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El encuentro de Víctor Jara con El Príncipe

El encuentro de Víctor Jara con El Príncipe

Un oficial de rasgos alemanes ordenó que el cantautor diera un paso al frente y se identificara, pero Víctor Jara guardó silencio. El ex prisionero Wolfgang Tirado relata lo que ocurrió después.“Ahora me muero”, dijo luego el artista a unos obreros.

El mediodía del 13 de septiembre de 1973 la puerta que comunicaba la cancha y graderías del Estado Chile con el hall de ingreso se abrió. Víctor Jara apareció, buscaba algo. Wolfgang Tirado lo conocía bastante y no distinguió en él rasgos visibles de maltrato. De hecho, caminaba sin dificultades. Sorpresivamente irrumpió en el lugar un oficial arrogante y de rasgos alemanes, de ojos claros.

Wolfgang no sabe si el encuentro fue fortuito o si el oficial buscaba al cantautor. Víctor Jara era Víctor Jara, pero allí adentro en las graderías y la cancha había cientos de prisioneros y no era imposible pasar inadvertido, al menos por algunas horas.

Ese encuentro entre el cantautor y el oficial cambiaría el destino del artista para siempre. Y Wolfgang Tirado fue testigo privilegiado de lo que nunca olvidó.

El militar, de pelo rubio, "aunque no tan encendido", primero se quedó mirando al artista y lo indicó con el dedo. Luego hizo el gesto de tocar la guitarra, sonriéndole burlón. "En segundos su sonrisa desapareció y alzando su mano derecha se la llevó al cuello en acto de degollar", relató el testigo.

Tirado escuchó cuando el oficial gritó entonces: "¡Qué hace este huevón aquí!", y ordenando a dos subalternos volvió a rugir: "¡A éste no me lo muevan de aquí, cuídenmelo!". El testigo alcanzó a ver cuando el oficial dio la orden de que lo pusieran contra la pared con las piernas abiertas y los brazos extendidos, y empezaron a golpearlo. En el hall había unos 30 o más prisioneros formados en una fila. Wolfgang no sabe más porque se fue en libertad en ese mismo instante. "Todo transcurrió muy rápido", dijo a LND al teléfono desde México.

Por el correo electrónico observa la fotografía de la época en blanco y negro del teniente (R) Edwin Dimter Bianchi que LND publicó el pasado 8 de junio.

En 1979, Tirado había dicho en una declaración redactada en Londres, donde se exilió, que el hombre era "un rubio lampiño, de ojos claros, por decir, de aspecto chileno-alemán. Era un individuo con mando alto en el lugar, arrogante, irónico, satisfecho de sí mismo, y de ademanes principescos. A este oficial lo podría identificar en cualquier momento, a pesar de los años".

Ahora al teléfono mira y mira la fotografía enviada. Pide tiempo todavía. "Claro que no han pasado seis años, como en 1979, sino casi 35", dice y vuelve a tomarse unos minutos para volver a observar la foto. "¿No tienes una de Krassnoff de la época que me mandes para comparar?", consulta. Le decimos que, por lo que se sabe, aquel personaje nunca habría estado en el Estadio Chile.

"Entonces, en un 70-80%, yo diría que se trata del oficial que aparece en esta foto", afirma Tirado, cineasta detenido en la Universidad Técnica del Estado.

 

PRESOS VIP

La descripción que de ese oficial hace Tirado detenido en las primeras horas del 12 de septiembre de 1973 junto a Víctor Jara y decenas de personas, llevados luego al Estadio Chile, es la más detallada y fina que se conoce públicamente hasta ahora. Sabe que no se trataba del comandante del estadio, Mario Manríquez Bravo, "porque yo había hablado con él ese día 13 por la mañana. Tenía familiares que eran altos oficiales de Carabineros, entonces por mis contactos logré salir del estadio", comentó.

Consultado por qué Víctor Jara podría haber andado circulando por el estadio ese día 13 sin estar aún identificado y maltratado, Tirado explica que "él apareció ahí porque me parece que buscaba la oficina donde había un teléfono al cual algunos presos podían tener acceso. Todos los prisioneros que eran mantenidos en el hall tenían un trato especial, por decirlo de alguna manera, eran medio VIP, y aunque Víctor no lo era, bien pudo haber conseguido con algún guardia que lo dejaran pasar a buscar el teléfono para llamar a Joan".

Después que Wolfgang Tirado salió del estadio ese mediodía del miércoles 13 de septiembre, un grupo de obreros de la industria Textil Progreso que permanecía detenido fue testigo del regreso de Víctor Jara al interior del recinto. Un relato de aquellos con el sello "Reservado" que sirvió de sustento a la Comisión  Rettig, da cuenta de ese instante.

"Ese día 13 vimos cuando llevaban a Víctor Jara. Al volver [al interior del estadio] parecía como que venía sin uñas en las manos, le habían volado unos dientes y lo llevaban con la camisa abierta. Se veía lleno de marcas como si fueran quemaduras de cigarrillo y apenas podía moverse", declaró un obrero de apellido Sepúlveda, cuyo nombre completo LND desconoce.

El mismo obrero relató que, antes de presenciar aquello (no dice si esta otra situación ocurrió el día 12 o la mañana del 13) en las graderías del estadio, "un militar alto, rubio, con gran vozarrón, dijo: ‘Yo sé que aquí está Víctor Jara y quiero que se presente sin que tenga que llamarlo’. Entonces se produjo un gran silencio muy largo, pero Víctor Jara no se presentó".

Lo descrito por este testigo indicaría que, de alguna manera, durante las primeras horas el cantautor trató de sumergirse entre la gran cantidad de prisioneros, advirtiendo lo que podría sucederle.

Sepúlveda añade: "Ese día 13, Víctor Jara habló después con nosotros. Dijo que lo habían golpeado brutalmente y le habían aplicado electricidad. Y en un momento nos dijo: ‘Sé que este es mi último día, ahora me muero’".

Mientras tanto, los militares tocaban cuecas por los parlantes del recinto. Era la chingana que apagaba los gritos de dolor y sufrimiento de quienes yacían tirados ensangrentados. LND

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