ése que está forjado en la resistencia y la diáspora que es nuestra historia, en los valores humanitarios, la vivencia del horror y la negación a perecer ante él y su yugo; somos el levantamiento del Ghetto de Varsovia, la lucha por la libertad y la realización de la dignidad, la esperanza por hacer de este mundo uno mejor que revierta sus miserias.
Hoy Gaza es el ghetto sitiado que hermana a los palestinos de hoy y a los más dignos judíos de ayer en una resistencia común a la opresión, al hacinamiento y la deshumanización. Ya no alcanza simplemente con desmarcarse. Israel nos interpela y no nos sentimos ajenos. Hoy, silenciosos, somos poleas de transmisión aceitadas de una política criminal. Ya las intimas rasgadas de vestiduras no son suficientes y se impone una acción que lleve este malestar que sentimos con nuestro ser judíos, con nuestro ser humanos y el estado de Israel, a
la reflexión activa y al alzamiento de nuestra viva voz, al necesario movimiento y organización, de una comunidad judía cuya conciencia esta siendo violentada. Seamos dignos de conmemorar la dignidad.
La memoria de la Shoa, que se retuerce cada vez que se la utiliza para exculpar nuevos crímenes, debe sensibilizarnos ante la injusticia y jamás reconfortarnos ante lo “incomparablemente menor” de estos crímenes cotidianos comparados a los sufridos por los judíos del pasado. Este texto convoca a que al interior de la comunidad judía se genere un movimiento que sea disruptivo y revierta una conciencia y su respectivo accionar, que lastima la tradición de una cultura que está siendo manipulada para aglutinar voluntades en pos de un apoyo a políticas criminales que no la representan. Estas reflexiones y las acciones que de ellas surjan son sin duda el mejor homenaje al levantamiento del Ghetto de Varsovia que hoy como judíos podemos realizar.


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